TERESADA’
Personajes
TERESADA’
ÁNGEL, el ausente
BEATRIZ, madre de Teresada’
ALONSO, padre de Teresada’
BRICEÑO, directora espiritual
PEDRO, tío de Teresada’
JUAN, monje
ALCÁNTARA, ermitaño errante
ANA DE MENDOZA, princesa de Éboli
SACERDOTE DE BECEDAS
GRACIÁN, abad en plena madurez
RODRIGO NIÑO, hermano de Teresada’
TERESADA’ NIÑA
FRANCISCO, un primo joven de Teresada’
ANTONIO, vicario provincial
HERMANAS DEL CARMELO
CUADRO 1
Escena 1
Teresada’, vieja al final del camino, se dirige a un ausente.
TERESADA’Representarme vuestra imagen como si
estuvierais ante mí,
inflamarme poco a poco de un tierno amor por vuestra… humanidad,
haceros compañía siempre,
hablaros, imploraros,
quejarme a vos de mis penas,
regocijarme con vos de mi alegría…
Ese es el primer trabajo.
(Tiempo. Espera, avanza por el camino.)
Desde hace varios días, no encuentro sino aridez, hastío, tedio,
profunda repugnancia incluso.
Necesito más valor para aguantar esta sequedad interior que para atravesar todas las provincias. (Petrificada como si oyera una voz.) ¿Sí? (Silencio.) ¡Ya está! Atisbo el sentido de mi tormento. Queréis probarme, ¿verdad? ¡Actuáis de este modo para saber si beberé el cáliz hasta el final!
Se oye una voz de mujer que llama como en un sueño.
VOZ DE MUJER¡Teresada’, al locutorio!
Escena 2
Teresada’ llega corriendo al otro extremo del camino. Ángel, sombrío, la mira fijamente. Se queda petrificada.
ÁNGELRecobrad el aliento, y encontrad el sosiego.
TERESADA’¿Quién sois?
ÁNGELSoy el que pregunta.
TERESADA’¡Qué aire, qué figura, qué juventud! ¿De dónde venís?
ÁNGELYo soy el que pregunta.
TERESADA’¿Debo aún padecer un juicio?
ÁNGELContentaos con responder.
TERESADA’Dejadme. Demasiado he hablado, demasiado escrito. Estoy cansada. (Tiempo. La mira fijamente.) Y además, pensándolo bien, ¡leed mis libros!
ÁNGELDe nada sirve luchar contra lo que debe ser, lo sabéis.
TERESADA’¿Quién sois? No lucho… estoy vieja, reseca. Quiero la paz.
ÁNGEL“La obediencia da fuerzas”, vos lo habéis escrito.
TERESADA’¡No he escrito nada, todo me fue dictado!
ÁNGELLo veis, pues: os ordena escribir y…
Gesto que muestra que eso sale solo.
TERESADA’(Lo interrumpe.) No siempre directamente…Mediante intermediarios también me habla a veces.
ÁNGEL¿Quiénes son?
TERESADA’¿Quién sois? ¡Qué tentación, qué visión aún! (Sonríe.) Vuestra tranquilidad me ofende. ¡Quiero irme!
ÁNGEL(Muy dulce) Podéis, nadie os retiene.
Tiempo. Teresada’ no se atreve a moverse.
TERESADA’¿Quién me ha llamado? ¿Es un sueño? ¿Por qué justificarme otra vez después de todo este tiempo?
Ya lo dije todo. ¿No? ¡Que consulten mis escritos! He escrito demasiado, lo repito.
ÁNGELHabéis obedecido una orden, de acuerdo. Pero esa reforma… ¿Quién erais para atreveros a emprenderla?
Tiempo. Lo mira. La mira. Silencio.
TERESADA’Quise buscar el camino de siempre, ese camino hacia la Luz… (Tiempo. Se miran.) No he inventado nada. Busqué la regla antigua, la de nuestros padres del desierto.
No he traicionado nada, nada he trastornado. Hice lo que pude, lo que creí que debía hacer… (Tiempo. Silencio. Lo mira intensamente.) Qué tentación, vuestra cara…. ¡Qué duda me apresa! ¿Por qué ahora? (Sonríe. Él no contesta. Teresada’ prosigue muy aprisa.) Lo que he querido – siempre lo juro y es lo único–: prosternarme en el suelo, arrobada por sonidos fuera de lo común, y que la reja caiga; ¡se acabó! (Tiempo) Ahí, en lo absoluto, en la cosa más pequeña, en cada gesto, silencio, encontrad ahí el cumplimiento.
ÁNGEL¿Qué? La cosa más pequeña, el silencio, el cumplimiento… ¡y vuestros actos, pues! ¡Todos esos conventos plantados en todos los rincones de España!
TERESADA’(Ríe.) Frente a la palidez de mi madre, frente al rigor de mi padre… ¿Qué podía yo? ¿Qué podía hacer yo?
ÁNGELEsa voz… Esa queja continua, es ese vacío en ti que llama a ese vacío permanente… que llama y que engaña.
TERESADA’Rodrigo, hermano querido, ¡socorro! ¡Tú, el verdadero conquistador, tú, el que recorre tierras lejanas, tú, el que atraviesa grandes espacios, mi desconocido, mi hermano, mi héroe; tú, muerto allá en el Río de la Plata!…Mi corazón se colma y se vacía. ¡Qué amor no se nos escapa!
ÁNGELEntonces… ¡Para qué todos esos viajes, hasta fundar conventos de hombres! (Ríe) ¡Qué orgullo! Y en contra de la autoridad, establecer esa reforma.
TERESADA’¡Recibí la bendición de una autoridad más alta! No podéis saberlo. No quiero amor mitigado o enfriado. Quiero el fuego de Dios. Hay que respetar la disciplina, los ayunos y el silencio. El servicio del Señor es sencillo, pero es servicio. Nuestros padres del desierto nos lo enseñaron. Amor, desapego de todo, humildad verdadera.
ÁNGELAmor, humildad… gusto sospechoso por la sumisión con el fin de asentar mejor vuestra autoridad.
TERSADA¡Horror! ¡Espantosa tentación! ¡No justificarse jamás! (Tiempo. Él espera, sonríe. Teresa prosigue.) Cuando oís en vos esa llamada, esa orden, esa conminación, cuando os resistís, cuando os rebeláis, cuando tomáis consejo, y cuando al fin todo es en vano… porque está ahí, ahí y no se puede evitar. ¿Qué hacer?
ÁNGELNo estoy aquí para contestar.
Tres hermanas entran.
TERESADA’(Dirigiéndose a ellas.) Nadie, nunca nadie para contestar, ¡pero la pregunta está aquí! (Ángel ha desaparecido.) ¿Qué ocurre? Más sola, más vieja, más boba que nunca. (Vuelve a irse por el camino.) He buscado el camino, camino caminando, que no viene, que no vino a mí.
Escena 3
Cojines lujosos echados en el camino evocan un salón o un patio. Teresada’ y Beatriz, su madre, sentadas en el suelo al estilo morisco. Beatriz, pálida, cansada, delgada, se esfuerza en enseñar costura a Teresada’. Lee un libro.
LA MADREAprende a tener las manos ocupadas. Concéntrate en el dibujo que hace el hilo en la tela… Mira cómo su recorrido, gracias a esta aguja que borda y borda, hace al final ese dibujo.
Teresada’ se esfuerza en coser. Tiempo. La madre lee. Tiempo.
TERESADA’¿Mamá…? ¿Los herejes arden en las llamas del infierno?
LA MADRESí, mi niña, es un misterio, no dejan de arder, siempre arden, eso es, siempre.
Tiempo. La madre lee. Teresada’ piensa.
TERESADA’¡Mamá, eh mamá! (Como si canturreara una canción infantil.) El mal para los moros y el bien para nosotros.
LA MADRESí, eso es, lo has retenido bien.
TERESADA’¿Pero los que mueren por Dios van derechos al cielo?
Silencio. La madre lee.
TERESADA’Mamá, quiero ser mártir. Quiero defender a los cristianos.
La madre suelta su libro.
LA MADRE¡No vuelvas a empezar, Teresada’! Es un pecado muy gordo para tu edad arrastrar a tu hermano Rodrigo por los caminos. ¡A mendigar vuestro pan al alba como los pordioseros! ¡A arriesgarse a todos los peligros! Pero si es eso una locura, hija mía, créeme. ¡Y yo que gritaba en el jardín, creyendo que ya habíais caído al fondo del pozo! Rodrigo no te seguirá más, lo ha comprendido, me lo ha prometido tu hermano. No vuelvas nunca a empezar, Teresada’, lo que has hecho. Dejar la casa a espaldas de tus padres, incluso con la intención de convertirte en mártir, es una falta grave; debes saberlo. Tu padre te castigaría con rigor, y firmemente, créeme. (La madre mira el trabajo de costura.) ¡Pero mira ese trabajo! ¡Qué desastre! Deja de soñar, Teresada’, fallas todas las puntadas. Tranquilízate, toma tu hilo y escucha esta canción: (Toma el libro y empieza a cantar.)
La hija del Rey era tan bella
que la llamaban la Sin Par.
La reina, su madre, le dio
al hermoso Doncel del Mar;
y se amaron, se amaron tanto,
amando ella y él amando,
que nunca por siempre jamás,
dejaron de amarse y amar.
TERESADA’¿Se amaron siempre, siempre, siempre?
Toma el libro de las manos de su madre.
LA MADREEternamente… Tu hilo, hija mía, en la aguja tu hilo; ¡si no, de nada sirve bordar!
TERESADA’Mamá, oh mi mamaíta…
Quiere abrazar a su madre, que la aparta.
LA MADREDespacio, hija mía, eres demasiado apasionada y tan frágil… despacio… modera tu exaltación… (La madre se levanta y se va.) Me das miedo… me siento tan débil… (A Teresada’ de nuevo. Alejándose por el camino.) Sabe que tu verdadera madre es la Virgen María, Madre de Dios, Madre de todos. Guarda esto en el fondo de tu corazón y perdóname.
La madre sale. Teresada’ se queda sin palabras, en el camino, con el libro de canciones en las manos. Y entonces tira el libro en medio del camino.
CUADRO II
Escena 1
Camino. Noche. Truenos. Tormenta. Teresada’ en plena madurez, al fondo de un carromato, rodeada de tres hermanas, lleva apretándolo contra ella u...