Comentario de los salmos
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Comentario de los salmos

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Comentario de los salmos

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El Libro de los Salmos contiene la riqueza literaria incomparable y la fuerza de los textos del Antiguo Testamento. Samuel Pagán aborda cada Salmo escribiendo una introducción y un fondo comprensivo que enriquecerá su vida de una manera poderosa. Se presenta un análisis detallado sobre los Salmos en un formato de comentario explicando la relevancia del texto universal. Aunque este libro no es un devocional, inspirará su adoración hacia Dios.

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Información

Año
2022
ISBN
9781646911929
Categoría
Religión

Dios es nuestro amparo y fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos,
aunque la tierra sea removida
y se traspasen los montes al corazón del mar;
aunque bramen y se turben sus aguas,
y tiemblen los montes a causa de su braveza.
Salmo 46.1-3

Honrad al Hijo, para que no se enoje,
y perezcáis en el camino;
pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados los que en él confían.
SALMO 1: «EL JUSTO Y LOS PECADORES»
La sección inicial del Salterio (Sal 1–41) comienza la serie de poemas que se conocen tradicionalmente como los salmos de David, pues en su gran mayoría el título hebreo los relaciona con el famoso monarca y poeta de Israel –con la excepción de los Salmos 10 y 33–.
Posee una estructura interna que revela coherencia teológica y delata la presencia de grupos temáticos y literarios de salmos (p.ej., Sal 3–14; 15–24; 25–34; 35–41). Los Salmos 15 y 24, p.ej., son liturgias de entrada al Templo, y los Salmos 35 y 40, ubicados en disposición paralela, presentan la vergüenza y la confusión de los adversarios de la persona que ora. Los primeros dos salmos constituyen la introducción de todo el Salterio.
El primer salmo afirma las virtudes de las personas justas que «meditan en la Ley del Señor», y puede entenderse no solo como el poema inicial del Salterio sino como la introducción a toda la obra. Posiblemente,, en algún momento de su historia de redacción estuvo unido, o por lo menos relacionado, al segundo salmo. La referencia en Hechos 13.33 puede ser un indicio de que estos primeros dos salmos se entendían en la antigüedad –p.ej. el Talmud, Berakot, 9b– como una unidad; y esa percepción aumenta al notar que ninguno de estos poemas tiene título hebreo, y que el segundo salmo finaliza con la enseñanza de la bienaventuranza (Sal 2.12), que es el tema central del primero (Sal 1.1).
Este poema inicial debe haber sido escrito en círculos sapienciales, donde los maestros de la sabiduría cumplían sus responsabilidades pedagógicas con la comunidad (véanse, p.ej., Jer 8.9; 18.18; Ec 12.9; Pr 8.1-36). La finalidad era instruir al pueblo en torno al conocimiento de la vida y respecto a las formas de actuar con fundamentos éticos y morales firmes (véase Sal 32; 34; 49). Posiblemente,, el editor final del Salterio incluyó este salmo al comienzo de la colección, para subrayar el particular propósito pedagógico del libro de los Salmos: Invitar a la comunidad a vivir vidas piadosas fundamentadas en las enseñanzas de la Ley del Señor.
La redacción del salmo es compleja. En primer lugar, su estilo más que un himno de alabanza o plegaria individual o colectiva es una afirmación educativa, una enseñanza, una exhortación piadosa. Posiblemente,, el poema se escribió no tanto para la adoración pública y el culto de los fieles en el Templo, sino para ser utilizado en los contextos pedagógicos de la comunidad y contribuir a los procesos forMtivos del pueblo.
El poema no presenta varias de las características tradicionales relacionadas con la poética hebrea, particularmente su métrica es irregular. Algunos estudiosos describen el escrito como un buen ejemplo bíblico de prosa poética. Y su fecha de composición se devela al analizar el vocabulario utilizado, evaluar los conceptos expuestos, ponderar la influencia de la literatura de sabiduría en el salmo, estudiar la referencia a la Ley escrita, revisar la exposición de los temas de castigos y recompensas, y entender su similitud con Jeremías 17.5-8: El salmo es producto de la época post-exílica.
El poema puede dividirse estructural y temáticamente en, por lo menos, dos secciones básicas:
• La vida piadosa y justa: vv.1-4
• Las consecuencias de la maldad y el pecado: vv.5-6
El propósito principal del autor del salmo es poner de relieve las virtudes que se relacionan con los estilos de vida que rechazan abiertamente la maldad y el pecado en sus diversas manifestaciones. En efecto, la gente que entiende las implicaciones extraordinarias de vivir a la altura de las exigencias divinas son como los árboles bien plantados y alimentados, ¡producen fruto abundante! Por el contrario, el futuro de las personas que viven de acuerdo a la maldad es desastroso, y el destino de la gente que actúa según los consejos pecaminosos es la muerte. ¡Esos hombres y mujeres de iniquidad no tendrán espacio en los lugares que Dios tiene preparado y reservado para el disfrute de su pueblo!
vv.1-3: La palabra hebrea traducida en la versiones castellanas como «bienaventurado», describe a la persona feliz, dichosa y alegre, y revela el particular y distintivo tono educativo del salmo. La expresión, además, pone de manifiesto la relación estrecha del salmo con la literatura sapiencial de la Biblia. La felicidad de la persona bienaventurada o del grupo dichoso se fundamenta esencialmente en lo que son –p.ej., «pobres» (Lc 6.20)– o en lo que hacen –p.ej., «pacificadores» (Mt 5.9)–. Las Sagradas Escrituras incluyen diversas «bienaventuranzas» que ponen de relieve la afirmación divina para personas fieles (p.ej., Sal 2.12b; Mt 5–7; Ap 1.3).
En las Sagradas Escrituras las bienaventuranzas presentan una estructura literaria bien definida que incluye dos componentes primordiales. El primero presenta la fórmula de la bendición –p.e., «bienaventurado es el varón...»–; y el segundo identifica un tipo de comportamiento o conducta positiva –p.e., «...no anduvo en consejo de malos...»– (véase Sal 34.8). En el contexto del salmo inicial, la bienaventuranza identifica, en primer lugar, las conductas impropias de las personas (v.1), para posteriormente presentar las acciones que deben emularse (v.2).
El salmo es parte de esa importante tradición literaria en la Biblia, que afirma que el comportamiento diario debe fundamentarse en los principios y los valores que se promulgan en la Ley. La sabiduría, que de acuerdo a los Proverbios (1.7) es el temor o la reverencia al Señor, debe ser la base y el fundamento moral de la vida. La persona piadosa, religiosa, sabia, prudente o, en términos del salmo, «bienaventurada», es la que incorpora la sabiduría bíblica en su estilo de vida diario, pues, según el texto, ese tipo de sabiduría no es una virtud hipotética, especulativa o filosófica, con alguna repercusión de mayor o menor interés. Meditar en la Ley, entonces, no solo es motivo de contentamiento y felicidad, sino objeto de análisis sobrio, ponderado, profundo y crítico, pues el ser humano bienaventurado desea descubrir la voluntad divina para llevarla a efecto.
La comparación del ser humano y el árbol frondoso en común en el Antiguo Testamento (véase Sal 92.12-15; Jer 11.19; 17.8; Ez 17.5-10,22-24; 19.10), y también se repite en el Oriente Medio (p.ej., en la literatura egipcia y en Qumrán). Por lo común de las palmeras en la región, algunos estudiosos las identifican con el «árbol» del salmo (Sal 92.12). El uso de la palabra hebrea traducida como «plantado», puede ser una referencia a que el ser humano es feliz a la medida que se relaciona íntimamente con Dios, de la forma que el árbol se nutre junto a las fuentes de agua. Y la alusión a las aguas puede poner de manifiesto no solo los ríos y manantiales naturales sino los canales de irrigación que eran comunes en Egipto y Mesopotamia. De esa forma ordenada y efectiva el árbol recibía los nutrientes necesarios, independientemente de los caprichos del tiempo y sus inclemencias, para mantener sus hojas y brindar buenos frutos en la época precisa. Más que algún símbolo relacionado con la inmortalidad, la imagen afirma la importancia de vivir amparado en la Ley divina, que produce en las personas bienestar, seguridad, paz y prosperidad.
v.4: Las personas malvadas no siguen el camino de los justos ni disfrutan de sus abundancias. La imagen del «tamo que arrebata el viento», en contraposición a la gente bienaventurada de la primera sección del salmo (vv.1-3), posiblemente alude tanto a la gente pecadora como a su destino final. La referencia al tamo presenta lo efímero de la vida, lo superficial de la existencia humana, lo pasajero de la humanidad. La imagen del tamo perecedero que es movido por el vaivén continuo del viento caprichoso contrasta abiertamente con el árbol sobrio que permanece seguro junto a las corrientes de aguas. Esa metáfora frecuentemente es utilizada como referencia al juicio divino (p.ej., Sal 33.5; Os 13.3). El contraste es claro y directo: La gente fiel tiene estabilidad y seguridad en la vida; las personas pecadoras están a la merced de los vientos caprichosos e inimaginables de la existencia humana.
v.5: La comprensión adecuada de este versículo presenta algunas dificultades extraordinarias para los estudiosos de la Escritura. El Reino de la gente bienaventurada, en efecto, se relaciona con la capacidad que pueden desarrollar los seres humanos para vivir en un peregrinar que les lleve al futuro fundamentados en la lectura y meditación de la Ley de Dios, y les mueva al porvenir con aprecio e incorporación de las enseñanzas divinas.
SALMO 2: «EL REINO DEL UNGIDO DEL SEÑOR»
Mientras el primer salmo articula los desafíos a los que deben responder los individuos en la vida, el segundo revela la actitud de la comunidad de fe ante los problemas que se relacionan con las naciones en busca de poder. En el primero se afirma la importancia de la Ley divina, en el segundo se presenta al ungido del Señor, que tiene el poder para liberar a las naciones. Mientras en el primero se pone de relieve el proceso educativo y la sabiduría, en el salmo segundo se manifiesta la voz poética del mesías, que indica: «Servid al Señor con temor, y alegraos con temblor» (Sal 2.11).
La relación entre los primeros dos salmos puede verse en los siguientes detalles: Ninguno de los dos poemas tiene títulos hebreos o suscripciones, las bienaventuranzas juegan un papel de importancia en el escrito (1.1 y 2.12), y en la antigüedad se estudiaban unidos (Hch 13.33). En cierto sentido, el primer salmo presenta el tema de los dos caminos para los individuos, y el segundo continúa el mismo tema desde la perspectiva comunitaria, nacional e internacional. Estudiados desde esta perspectiva se puede afirmar que la unión de estos salmos es una magnífica introducción a todo el salterio, que tiene como finalidad inspirar y desafiar a individuos y pueblos a ser fieles a Dios, mediante el estudio profundo de la Ley y a través de la afirmación de sus implicaciones personales y nacionales.
El segundo salmo puede clasificarse claramente como un Salmo Real, en el cual el rey sin duda está detrás de la ideología del escrito. Y, posiblemente era parte de las ceremonias cultuales de entronización y coronación del monarca, o de las festividades anuales que recordaban y recreaban esos eventos. Esas actividades no eran rituales superficiales y pasajeros, sino eventos religiosos y políticos de gran significación social, militar y espiritual. El evento incluía el poner la corona real sobre la cabeza del rey, la presentación oficial del documento de iniciación del reinado, y la proclamación y unción del monarca (2 R 11.12). Algunos estudiosos piensan que el salmo incluye la primera afirmación del rey a sus súbditos (2.7-9).
Por las referencias directas al rey de Israel, se piensa que el salmo efectivamente proviene de la época preexílica, cuando la monarquía israelita jugaba un papel fundamental en la vida del pueblo. El autor posiblemente estaba relacionado a algún monarca de turno, o quizá era un profeta que tenía responsabilidades de importancia en el culto del Templo de Jerusalén.
Otros estudiosos, sin embargo, han relacionado el salmo con el período posexílico, y lo interpretan de forma profética y escatológica: ¡El rey aludido en el poema es el «David venidero», el Mesías esperado, el ungido que llegará en el futuro (Jer 23.5; 30.9; Ez 34.23; 37.24)! Y esa comprensión del salmo puede dar base a las importantes interpretaciones y lecturas cristianas y mesiánicas, que aplican sus temas fundamentales y sus enseñanzas básicas a la vida y ministerio de Jesús de Nazaret (véanse p.ej., Hch 4.25-26; 13.33; Heb 1.5; 5.5; Ap 2.27; 19.18).
En efecto, la lectura sobria y sosegada del poema descubre la universalidad del escrito, que evade hacer referencias históricas precisas y evita la identificación concreta de detalles que puedan ubicar el salmo en algún momento preciso en la vida del pueblo de Israel. Esa característica general y universal del salmo ha contribuido sustancialmente a sus interpretaciones mesiánicas. Además, esa misma peculiaridad le brinda al escrito el poder para ser parte de la introducción general al Salterio. El primer salmo afirma la Ley; y el segundo, al mesías.
Este salmo contiene las características básicas de la poesía hebrea. Incluye buena métrica y cuatro estrofas bien definidas. La primera estrofa (vv.1-3) describe las conspiraciones nacionales e internacionales contra el Señor y su ungido; la segunda (vv.4-6) presenta las reacciones del Señor ante los motines humanos; en la tercera (vv.7-9) se incluye el decreto divino a favor del ungido y su misión; y, finalmente, en la cuarta (vv.10-12), se da el ultimátum divino a las naciones y sus líderes, y se añade una bienaventuranza para las personas que confían en el Señor.
Desde la perspectiva literaria el salmo revela complejidades estilísticas, pues manifiesta un carácter dramático. El poeta incluyó en el escrito a diversos personajes, que levantan su voz en el salmo. En primer lugar hablan las naciones y sus reyes con arrogancia (vv.1-3), luego el Señor presenta al ungido (vv.4-5), posteriormente habla el rey, que brinda la proclamación divina (vv.7-9) y añade una palabra de consejo a las naciones y sus gobernantes (vv.10-12).
La estructura literaria y temática del poema es la siguiente:
• Lo que piensan y hacen las naciones: vv.1-3
• La respuesta divina: vv.4-6
• El decreto del ungido: vv.7-9
• Ultimátum a los líderes y a las naciones: vv.10-12
vv.1-3: El salmo comienza con una importante pregunta retórica. El poeta inquiere en torno al porqué los pueblos se amotinan o conspiran. Su pregunta es válida e importante. Intenta explicar el origen de los disturbios y las inestabilidades en las naciones, desea comprender la razón de los conflictos que producen en los individuos y los pueblos malestar, dolor, desesperanza, angustias, guerras, desolación y muertes. El salmista se hace la pregunta fundamental de la existencia: Entender el origen del sufrimiento.
Las preguntas del salmista pueden relacionarse con las transiciones de monarcas en la antigüedad. La muerte o deposición de algún rey se constituía, generalmente, en el comienzo de una serie de eventos que generaban instabilidad política y social en los pueblos. Las transferencias de mando y poder en el Medio Oriente comúnmente estaban acompañadas de rebeliones internas, guerras fratricidas, reorganizaciones socio políticas, amenazas enemigas y conflictos internacionales. Aunque no podemos identificar en la lectura del salmo algún problema histórico particular, es importante notar que el pueblo de Israel regularmente debía enfrentar las amenazas de sus vecinos, y en ocasiones llegaba a la guerra para defender sus territorios y autonomía.
La afirmación de que los pueblos pi...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Creditos
  4. Índice
  5. Prefacio
  6. Primera Parte: Introducción
  7. Segunda Parte: Interpretación y comentario
  8. Tercera Parte: Índice temático