Cortar una espiga más
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Cortar una espiga más

Estudios sobre Costa Rica en la época de la independencia

  1. 254 páginas
  2. Spanish
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Cortar una espiga más

Estudios sobre Costa Rica en la época de la independencia

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Información del libro

Entre finales de 1821 e inicios de 1828, Costa Rica pasó de la incertidumbre que suponía esperar a que se aclararan "los nublados del día" a la expectativa de que, en un futuro cercano, se podría cortar "cada día una espiga más" y llorar "una lágrima menos". Al explorar cómo se transitó de lo primero a lo segundo, el historiador Iván Molina Jiménez emprende un viaje fascinante, por territorios muy poco conocidos de la época de la independencia. Desde sus primeras páginas, el presente libro se aparta de las rutas convencionales para abordar temas tan novedosos como controversiales: la alfabetización popular, las formas de autogobierno campesino, la fiebre por la lectura de novelas, la formación de la flota colonial costarricense, las condiciones en que operaba el transporte por mar, el ascenso empresarial y político de Gregorio José Ramírez Castro y las explicaciones avanzadas por liberales, socialdemócratas y comunistas para explicar el origen de la guerra civil de 1823.

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Información

Año
2022
ISBN
9789930580851
Edición
1
Categoría
History

Capítulo 1

Expansión educativa y alfabetización popular

Detalle de billete de 2 colones, Banco Internacional de Costa Rica. Colección BCCR-B-0201- 25 abril 1932, Serie B, Nº Serie 176855.
Al visitar Costa Rica en 1825, el viajero inglés John Hale destacó que entre algunos de sus habitantes había un “gran deseo de poseer una imprenta y de establecer un periódico. En la actualidad se ven obligados a enviar a San Salvador (un viaje de tres o cuatro semanas) aún sus leyes para que allí las impriman”.[22] Aunque el inicio de la actividad tipográfica debió esperar hasta 1830, cuando Miguel Carranza Fernández (1780-1841) importó la primera máquina –al parecer de Estados Unidos–,[23] la observación de Hale sugiere que, en una época tan temprana, existía ya un claro interés de la sociedad civil y del Estado por producir materiales impresos localmente. ¿Se disponía ya de una población lo suficientemente alfabetizada para sustentar una demanda de esa índole?
La problemática a que se refiere tal pregunta es el objeto del presente capítulo, cuyo propósito es analizar la influencia que las reformas borbónicas, la Constitución de Cádiz (1812) y el nuevo orden surgido tras la independencia de España (1821) tuvieron en la temprana alfabetización de la población costarricense. Pese al crecimiento y la diversificación experimentados por los estudios sobre esta temática en Europa y Estados Unidos en las últimas décadas,[24] poco es lo que se ha investigado al respecto para la Hispanoamérica colonial. La mayoría de los estudios existentes sobre la educación, entre finales del siglo XVIII e inicios del XIX, se concentran en considerar las políticas al respecto,[25] pero sin examinar cómo afectaron los niveles de alfabetismo. Una de las contribuciones más valiosas para Centroamérica, la de Sajid Herrera Mena sobre las experiencias de San Salvador y Sonsonate entre 1750 y 1808, comparte la tendencia indicada, ya que evalúa el impacto de las medidas impulsadas por los Borbones con base principalmente en el número de escuelas y alumnos.[26]
En el caso de Costa Rica, la situación no es muy distinta, ya que las tres investigaciones principales que exploran el período anterior a 1850[27] basan sus conclusiones en información similar a la utilizada por Herrera. En contraste, en el presente capítulo, aunque se parte también del número de planteles y estudiantes, se reconsideran tales datos a partir del cálculo de la cobertura y de una perspectiva comparativa, al confrontar las cifras costarricenses con información similar correspondiente a otras áreas de Hispanoamérica. Su principal innovación, sin embargo, es que en él se utilizan las dispensas matrimoniales tramitadas entre 1801 y 1850 para aproximarse a la expansión que experimentó la alfabetización entre inicios del siglo XVIII y mediados del XIX.
Para analizar debidamente dicho problema, este capítulo ha sido dividido en cuatro secciones principales. En las dos primeras, se reconsidera la información disponible acerca de la creación de escuelas en el período colonial y la relación entre la expansión del número de estos establecimientos y las políticas educativas impulsadas por las reformas borbónicas, por la Constitución de Cádiz y por el incipiente Estado costarricense; en la tercera, se discuten los alcances y limitaciones de esas fuentes y de la metodología con que se las procesó; y en la cuarta, se aborda la alfabetización a partir de la base de datos ya señalada, según género, vecindad, ocupación y período de nacimiento.
Dado que Costa Rica es un país que desde inicios del siglo XX empezó a ser ampliamente reconocido por sus logros educativos,[28] resulta esencial un estudio de la etapa en que se formó su sistema escolar para comprender cuáles fueron sus fundamentos. En este sentido, la escogencia del período 1730-1839 no solo responde al interés por examinar indicadores aproximados de alfabetización antes y después de las reformas borbónicas, la Constitución de Cádiz y la independencia, sino también a la preocupación por considerar el impacto que el crecimiento económico y demográfico de finales del siglo XVIII y la posterior intensificación de la colonización agrícola campesina tuvieron sobre la asistencia a la escuela.[29]

1. Reformas borbónicas y escuelas

Adscrita a nivel institucional a la Audiencia de Guatemala, la Costa Rica colonial fue una provincia marginal del Imperio Español en América, que experimentó dos estructuraciones básicas: en los siglos XVI y XVII, los españoles, asentados principalmente en Cartago –capital colonial–, procuraron construir una sociedad basada en la explotación de los indígenas primero, y de los esclavos afrodescendientes después; pero tal intento fracasó por la disminución demográfica de la población aborigen y la ausencia de un producto de exportación viable que permitiera financiar la importación creciente de personas esclavizadas.[30] En tales circunstancias, el período posterior a 1700 fue escenario de la expansión de la producción agropecuaria campesina, un proceso que supuso la paulatina ocupación del oeste del Valle Central,[31] un área que abarca el 6,4% del actual territorio costarricense.[32]
Colonizado por productores libres, en su mayoría mestizos, el occidente del Valle fue el asiento de las poblaciones de Heredia, San José y Alajuela, en las cuales se concentraron los principales comerciantes de la época y una artesanía más especializada. Esos mercaderes, gracias a su posición dominante en el comercio exterior, establecieron una relación de intercambio desigual –comprar barato y vender caro– con los productores directos agrícolas y artesanales.[33] Hacia 1801, Costa Rica tenía casi 50 000 habitantes, más del 80% de los cuales residían en el Valle Central (véase el Mapa 1); étnicamente y según las categorías utilizadas entonces, los mestizos constituían el 60%, los blancos un 8%, los indígenas un 14%, los mulatos, zambos y pardos un 17%, y los negros el 1% restante.[34]
Durante la mayor parte del período comprendido entre la década de 1580 y finales del siglo XVII, prácticamente no hubo escuelas en Costa Rica. El único establecimiento conocido fue el que atendió, entre 1583/1588 y 1623, el presbítero Diego de Aguilar, sacristán mayor de la iglesia parroquial. La ausencia de locales escolares obedeció en mucho a la escasa población de Cartago –apenas unas 320 personas entre blancos, negros, mulatos y mestizos en 1611–, y a la dispersión de sus vecinos por los campos, por lo que era difícil lograr una matrícula suficiente para financiar un plantel formal. En tales circunstancias, las familias más pudientes optaron por contratar la instrucción de sus hijos con tutores particulares.[35]
Principales poblaciones, puertos y caminos de Costa Rica (1750-1821).*
*En la época de la independencia, Ujarrás ya era una población de mestizos y mulatos.
Fuente: Molina Jiménez, 1991, p. 83.
Luego del ascenso de los Borbones en España, a comienzos del siglo XVIII, se inició un conjunto de reformas orientadas a maximizar la exacción de recursos de las colonias americanas y a poner en práctica, en sus versiones menos radicales, algunos de los postulados de la Ilustración.[36] La nueva política de la Corona, en la esfera educativa, se expresó en el énfasis por abrir escuelas elementales. Ese proceso culminó durante los reinados de Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788), cuando se aprobó un plan de instrucción pública que dispuso enseñanza separada para niños de ambos sexos, algunos contenidos de carácter secular y exámenes para quienes aspiraban a impartir clases, los cuales serían vigilados por funcionarios de los ayuntamientos.[37]
En el caso costarricense, la intensificación de las reformas borbónicas coincidió con la fase inicial de la colonización campesina del oeste del Valle Central, que tuvo dos efectos importantes en cuanto a la educación: limitó la población en edad escolar de Cartago –el espacio más urbanizado y de más antigua ocupación– y evitó, dada la dispersión inicial de los emigrantes, que en las áreas ocupadas por estos se configurara, en lo inmediato, una fuerte presión por más escuelas. De esta manera, el mismo proceso que consolidó el peso económico y social de los pequeños y medianos productores agrícolas debilitó –dada su dinámica ruralizadora– el impacto del aumento demográfico sobre la demanda educativa.
Para contrarrestar la dispersión de los colonos, en un contexto de crecimiento económico y demográfico, después de 1750 las autoridades civiles y eclesiásticas emprend...

Índice

  1. Cubierta
  2. Inicio
  3. Prólogo. Los nublados del día
  4. Capitulo 1. Expansión educativa y alfabetización popular
  5. Capítulo 2. Derechos sobre la tierra y autogobierno campesino
  6. Capítulo 3. Novelas y jóvenes
  7. Capítulo 4. Félix Martínez y la flota colonial costarricense
  8. Capítulo 5. Gregorio José Ramírez Castro: ascenso social y capital político
  9. Capítulo 6. Ochomogo, 1823: pasados de la primera guerra civil
  10. Epílogo
  11. Anexo 1
  12. Anexo 2
  13. Anexo 3
  14. Anexo 4
  15. Anexo 5
  16. Fuentes y bibliografía
  17. Nota sobre el autor y sus obras
  18. Créditos
  19. Libros recomendados