Estudio de caso:
la experiencia de la Fundació Hàbitat3
1.1. Sinhogarismo y desahucios en Barcelona
Podemos establecer las situaciones de sin techo o sin vivienda como las más extremas dentro de la exclusión residencial. Estas, por norma general, están fuertemente asociadas a la extrema pobreza, la exclusión social, la cronificación, a situaciones de salud mental, de consumo de alcohol o de drogas. Los programas a aplicar para el acceso a la vivienda de estos colectivos pueden tener un elevado coste por persona respecto del resto de políticas de vivienda. Por ello requieren de la mayor eficiencia y cuidado, tanto por razones económicas como por la vulnerabilidad de estos colectivos.
La atención a personas o familias que están en situación de exclusión residencial extrema se realiza mediante la colaboración de las administraciones públicas con entidades sociales. Los servicios sociales locales y las políticas públicas de vivienda se apoyan en el trabajo de organizaciones que acogen y trabajan con estas personas.
Número de personas sin hogar en la ciudad de Barcelona
| 2008 | 2011 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 |
Sin hogar, viviendo en la calle | 562 | 726 | 731 | 870 | 715 | 693 |
Vivienda inadecuada, en asentamientos | 265 | 695 | 834 | 595 | 423 | 434 |
Otras situaciones (albergues, acogida...) | 1.190 | 1.258 | 1.561 | 1.451 | 1.562 | 1.672 |
Total personas sin vivienda | 2.017 | 2.679 | 3.126 | 2.916 | 2.700 | 2.799 |
Fuente: XAPSLL (Red de Atención a las Personas Sin Hogar, Barcelona)
El Ayuntamiento de Barcelona, conjuntamente con entidades sociales y centros privados de atención, ha impulsado la Red de Atención a las Personas Sin Hogar (XAPPSLL). Esta red está integrada por los servicios públicos municipales, los concertados y los privados con el fin de coordinar sus actuaciones, valorando las diferentes situaciones para derivarlas al recurso más adecuado.
En la tabla anterior se detalla la evolución del sinhogarismo en Barcelona durante los últimos años. Es significativo el aumento desde el año 2008 de estas situaciones como consecuencia también de la crisis económica. Por ello, aun con el incremento de los recursos primarios destinados a alojar a estas personas, de 1.190 plazas en 2008 a 1.672 en 2015, no se ha conseguido rebajar las cifras de personas que viven a la intemperie o habitan espacios no adecuados como chabolas. Los recursos públicos y privados destinados para alojar a estas personas pueden ser albergues, pensiones, viviendas y habitaciones en pisos compartidos. Entre 2008 y 2015, el incremento más significativo de recursos se ha dado entre los de titularidad privada, que creció de 605 plazas a 932, mientras que en el ámbito público aumentó de 585 a 740.
Tradicionalmente, el colectivo «sin techo» ha sido tratado siguiendo un largo itinerario inclusivo que constaba de diferentes niveles y espacios de atención. Como paso inicial de salida de la calle, se ofrecía el acceso a comedores y albergues nocturnos, de estos a equipamientos de alojamientos temporales o a viviendas compartidas tuteladas, y finalmente a una vivienda de carácter permanente. Este proceso de inclusión residencial, por su larga duración, no tiene un impacto inmediato en la mejora de las condiciones de vida de estas personas y provoca que muchas, aun sin llegar al último nivel, hayan vuelto a la calle o simplemente no hayan pasado del albergue.
Por el contrario, el modelo Housing First, desarrollando en los años noventa en Nueva York, implica superar los itinerarios de inclusión residencial para las personas sin techo, dotándolas desde el primer día de una vivienda de carácter permanente. A partir de ese momento, se desarrollan de forma integral las acciones de inclusión social que la persona requiere. El modelo ha ofrecido resultados muy positivos y con un nivel de éxito mucho mayor que el anterior por fases. Está estimado que únicamente un 20 % de las personas han vuelto a la calle antes de dos años desde la entrega de la vivienda. Contrariamente a su apariencia, no es un modelo que necesite elevados presupuestos para su aplicación, ya que el gasto inicial por la vivienda no solo se compensa con el ahorro de equipamientos como albergues, alojamientos y viviendas tuteladas, sino también con otros costes indirectos, como la atención sanitaria que estas personas requieren como consecuencia de estar en la calle en situaciones de riesgo. En la ciudad de Barcelona, el modelo Housing First inició su desarrollo en la última década con proyectos piloto de entidades sociales. Vistos los buenos resultados de estos y del reconocimiento internacional del modelo como buena práctica, desde el año 2015 el Ayuntamiento dispone de un servició de Housing First con unas cincuenta viviendas gestionado por Sant Joan de Déu, Serveis Socials y la UTE Sant Pere Claver-Suara-Garbet. La intención es que este modelo acabe sustituyendo al modelo tradicional de itinerarios por albergues, pensiones, viviendas tuteladas hasta llegar a una vivienda de carácter permanente, tanto en los servicios públicos como en las entidades que trabajan con el colectivo sin techo. Para ello habrá que ampliar las viviendas sociales destinadas a este fin, obteniéndolas tanto del parque público como del parque privado de viviendas de alquiler.
Asuntos resueltos de los juzgados de la provincia de Barcelona
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