A la vejez, viruelas
  1. 20 páginas
  2. Spanish
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Información del libro

Ligera y enternecedora comedia teatral del maestro del género en español en su época: Manuel Bretón de los Herreros. En ella conocemos a doña Francisca, adinerada dama obsesionada con la moda y las costumbres parisinas, quien acaba de prometer a su hija Joaquinita con el maduro don Braulio. Doña Francisca, a su vez, está enamorada de don Enrique, amigo de don Braulio, y requerirá de este un favor para interceder por ella ante su amigo. Se sucederán los enredos hasta que el amor haga acto de presencia.-

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Información

Editorial
SAGA Egmont
Año
2022
ISBN
9788726654189
Categoría
Literatura

ACTO SEGUNDO.

ESCENA I.

DOÑA FRANCISCA. BLASA.
[Blasa está acabando de vestir á doña Francisca, que se presenta de petimetra exagerada y ridícula.]
D.a Franc.Vamos; despacha. Ata esta cinta….. No; asi no.
Blasa. Pues ¿cómo?
D.a Franc. De modo que el lazo figure una azucena….. Asi; bien vas….. No; ya no vas bien. ¡Jesus, qué zafia eres!... Yaya, déjalo, déjalo. Me cortaria yo las manos.
Blasa. Pero, señora, si yo…..
D.a Franc. No la toques ya: ¿para qué? ¡Como ha de ser! Me tendrán por una lugareña. Y si llega á venir doña Mariquita, ¡poco tendrá que criticar! Dirá que ni siquiera sé ponerme un lazo con elegancia.
Blasa. Pero por una cinta…..
D.a Franc. ¡Bestia!
Blasa. ¡Si yo ya le he dicho á usted que no entiendo de esas cosas! ¿Quién me ha metido á mí.....
D.a Franc. Eso sí; lengua no te falta.
Blasa. Como usted despidió á la doncella porque le socarró el pelo haciéndole un rizo y.....
D.a Franc. ¿Quieres callar?
Blasa. Y está una que no puede con una; y friega, barre, espuma el puchero..... Vamos, que las cocineras no podemos atender…..
D.a Franc. ¡Dale bola!
Blasa. Ya se vé; como una está siempre á vueltas con la cocina…..
D.a Franc. Anda enhoramala, desollada.
Blasa. A fé que la señorita no es asi.
D.a Franc. Marcha allá dentro, antes que.....
Blasa. (¡El diantre de la vieja estrambótica!)
D.a Franc. ¿Qué estás rezando? Vete.
Blasa. Ya me voy..... (¡Bruja!)

ESCENA II.

DOÑA FRANCISCA.
¡Qué harta estoy de criadas! ¡Jesus, qué plaga!.... Pero es preciso sufrir á esta, que á lo menos es limpia, porque no hay de quien echar mano….. Me ha enfadado con sus bachillerías.— ¿Y qué se ha de hacer? ¡Eh! Será conveniente tranquilizarme, pues espero á mi querido Enrique. Ahora sí que rabiarán de envidia mas que nunca esas necias tan pagadas de su hermosura. Ahora confesarán á pesar suyo cuán en vano se atreven á competir conmigo. Segun me ha dicho don Braulio, no tardará en venir mi amante. ¡Con qué impaciencia le espero! Vendrá; se turbará un poco cuando me vea, como es natural; pero vo le miraré….. [Mirándose á un espejo.] ¿A ver?.... Asi..... Una sonrisa expresiva; el cuello voluptuosamente inclinado hacia el hombro derecho. — Fijo los ojos en él con aquella especie de timidez propia del amor sencillo, y al instante llena de rubor los bajo al suelo. Con esto se anima mi Enrique; se postra á mis piés; toma con sus dos manos una de las mias y la estrecha en su pecho.—Yo aparento querer impedirlo y que el amor me quita las fuerzas. Él me hace entonces la confesion del suyo; implora mi piedad, y aguarda en silencio mi respuesta. Y yo….. Yo habré enmudecido…..; pero mis brazos sabrán desempeñarme oprimiendo como involuntariamente su cuello. [Pone una silla delante de si, y va creciendo por grados su ilusion.] Supongamos que esta silla es don Enrique. Ya entró; ya le alenté con una mirada amorosa; ya está á mis piés y me dice: hermosa Paquita, yo te adoro. Mi corazon es muy débil para resistir el hechizo de esos ojos. Mírame á tus piés: en ellos moriré si soy tan infeliz que no te merezco….. [Arrebolada,ycomo fuera de sí se abraza con la silla, á cuyo tiempo viene don Braulio por la puerta del foro.]No, Enrique, no, bien mio. ¡Vive, vive para ser el consuelo de tu sensible Poquita!

ESCENA III.

DOÑA FRANCISCA. D. BRAULIO.
D. Braul. ¿Qué es eso, qué es eso, doña Francisca?
D.a Franc. Nada….. ¿Qué ha de ser?
D. Braul. Así, agarrada á una silla…..
D.a Franc. Estaba repasando la leccion de baile.
D. Braul. Repasando la leccion….. Vaya, me alegro, me alegro. Con el tiempo hará usted prodigios en la danza.
D.a Franc. Y los hago ahora mismo. Venga usted; bailaremos los dos, y veremos quién…..
D. Braul. ¿Yo? Por Dios, señora. Déjeme usted estar: eso es para los jóvenes. Lugar tendrá usted de bailar esta noche y de lucir su habilidad con ese enjambre de adoradores que suspiran por usted. Yo soy un pobre diablo que para nada sirvo ya en las sociedades sino para jugar un tresillo ó leer la Gaceta. Usted sí que es un estuche y puede amenizar una reunion. ¡Yo lo creo! ¡Sobre que en casa de la condesita no sabrian qué hacerse si usted no concurriera! ¿Así se encuentra una señora que baile, cante, ria, juegue, retoce, y todo á las mil maravillas? Con usted sola basta para que todos esten divertidos.
D.a Franc. Muchito que sí. Ello, no dejo de tener envidiosas; pero por mas que intriguen no me podrán quitar el partido que tengo entre los jóvenes.
D. Braul. ¿Quién lo duda? Vaya, continúe usted: no quiero interrumpirla.
D.a Franc. ¿Dónde va usted?
D. Braul. A mi cuarto, que tengo un poco que escribir. Hasta despues.
D.a Franc. (¡Qué socarron!)
D. Braul. (¡Qué loca de atar!)

ESCENA IV.

DOÑA FRANCISCA.
¡Mire usted á qué tiempo ha ido á entrar el demonio del viejo!.... ¡Y como se le escapa á él nada!.... ¡Camaslrotiazo!.... Pero ¿qué veo? ¿No es mi Enrique? Sí; el mismo.

ESCENA V.

DOÑA FRANCISCA. D. ENRIQUE.
D.a Franc. ¡Oh, señor don Enrique!
D. Enr. Señora, usted me perdonará que me haya atrevido sin su permiso…..
D.a Franc. Usted me sonroja. ¿Cómo puede disgustarme que entre usted con franqueza en esta casa, cuando..... Pero suplico á usted se sirva pasar al estrado.
D. Enr. ¿Para qué? Yo estoy bien en cualquier parte como tenga el placer de ver á quien amo.
D.aFranc. [Afectando rubor.]Vamos….. No me haga usted salir los colores. ¡Son ustedes los hombres tan malos!.... Pero sentémonos [Don Enrique se sienta algo distante.] ¡Qué apartado, don Enrique! ¿Es falta de afecto, ó cobardía?
D. Enr. Señora, temo abrasarme en los rayos de esos ojos.
D.a Franc. ¡Qué picarillo es usted!.... No hay que tener miedo: ya les he mandado yo que le traten con humanidad. [D. Enrique se acerca á doña Francisca.] Pero ¿es posible que me haya hecho usted pasar la verguenza de animarle.....
D. Enr. [Con frialdad é impaciencia toda la escena.]El respeto.....
D.a Franc. Deje usted estar el respeto. Verdad es que esta es la primera vez que nos hablamos; pero nuestros ojos hace ya dias que se entienden. ¿No es cierto? Ellos son los mejores intérpretes del amor.
D. Enr. Efectivamente….. Hace tiempo que mi corazon….. (Yo estoy violento: no sé qué decir á esta desdichada.)
D.a Franc. Bien conozco que rni pasion excede á la de usted. A pesar del natural encogimiento y recato de mi sexo, yo no he podido prescindir de declararme á usted por medio de don Braulio; y usted siendo hombre...

Índice

  1. A la vejez, viruelas
  2. Copyright
  3. PERSONAS.
  4. ACTO PRIMERO.
  5. ACTO SEGUNDO.
  6. ACTO TERCERO.
  7. Sobre A la vejez, viruelas