María Cambrils
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María Cambrils

El despertar del feminismo socialista (biografía, textos y contextos (1877-1939)

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El despertar del feminismo socialista (biografía, textos y contextos (1877-1939)

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María Cambrils Sendra (el Cabañal, Valencia, 1877-Pego, Alicante, 1939), fue una mujer comprometida con el socialismo y un referente feminista en su época. Sin duda, una de las primeras y más significativas socialistas que, en los años veinte, analizó la especificidad de la problemática femenina y la subordinación de las mujeres. El título de su libro, Feminismo Socialista, es toda una declaración de principios, una propuesta de acción y de proyecto político, en el que la causa del feminismo se vincula al socialismo. Este volumen analiza la figura y la obra de Cambrils, uniendo el estudio de sus referentes biográficos, su pensamiento y sus propuestas discursivas, a la edición de la gran mayoría de sus escritos -sus artículos y su libro Feminismo Socialista-, reunidos por primera vez en una misma publicación.

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Información

Edición
1
Categoría
Historia
1. MARÍA CAMBRILS Y JOSÉ ALARCÓN: LUCHA, REPRESIÓN, HISTORIA Y MEMORIA
Rosa Solbes
Periodista

Joan Miquel Almela
Arxiu Municipal de Pego
RAÍCES PEGOLINAS CON DESTINO AL CABANYAL
Podría decirse que todo empezó en Pego, porque de allí eran naturales los padres de María Cambrils Sendra.
Situado al límite de las provincias de Alicante y Valencia, Pego era cabeza de distrito y municipio eminentemente agrícola. Su economía se basaba en el cultivo del arroz, y se comenzaba a explorar el de la naranja a partir de 1870, tras la crisis de la industria de la seda que había sido la principal fuente económica de la población hasta esa fecha. La política local estaba controlada por los conservadores dirigidos por Pedro Sala Ciscar. Atrás habían quedado los intentos progresistas de Joaquín Antonio Cendra, conocido como El Mayorazgo, y lejos de cualquier esfera de poder quedaba el republicanismo de Camilo Pérez Pastor. La dualidad política de conservadores y liberales tomó en Pego un matiz más que violento, formándose dos bandos que sembraron de sangre sus calles. Por tanto, nos encontramos con un ambiente político mezcla de conservadurismo profundo y de carlismo militante. Ningún atisbo de movimiento obrero, y una escasa presencia liberal caracterizan el período de la Restauración en el Pego de finales del siglo XIX.
Hacia 1876, Daniel Cambrils Moncho, soguero de oficio como su padre, quedaba viudo por segunda vez. Pertenecía a una familia numerosa –eran ocho hermanos– y modesta, de la cual sólo destacaba su hermano Fernando, quien llegó a ser un famoso modisto en Madrid, sastre de la reina Isabel II y protegido de la duquesa de la Torre. La familia era profundamente católica y afín a las ideologías carlistas del pueblo. De su primer matrimonio con Ramona Pastor había tenido cuatro hijos, y del segundo con Ramona Fillol, otros tres. Poco o nada sabemos de ellos.
Su tercera mujer será Andrea Sendra Camarena, con la cual contrae matrimonio en Pego el 29 de febrero de 1876. Muy pronto emigraron, al parecer en busca de mejores condiciones laborales al Cabanyal o Pueblo Nuevo del Mar. Allí nacerá el 8 de septiembre de 1877 María, su única hija. Antes del año 1892 debió de morir Daniel Cambrils, porque ya como viuda Andrea Sendra, desde Valencia, compró una pequeña casa en Pego en la calle Carrasqueta.
Huérfana de padre, María se casó muy pronto (aún no era mayor de edad), con José Martínez Dols. Lo sabemos gracias al testamento que hizo su madre en Pego el primero de mayo de 1896. Los tres vivían entonces en el Cabanyal o Pueblo Nuevo del Mar. En Pego, los familiares más próximos de Andrea Sendra eran sus sobrinos Fernando, Joaquín y Bautista Gosp Sendra, hijos de su hermana Rosa. Con ellos mantendrá una estrecha relación a pesar de la distancia, y los visitará en numerosas ocasiones, confiando en ellos para gestionar su escaso patrimonio en Pego.
CAMBIO DE VIDA, CAMBIO DE IDEAS. MARÍA CAMBRILS CONOCE A JOSÉ ALARCÓN
El matrimonio de María debió de durar poco debido a la prematura muerte de José Martínez. Al quedarse viuda, cabe la posibilidad de que decidiese recalar en un convento de monjas, probablemente de Valencia. Para hacer esta sorprendente afirmación, nos basamos en un artículo suyo que escribirá en 1930 en El Socialista con el título de «Nakens ante nuestra conciencia. Una anécdota de convento».1 En él escribirá María, a tenor de un asunto sobre el anarquista José Nakens: «nos trae a la memoria algunos de los olvidados episodios de nuestra pasada vida monacal». Y también, refiriéndose a Nakens, afirmaría: «cuya obra anticlerical pudo un día perturbar nuestro «dulce» sedentarismo del convento». Y sigue diciendo: «Durante nuestra vida de claustro, sólo una vez oímos pronunciar el nombre de don José Nakens».
Al parecer, mientras María estaba en el convento, la superiora del mismo recibió un paquete anónimo con estampas de santos junto a un ejemplar del periódico anarquista El Motín. En él se incluía una litografía que representaba un gran festín anticlerical, en el cual a los comensales se les servía «chuletas de monja rolliza y solomillo de fraile cebón, según rezaba la etiqueta de las cacerolas». La madre superiora comunicó aquella broma de mal gusto al superior de los dominicos, el padre Atanasio, confesor de dicho convento.
No sabemos cuándo abandonó María el convento, pero lo hizo, y no solo físicamente. Después, hacia 1915, conocerá a José Alarcón Herrero, y su vida dará un giro de 180 grados. Se unieron como pareja sentimental, nunca llegaron a casarse oficialmente, y no tuvieron hijos. Parece evidente que el mismo Alarcón fue quien le habló de José Nakens, el director de El Motín que tanto había perturbado la vida monacal, con el cual compartió amistad y días de prisión en la cárcel Modelo de Madrid. Pero, ¿quién es el Alarcón que conoce María Cambrils? ¿Cómo es ese hombre que va a cambiar tanto su vida y sus ideas?
José Alarcón Herrero nació en Jumilla en 1872, aunque muy pronto quedó también huérfano de padre y marchó a Valencia, en donde ya se le conoce en 1891 en los ambientes republicanos y revolucionarios. Formó parte de la partida levantada en Pedralba, el 8 de septiembre de 1896, y por ello fue condenado a tres años y cinco meses de prisión en el penal de San Agustín de Valencia por atentado contra el gobierno y detención ilegal.
En 1901 ya destaca en Valencia por su activismo anarquista, participando en un mitin, a principios de abril, para pedir la expulsión de las órdenes religiosas. Dicho acto estuvo presidido por Blasco Grajales, y en él tomaron la palabra, junto a Alarcón, Ferrer, Urbea, March, Payá y Pardo, Rodrigo Soriano y Blasco Ibáñez.2 En octubre de dicho año participó en otro mitin con manifestación, contra los abusos que habían padecido los obreros de La Coruña. Junto a su nombre aparecen otros como J. García, Juan Mínguez, Eduardo Guillar y Serrano Clavero, quienes fundarán el grupo Solidaridad Internacional.3 Según los trabajos publicados en la web Alacant Obrer estos miembros, junto a Alarcón, protagonizaron el discurso anarquista valenciano de principios del siglo XX creando núcleos ácratas como El Independiente o Federación Obrera. Estos grupos, junto a sus medios de comunicación, se caracterizaban por su postura crítica contra el socialismo y el republicanismo.4
En Valencia vivía en aquellos años un José Alarcón casado con Josefa Herro. Debe tratarse de la misma persona, como nos lo indica un incidente sucedido cuando ambos intentaron registrar civilmente a su hijo y el juez rehusó ponerle el nombre que quería su padre, Angiolillo, pretextando que era nombre extranjero. Y sí lo era: el del periodista y anarquista italiano ejecutado mediante garrote vil en 1897, después de haber asesinado al Presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo. Al fin eligieron un patronímico (sin santo patrón) no menos libertario: Progreso.5 No sabemos a ciencia cierta si este era nuestro personaje, pero es muy probable que sí lo fuera.
A principios de 1902 Alarcón escribe en El Porvenir del obrero de Mahón celebrando el gran movimiento obrero en Valencia, y dando noticia de la aparición, para el primero de febrero, del primer número del periódico La Humanidad Libre.6 Existían entonces en la ciudad, según Alarcón, cuarenta y siete sociedades con dos Centros Obreros, y comenzaba a arraigar el movimiento social femenino a través de un grupo de jóvenes trabajadoras que iban a impulsar la mencionada publicación.7
El propio Alarcón fundó y dirigió en Valencia un semanario anarquista cuyo primer número saldría en junio de 1902.8 Se trataba de El Corsario, un periódico ácrata y sociológico en el que colaboraban reconocidas plumas de las reivindicaciones obreras como las de T. Ros, María Losada, Soledad Gustavo, Anselmo Lorenzo, Charles Malato, Ricardo Mella, López Rodrigo, Juan Ortega o Leopoldo Bonafulla. El semanario fue perseguido y censurados por las autoridades y su director Alarcón hecho preso, hasta que en septiembre de 1903 dejó de publicarse definitivamente, al igual que otros medios anarquistas del momento como La Antorcha Valentina, El Palleter, La Barraca o La Lucha. En mayo de 1904 José Alarcón fue detenido de nuevo por delito de excitación a la sedición, y por no comparecer en el juzgado se le declaró en búsqueda y captura. Quizá fuera éste el principal motivo de su marcha a Madrid, donde ya le tenemos localizado en 1906.
Sus artículos periodísticos de carácter político se hicieron muy famosos en los ambientes anarquistas, utilizando el seudónimo de «Palmiro del Campo». Colaboró, y dirigió en algunos casos, en numerosas publicaciones, como El Cosmopolita (1901), La Alarma (1901), El Proletario (1902), Productor (1902-1906), El Trabajo (1902-1906), La Huelga General (1906), La Luz del Obrero (1906), Luz y Vida (1906), Nuevo Oriente (1906), La Tramontana (1907), Salud y Fuerza (1907) o La Voz del Cantero (1906).
El 24 de febrero de 1906, siendo director del semanario La Huelga General, fue detenido y encarcelado en Madrid «por delito de lesa majestad que el fiscal ha creído ver en un artículo publicado en dicho periódico».9 Aunque se trataba de un delito de imprenta lo encerraron en una celda común, hecho que criticó el periódico El País. Más problemas aún le ocasionó la difusión de un folleto en La Voz del Cantero bajo el título «La esclavitud moderna»,10 por el que se le procesó acusado de injurias a la Policía y al Ejército.11
En El Porvenir del obrero volvió a publicar un artículo en octubre de 1906. En éste dejaba la siguiente sentencia:
Para la conquista y afianzamiento de la libertad individual se necesita del esfuerzo colectivo. Sin el auxilio de las colectividades no es posible llegar, no se llegará nunca, a la integral liberación del hombre.12
El 5 de noviembre de 1906 Alarcón seguía en la celular de Madrid, ahora ya en el departamento de presos políticos. Hacía ocho meses que estaba detenido y pendiente del juzgado de la Concepción de Barcelona, acusado de injurias al rey. Por tanto, Alarcón no entró en el cupo de los periodistas indultados por las injurias a la monarquía y seguía condenado a ocho años de prisión.13 Estuvieron encerrados por el mismo delito, José Nakens, Ferrer, Mata, Acevedo y Bermejo. Desde la cárcel modelo de Madrid volvió a escribir a finales de diciembre, quejándose del papel político y social de los republicanos, acusándoles de farsantes.14
A finales de diciembre fue trasladado a la prisión celular de Barcelona, donde se le había de juzgar por otro delito de lesa majestad por un artículo publicado en el desaparecido Productor. Allí, en la celda 416 de la 4ª galería, podía recibir las comunicaciones de sus compañeros. Detenido de nuevo en Madrid en abril de 1907, Alarcón estuvo preso junto a Pedro Barrantes. Éste escribe, a su salida, un artículo en El País con el título irónico de «Mi veraneo», en el cual cuenta los días que pasó encarcelado junto a Alarcón, Cueto, Sola y Fernández: «cuatro libertarios, todos pendientes de causa». Sobre el oficio de Alarcón da una pista Barrantes, pues lo caracteriza como obrero albañil y lo describe así:
De espíritu de fuerza inquebrantable, como todos los enamorados del ideal, prosigue impertérrito su ruda tarea sin preocuparse de sí mismo, con la vista fija en la estrella que brilla con luz inextinguible en el fondo de su horizonte. Alarcón posee una inteligencia clarísima, una viva percepción de pensamiento, una memoria poco común, y se explica con facilidad y elocuencia. Escribe muy bien, y sus artículos y folletos resultan pletóricos de doctrina sana, profunda y esencialmente libertaria. Conoce perfectamente a Reclús, Kropotkine, Gorki, Grave, Lorenzo, Prat y Mella. ¡Oh, si hubiera en España muchos obreros como José Alarcón!15
Tras su liberación de la cárcel de Madrid, seguían pendientes aún las causas en los tribunales de Barcelona, que le reclamaban desde el mes de abril de 1907. Al poco tiempo ingresó de nuevo en la prisión de Barcelona, desde donde escribió el 14 de agosto un artículo en contra de Lerroux y sus ataques a Solidaritat.16 En la celular de Barcelona se hizo muy famoso Alarcón leyendo escritos de Nakens y Concepción Arenal a los presos. En los ámbitos obreros se le tenía por un mártir de la ley de enjuiciamiento. Allí recibió la dura noticia de que se le condenaba en firme a cuatro meses y un día de arresto por sus opiniones escritas y publicadas sobre los malos tratos que recibían los presos de la cárcel de Sestao. Estuvo...

Índice

  1. Cubierta
  2. Índice
  3. PRÓLOGO, Carmen Alborch
  4. INTRODUCCIÓN, Rosa Solbes, Ana Aguado y Joan Miquel Almela
  5. 1. MARÍA CAMBRILS Y JOSÉ ALARCÓN: LUCHA, REPRESIÓN, HISTORIA Y MEMORIA, Rosa Solbes y Joan Miquel Almela
  6. 2. MARÍA CAMBRILS: SOCIALISMO ES IGUALDAD. CONTEX-TO HISTÓRICO, POLÍTICA Y ESCRITURA, Ana Aguado
  7. 3. A MODO DE CONCLUSIONES: «La razón del feminismo», Ana Aguado
  8. ÁRBOL GENEALÓGICO Y RESIDENCIAS DE MARÍA CAMBRILS
  9. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
  10. EL LIBRO: FEMINISMO SOCIALISTA
  11. ARTÍCULOS DE MARÍA CAMBRILS EN LA PRENSA