La educación financiera en la enseñanza preuniversitaria de la Comunidad Valenciana
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La educación financiera en la enseñanza preuniversitaria de la Comunidad Valenciana

Bases para un desarrollo ético

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La educación financiera en la enseñanza preuniversitaria de la Comunidad Valenciana

Bases para un desarrollo ético

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El derrumbe del sector financiero en los años 2007 y 2008 trajo consigo una transformación radical en los patrones de consumo financiero. Mientras que parte de la sociedad decidió culpar únicamente a bancos, asesores e intermediarios financieros por sus malas prácticas, la realidad es que fue también el consumidor financiero el que incurrió en comportamientos oportunistas y poco responsables a la hora de planificar sus finanzas personales, cayendo en el sobreendeudamiento. Este modelo de responsabilidad compartida coincide con la definición del término 'alfabetización financiera' o financial literacy aportado por el informe PISA 2011 que emana a su vez del concepto de educación financiera, entendida como un recurso clave para desarrollar conocimientos, habilidades y actitudes orientadas a procesar información económica y tomar decisiones adecuadas sobre finanzas personales. El presente libro aborda las definiciones de alfabetización y educación financiera en un sentido amplio, repasando las críticas y alabanzas que descansan sobre estos conceptos a fin de entender la necesidad de la introducción de la educación financiera en la enseñanza preuniversitaria y su posible continuidad en los estudios superiores de la rama económica.

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Información

Edición
1
Categoría
Economía
CAPÍTULO 1
LA EDUCACIÓN FINANCIERA: PUNTOS CLAVE PARA EL DEBATE
1.1. JUSTIFICACIÓN
Es imposible hoy negar la trascendencia de los temas económicos, porque de ellos dependen nuestras vidas como trabajadores, consumidores, inversores, ahorradores, empresarios o contribuyentes. La vida cotidiana de cualquier ciudadano está impregnada de decisiones económicas, que toma como demandante de bienes y servicios y como ofertante de capital y trabajo. La Economía pues ha dejado de ser un área técnica de interés restringido a los economistas, para pasar a formar parte de la cultura general de cualquier ciudadano.
Desde que se consolidó en nuestro país una economía de mercado moderna, todas las personas se han enfrentado a decisiones vitales de su existencia, como son el pago de impuestos, el ahorro, el grado de endeudamiento, la contratación de productos financieros o hipotecarios, la compra-venta de acciones o títulos financieros de cualquier otra clase, y el aseguramiento de una renta en la vez mediante fondos de pensiones, entre muchos otros. Es más, asuntos cotidianos como la compra de cualquier artículo precisan un análisis de las condiciones de venta dadas por el precio, los posibles descuentos, la relación entre coste y calidad y su comparación con productos competidores, entre otros factores, para en base a ellos tomar la decisión más racional. De igual manera, los jóvenes se ven impelidos cuando terminan la enseñanza obligatoria a tomar una decisión económica crucial, cual es la de diferir su percepción de ingresos con la entrada en el mercado laboral a cambio de una expectativa de mayores ingresos futuros gracias a la posesión de un título universitario o de formación profesional.
Estas necesidades justifican sobradamente la necesidad que tienen todas las personas de resolver sus lagunas de ignorancia financiera que les han impedido tomar las mejores decisiones. No hay que olvidar al economista británico Alfred Marshall, quien definió la Economía como “el estudio de la humanidad en las ocupaciones ordinarias de la vida”. En esta línea, la reconocida experta en educación financiera Annamaria Lusardi, profesora de la George Washington University y directora del Financial Literacy Center, sostiene que “al igual que no era posible vivir en una sociedad industrializada sin la alfabetización escrita (la habilidad para leer y escribir) no es posible vivir en el mundo de hoy sin estar instruido financieramente. Para participar plenamente en la sociedad actual, la alfabetización financiera es crítica” (Lusardi, 2012: 2).
Las dificultades y los debates puestos en la palestra por la crisis económico-financiera han sido igualmente relevantes para cualquier ciudadano porque han puesto de manifiesto de forma descarnada lo sujeto que está a fuerzas económicas distantes y difíciles de desentrañar, que condicionan su nivel de vida. El tsunami financiero que ha sacudido a Occidente durante la última década ha despertado inquietudes antes minoritarias sobre el porqué de la debacle, cómo se podría haber evitado, qué alternativas económicas existen, cuál ha sido la responsabilidad de cada uno en el estallido, en qué medida hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y qué va a quedar del Estado del Bienestar en aspectos como las pensiones o la cobertura del desempleo. Pero, además de estos temas de interés general, la última crisis financiera vivida a nivel mundial fue el colofón de una tendencia que no da signos de ceder, y que tiene que ver con la venta de productos financieros cada vez más complejos y arriesgados, cuya comprensión quizás escapa incluso al conocimiento de sus vendedores y compradores.
Los significados e implicaciones de arduos conceptos económicos como escasez o valor parece que todos los sepamos aplicar sin saber el por qué lo hacemos. Cuando los niños intercambian cromos, intuitivamente perciben el valor del cromo de algún futbolista por su escasez (al salir menos en la colección) o su mayor demanda por la popularidad de la figura. Ahora bien, en tanto que hasta bien avanzada la década de 1970, un ciudadano medio podía organizar sus finanzas de modo suficiente sabiendo comprar, ahorrar e invertir a plazo fijo, ahora se enfrenta a decisiones más complejas que escapan al común entender. La Comisión de las Comunidades Europeas (2007d: 3) reconocía paladinamente que “para muchos ciudadanos, los productos [financieros] son inherentemente complejos y su rendimiento futuro es difícil de evaluar. Las asimetrías en la información siguen siendo significativas: incluso productos financieros relativamente simples pueden parecer bastante complejos a un ciudadano medio que tenga poca o ninguna educación financiera”.
Sorprendentemente, los contenidos financieros desarrollados en el ámbito escolar han sufrido una regresión en la historia reciente. El crecimiento de la importancia ciudadana de una cultura financiera ha transcurrido en paralelo a su abandono por el sistema educativo. Prache (2014: 46) relata esta evolución para el caso de Francia: “un libro de escuela elemental francesa de los 1880s muestra que, hace más de un siglo, los niños recibían instrucción acerca del interés, tipos de interés, interés compuesto e incluso anualidades, junto con ejercicios de cómputo práctico relacionados. Hoy, a comienzos del siglo XXI, los currículos de matemáticas de mis hijos no incluyen ninguna de esas muy necesarias nociones ni de cómo usarlas: ni en la escuela privada ni en la secundaria”. En España, todavía antes del advenimiento del franquismo, era posible encontrar en los libros de texto de enseñanza primaria las nociones de capital e interés, las fórmulas de cálculo del interés simple y compuesto, la regla de descuento y la regla de compañía (que servía para repartir las ganancias o pérdidas comunes entre las personas asociadas para un negocio), con ejercicios prácticos para todas estas cuestiones.1 La asignatura de Economía doméstica fue otra pérdida irreparable en ese proceso de modernización que arrumbó con todo lo heredado sin calibrar frecuentemente su valor para el futuro.
La debacle económico-financiera vivida en años recientes ha puesto de manifiesto con crudeza las deficiencias de la ciudadanía en esta área (Gerardi, Goette & Meier, 2010, CE, 2007d, 2009). Estos hechos tienen fuerza suficiente para inducir una preocupación seria a nivel institucional y social por mejorar la educación financiera de todos los ciudadanos. Es un clamor la urgencia para priorizar la instrucción financiera de las generaciones más jóvenes, que además acceden cada vez a edad más temprana a servicios financieros sufriendo una más elevada exposición al riesgo (OCDE, 2014b: 14-15, Russia Trust Fund, 2013: 9). Como destaca la OCDE (2016: 3), “la evolución continua en el paisaje financiero, económico, demográfico y político, así como las transferencias graduales de riesgo hacia los individuos, han convertido la educación financiera en una habilidad clave en las sociedades de hoy”. Es decir, “la educación financiera se ha convertido en un elemento con vocación estructural dentro de la arquitectura del sistema financiero, dentro de la que está llamado a desempeñar un papel clave” (Domínguez, 2017).
Este capítulo 1 se inicia con la mención de los objetivos específicos que este informe persigue, a la luz de los antecedentes, las realidades, los beneficios (personales, sociales y económicos) y los riesgos que conllevaría la instauración de la educación financiera en la enseñanza preuniversitaria. A continuación, se aborda la naturaleza de la educación financiera en toda su relevancia, distinguiéndola de conceptos paralelos y señalando los elementos que la forman. Se desarrolla igualmente el debate sobre la idea de que “la alfabetización financiera debería ser incluida como una competencia básica dentro de la definición de competencias clave”, así como en un tema oficial del sistema educativo (ESBG, 2017: 3).
Los serios problemas que son consustanciales a una cultura financiera débil no han originado una demanda relevante de esta cualificación, de modo que la alfabetización de la población en este aspecto permanece varada. La investigación recoge los resultados del estudio empírico realizado a la juventud preuniversitaria de la Comunidad Valenciana para diagnosticar su grado de alfabetización financiera, en base a una encuesta administrada a una muestra representativa de esta población regional tras finalizar cada uno de sus ciclos educativos (ESO, Bachillerato o Formación Profesional de grado medio y Formación profesional de grado superior.
Los proyectos institucionales emprendidos por organismos nacionales internacionales están ayudando a corregir este desajuste entre las necesidades de cualificación financiera que la vida moderna plantea y las competencias reales que se tienen, pero a un ritmo demasiado lento. Este parsimonioso despliegue de la educación financiera tiene una de sus aristas en la discusión abierta que existe sobre el valor de estas iniciativas y la posible ideología encubierta que subyaciese tras sus lecciones. Mientras que en una fase inicial hubo un consenso elevado sobre la bondad y la efectividad de los programas de educación financiera, en el transcurso de su implantación y análisis han ido surgiendo voces discrepantes que cuestionan aquellas virtudes. Este tema se ocupa también de este debate, desmenuzando los beneficios económicos y sociales que una buena educación financiera aporta y los riesgos y sesgos ideológicos que pudiera la misma llevar adheridos.
El análisis de la literatura existente sobre los impactos de la educación financiera en los conocimientos y los comportamientos en finanzas, así como de las variables contingentes que influyen en su efectividad, permite reunir los factores que deben tomarse en consideración para el diseño de un plan de educación financiera para la juventud de la Comunidad Valenciana. Este diseño curricular de una materia específica de educación financiera se pretende que se adapte al perfil de los alumnos en los distintos ciclos formativos (ESO, Bachillerato, Formación Profesional de grado medio y superior y posterior acceso a la Universidad). El informe profundiza también en el resto de problemas a decidir, como son la fijación de los principios a seguir en el proceso educativo, las prácticas de excelencia a seguir en su diseño y puesta en práctica, los objetivos de aprendizaje y las competencias a desarrollar en cada etapa académica, de modo que todos los alumnos tengan asegurados al salir al mercado laboral, sea cuando sea se produzca este hecho, los conocimientos mínimos necesarios para tomar decisiones financieras efectivas y comportarse como un ciudadano financieramente competente y responsable.
Este informe es una iniciativa promovida por la Universidad Miguel Hernández de Elche, apoyada por la Consellería de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo de la Generalitat Valenciana, así como de la Cátedra de Empresa y Humanismo de la Universitat de València. En su ejecución han participado además colaboradores de la Universitat Jaume I y la Universitat de València. Igualmente, es necesario agradecer la cooperación necesaria y desinteresada de todos aquellos centros educativos que han sido participes del estudio empírico, asó como a los profesores de las universidades participantes en el estudio, que han hecho posible las labores de encuestado en todas las asignaturas de las que eran responsables.
1.2. OBJETIVOS DEL INFORME
La introducción de la educación financiera en la enseñanza preuniversitaria y su posible continuidad en los estudios superiores de la rama económica plantea una serie de cuestiones que este informe pretende despejar. En primer lugar, conviene saber qué se entiende por educación financiera, precisando las competencias, los objetivos, los principios y los contenidos que debería incorporar. El informe se preocupa también de diagnosticar la instrucción y la cultura financiera de la juventud estudiantil de la Comunidad Valenciana de los niveles básico y secundario.
Esta respuesta debe precisar cómo se incorporaría el diseño de la materia en el currículo básico de la educación primaria, en las diferentes áreas (especialmente ciencias sociales) del bachillerato y en los distintos módulos de formación profesional, y qué opciones emprender para consolidar la cultura financiera adquirida en la educación secundaria entre el alumnado de grados del ámbito económico. Este plan de alfabetización financiera debe indicar tanto cómo se debería incorporar la materia a las aulas como las necesidades de capacitación que requerirán los docentes en activo o los aspirantes a serlo.
Los objetivos específicos perseguidos en este informe son pues los siguientes:
1. Diagnosticar el grado de educación financiera del alumnado preuniversitario en la Comunidad Valenciana, y su progreso a medida que los jóvenes van atravesando los distintos ciclos formativos, a fin de enjuiciar si poseen las competencias necesarias para desempeñarse personal y profesionalmente de modo eficaz en la gestión de sus finanzas personales (economía doméstica).
2. Evaluar el conocimiento financiero de los jóvenes valencianos y su relación con el comportamiento habitual que asumen en temas financieros, a fin de saber si es suficiente para cubrir las necesidades exigidas para la toma de decisiones informadas en las condiciones del entorno contemporáneo.
3. Aprovechar la información recolectada en el diagnóstico para concienciar a la sociedad valenciana, a la opinión pública, a las instituciones, organizaciones y ciudadanos de esta comunidad autónoma, de la necesidad y la rentabilidad que se tiene, en términos sociales, de asegurar unos conocimientos mínimos de finanzas por todos los jóvenes en aras a promover comportamientos y actitudes ante el dinero, el ahorro, la deuda, la inversión y las transacciones monetarias, que favorezcan la estabilidad, el desarrollo económico, el progreso de todos los segmentos de la población y el bienestar económico y social general.
4. Promover diseños curriculares de una asignatura de Educación Financiera que capacite a los alumnos dentro del ciclo de enseñanza secundaria para entender el papel de las finanzas en la economía general y el engranaje básico de los productos y mercados financieros.
5. Diseñar currículos de educación financiera que capaciten a los estudiantes de enseñanza secundaria para desplegar una adecuada planificación financiera personal y familiar, de modo que sepan fijar su capacidad financiera, evaluar el grado de riesgo de su situación económica, elaborar presupuestos domésticos, e incluso calcular la cuota de un préstamo o la rentabilidad de un depósito. Es decir, la adquisición por los jóvenes durante su formación preuniversitaria de conocimientos financieros básicos debe servir para hacerles decisores más prudentes y concienciados de los riesgos que entrañan las decisiones de ahorro, inversión y especulación.
6. Promover experiencias y asignaturas que desarrollen en los alumnos preuniversitarios un conocimiento económico-financiero que les haga decisores conscientes de sus elecciones y sus efectos sobre el bienestar personal y el bien común. Este nuevo perfil podría contribuir a forjar una economía más estable y sostenible.
7. Mentalizar a los alumnos preuniversitarios sobre la importancia de la responsabilidad social, la sostenibilidad y la conducta ética en las finanzas. La mayor sensibilización sobre la exigencia de unas finanzas responsables aportará una mayor demanda ciudadana de comportamientos ejemplares a las entidades financieras.
8. Promover el conocimiento de las formas de inversión y financiación alternativas, como son la banca ética y la banca cooperativa. La mentalización sobre la existencia y el interés de las formas alternativas en modo banca ética y banca cooperativa puede ayudar al crecimiento de estos modelos financieros que hacen de la responsabilidad social y la cooperación los ejes de su discurso. Este avance debe aportar un empuje adicional significativo a la regeneración del sistema financiero regional.
1.3. NOCIONES DE EDUCACIÓN FINANCIERA, ALFABETIZACIÓN FINANCIERA Y COMPETENCIA FINANCIERA
La adopción de decisiones financieras requiere la posesión de una serie de destrezas y el despliegue de unas ciertas conductas por parte del consumidor o del inversor en orden a conseguir unos resultados eficaces.2 El concepto habitualmente manejado para designar la actividad o el proceso realizado para conseguir esos requisitos, el producto resultante o el nivel de instrucción logrado, suele ser el de educación financiera.3 Sin embargo, el criterio más ampliamente aceptado distingue la educación financiera como proceso de los resultados conseguidos, denominados indistintamente alfabetización, competencia o cultura financiera.
Según como la OCDE (2005b) la perfila en su Recommendation on principles and good practices for financial education and awareness, la educación financiera se concibe como “el proceso por el cual los inversores y los consumidores financieros mejoran su comprensión de los productos, conceptos y riesgos financieros y, a través de la información, la enseñanza y/o el asesoramiento objetivo, desarrollan las habilidades y confianza precisas para adquirir mayor conciencia de los riesgos y oportunidad...

Índice

  1. Cubierta
  2. Anteportada
  3. Portada
  4. Página de derechos de autor
  5. Índice
  6. CAPÍTULO 1: La educación financiera: puntos clave para el debate
  7. CAPÍTULO 2: Nivel de educación financiera en la juventud de la Comunidad Valenciana
  8. CAPÍTULO 3: Propuesta de plan de educación financiera para la juventud de la Comunidad Valenciana
  9. Bibliografía
  10. Anexo I. Cuestionarios
  11. Anexo II. Fichas por preguntas/competencias