1.1 El marcado diferencial de objeto
Numerosas lenguas muestran variación interna en la forma de marcar morfológicamente sus objetos directos. Este fenómeno se ha observado en lenguas tan dispares como el español (1), el turco (2), el hindi (3) o el finés (4), entre otras muchas.
(2) Turco (von Heusinger/Kornfilt 2005, 8) |
a. (Ben) | bir | kitap-ø | oku-du-m. |
Yo | un | libro-nom | leer-pst-1sg |
‘Leo un libro (cualquiera).’ |
b. (Ben) | bir | kitab-ı | oku-du-m. |
Yo | un | libro-acc | leer-pst-1sg |
‘Leo un libro (determinado).’ |
(3) Hindi (de Hoop/Narasimhan 2005, 327) |
a. wo-ø | ek | bakraa-ø | bec-taa | hae |
Él-nom | una | cabra-nom | vender-ipfv.sg.m | estar.prs.3sg |
‘Él vende una cabra.’ |
b. wo-ø | ek | bakre=ko | bec-taa | Hae |
Él-nom | una | cabra=acc | vender-ipfv.sg.m | estar.prs.3sg |
‘Él vende la cabra.’ |
(4) Finés (Kiparsky 1998, 266) |
a. Ammu-i-n | karhu-a. |
disparar-pst-1sg | oso-part |
‘Disparé al/a un oso.’ |
b. Ammu-i-n | karhu-n. |
disparar-pst-1sg | oso-acc |
‘Disparé al/a un oso (y lo maté).’ |
Las lenguas que presentan este fenómeno, conocido actualmente como marcado diferencial de objeto (MDO, en inglés DOM), exhiben dos posibilidades a la hora de señalar el objeto directo atendiendo a diferentes factores de naturaleza semántica y pragmática. Generalmente, este marcado diferencial suele manifestarse mediante la oposición entre una forma marcada y la ausencia de esta (ø), como ocurre en los ejemplos de (1), (2) y (3); sin embargo, algunas lenguas oponen dos marcas morfológicas explícitas distintas, como es el caso del finés (4).
En español, como se aprecia en (1), es la preposición a la que actúa como marcador de acusativo con algunos objetos, mientras que su aparición está proscrita con otros. Por su parte, los casos presentados para ejemplificar el marcado del objeto directo en turco (2) y en hindi (3) muestran el cambio de significado que implica el uso de los respectivos morfemas de acusativo en ambas lenguas. Asimismo, el ejemplo de (4) es la muestra de cómo el finés opone dos opciones morfológicas en el marcado de su objeto, que implican lecturas diferentes. El fenómeno observado no se manifiesta de la misma forma ni atendiendo a los mismos factores en el conjunto de las lenguas en las que se produce; más bien al contrario, pues existe una variación considerable entre las distintas formas que el marcado adopta en las diferentes lenguas y entre los factores que lo desencadenan y la relevancia que estos adquieren en cada caso.
La conciencia acerca del uso de una determinada marca que acompaña a ciertos objetos directos se remonta en español a la primera gramática de la lengua (Nebrija 1492, 39); sin embargo, su estudio en profundidad, no solo en español, sino también en el resto de lenguas, se ha producido a lo largo del siglo xx y, en especial, en los últimos cincuenta años, durante los cuales este tema se ha convertido en uno de los más productivos científicamente en el ámbito de la lingüística (Bossong 1985; Comrie 1989; Aissen 2003; Næss 2007; entre otros; Lazard 2008; Kagan 2020). La larga tradición de estudios que lo han abordado ha provocado una amplia variación en la terminología utilizada para describir el fenómeno, que es aún mayor si tenemos en cuenta las tradiciones de estudio de las diferentes familias de lenguas y de las lenguas particulares que presentan el fenómeno. Así, los nombres que ha recibido en español han sido muy diversos, pasando por complemento u objeto directo preposicional (Niculescu 1959; Pottier 1968; Pensado 1995a; Torrego 1999; Laca 2006), acusativo preposicional (Rohlfs 1971; Laca 1987; Delbecque 1994), objeto directo personal (Melis 1995) o, incluso, «a» personal (Kliffer 1995). Sin embargo, la denominación marcado diferencial de objeto (MDO), utilizada por vez primera en los trabajos de Bossong (1982; 1985; 1991) acerca del sardo y las lenguas iranias modernas, ha ido ganando peso en la bibliografía y es, sin duda, la más extendida en la actualidad para hacer referencia al fenómeno.
El MDO se ha explicado tradicionalmente en español atendiendo a los rasgos inherentes al propio objeto (animacidad) y a sus propiedades discursivo-referenciales (definitud y especificidad) (Valdés 1535, 235; Bello 1847, 253). Ambos factores presentan una organización interna jerárquica que ha permitido dar cuenta de la mayor parte de los usos del marcado en las distintas lenguas, atendiendo al grado en que estos lo ...