¡Sed auténticos!
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¡Sed auténticos!

Claves del papa Francisco para la comunicación interpersonal

  1. 368 páginas
  2. Spanish
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¡Sed auténticos!

Claves del papa Francisco para la comunicación interpersonal

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¿Quién no recuerda la imagen de Francisco lavando los pies a los prisioneros el Jueves Santo o arrodillado ante los líderes de Sudán del Sur suplicándoles que trabajen por la paz en su país? Sus caricias a los ancianos o a las víctimas de la trata o las fotos de su llegada a donde lo esperan en un simple utilitario nos hablan de ternura, misericordia, servicio, escucha o esperanza. Son los gestos de un pastor que sabe que la comunicación debe tocar la mente y el corazón de las personas. ¿Qué podemos aprender de cómo se comunica Francisco y extraer de su ejemplo para el ejercicio de las relaciones interpersonales? ¡Sed auténticos!, escrito por el vaticanista Ary Waldir Ramos, intenta dar respuesta a estas y otras preguntas a partir de la coherencia, autenticidad y profundidad que subyacen en el discurso y el ejemplo como comunicador del papa Francisco.

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Información

Año
2021
ISBN
9788428565073
Edición
1
Categoría
Filología

AUTENTICIDAD

Sé auténtico: Comunicación y relaciones genuinas

«Se nos mueve el corazón cuando una persona santa
nos habla, nos dice las cosas. Y son capaces, porque en los
santos vemos lo que nuestro corazón desea profundamente:
autenticidad, relaciones verdaderas, radicalidad.
Y esto se ve también en esos “santos de la puerta de al lado”
que son, por ejemplo, los muchos padres que dan
a los hijos el ejemplo de una vida coherente,
sencilla, honesta y generosa»
PAPA FRANCISCO, Audiencia general,
22 de agosto de 2018.
La condición necesaria para ser auténtico en las relaciones interpersonales consiste en conocerse y aceptarse a sí mismo. El psicólogo humanista Carl Rogers decía: «Me di cuenta de que no se obtiene fruto en las relaciones cuando nos comportamos como si fuéramos alguien diverso de lo que en realidad somos» (Rogers, 1983, pp. 45-46). Aparentar lo que no somos crea una zanja entre nosotros y los demás. Se trata de comunicar al otro nuestra esencia sin necesidad de entrar en un confesionario o interrogatorio.
Rogers nos orienta en la autenticidad. «No tengo nada que temer cuando me presento como soy, cuando logro comportarme de manera no defensiva, sin máscaras o corazas. Cuando soy capaz de aceptar que soy ignorante en esas circunstancias en las cuales debería estar bien informado, de aceptar que estoy lleno de prejuicios en muchos casos en los cuales debería adoptar una actitud abierta; cuando llego a aceptar todo esto, me descubro mucho más real y auténtico» (Rogers, 1983, pp. 67-68).
Siento, pienso, comparto lo que soy, por lo tanto soy auténtico
Capaz de romper con la solemnidad aparente de su dignidad, Francisco sorprende cuando en público se muestra como es y cuando admite cosas privadas sin temer menoscabar su autoridad o que decaiga una imagen de «hombre fuerte». «Hoy el Papa está un poco triste», admitió el 30 de enero de 2016 en la Plaza de San Pedro delante a 20.000 fieles y peregrinos que lo escuchaban atónitos, venidos a Roma para participar en la primera audiencia especial de día sábado del mes con motivo del Año Santo de la Misericordia que concluyó en noviembre del mismo año. Al pronunciar estas palabras en el rostro del Papa se notaba un rastro de abatimiento. Hasta que pronunció esa frase, la impresión de los periodistas es que quizás era producto de la abultada agenda de compromisos, repleta los siete días de la semana, casi sin descanso. Posiblemente todo habría quedado ahí si Francisco mismo no hubiera dejado a un lado las hojas del texto y casi al final de su alocución hubiera dicho lo que sentía en ese momento. El Papa compartió con los presentes su dolor por el luto que tocó a la puerta de su corazón y describió cómo es la vida cotidiana de los residentes de la Casa Santa Marta, el lugar donde vive el Pontífice junto con otros huéspedes de visita. En ocasión de sus saludos a los fieles en italiano sorprendió a los presentes así: «Algunos de ustedes se preguntan cómo es la casa del papa. ¿Dónde vive el papa? El Papa vive aquí atrás, en Casa Santa Marta. Es una casa grande, una casa donde viven casi cuarenta sacerdotes, cardenales y algunos obispos que conmigo trabajan en la Curia, y hay algunas personas de paso: cardenales, obispos, laicos que vienen a Roma para las reuniones en los dicasterios [...] Y luego hay un grupo de hombres y mujeres que llevan a cabo los trabajos de la casa, de la limpieza, en la cocina, en el comedor. Y este grupo de hombres y mujeres son parte de nuestra familia, forman una familia: no son empleados lejanos, porque nosotros los consideramos como parte de nuestra familia», añadió con voz grave. Luego reveló su dolor personal. «Quisiera decirles que hoy el Papa está un poco triste porque desde ayer se echa de menos a una señora que nos ayudó tanto durante años... También su marido trabaja aquí, con nosotros, en esta casa. Después de una larga enfermedad, el Señor la llamó a su lado. Se llamaba Elvira». Por último, invitó al público a realizar dos obras de misericordia: «rezar por los difuntos y consolar a los afligidos». E involucró a todos a rezar un Ave María «por la gloria eterna de la señora Elvira y porque el Señor consuele a su esposo y a sus hijos». Por ende, la autenticidad puede ser una compañera de viaje útil a la persona que quiera donar con plenitud todo su ser sin temores.
Autenticidad del lenguaje y las obras
Cuando éramos niños, antes de los cinco años, nos mostrábamos tal cual somos: despreocupados, reíamos y llorábamos en función de lo que en cada momento nos sucedía. Con los años las cosas cambian y hacemos muchos compromisos a costa de la autenticidad, incluso hasta el extremo absoluto de llegar a la corrupción de los actos y de dominar el lenguaje de la hipocresía, «el lenguaje que a menudo usan los corruptos». Por ende, Francisco ha asegurado que debemos aprender del lenguaje de los niños, así como Jesús, su maestro, enseñaba que cuando se dice sí es sí, y cuando es no, es no. Los corruptos no se muestran como son, su lenguaje «busca engañar, implicar al otro en su engaño, en su mentira. Tienen el corazón mentiroso; no pueden decir la verdad». El Papa alerta de los hipócritas, lejanos de la autenticidad, son tan «amables en el lenguaje», son los mismos que conducen al inocente a la Cruz. En cambio, asegura Francisco, «la mansedumbre que Jesús quiere de nosotros no tiene nada que ver con esta adulación (Marcos 12,13-17). La mansedumbre es sencilla, como la de un niño; y un niño no es hipócrita, porque no es corrupto. Cuando Jesús nos dice: que vuestro modo de hablar sea: “sí, sí”, “no, no”, con alma de niño, nos dice lo contrario de aquello que dicen los corruptos». Por, eso Francisco pide la gracia de que «nuestro modo de hablar sea el de la sencillez, el de los niños, hablar como hijos de Dios: por lo tanto, hablar en la verdad del amor».
De rodillas por la paz
«Nadie se esperaba el gesto del papa Francisco que ha impulsado el diálogo» en el marco del sangriento conflicto de Sudán del Sur, cuenta para este libro el secretario general de la Comunidad de San Egidio en Roma, Paolo Impagliazzo. Gesto del Papa que ha alimentado las expectativas y la responsabilidad de los actores alrededor del proceso de paz en curso hasta la escritura de estas páginas. El conflicto se desencadenó en 2013. Antes de la Navidad, el presidente Salva Kiir destituyó a su vicepresidente, Riek Machar, a quien acusó de haber tramado un golpe de Estado. Estos líderes pertenecían al mismo partido, el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán. Sucesivamente, los militares se dividieron y empezó la crisis política. Asimismo, el conflicto tomó tintes étnicos, con la rivalidad entre la etnia dinka, mayoría en el país, a la que pertenece Salva Kiir, y los nuer, a la que pertenece Riek Machar. En 2015, se llegó a un frágil acuerdo de paz. La hoja de ruta preveía el retorno de Machar al país y su reincorporación como vicepresidente a un gobierno de unidad presidido por Kiir. Tres meses después de su regreso, Machar fue expulsado del gobierno y el conflicto estalló de nuevo en julio de 2016. Sudán del Sur tiene 12 millones de ciudadanos. Pero alrededor de 2 millones son refugiados en los países limítrofes y 2,5 millones son refugiados internos. El 12 de septiembre de 2018 se firma el Acuerdo en Addis Abeba entre los dos partidos más importantes de Sudán del Sur. En ese primer Acuerdo algunos grupos se quedaron fuera. El 11 de abril de 2019, durante un retiro espiritual en el Vaticano, el papa Francisco realiza un «gesto inesperado, sorpresivo e impactante» a favor de la paz del martirizado país africano. El Papa se arrodilla para besar los pies de los líderes sudaneses.
Paolo Impagliazzo reconstruyó las reacciones: «¿A quién podemos pedir ayuda, después de que el Papa ha hecho un tal gesto hacia nosotros? Y la respuesta que se dan es: “¡A nadie!”. Es la autoridad moral más importante del mundo». Los líderes de Sudán del Sur también «quedaron muy impresionados por la dedicatoria que el papa Francisco ha escrito en la Biblia que ha donado a los participantes de ese retiro: «Piensen todos, no en lo que divide y separa a los hombres, sino en lo que puede unirlos en la mutua y justa comprensión y estima recíproca» (San Juan XXIII, Ad Petri Cathedram, 29 de junio de 1959). «Precisamente, los encuentros en la sede de la Comunidad de San Egidio obedecen a este espíritu». El Papa traduce su autenticidad en la comunicación siendo muy directo: “Habéis empezado un proceso: que termine bien. Habrá peleas entre vosotros dos, sí. Que las haya en el despacho, pero ante el pueblo, ¡con las manos unidas! Así, de simples ciudadanos os convertiréis en Padres de la Nación. Permitidme pedíroslo de corazón, con mis sentimientos más profundos” (Domus Sanctae Marthae, 11 de abril de 2019)». «Me parece un modo de comunicar muy franco, reconocer que puede haber problemas, divisiones, pero que estas no incendien al pueblo, sino que se resuelvan en el seno de la dirigencia del país, con un ejemplo, diría que es familiar, muy comprensible», comenta Impagliazzo.
El verdadero diálogo...
Para entablar un verdadero diálogo «no debemos eludir las dificultades y las discrepancias. Para nosotros, como San Egidio, es importante no presentar a las partes (en causa), digamos, «soluciones preempaquetadas». Es importante que haya debate, siempre respetando el lenguaje y la contraparte, dar tiempo y forma para que cada uno exprese el propio punto de vista. Y en esta construcción, no hay que tener prisa o decir: «bien, esta es la solución, aquí está la receta». ¡No! Es un camino que se construye juntos, con personas que se confrontan, que a lo mejor parten desde puntos de vista diametralmente opuestos políticamente. Por lo tanto, es necesario que acontezca una confrontación verdadera, real, no que se fabrique una solución que no es practicable y no sea respetada. Nuestro fundador, Andrea Riccardi, nos dice con extrema síntesis: «La guerra es la madre de todas las pobrezas».
La capacidad de ser más auténtico promueve en consecuencia una mayor libertad en el dar y en el recibir amor. Apreciar o amar y ser apreciado y amado es experimentado como algo que favorece el crecimiento personal y pasa por nuestro lenguaje y la forma de mostrarnos a los demás. Una persona que se siente amada porque se considera apreciada, de forma no posesiva, florece en la propia individualidad. La autenticidad es la capacidad de ser verdadero. Francisco se presenta ante las personas como un hombre amado por Dios. Y en su original modo de entrar en contacto con las personas se implica él mismo en el mensaje que comunica. En una audiencia general en la que manifestaba dolor por las divisiones afirmó: «Existen cristianos divididos, estamos divididos entre nosotros». Y añadió: «Se dice que no se puede hablar de cosas personales, pero no resisto la tentación. Estamos hablando de comunión... comunión entre nosotros. Y hoy estoy muy agradecido al Señor porque hoy son 70 años desde que hice la Primera Comunión. Pero al hacer la Primera Comunión todos debemos saber que significa entrar en comunión con los demás, en comunión con los hermanos de nuestra Iglesia, pero también en comunión con todos los que pertenecen a comunidades diversas, pero creen en Jesús» (8 de octubre de 2014).
Relaciones humanas auténticas entre la vida y la muerte
El crecimiento personal también tiene raíces en las relaciones genuinas que maduran en la experiencia que abraza la alegría y el dolor, la vida y la muerte. Horas antes de la primera visita del presidente argentino Mauricio Macri al Vaticano, el sábado 27 de febrero de 2016, el papa Francisco llevó doce rosas blancas para Miriam Woldu, una joven que iba a ser madre, recepcionista en Casa Santa Marta, encontrada muerta en su departamento los días anteriores. El gesto «es el testimonio de afecto y respeto» que el Pontífice «quiso expresar a la joven colaboradora al ir a rezar ante su ataúd en la iglesia de San Esteban de los Abisinios en el Vaticano», informó el entonces director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi sj. El Papa ese sábado llegó a la parroquia a las 8,50 de la mañana y llevó, para sorpresa de los presentes, personalmente, el homenaje floral y, después de rociar el féretro con el agua bendita, permaneció en oración, sentado en la primera línea de sillas de la iglesia, durante más de veinte minutos. En ese momento, estaban congregadas algunas compañeras de trabajo de Miriam y representantes de la comunidad eritrea de Roma. Luego, el Pontífice dio a cada persona presente el pésame. El funeral iniciaba a las 10.50 a.m, unas horas antes de la visita del presidente Macri al Vaticano. De hecho, la prensa especuló que el Papa recibió con frialdad al mandatario sin considerar su posible estado de ánimo en ese momento. Probablemente hubo varios medios de comunicación que dieron una lectura sumariamente política al encuentro. En esa circunstancia, el Papa se mostró antes que nada como un pastor, además de una autoridad espiritual, que puede sufrir por alguien, así como Jesús lloró por su amigo Lázaro. Miriam Woldu, de 34 años, italiana de origen eritreo, trabajaba en la recepción de la Casa Santa Marta. Estaba embarazada de siete meses y fue encontrada sin vida el viernes de la semana anterior en su departamento en la periferia de Roma. Estaba enferma de diabetes. Falleció, según las reconstrucciones, el día antes, sin que nadie le prestara ayuda. El Papa vive en la residencia de Santa Marta desde su elección a pontífice en marzo de 2013. Allí se trasladó desde la Casa del Clero, en Vía Scrofa, donde pasó la víspera del cónclave, tras rechazar habitar en los departamentos papales por temor al aislamiento y la falta de contacto con la comunidad (la gente) debido a su vocación como religioso jesuita, el primero de la historia del papado. Francisco considera –como ya mencionamos– a los empleados de Santa Marta como su familia. Este mostrarse como es también trae riesgos, pues la prensa argentina condenó como «frío» el recibimiento del Papa al presidente Macri, juzgando la foto de grupo del evento, cuando en realidad, el primer encuentro privado entre ambos líderes duró 22 minutos (algo normal en estas circunstancias), en la biblioteca en el Palacio Apostólico. Al final hubo un sobrio intercambio de regalos y una foto institucional. En la Sala del Troneto tuvo lugar el primer saludo. Es cierto que mucho más largos fueron los encuentros con la antecesora del presidente Macri, Cristina Fernández de Kirchner. Con ella almorzó dos veces. Pero, también ahí, Bergoglio anteponía la misericordia en el momento de dejar la puerta siempre abierta a una persona que lo combatió cuando era arzobispo de Buenos Aires y con quien tuvo fuertes contrastes. Por su parte, en una conferencia de prensa en Roma, el presidente Mauricio Macri se mostró «muy contento» por la reunión «de dos viejos conocidos». Aseguró que ambos recorrieron «una agenda del actual momento argentino» y expresaron su voluntad de «colaborar en conjunto».
Autenticidad de quien ríe y llora
En la autenticidad también está la «normalidad», esa que evidencia nuestra fragilidad y naturaleza humana. La propaganda exalta la figura del hombre fuerte y dominante, el ganador, el que obtiene todo de la vida y de los demás. El negociador exitoso y vencedor. En consecuencia, Francisco rechaza la imagen pública que lo retrata como un «superhéroe». Lo dijo al periodista italiano, Ferruccio de Bortoli, en una entrevista realizada para el periódico Il Corriere della Sera tras un año de pontificado (5 de marzo de 2014): «Me gusta estar entre la gente, cerca de quien sufre, ir a las parroquias. No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología del papa Francisco. Cuando se dice por ejemplo que sale de noche del Vaticano para ir a dar de comer a los indigentes en Vía Ottaviano. Nunca se me ocurrió. Sigmund Freud dijo, si no me equivoco, que hay agresión en cada idealización. Pintar al Papa como una especie de superhombre, una especie de estrella, me parece ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme pacíficamente y tiene amigos como todos los demás. Una persona normal».
Entonces conversamos con Austen Ivereigh, biógrafo de Jorge Mario Bergoglio, sobre el riesgo de poner en un pedestal a alguien que, precisamente, rechaza la idealización de su vida, misión y vocación: «El Papa es un contemplativo, irradia paz. Te hace sentir en paz, libre y amado cuando estás ante su presencia. Entonces, muchas veces me he preguntado: no será que lo estoy idealizando. Y me respondo: ¡Para nada! Él además odiaría eso. Pero muchas otras veces uno podría pensar cómo sería encontrarse con Jesús. Yo creo que habría algo de estas tres características: paz, libertad y ...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Créditos
  4. Presentación
  5. Comentario: El buen comunicador y el arte de escuchar
  6. Comentario
  7. Introducción: El poder de la comunicación es el servicio
  8. Profundidad
  9. Escucha
  10. Autenticidad
  11. Bibliografía
  12. Agradecimientos