Apéndice
Sobre el «Libro de novelas cortas»
del joven Rilke
El fondo
Trece de los veintitrés relatos reunidos en este volumen se publican por primera vez. Son los siguientes:
Lo Uno
La tríada
Hermana Helene
Serpientes de plata
«To»
La muerrte
El baile
Betteltoni
Una santa
Liese la pelirroja
Dos idealistas
El sueño dominical de Betty
Réquiem
Dos se han publicado recientemente (1996 y 2000):
¿Por qué se amotinan las gentes? (1996)
El consejero Horn (2000)
Uno de esos veintitrés relatos apareció en el volumen Am Leben hin [A lo largo de la vida]1.
176El Niño Jesús (1898)
Los siete restantes se publicaron poco después de haber sido escritos o, lo más tarde, en las Sämtliche Werke:
La modista (SW 4, págs. 414-426)
La caja dorada (1895 y SW 4, págs. 426-432)
Pierre Dumont (1932 y SW 4, págs. 407-414)
Una muerta (1896 y SW 4, págs. 433-444)
Y sin embargo en la muerte (1896 y SW 4, págs. 459-464)
El acontecimiento (1896 y SW 4, págs. 465-473)
Su ofrenda (1896 y SW 4, págs. 474-479)
A pesar de sus fechas de publicación, tan diversas, estos relatos no sólo forman un conjunto por la época de su nacimiento sino también porque el propio Rilke (salvo en el caso del recientemente publicado, Réquiem) quiso al parecer, desde el principio, formar con ellos un volumen. Ello concuerda con la práctica que seguirá tanto en su poesía como en su obra narrativa. Cabe mencionar las colecciones: A lo largo de la vida y Relatos de Praga2, Los últimos e Historias del buen Dios. Se anunciaron también otras antologías, que, sin embargo, no aparecieron, por alguna razón quedaron anticuadas y fueron finalmente abandonadas. En marzo de 1896 apareció el segundo Cuaderno de Achicorias. En la cubierta se anunciaba un volumen «en preparación» con el título: «Danzas macabras. Esbozos entre dos luces». De todo el proyecto se imprimieron en un principio sólo las dos «Danzas macabras»: Y sin embargo en la muerte y El acontecimiento. Poco después, el 28 de junio de 1896, aparece, en el suplemento dominical de Politik de Praga, el relato de Rilke Su ofrenda. En la advertencia preliminar se lee: «El siguiente esbozo, muy expresivo, ha sido tomado del libro de novelas cortas, de próxima aparición, ¿Por qué se amotinan las gentes?» (Hünich, pág. 20). Este volumen no apareció. La novela corta Su ofrenda hubiera debido ser recogida luego en el volumen A lo largo de la vida, lo que finalmente tampoco se produjo. Y el volumen ¿Por qué se amotinan las gentes? quedó igualmente inédito. De todas formas, se puede saber más o menos lo que estaba previsto para este volumen y qué es lo que, con reservas, se le puede atribuir. Se ha conservado una gran parte del manuscrito del volumen anunciado en junio, aunque no publicado luego: ¿Por qué se amotinan las gentes? y otras novelas cortas. A él pertenecen un pliego de cubierta con ese título y la dedicatoria «A mi Daimovnion», y una serie de novelas cortas aisladas, numeradas con lápiz azul. Los manuscritos son en su mayoría de propia mano de Rilke, primeras versiones o copias en limpio, y a veces copias de mano ajena. Los números en lápiz azul llegan hasta el 22. Por ello se puede conjeturar que el volumen ¿Por qué se amotinan las gentes? hubiera debido contener al menos veintidós de esas obras. De todas formas, en el pliego de cubierta no figuran tantos relatos, faltan números y han aparecido lagunas, al haber textos desplazados, desechados, quizá destruidos o simplemente desaparecidos. Los textos que aún se recogen en la cubierta con el título ¿Por qué se amotinan las gentes? llevan la siguiente numeración:
3. Lo Uno (ms. 252, impreso ahora por primera vez)
6. El consejero Horn (ms. 258 y 259, impreso en 2000)
8. La tríada (ms. 249, impreso ahora por primera vez)
9. ¿Por qué se amotinan las gentes? (ms. 267, impreso en 1996 en KA 3)
10. La costurera (ms. 261, impreso en SW 4)
11. Hermana Helene (ms. 256 y 257, impreso ahora por primera vez)
12. Serpientes de plata (ms. 262, impreso ahora por primera vez)
14. «To» (ms. 265, impreso ahora por primera vez)
15. La muerte (ms. 266, impreso ahora por primera vez)
18. La caja dorada (Z 174: impresión especial de 1895)
22. Pierre Dumont (ms. 250 y ms. 252, impreso en 1932)
Como puede verse, La caja dorada es el único de esos once relatos que publicó el propio Rilke. Ya Ernst Zinn pensó si no sería simplemente casualidad el que los otros siete relatos conservados en el legado, con las cuatro obras publicadas en el primer semestre de 1896 (enero, marzo, abril y junio), correspondieran exactamente a los huecos, bien originalmente o bien en algún otro momento de su creación; quizá los planes cambiaron luego y las obras se separaron. Desde el punto de vista de su contenido y estilo, no sería muy difícil ubicar un relato como Dos idealistas antes o después de Lo Uno, encontrar un lugar para El Niño Jesús entre los otros relatos de niños (n.os 18 y 22), o determinar dónde podría quedar Su ofrenda, relato previsto por el propio Rilke para el volumen, pero que no lleva número.
La justificación
«Lo que he escrito,
he escrito», Juan, 19, 22
Si, como en el Evangelio de san Juan, sólo hubiera que contar con la oposición o protesta de sumos sacerdotes descontentos y de sabios de sutiles argumentaciones, se podría imitar al gobernador Pilatos y remitirse, de forma soberbia y tautológica, a la realidad de los hechos. Sin embargo, en el caso de la prosa temprana de Rilke, las circunstancias son muy distintas de las de la inscripción de la cruz de Cristo, porque las reservas contra lo que quedó escrito fueron formuladas por el mismo que la escribió y, por consiguiente, resulta necesario justificarse frente a los sabios, los admiradores y el propio poeta, ateniéndose a lo que en algún momento él mismo escribió.
Como es sabido, Rilke, en más de una ocasión y repetidas veces, se mostró crítico hacia sus primeras creaciones y se manifestó más o menos contrario a la reimpresión de las más tempranas, pero sin embargo nunca pidió ni sugirió siquiera que se destruyeran. Fue sobre todo en sus cartas a Fritz Adolf Hünich (1885-1964), colaborador de Insel Verlag y primer bibliógrafo de Rilke, en donde formuló sus reservas, al tratar con él de la posibilidad de hacer una nueva edición de partes de su obra temprana.
Me resulta realmente doloroso... ver al «joven Rilke» así «descubierto». Los pequeños cotiledones, como es sabido, no tienen la forma del follaje futuro, y en todas las plantas ofrecen más o menos el mismo aspecto. Ojalá todo ello se hubiera perdido para siempre; sólo puede contribuir a enturbiar lo auténtico, y señala un punto de partida equivocado para una curva que asciende hacia el puro espacio creativo... De esa idea no me desprenderé nunca. Al contrario, cada vez se hace más firme3.
Cuando escribió esto, en diciembre de 1921, aproximadamente en la época del aplazamiento de la publicación, por los trastornos de la guerra, del volumen De la época temprana de R. M. Rilke. Verso. Prosa. Drama, Rilke estaba sufriendo mucho a causa de la terminación, pendiente aún, de sus Elegías de Duino. A ello se refiere también, sin duda, una carta anterior fechada el 19 de febrero de 1919 en Múnich, relativa al plan de Hünich:
Cómo podría no sentirme especialmente conmovido al ver que, apenas vuelto a su escritorio, se ocupa nuevamente de mí. Por otra parte: cuánto más desearía, mi querido Dr. Hünich, apartarlo de mis comienzos mediante otras producciones; efectivamente: me gustaría mucho más que se convirtiera en el recopilador y ordenador de mi producción futura4.179
Entre esa «producción futura» habría que incluir claramente las Elegías, que en aquel momento, febrero de 1919 e incluso diciembre de 1921, estaban sin acabar aún, lo que no ocurriría hasta la primavera de 1922. Por ello hay que entender también el reparo de Rilke a la publicación de partes de su obra temprana, como expresión de su temor de que recurrir a obras escritas hacía tiempo y ya superadas sólo revelara su incapacidad actual, su renqueante y paralizada productividad de los últimos años. La reedición de obras antiguas, ¿llenaría las lagunas dejadas por su reducida producción, o bloquearía ésta por completo? Rilke manifestó también en otras ocasiones la misma clase de reparos. Sus rese...