Asalto a la realidad
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Asalto a la realidad

Biopoder y la normalización del engaño

  1. 192 páginas
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Asalto a la realidad

Biopoder y la normalización del engaño

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- Un texto que proporciona la claridad mental necesaria en un período de incertidumbre mediante el análisis de procesos como la biopolítica, la biología de control, el biocapitalismo, el tecno-totalitarismo y el psicopoder, que se desarrollan a escala global.- Pone en evidencia cuáles son nuestras propias herramientas para sobrepasar esta incertidumbre hacia un estado de coherencia interna.- Nunca se había llevado a cabo un proyecto tan ambicioso de ingeniería social a escala mundial. ¿Es esto lo que estamos presenciando en la actualidad?La información controlada busca crear narrativas artificiosas que apoyan agendas específicas. El cambio que estamos viviendo a partir de la pandemia implica estar incorporados en una arquitectura de tecnovigilancia digitalizada y omnipresente que alterará de manera fundamental el futuro de la vida humana en el planeta.La humanidad ha entrado en una época sin precedentes que exige una respuesta inédita. Si no hacemos nada, estaremos permitiendo que nuestro comportamiento se modifique y nuestras identidades se fragmenten. Es dentro de este estado mental "fragmentado" donde se puede programar una "nueva normalidad" en la psique humana colectiva y, por consiguiente, individual. Tales formas de programación mental, que provienen del exterior, se han usado desde hace mucho tiempo en la población humana, basta con pensar en la propaganda. Que tales técnicas estratégicas se hayan usado es claramente una afrenta a la soberanía mental humana.

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Información

Editorial
Blume
Año
2022
ISBN
9788419094209
Categoría
Sociología

SEGUNDA PARTE

El restablecimiento de las nuevas narrativas

SEIS

Desfragmentar la mente

«El género humano no puede soportar tanta realidad».
T. S. ELIOT
Por todo el mundo, la gente está empezando a salir gradualmente de sus crisálidas de conmoción por la cuarentena y en su lugar está viendo un mundo nuevo y diferente. El resultado de la «consciencia del covid», que nos ha infectado globalmente, puede estimular en la gente nuevas percepciones acerca de la naturaleza de la realidad de su mundo o bien forzarla a aceptar una realidad consensuada de «nueva normalidad» para el futuro inmediato.
No se trata de una narrativa sobre virus o parásitos infecciosos mortales, es un relato de vida sensible contagiosa. Desde mi perspectiva, lo que veo es que la vida humana se ha detenido radicalmente —se ha frenado—, como si la hubieran puesto bajo un microscopio para que la viéramos. Nos hemos visto obligados a mirarnos, a vernos, a nosotros mismos de una manera como nunca antes se había hecho. La humanidad se ha sometido a su mayor experimento y nosotros somos los casos de prueba. Por todo el globo, diversas sociedades y culturas se han visto forzadas a un «alto» sin precedentes mientras nuestras vidas cotidianas se paralizaban. Esta parada forzosa me recuerda un ejercicio físico-psicológico que utilizaba el místico griego-armenio G.I. Gurdjieff. Él lo llamó su ejercicio del «alto». Según Gurdjieff:
… a la orden de «alto» o ante una señal previamente acordada, cada estudiante debe parar de inmediato cualquier movimiento sea donde sea que esté y sea lo que sea que esté haciendo… mientras esté en ese estado de movimiento detenido, el estudiante debe detener el flujo de sus pensamientos y no admitir ningún nuevo pensamiento sea del tipo que sea… esto es simplemente un estado de movimiento detenido en el momento de pasar de una postura a otra… en general, pasamos tan rápidamente de una a otra que no nos damos cuenta de las actitudes que adoptamos al hacerlo. El ejercicio del «alto» nos brinda la posibilidad de ver y sentir nuestro propio cuerpo en posturas y actitudes que son completamente desacostumbradas para él… el estilo de los movimientos y las posturas de cada época, cada raza y cada clase está indisolublemente conectado con formas distintivas de pensamiento y sensación. Y están tan estrechamente vinculados que una persona no puede cambiar la forma de pensamiento ni de su sentimiento sin haber cambiado su repertorio de posturas…[36]
Este extracto ilustra que su función era brindar al «estudiante» un momento necesario de auto-observación sin obstáculos. Gurdjieff señalaba que, en general, una persona no es consciente del paso de una postura a otra: estamos «totalmente desacostumbrados» a este instante hasta el punto de que nos resulta antinatural. La única manera de reforzarlo es mediante un estado de movimiento detenido producido externamente. Gurdjieff también dice que cada época, raza y clase tiene sus formas distintivas de pensamiento que están tan estrechamente ligadas a su «postura» que no se pueden cambiar. Más adelante en su descripción destacaba que:
… el análisis psicológico y el estudio de las funciones psicomotoras, aplicados de una manera determinada, demuestran que cada uno de nuestros movimientos, voluntarios o involuntarios, es una transición inconsciente de una postura establecida automáticamente a otra igualmente automática…[37]
Si se considera esto a mayor escala, implica que la gente está culturalmente ligada a «posturas» particulares de pensamiento (algo también conocido como condicionamiento social); y que estos pensamientos y sentimientos son automáticos (programados). El método de Gurdjieff de romper estos automatismos de manera que se pudieran observar consistía en imponer una orden externa de «alto» que debía obedecerse. Igualmente, ¿no ha experimentado el mundo precisamente un ejercicio de «alto» impuesto por una «orden externa» en respuesta a la pandemia de 2020?
Por primera vez en la historia conocida, la civilización humana en la mayoría de sus formas fue forzada a un alto social, cultural y, lo que es importante, económico. La vida mundial se paró en una postura intermedia —un estado de movimiento detenido— y hemos tenido que experimentar un espacio al que no estamos acostumbrados en absoluto. Además, a la gente se le dice que no hay otra alternativa que apretar el botón para poner en marcha a nivel mundial un «Gran Reinicio» social-tecnológico-económico.[38] Por otra parte, tal vez podamos considerar el mandato de «alto» global como un acto de «fuerza mayor»[39] por el cual la humanidad se ha liberado de sus compromisos anteriores con un modo de vida con el que había establecido un acuerdo. Actualmente, el contrato previo en el cual la humanidad se había implicado ha llegado a representar sistemas disfuncionales, ideales y creencias dañinos, y un camino ruinoso hacia un futuro destructivo. Si hubo alguna vez un momento para romper ese contrato y ponerse de acuerdo, con una nueva manera de colaborar para ir hacia delante, esta fuerza mayor ofrece una oportunidad única.
Nunca antes se había experimentado un momento de «alto» como este a nivel individual, comunitario y global, ni tampoco hubiera sido posible. Durante la mayor parte de la evolución, nosotros —como individuos— hemos existido como aspectos localizados de la psique y la consciencia. Participábamos en la «vida mental» de quienes estaban a nuestro alrededor y de la comunidad; y más adelante del país. La especie humana ha adquirido una perspectiva mundial generalizada hace solo un lapso de tiempo histórico relativamente corto. Mientras existió una mente colectiva inconsciente de la especie, esta se situaba por debajo de la percepción consciente de la mayoría de la gente. Esto se ha «volteado» en el sentido de que muchas más personas son actualmente conscientes de las fluctuaciones psíquicas en todo el mundo. Y yo sugiero que, en estos momentos, desde la erupción repentina de la pandemia de 2020, estamos experimentando más intensamente dichas fluctuaciones. Esto no era posible anteriormente, ni siquiera durante la así llamada gripe española de 1918-1920. ¿Por qué es esto importante? Lo es porque los efectos de la consciencia, aunque aparentemente intangibles, son tan importantes como los efectos tangibles y físicos de los que solemos ser más conscientes.
La consciencia es tan contagiosa como cualquier virus biológico. Tal vez más, ya que no esta constreñida por parámetros físicos de movimiento. La consciencia es un anfiteatro abierto y se expande como ondas a través de campos interconectados, fluidos e intangibles. Cada persona también crea estas ondas que a continuación se fortalecen en campos de consciencia nacionales y comunitarios más grandes. De manera parecida a lo que decía Gurdjieff, la gente crea posturas de pensamiento que pertenecen a pensamientos humanos colectivos. Como muchos lectores saben, las cosas afines se atraen y resuenan con las cosas afines. Ocurre lo mismo con el pensamiento. Esta es la razón por la cual tantas personas «afines» se agrupan; comparten un vínculo común en su manera de pensar. Al mismo tiempo, estos agrupamientos físicos crean campos colectivos de consciencia que pueden hacerse poderosos y muy influyentes. Han operado a lo largo de situaciones extremas, tales como la guerra, durante las cuales la gente se ha comportado en contra de su «sentido común». Igualmente han operado a lo largo de los momentos de violencia y psicosis multitudinaria durante los cuales es fácil quedar atrapado en los colectivos de pensamiento, razón por la cual son contagiosos. Y ahora, cuando la psique colectiva humana está creciendo y se está desarrollando, esos «contagios de consciencia» son extremadamente poderosos.
Hablando en general, a medida que las personas se van «programando socialmente» mediante capas de condicionamiento, son absorbidas por la «psique nacional» de sus países respectivos. Esto ha funcionado siempre como una forma útil de gestión social. A medida que las personas aprenden a descondicionarse por sí mismas y a liberarse de estas capas de condicionamiento psicológico, crean estados más expansivos de consciencia al disponer de un rango más amplio de campos de consciencia. Cada uno de nosotros se ve afectado por las «ondas de consciencia» que emanan de los demás; así opera la ecología de la consciencia. Y puesto que es una ecología interconectada, su expansión individual no se limita a permanecer a ese nivel. Lo que cada persona contribuye a sus campos localizados de consciencia pasará a formar parte de un órgano o campo de consciencia mayor. Y esto, finalmente, formará parte de un campo resonante de consciencia colectiva más grande a nivel comunitario, nacional y mundial. Por lo tanto, qué y cómo piensa cada uno es importante ya que se suma a la psique global.
Lo que el mundo está experimentando actualmente no es solo una pandemia biológica, sino también psicológica. Cómo y con qué se alimenta esto establecerá el tono de una resonancia psíquica generalizada. Y este campo de resonancia mayor puede ser coherente o disonante, y muchos otros grados intermedios. Es decir, si se crea un entorno de miedo, pánico y ansiedad a través de miles o incluso millones de campos individualizados de consciencia, estos se expandirán para fusionarse en un campo colectivo más grande de densidad psíquica aumentada. La resonancia de perturbación será de una escala que excederá con mucho el nivel individual. De manera similar, si se transmiten las ondas localizadas de coherencia, esperanza y empoderamiento, esto influirá en los estados psicológicos tanto locales como globales. Esto no es vudú o pensamiento mágico: refleja cómo opera la esfera energética intangible. Psicológicamente no estamos solos. Cada persona vive como una parte del mundo y no aparte de él. A este respecto, cada individuo es responsable de gestionar sus pensamientos: lo que recibe y procesa, así como lo que transmite.
Durante toda la fase de «alto» global, los movimientos automatizados y los patrones automáticos de pensamiento se dejaron en suspenso, en un estado de movimiento detenido. Puede que no vuelva a ocurrir. Es probable que recibamos impactos externos en nuestras vidas que nos hagan detenernos momentáneamente como individuos, pero los globales ocurren muy, muy raramente. Ha sido un momento excepcional y los impactos tienen que sopesarse de forma cuidadosa. Han surgido muchas preguntas que han de examinarse. Una de ellas es sobre el control mental a nivel mundial. Por ejemplo, ¿se utilizó la pandemia de 2020 como estrategia para gestionar una realidad consensuada controlada? Otra cosa necesaria es la perspectiva. Para muchos, el virus biológico y la consiguiente pandemia son parte de la misma mezcla. Yo estaría en desacuerdo, no son lo mismo, y he aquí por qué. Uno de estos elementos (el virus) es una entidad biológica que existe fundamentalmente dentro de cuerpos orgánicos y se rige por las leyes de la naturaleza. El otro elemento (la pandemia) es una respuesta socio-cultural-política regida por leyes hechas por los hombres. Uno es natural; el otro no. Y en lo que a mí respecta, a medida que voy explorando cada vez más en estos textos no se trata tanto del comportamiento del virus biológico como de las reacciones de los seres humanos y las relaciones de poder asociadas. Como suele decirse, juzga a una persona por sus compañías. Y yo estoy cuestionando críticamente el virus por la compañía artificial de la respuesta motivada políticamente. El virus y la pandemia no son la misma cosa como tampoco lo son un coche y su conductor. Uno es una entidad biológica y la otra un constructo artificial (es decir, no orgánico) establecido como un vehículo para encapsularlo e impulsarlo. O por enmarcarlo de manera diferente, uno es un evento y lo otro es una narrativa o un mito.
Según el investigador y científico Jacques Vallee, el proceso de ingeniería social es una forma de «ingeniería mitológica»:
La ingeniería mitológica es la creación deliberada de movimientos sociales que sirven como oportunidad experimental, como salida para la fantasía personal o como vehículo para fines políticos más prácticos.[40]
La creación deliberada de «eventos mitológicos» es una manera de afectar la mente consciente e inconsciente, que luego puede crear una fisura en la psique humana y una percepción «separada» de la realidad. Tal fisura conduce inevitablemente a una forma de irracionalidad que mediante «ingeniería mitológica» se puede configurar en una serie de «nuevas normas» socio-culturales. Esa psicología irracional, arguyo, es más prevalente de lo que la mayoría de la gente se da cuenta. Por decirlo una vez más, forma parte de la ingeniería de los «mitos en los que hay que creer». Como Vallee afirma: «Las acciones humanas se basan en imaginación, creencia y fe y no en observación objetiva… y controlar la imaginación humana es moldear el destino colectivo de la humanidad».[41] Estoy de acuerdo con las observaciones de Vallee sobre que los mitos se utilizan a menudo, de diversas maneras, para propósitos de manipulación social a largo plazo. Vallee fue perspicaz al reconocer que la clave para entender cualquier tipo de fenómeno reside en los efectos psíquicos que produce en los observadores. También que los símbolos son más poderosos que las expresiones del intelecto. Una vez más, citando a Vallee:
Lo que quiero decir es que las reglas mitológicas gobiernan un nivel de nuestra realidad social sobre el cual las tendencias políticas e intelectuales normales no tienen poder real… Operan mediante símbolos, y el lenguaje que forman dichos símbolos configura un sistema completo. El sistema es metalógico pero no metafísico.[42]
Durante la transición desde un constructo de realidad más antiguo hasta una nueva realidad consensuada, los símbolos tienen mayor influencia sobre la mente inconsciente que los pronunciamientos. En este contexto, podríamos reconocer el poder simbólico de los peligros biológicos y los cuerpos frágiles. La consciencia humana no está libre de los intentos externos de imponer un sistema de control. Y puesto que la vida humana se guía por la imaginación y el mito, tiene sentido que cualquier sistema de control busque condicionar nuestras estructuras de creencia. Sería justo decir que a la humanidad se la pone a prueba constantemente, a veces hasta el límite, para que acepte ideas no imaginadas previamente. En la consciencia de las masas humanas se implantan nuevas creencias y mitologías de manera habitual. La respuesta más común a esto es encajar los nuevos datos en parámetros de pensamiento preexistentes —nuestras «cajas de realidad»— en un intento de mantener a raya la invasión de lo irracional. Porque cuando lo irracional asalta nuestra realidad consensuada, a menudo, si no somos capaces de asimilarlo, «echamos el cierre» o reaccionamos negativamente.
Hay más razones para que la comunidad humana se una con por lo menos un mínimo de conocimiento psicológico. Cuando las comunidades y los individuos carecen de perspicacia psicológica están abiertas y son vulnerables a impulsos que afec...

Índice

  1. Asalto a la realidad
  2. INTRODUCCIÓN: Realidades mutantes
  3. PRIMERA PARTE: El colapso del consenso
  4. SEGUNDA PARTE: El restablecimiento de las nuevas narrativas
  5. TERCERA PARTE: Futuros corporales
  6. EPÍLOGO