La lógica política de la Alianza en Argentina
Introducción
En este apartado, desarrollamos el análisis de los discursos de la Alianza desde los momentos previos a su conformación hasta el triunfo en las elecciones presidenciales de 1999.
Iniciaremos analizando el proceso de conformación y articulación de los diferentes sectores particulares de la Alianza; luego veremos cómo se conformó la identidad de esta y qué elemento se convirtió en el constitutivo exterior que posibilitó su articulación.
Más adelante veremos las resistencias internas a la conformación de la coalición, y cómo esas resistencias se fueron silenciando a medida que aumentaban las chances de llegar al poder. Examinaremos, también, los discursos de la elección legislativa de 1997 y los discursos económicos e institucionales de la coalición.
Asimismo, haremos un repaso sobre el proceso de elección interna (que se llevó a cabo para elegir al candidato a presidente) de la Alianza, las elecciones presidenciales de 1999, y el modo en que un sector de la Alianza se proyectó como significante vacío hegemonizando el discurso político.
Por último, analizaremos los discursos y conoceremos las posiciones de la CTA y el FMI respecto de los discursos de la Alianza. Veremos los puntos de equivalencia discursiva y las disidencias.
El proceso de conformación de la Alianza
Raúl Alfonsín, para los antiguos radicales, es el primer adelantado aliancista. Debe esta fama a su teoría del tercer movimiento histórico, del que hablaba a mediados los años 80. En 1985 con su “Convocatoria para una convergencia democrática” afirmaba la necesidad de realizar, junto a otras fuerzas democráticas, un pacto político y social con el objetivo de socialdemocratizar el proceso de reformas por una vía heterodoxa.
Desde la vuelta de la democracia, los procesos de coaliciones son el fenómeno más novedoso e importante. Ya en 1983, según Portantiero, “el Alfonsinismo fue una coalición informal” que no se consolidó debido al carácter movimientista de la política Argentina.
En cambio, el menemismo logró articular una coalición popular conservadora, transformó al peronismo y lo agiornó a los tiempos que corrían.
Algo importante que debe tenerse en cuenta en el estudio de las coaliciones es que el sistema electoral de un país determina la posibilidad de conformación de coaliciones políticas y la naturaleza de estas mismas.
A mediado de los '90, en un sistema partidario como el argentino, con un partido gobernante como el Justicialista con características casi hegemónicas, los principales partidos de oposición fragmentados y un sistema electoral en el cual el ganador se queda con la presidencia y el gobierno, las fuerzas de la oposición no tenían otra opción más que efectuar una coalición electoral y de gobierno. Para esto era necesario construir un gran acuerdo que no se manifestara solamente en lo electoral, sino también en el levantamiento de las bases para llevar adelante un proceso cooperativo en la labor parlamentaria y en la ejecutiva. Según Portantiero:
La constitución de coaliciones en un régimen presidencialista permite transformar al bipartidismo en bipolaridad y recomponer transversalmente a la política otorgándole mayor racionalidad a las opciones en juego.
Fue así como las fuerzas de la oposición comprendieron que la división sólo era funcional al régimen vigente. El Frepaso comprendió que era imposible absorber totalmente a la UCR, y los radicales entendieron que podían ser relegados permanentemente al lugar de tercera fuerza. Se aceleró entonces el proceso de constitución de la Alianza.
Al dislocarse el menemismo, se hizo necesario constituir una nueva forma de representación que generara un nuevo sentido de orden. De este modo, los sectores que se hallaban excluidos de la articulación hegemónica llamada “menemismo” empezaron a transformar sus singularidades en equivalencias, cancelando sus respectivas diferencias y articulándose en relación antagónica al “exterior constitutivo”. Como resultado de esta articulación nació una nueva identidad: la Alianza.
El primer intento de acercamiento entre las fuerzas opositoras al menemismo y al Pacto de Olivos se produjo a fines de 1994. Dice Ollier:
La respuesta político institucional desde el Frente Grande, el socialismo y los sectores de la UCR al Pacto de Olivos fue el encuentro de El Molino, un antecedente de la alianza entre radicales y frepasistas.
En este encuentro se dio un intento de alianza entre Carlos “Chacho” Álvarez por el Frente Grande, José Octavio Bordón por el Peronismo Disidente y Federico Storani en representación de una línea interna del radicalismo. Pero este intento se vio frustrado por la decisión de Storani de permanecer dentro del partido Radical y dar lucha desde este.
Acercamientos de este tipo se siguieron dando hasta que, en 1995, “Chacho” Álvarez y Raúl Alfonsín acuerdan crear en la Cámara de Diputados una Comisión Antimafia:
De este modo se generaba una tarea conjunta de la oposición que comenzaba a reinstalar a la UCR en un rol opositor.
A esto se sumó el triunfo, en las elecciones de gobernador de la provincia de Chaco, en octubre de 1995, de una alianza entre radicales y frepasistas. Esta estuvo encabezada por Ángel Rozas.
Ya a principios de 1996, Fernández Meijide declaraba que era posible una alianza con la UCR, y en septiembre de ese mismo año, radicales y frepasistas organizaron una protesta en contra de la política económica del gobierno denominada “el apagón”. El Frepaso y la UCR, las dos principales fuerzas de la oposición política, aparecieron a la cabeza de la iniciativa acompañadas por las centrales sindicales disidentes MTA y CTA y otras cuarenta organizaciones intermedias. Al respecto, en un comunicado el Foro Multisectorial expresó, que:
[…] es necesario que el rechazo a las políticas gubernamentales se exprese con fuerza, sabiendo que el rechazo es un instrumento, no un objetivo en sí. Por eso, coincidimos en que debemos avanzar hacia la consolidación de un ámbito desde el que podamos construir posiciones comunes alternativas a la actual política.
De esta manera, lentamente, los dos pr...