ACTO ÚNICO
ESCENA PRIMERA
Eva está apoyada en una baranda de madera. Desde ese lugar se aprecia el lago, rodeado de un bosque denso, cubierto todo por el cielo plomizo que permanentemente predomina en la zona. Su expresión es dura, deja la mirada como perdida en el horizonte. Es donde se encuentran las almas atormentadas, y aunque no es su caso, a veces sí necesita dejar que sus sentimientos se muestren tal como los siente, aunque no sean los más oportunos para desarrollar su misión.
Ángel: Duro tránsito, ¿cierto? (Pregunta mientras continúa ordenando la habitación).
Quique: No sabría decirle. Estoy algo confuso. No sé dónde me encuentro. ¿Trabaja aquí?
Ángel: Realmente me encargo de otra sección, pero una amiga me ha pedido que lo atienda yo.
Quique: ¿En qué me ha de atender? (Pregunta aún aturdido, contemplando la habitación en su conjunto).
Ángel: (Algo indeciso). Bueno, en hacerle más fácil su llegada a este lugar. En ayudarle a hacer el primer contacto antes de iniciar sus tareas (duda un instante), aunque habrá tiempo de hablar de eso.
Quique: Fíjese que sigo abrumado. Es como si hubiese hecho un viaje muy largo y el cansancio me hubiera dejado aturdido.
Ángel: Ese aturdimiento es muy habitual. Efectivamente, es como un viaje largo, ¿y usted, se siente como si no le quedaran fuerzas? (Se detiene cerca de algo parecido a una cama). Y, sin embargo, se encuentra sereno, feliz ¿cierto?
Quique: (Lo mira de manera intensa). Sí, lo ha descrito perfectamente. Me ha dicho varias cosas y ahora mismo…
Ángel: Mi recomendación es que no intente comprender todo en este instante. Es preferible que deje fluir los acontecimientos. Verá como después todo le resulta mucho más fácil.
Quique: (Levantándose de la silla y dando pequeños pasos por la habitación). Antes mencionó algo acerca de unas tareas, que tendría que encargarme de no sé muy bien qué.
Ángel: No se preocupe ahora por ellas. Le habrán dicho que vendrá alguien a hablar con usted, ¿verdad?
Quique: Sí (duda un instante). No sé quién, pero sí. Me dijo que vendría una persona para informarme de cuál sería el proceso a seguir (hace una pausa). ¿El proceso? ¿De qué proceso me estaría hablando? Cada vez estoy más aturdido. Por cierto, disculpe, no me he presentado, yo soy…
Ángel: Quique (sonríe). Sí, me han dicho su nombre. Yo soy Ángel (le estrecha la mano). Encantado.
Quique: ¿Es usted la persona que debía esperar?
Ángel: No. De hecho, siéntese y aguarde un momento, voy a ver si ha venido ya.
(Quique se sienta y Ángel sale por una puerta que da paso a un lugar completamente diferente. Se trata de una pradera llena de luz, con el color verde unido al azul de un cielo celeste. Hay un banco y en él una mujer de edad indeterminada, viste traje de chaqueta blanco. Observa cómo Ángel se aproxima).
Eva: ¿Ya?
Ángel: Lo que se dice preparado no está, pero o hablas con él o yo no sé muy bien qué debo decirle. Entre las tareas de las que no le he hablado, el proceso que le han dicho y que no sabe a qué se refiere, y que no sabe dónde está… (hace una pausa para mirarla). Ayúdame.
Eva: (Sonríe). Aunque tengas dudas, tu manera de responder a sus preguntas te aseguro que le ayuda en el proceso de tránsito. ¿Ya no recuerdas cuando tú llegaste?
Ángel: ¿Me sentía tan torpe como él?
Eva: (Sonríe con más intensidad). Mucho más.
Ángel: ¡Vaya! parece que no mejoro con el paso del tiempo (hace una pausa). ¿Te encuentras bien?
Eva: Sí (le acaricia la mano). Siéntate un instante conmigo.
Ángel: (Sentándose en el banco). Dime (la observa con dulzura).
Eva: No soy capaz de decirte cómo me siento. No encuentro palabras. Solo puedo decirte que han sido demasiados años esperando. Y es curioso porque sabiendo perfectamente qué hablar con él, me resulta muy extraño saber que está aquí.
Ángel: No tengo tanta experiencia como tú, pero se me hace muy difícil creer que nos podemos acostumbrar a este momento.
Eva: Pero es lo que tenemos que hacer. Es la mejor manera de mostrarles el amor que sentimos hacia ellos.
Ángel: No sé si yo seré capaz (entristece su mirada).
Eva: (Acercándose a él). Lo harás muy bien, Ángel. No tengas la menor duda. Cuando llegue…
Ángel: Cuándo ella llegue serán tantos los sentimientos que se cruzarán que quizás no esté preparado.
Eva: Te aseguro que lo estarás, simplemente sentirás que es una situación extraña, pero sabrás cóm...