Embajada a Samarcanda
eBook - ePub

Embajada a Samarcanda

Vida y hazañas del gran Tamorlán

  1. 184 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Embajada a Samarcanda

Vida y hazañas del gran Tamorlán

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Embajada a Samarcanda. Vida y hazañas del gran Tamorlán relata el viaje de Ruy González de Clavijoa Samarcanda, en 1403. Fue a esa ciudad como embajador de Enrique III, con el propósito de conseguir una alianza. Ruy partió del Puerto de Santa María, en Cádiz, estuvo en Constantinopla, Trebizonda y Teherán. Su misión era hablar con el sultán Tamerlán, un gran caudillo mongol.Los reyes cristianos de Europa y España creían que el gran sultán era el único capaz de detener el avance de los turcos en Europa. La muerte del gran Tamorlán hizo de la expedición un viaje lleno de aventuras.Gracias aEmbajada a Tamorlán conocemos cómo fue la expedición comandada por Ruy González de Clavijo. Duró casi tres años, desde el 23 de mayo de 1403, día en el que partieron en una carraca desde El Puerto de Santa María, de Cádiz, hasta marzo de 1406, cuando regresaron a Sanlúcar de Barrameda, tras múltiples peripecias.En el libro queda patente la admiración que sintió Clavijo al descubrir Samarcanda. La ciudad era más grande que cualquiera de Castilla, rica, diversa y multicultural, en ella se conjugaba lo mejor de ambos mundos.Embajada a Tamorlántiene un gran valor histórico. Es el único testimonio europeo que existe sobre la lejana corte mogol. Además contiene abundantes descripciones de los lugares por donde pasó la expedición, con especial mención a Samarcanda. Y se anticipa al viaje de Marco Polo.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Embajada a Samarcanda de Ruy González de Clavijo en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Desarrollo personal y Viajes. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Linkgua
Año
2010
ISBN
9788498169621
Categoría
Viajes
De la ciudad de Calmarin, que fue la primera del mundo después del diluvio
Y otro día jueves, 29 días del dicho mes de mayo, a hora de mediodía fueron en una grande ciudad que ha nombre Calmarin, y de allí cuanto a seis leguas apareció la montaña alta en que el arca de Noé apareció cuando el Diluvio. Y esta ciudad estaba en un llano, y de la una parte la pasaba grande río que le dicen Corras, y de la otra parte había un valle muy hondo en unas peñas, y tan ancho cuanto una ballesta podría echar un viraton, que cercaba la ciudad en derredor hasta juntar con el río: el cual valle y río hacía muy fuerte la ciudad, que no había combate ninguno salvo de donde se comenzaba el río: y el valle tenía una entrada, y aquél era el combate que había; pero encima de esta entrada había un castillo muy fuerte de grandes torres y altas, y había dos puertas una ante otra: y esta ciudad de Calmarin fue la primera ciudad que fue hecha en el mundo después del Diluvio, que la edificaron los del linaje de Noé. Y los de la ciudad decían, que ahora podía hacer ocho años que Tetani, emperador de Tartaria, que cercara esta ciudad, y que la combatiera dos días uno en pos de otro noche y día, y que al tercero día vinieran a pleitesía: y que se le dio la ciudad con tal condición, que no entrase en ella él ni su gente; pero que de cada año le diesen cierto tributo: de lo cual él fue contento el dicho emperador; pero demandó, que le diesen la mitad de la gente de la ciudad, para que fuesen con él a tierra de Iurgania, que quería ir hacer guerra al rey Sorso. Y de que los de la ciudad le hubieron dado la dicha gente, mandó combatir la ciudad, y entróla por la fuerza, y robó todo lo que en ella halló, y quemó la ciudad, y aportillóla por muchos lugares, y mató mucha gente de ella: y la más gente que en esta ciudad había eran armenios, y de como esta tierra de Armenia partieron el señorío de ella los cristianos, y la cobraron los moros, como adelante vos será contado. En esta ciudad había muy grandes edificios, y por toda esta tierra daban a los dichos embajadores y a la su gente posadas y viandas y caballos en que fuesen, y toda esta tierra estaba por el señor Tamurbec.
Y otro día viernes partieron de aquí, y fueron dormir a un castillo alto que estaba encima de una peña: el cual castillo era de una dueña viuda, que era atributada al Tamurbec con este castillo, y con otra tierra que ella tenía. Y en este castillo solía haber ladrones, y hombres que salían a robar a los caminos. Y el Tamurbec vino sobre este castillo, y entrólo por fuerza, y mató al señor de él, que era marido de esta dueña, y mandó, que nunca jamás acogiesen malhechores en él. Y porque no se pudiesen defender en él, mandó quitar las puertas al dicho castillo, y mandó que nunca jamás pusiese puertas en él, y diole a esta dueña. El cual castillo estaba entonces sin puertas, y había nombre el dicho castillo Egida. Y este castillo estaba al pie de la montaña alta del arca de Noé, y todas estas montañas y sierras que hallaron después que de tierra de Trapisonda partieron eran rasas y sin montes. Y esta dueña hospedó muy bien este día a los dichos embajadores de cuanto hubieron menester.
El sábado siguiente, que fueron 13 días del dicho mes de mayo, los dichos embajadores partieron de aquí, y el su camino fue por el pie de aquesta montaña del arca de Noé: la cual montaña era muy alta, y arriba en lo más alto estaba nevado y cubierta de nieve, y era rasa sin montes; pero en ella había muchas yerbas y aguas, y el camino iba alrededor de ella, y en ella había muchos edificios y cimientos de casas de piedra seca, que duraban grande pieza: y en ella había nacido mucho centeno, que se nacía ello cada año de suyo, como si fuera sembrado a mano; pero era vano que no granaba: y otrosí había nacido mucho mastuerzo, como si lo sembraran: y al pie de esta montaña se halla el carmesí con que se tiñe la seda: y en medio de esta montaña al pie de ella hallaron un grande edificio de pueblo, que fuera deshabitado gran tiempo, y duraba bien una legua: y las gentes de la tierra decían, que aquella fuera la primera puebla que en el mundo fuera hecha después del Diluvio, y que la hizo Noé y su generación: y ante la dicha puebla había un grande llano, en que había muchos cerraurjales de agua y árboles y rosales y muchas fuentes, y esta dicha montaña era aguda, y tenía un pico muy agudo y alto: el cual estaba nevado y cubierto de niebla, que no podía aparecer el cabo de la sierra, y decían, que todo el año así de invierno como de verano nunca se quitaba aquella niebla de aquella montaña, y esto es por la gran altura de ella: y este día tuvieron los dichos embajadores allí la siesta ante una hermosa fuente que allí estaba so un arco de piedra, y estando allí se quitó la niebla y apareció la montaña, y luego súbito se tornó, y decían que pocas veces se quitaba: y junto con esta alta montaña está otra que tiene otro pico agudo, pero no es tan alta como esta otra, y entre estos dos picos se hace una como silla, y allí dicen que se puso el arca, y ambas estas sierras eran muy altas y nevadas en lo alto. Y esta noche fueron dormir a un castillo que había nombre Vasit calaside, el cual castillo estaba encima de una alta peña muy fuerte a maravilla, y al pie de él un pueblo bien grande otrosí en otra peña, y de la villa al castillo iba otrosí un muy gran muro con sus torres, y de aquel muro se hacía una escalera que iba a la entrada del castillo, y de partes de fuera era muy alta la peña del castillo, y dentro en lo más alto de él nacía una fuente grande: y este castillo vino cercar el Tamurbec, podía hacer seis años, y el señor de él atributósele con tal condición, que en él no lo acogiese a él, ni a gente suya, ni fuesen en hueste con él.
El domingo, primero día de junio, a hora de vísperas fueron en un castillo que es llamado Macu, el cual castillo era de un cristiano católico que había nombre Noradin, y los que en el dicho castillo moraban eran otrosí cristianos católicos, como quiera que eran armenios de naturaleza, y la su lengua era armenia, como quiera que sabían tartaresco, y persesco. Y en el dicho lugar había un monasterio de frailes de santo Domingo: el cual castillo estaba en un valle en un rincón al pie de una muy alta peña, y el pueblo estaba en una cuesta arriba, y luego encima del pueblo en la dicha cuesta estaba una cerca de cal y de canto con sus torres dentro: tras esta cerca estaban casas en que moraba gente, y de esta cerca adelante moraba gente, y subía la cuesta más alta: y estaba luego otra cerca con sus torres y caramanchones, que salían hasta la primera cerca, y la entrada para esta segunda cerca era por unas gradas hechasen la peña, y encima de la entrada estaba una torre grande para guarda de ella: y allende de esta segunda cerca estaban casas hechas en la peña, en medio unas torres y casas donde el señor estaba, y aquí tenía toda la gente del pueblo su abastecimiento, y la peña en que estaban estas casas subía muy alta más que las cercas y todas las casas, y de la dicha peña salía uno como colgadizo, que cobijaba el dicho castillo y las cercas y casas de él, así como el cielo que estuviese sobre él, y en caso que llueve el agua del cielo no cae en el castillo, ca la peña lo cobija todo, y de tal manera está el castillo que no se puede combatir por tierra ni aún por el cielo: y dentro en el castillo nace un gran golpe de agua, de que se aprovecha todo el pueblo, y se riegan muchas huertas: y al pie de este castillo está un hermoso valle que va por él un río, y en él hay muchas viñas y labranzas de pan. Y el Tamurbec vino sobre este castillo, y no lo pudo tomar; pero pleiteó con el señor, que le sirviese con veinte hombres de caballo cuando los enviase llamar: y desde a poco tiempo el Tamurbec pasó por allí con su hueste, y el señor del castillo tomó un su hijo y podía haber hasta veinte años, y diole tres caballos bien guarnidos para que los diese en presente al Tamurbec, y cuando el Tamurbec fue al pie del castillo, salió su hijo y diole los dichos caballos de parte de su padre, y ellos recibió, y mandó pregonar, que no hiciesen mal en tierra de aquel castillo, y el Tamurbec dijo: que pues el señor de aquel castillo tenía tan gran hijo como aquél, que no era razón de tenerlo consigo, y tomólo y llevólo consigo, y después diolo a un su nieto que llaman Homar Nirasa para que viviese con él, por cuanto era emperador de la Persia y de aquella tierra. El cual vive hoy día con él, y anda en su hueste de este emperador: y este emperador tornó moro por fuerza a este hijo del señor de este castillo, y púsolo por nombre Sorgat Mix, e hízolo su guarda. Y como quiera que él sea así tornado moro, no lo es en la voluntad ni en las obras. Y los dichos embajadores fueron del señor de este castillo bien recibidos, y él tomó con ellos gran consolación por ser cristianos, y hospedóles muy bien, y díjoles: que podía hacer hasta quince días que Iazan Miraxa, sobrino del Tamurbec y su gran privado, que le enviara decir, que lo quisiese acoger en aquel castillo, que quería poner en él su tesoro, y él que le respondiera, que no lo acogería en él: más que si tesoro alguno tenía para guardar que se lo diese, y que él se lo guardaría bien, y que nunca más sobre ello le requirió. Y los dichos embajadores estuvieron aquí este día que allí llegaron, y después en la hueste del emperador de Persia vieron al hijo de este caballero, señor de este castillo, y hablaron con él, y este señor de este castillo había otro hijo más pequeño que no éste, y dijo a los dichos embajadores, que aquél su hijo había aprendido, y que era buen gramático en aquella su lengua, y que cuando Dios quisiese que tornasen, que se lo daría para que lo trajesen al dicho señor rey, para que lo encomendase al Papa, y lo hiciese obispo de aquella tierra. Y es una gran maravilla durar este castillo entre tantos moros, y tan alongados de cristianos, y otrosí de armenios tornarse católicos, que es grande servicio de Dios.
Y otro día lunes, que fueron 2 días de junio, partieron de aquí, y fueron dormir en el campo, que no pudieron alcanzar poblado: y este día les mostraron un castillo que quedó a la mano izquierda que había nombre Alinga, el cual castillo estaba en una montaña alta, la cual era cercada de un muro y de torres, y dentro de este muro había muchas viñas y huertas y labranzas de pan, y muchas aguas y pastos para ganados, y en lo más alto de esta montaña había un castillo. Y cuando el Tamurbec venció al sultán de la Persia, que llamaban Zolten Amad, y le tomó la tierra, y alzósele en este castillo de Alinga, y túvolo aquí cercado a él y gente suya tres años, y de aquí huyó, y se le fue para el sultán de Babilonia, donde hoy día está.
Y otro día martes fueron dormir a un campo, donde estaban hasta cien tiendas de chacatays, que andaban paciendo aquella tierra con sus ganados. Y otro día miércoles fueron dormir otrosí a otras tiendas de chacatays, y en estas tiendas dieron a los embajadores viandas, y caballos en que fuesen, así como se los daban en las aldeas y en las villas. Y el camino que hasta aquí trajeron fue de unas montañas que había muchas aguas y yerbas, y mucha de esta gente de chacatays, que son gente de la hueste de la ciudad de Hoy.
Y otro día jueves, 5 días del dicho mes de junio, a hora de mediodía fueron en una ciudad que es llamada Hoy: la cual estaba asentada en un llano, y alrededor de ella muchas huertas y labranzas de pan, y cerca de esta ciudad había unos grandes llanos que duraban mucho: y por ellos, y por la ciudad venían muchas acequias de agua, y esta ciudad era cercada de una cerca de ladrillo con sus torres y barbacanas: y aquí en esta ciudad de Hoy se acaba Armenia la alta, y comienza tierra de Persia: y en esta ciudad viven muchos armenios. Y cuando los dichos embajadores llegaron a esta ciudad, hallaron en ella un embajador que el sultán de Babilonia enviaba al Tamurbec. El cual llevaba consigo hasta veinte de caballo y hasta quince camellos cargados de presentes que el sultán enviaba al Tamurbec, y otrosí llevaba seis avestruces y una alimaña que es llamada jirafa, la cual alimaña era hecha de esta guisa: había el cuerpo tan grande como un caballo, y el pescuezo muy luengo, y los brazos mucho más altos de las piernas, y el pie había así como el buey hendido, y desde la uña del brazo hasta encima del espalda había dieciséis palmos: y desde las agujas hasta la cabeza había otros dieciséis palmos, y cuando quería enhestar el pescuezo, alzábalo tan alto que era maravilla, y el pescuezo había delgado como de ciervo, y las piernas había muy cortas según la longura de los brazos, que hombre que no la hubiese visto bien pensaría que estaba sentada aunque estuviese levantada, y las ancas había derrocadas a yuso como búfalo: y la barriga blanca, y el cuerpo había de color dorado y rodado de unas ruedas blancas grandes: y el rostro había como de ciervo, en lo bajo de hacia las narices: y en la frente había un cerro alto agudo, y los ojos muy grandes y redondos y las orejas como de caballo, y cerca de las orejas tenía dos cornezuelos pequeños redondos, y lo más de ellos cubiertos de pelo, que parecían a los del ciervo cuando le nacen, y tan alto había el pescuezo y tanto lo extendía cuanto quería, que encima de una pared que tuviese cinco o seis tapias en alto podría bien alcanzar a comer: otrosí encima de un alto árbol alcanzaba a comer las hojas, que las comía mucho. Así que hombre que nunca la hubiese visto, le parecía maravilla de ver: y los dichos embajadores estuvieron en esta dicha ciudad el jueves que allí llegaron, y viernes y sábado y domingo siguiente, que fueron 8 días del dicho mes de junio, después de mediodía partieron de aquí. Y porque este día no se podrían haber caballos, mandaron tomar los caballos a la gente de la hueste que por allí pasaban. Y fueron esta noche dormir a unos prados, y de que los dichos embajadores tomaron tierra en tierra de Trapisonda, hasta esta ciudad siempre en las montañas apareció nieve, y de aquí adelante no la hallaron y fue tierra más caliente.
Y otro día lunes a hora de mediodía fueron en un lugar que ha nombre Caza: el cual era bien grande y poblado en un llano, y muchas huertas y aguas que iban por todas partes. Y ante este dicho lugar está un lago de agua salada que mide en derredor cien millas, y dentro en ella había tres islas, la una de ellas era habitada. Y en la noche fueron dormir a un lugar que ha nombre Cusacana: el cual era un gran pueblo; pero que estaba lo más de él destruido: y decían, que el emperador Coramix, emperador de Tartaria, lo había destruido: el cual emperador destruyó el Tamurbec, y echó de su señorío, y está ahora sin él, según adelante os será escrito: y en este lugar había muchos armenios.
Y otro día martes fueron dormir a un lugar llamado Chauscad, y estaba en un llano, y en él había muchas huertas y viñas y muchos árboles y frutas, y de una montaña que encima de este lugar estaba, descendían muchas aguas, de que se regaban estas dichas huertas, y de este lugar llevaban mucha fruta así a la ciudad de Tauris, como a otras partes: y en la noche fueron dormir en el campo, y lo más del camino que este día anduvieron fue por entre huertas y viñas y aguas, que duraban mucho, y el camino era llano, y parecía muy hermoso el andar por estas dichas huertas.
Y el miércoles siguiente, que fueron 11 días del dicho mes de junio, a hora de vísperas fueron en la gran ciudad de Tauris, la cual ciudad está en un llano entre dos sierras altas sin montañas, y no es cercada, y la montaña de la mano izquierda está bien cerca de la ciudad y es muy caliente, y el agua que desciende de ella no es sana: y la otra montaña que está a la mano derecha está un poco más arredrada de la ciudad, y es muy fría, y en ella está nieve todo el año, y las aguas que de ella descienden son muy buenas. Y estas aguas van a la ciudad, y andan por ella por muchas partes, y en esta montaña a ojo de la ciudad están dos sierras altas, que dicen, que solían ser juntas una con otra, y que de cada año se arriedran la una de la otra: y en la montaña de la mano izquierda, cuanto una legua de ésta, está un cabezo alto, que dicen, que genoveses lo compraron una vez para hacer en él un castillo, y que lo compraron de un emperador que tuvo nombre Soltanvays, y decían, que de que se lo hubo vendido, que se arrepintió, y que cuando ellos quisieron hacer el dicho castillo, que envió por ellos el dicho emperador, y que les dijo, que en su tierra no era costumbre de mercaderes hacer castillo: salvo que las mercaderías que compraban, que las llevasen fuera de su tierra, y que así convenía hacer a ellos, y que si castillo querían hacer, que llevasen aquella tierra fuera de su señorío: y porque contrastaron con él, mandóles cortar las cabezas. Y de la montaña de la mano derecha desciende un gran río que viene a la ciudad, y antes que a la ciudad llegue, pártenlo por muchas acequias y caños, que van por ciertas calles y lugares de la ciudad, y por la dicha ciudad hay muchas rúas y calles muy ordenadas en que venden muchas cosas, y están oficiales bien ordenados, ca entre estas calles y rúas hay unas muy grandes casas con muchas puertas que son como alcacerías, y dentro ellas hay muchas casas y boticas, en que están oficiales de muchas maneras muy bien ordenados. Y de estas alcacerías salen ciertas puertas a ciertas rúas do venden muchas cosas, así como paños de seda y de algodón y cendales y tafetanes y seda y aljófar. Y en estas alcacerías venden otrosí muchas cosas. Y es ciudad de gran bullicio y de muchas mercaderías: y en un lugar de estas alcacerías están unos hombres que venden muchas olores y afeites para mujeres, y ellas mismas vienen allí a lo comprar, y se afeitan y untan con aquellos olores, y vienen todas cubiertas con unas sábanas blancas, y ante los ojos unas redes de sedas prietas de caballo, y así van tapadas que no las pueden conocer. Y en esta ciudad hay muy grandes edificios de casas y de mezquitas, hechas a maravillosa obra de azules y de losas, y de azul y oro de obra de Grecia, y de vidrieras muy hermosas y muchas. Y decían, que al tiempo que aquellas grandes obras se hicieron, que las hacían hombres grandes y ricos a fama, y de sí, unos a envidia de otros, por ver cuál haría más maravillosa obra, y que en esto dispendían sus caudales: y entre estas dichas obras y edificios había una gran casa que tenía una cerca sobre sí bien hermosa y de rica obra, en la cual casa había veinte mil casas, y cámaras apartadas y apartamientos, y esta casa, dicen, que hiciera un emperador de la Persia que tuvo nombre Soltanvays, y que la hiciera del tesoro del tributo que le diera el sultán de Babilonia el primer año que lo tributó, y puso nombre a esta casa Tolbatgana, que quiere decir, la casa de la ventura. Y esta dicha casa está lo más de ella enhiesto, y bien hecho, como quiera que todos cuantos buenos edificios en esta ciudad eran fuera de ella, tantos hizo derrocar Miaxa el hijo mayor del Tamurbec, por lo que adelante oiréis. Y esta ciudad es muy grande, y muy rica de moneda, y de muchas mercaderías que en ella se tratan cada día. Y dicen, que otro tiempo solía ser más poblada; pero en lo que hoy día es poblada hay bien doscientas mil casas y más, y en ella hay muchas plazas en que venden muy reglada y muy limpiamente carne cocida y adobada de muchas maneras, y muchas frutas: y en esta ciudad cerca de una plaza está un árbol seco en la calle junto con una casa, y dicen, que aquel árbol ha de tornar verde, y en aquel tiempo ha de ir a aquella ciudad un obispo cristiano, con mucha gente de cristianos, y que ha de llevar una cruz en la mano, y que ha de convertir a los de aquella ciudad a la fe de Jesu-Cristo, y esto, decían, que lo decía un moro Zayten, que era como ermitaño: y dicen, que la gente de esta ciudad que tuvo de esto gran despecho, y que fueron a cortar aquel árbol, y diéronle tres golpes con un destral, y los que se los dieron, quebráronseles los brazos, y este moro que esto decía hacía poco que murió, y dicen, que decía otras muchas cosas: y aún decían, que el Tamurbec estando en esta ciudad envió por este moro, y que le contó esto y otras cosas asaz: y este dicho árbol está hoy día allí en aquella calle, que no osa llegar ninguno allí. Y por las calles y plazas de esta ciudad hay muchas fuentes y pilares, y en verano hínchenlas de pedazos de hielo y con muchos jarrillos de latón y de cobre en ellas, con que beben las gentes, y en esta ciudad estaba un pariente del señor por corregidor de ella, que llaman ellos Derrega, que hizo mucha honra a los dichos embajadores, y otrosí en esta ciudad había muchas mezquitas muy ricas y hermosas, y otrosí había muchos baños los más solemnes que creo que en el mundo pueden ser: y los dichos embajadores estuvieron en esta ciudad nueve días, y cuando quisieron partir, trajéronles caballos de los del señor, en que fuesen ellos y todos los sus hombres, y llevasen lo suyo; ca desde aquí adelante tenía el señor puestos caballos en paradas, para que los que a él fuesen, cabalgasen en ellos, y anduviesen de día y de noche, de ellos a media jornada, y de ellos a una, y en algún lugar ciento, y en otro cincuenta, y en otro lugar doscientos, y así tenía los caminos ordenados hasta la ciudad de Samarcanda, y de esta ciudad hasta Babilonia h...

Índice

  1. Créditos
  2. Brevísima presentación
  3. Embajada a Tamorlán
  4. De la ciudad de Calmarin, que fue la primera del mundo después del diluvio
  5. Libros a la carta