Semanas del jardín
Selanio-Cilenia
Selanio Con grandísimo deseo he vivido, discreta y hermosa señora mía, de saber cómo os habéis hallado con la verdad, y lo que della os ha parecido. Que pues de oídasla teníades tanta afición, de creer es que habrá hecho en vos diferente operación la vista, trato y comunicación que con ella habéis tenido, y que os habrá movido a compasión y lástima ver la persecución que del todo el mundo ha tenido, y cuán desfavorecida y maltratada se ha la pobre verdad visto, sin hallar cabida ni acogimiento en nadie. Pero con todo esto, se podrá gloriar de que al fin halló lo que buscaba, teniendo conocimiento de vos y aposento en vuestra alma y corazón, de donde nunca salió cosa que no fuese digna dél y de la generosidad de vuestro ánimo y pecho. Dichoso, por cierto, por mil razones, y principalmente por la presente, de merecer tener encerrado en él el dichoso tesoro que por su mucha bondad no ha podido sufrir la malicia humana consigo. Y no sé cuál más dichosa, la verdad ovos, ella por tener tal aposento, o vos por tener tal huéspeda. Y mal digo, que sí sé; que mucho más lo es ella en teneros por posada, que no vos en tenerla por huéspeda, y es la razón, porque la verdad es tan bien contentadiza y afable, que de quienquiera que la busque se deja hallar, y por esto no se puede tener en tanto que se tenga por bien acomodada con quien, con el buen celo que vos, la busca y desea. Pero puede tener y estimar la verdad en mucho que la busque y meta dentro en su corazón y cuerpo quien, como vos, le tiene entapizada de hermosura, honestidad, discreción y donaire, mansedumbre, templanza, caridad y misericordia, y adonde todas las virtudes en sumo grado resplandecen con tanto extremo cuanto os extremó Dios entre todas las demás, para que fuésedes verdadero depósito y archivo de todo lo bueno del mundo, y ejemplar y dechado de donde pueden sacar muestra y labores los que quisiesen seguir el camino derecho de la virtud, como trasunto fiel della. Y así, con razón os digo que puede sin comparación tenerse por más feliz la verdad en haberos hallado a vos, que vos en haber topado con ella.
Cilenia Un poco más blanda la mano, señor Selanio. No me deis ocasión que pueda decirse de vos que se empieza a echar de ver que habéis echado la verdad de vuestra casa y compañía. Y mirad que es tan grande que se extiende a mucho, aunque parezca imposible, y que no porque yo la tenga en mi pecho esencialmente, no la podéis vos tener en el vuestro por ejercicio, y todos los que quisieren aprovecharse della y de su virtud. Por vuestra vida, que vais con tiento en este caso, que como conozco el poco caudal mío, os ponéis a muy conocido riesgo de perder conmigo, y aun con los demás, el crédito que tenéis de verdadero.
Selanio El verdadero perderle sería, discreta señora mía, callar lo que a voces publican vuestras palabras y obras. Que lo que yo digo, pongo por testigo a la misma verdad que tenéis dentro de vos, que os certifique lo que de mí sabe, pues no puede mentir. Pero dejando esto, que sé al cierto que no puedo ganar con vos más de lo que quisiéredes que gane, os suplico me respondáis a lo que os pregunté.
Cilenia Paréceme a mí que de suyo está respondida una cosa tan clara. Y si no, decidme vos: si lo que con mucho cuidado largo tiempo hubiésedes andado a buscar, estando muy de veras enamorado dello de oídas y por relación, donde y cuando no pensábades ni podíades imaginar, y al tiempo que más desconfiado estábades, lo viniésedes a hallar y poder tener en vuestra misma casa y aposento, ¿no recibiríades tan nuevo y crecido contentamiento que con dificultad podría vuestra capacidad y juicio gozarle del todo?
Selanio Sí, por cierto, señora mía, cuando le tuviera tan entero como el vuestro. Mas estoy tan lejos de hallar este bien, y le he visto tan pocas veces por mi casa, que no osaría ni podría afirmar el contento que me daría ni lo que me durar...