Arthur Lee: Esplendor y decadencia de Love
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Arthur Lee: Esplendor y decadencia de Love

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Arthur Lee: Esplendor y decadencia de Love

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Arthur Lee (1945-2006) y el grupo que lideró, Love, están ampliamente reconocidos como una de las bandas más influyentes de los sesenta, yForever Changes(1967), una obra maestra que aúna psicodelia, folk y rock, aparece regularmente en las listas de los mejores discos de todos los tiempos. Lee abanderó este brillante y errático grupo a través de su convulsa historia de disoluciones y resurrecciones, y posteriormente publicó tres discos en solitario. En esta extraordinaria biografía, Barney Hoskyns (de quien ya publicamosHotel California: Cantautores y vaqueros cocainómanos en Laurel Canyon) compone un retrato coral de un músico que creó algunas canciones memorables pero que sin duda pudo haber alumbrado muchas más.A partir de entrevistas en profundidad con Arthur Lee, el cantante, compositor y guitarrista Bryan MacLean, y otros personajes clave de la escena musical del Los Ángeles de la época, este fascinante relato revela el reverso oscuro del Verano del Amor: drogas, crímenes y luchas de egos, así como un recorrido por la trayectoria musical de Lee tras la disolución de Love hasta su encarcelamiento después de ser acusado de disparar un arma. Este volumen incluye un posfacio del autor escrito especialmente para esta edición.«¿Fue Arthur Lee uno de los grandes del rock de todos los tiempos o no fue más que un oportunista que supo aprovechar un momento de plena incandescencia del pop? ¿Fue un genio o un granuja? ¿Y si fue ambas cosas?»Barney Hoskyns

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Información

Editorial
Contra
Año
2022
ISBN
9788418282713

1 Summer’s Children3

Cuando Arthur Lee y Bryan Maclean se conocieron en el verano de 1965 —en el aparcamiento del restaurante Ben Frank’s, que por aquel entonces era el epicentro de todo lo que se cocía en Sunset Strip— Love ya llevaban varios meses en marcha, con la salvedad de que no se llamaban Love, sino The Grass Roots, y habían surgido como resultado de dos grupos (The LAGs y The American Four) que Lee había liderado antes de ver la luz del folk rock en uno de los primeros conciertos de los Byrds.
Lee no había nacido en Los Ángeles, sino en Memphis, el 7 de marzo de 1945. El nombre que aparecía en su certificado de nacimiento era Arthur Porter Taylor (su padre era un trompetista llamado Chester Taylor), pero adoptó el apellido de su padrastro Clinton Lee después de que sus padres se divorciaran y su madre, Agnes, volviera a contraer matrimonio.
«Mi madre tenía la piel muy clara, pasaba por blanca», me contó Arthur. «Era maestra y venía de una larga estirpe de maestros.» Memphis desempeñó un papel prácticamente insignificante en la educación musical de Lee, si bien The LAGs se habían creado a imagen y semejanza de Booker T. And The MG’s, pese a que Lee dice recordar los primeros años de su infancia allí «con gran claridad» y que su tía «ponía a Muddy Waters y a Howlin’ Wolf cada mañana».
Lee, a quien con cinco años sacaron de Memphis y llevaron a California, era, en sus propias palabras, «hijo único y un niño solitario», que solo parecía hallar consuelo en la música. «Empecé a darle clases de música cuando tenía diez u once años», recordaba Agnes Lee por teléfono desde Memphis, adonde había regresado poco antes de nuestra conversación procedente de Los Ángeles. «Su profesora me dijo que tocaba mejor que ella y que ya no necesitaba recibir más lecciones.» ¿Cómo era Arthur de niño? «Era un mocoso malcriado, pero tenía buen corazón», dice entre risas.
Lee se crio en el distrito angelino de Crenshaw-Adams, donde su padre trabajaba de albañil y decorador. «Cuando era pequeño escuchaba a Nat “King” Cole y me fijaba en el logotipo violeta de Capitol Records», dijo Lee. «Quería fichar por Capitol, ese era mi objetivo. Más adelante, solía ir caminando desde el Instituto Dorsey hasta el edificio de Capitol en Hollywood [un trayecto de varios kilómetros]; lo hice unas cuantas veces. Estaba decidido a firmar un contrato con Capitol, y lo hice, sin la ayuda de un mánager pomposo ni de nadie. Fui a la editorial musical Ardmore-Beechwood a hablar con Adam Ross y Jack Levy, fui a hablar con Kim Fowley y luego fui a hablar con Capitol.»
Lamentablemente, el único single de 45 rpm que The LAGs lanzaron con Capitol, el tema instrumental «Rumble-Still-Skins», una mala imitación de Booker T. y Jimmy Smith, supuso una tremenda decepción cuando se publicó en 1963 y no le hacía justicia al talento de aquel adolescente. «Fue toda una desgracia, algo verdaderamente bochornoso», reconocía Arthur, que aseguraba que «no se fiaba de nadie» y que, por tanto, no mostró a Capitol sus mejores canciones.
«Por aquel entonces yo aún no cantaba; no empecé a cantar hasta Love», le dijo a Giovanni Dadomo de la revista Zigzag en 1974. «Aquel disco no tuvo ninguna repercusión. Yo era joven y muy inexperto y estaba poniendo a prueba a la discográfica. Pensé que si les ofrecía lo peor de mi material y me timaban no me haría ningún daño, pero no funcionó, así que después de eso empecé a dar lo mejor de mí, y es lo que llevo haciendo desde entonces.»
Lee no llegó a graduarse en Dorsey, donde había destacado en deporte. «Jugaba al baloncesto en el instituto y tenía el récord de anotación en un partido, pero con mi 1,85 era demasiado bajito.» Dice que estaba demasiado ocupado maquinando su carrera musical. («Quería ser el mejor artista pop del mundo; esa era mi ambición.») Cuando iba al instituto, vio al cantante de R&B Johnny «Guitar» Watson salir de un Cadillac dorado enfundado en un traje dorado y luciendo dientes de oro y «entonces supe que tenía que hacerme con una guitarra».
De hecho, esa atracción por el oro podría haberle llevado a otro estilo de vida totalmente distinto. Según Bryan MacLean, Lee era «conocido por ser el tío más malo de todo el West Side de L.A., el Cassius Clay de las calles». El nombre con el que se conocía al cantante en la calle, contaba MacLean, era «Polo»: «Todos sus amigos se dirigían a él en plan: “Eh, ¿qué pasa, Pol?”. Tío, tenía su reputación. Era el tipo más importante del barrio.» (De hecho, puede que MacLean haya confundido «Pol» con «Po»: Agnes Lee dice que a Arthur le apodaban «Po» como diminutivo de su segundo nombre, Porter.)
El primer cómplice real de Lee en el plano musical —y el hombre que seguiría a su lado hasta Forever Changes— fue el guitarrista Johnny Echols, que había vivido puerta con puerta con la leyenda del jazz Ornette Coleman en la Calle 27 y había aprendido a tocar la guitarra con Adolphi Jacobs de los Coasters. Cuando Lee montó The LAGs para tocar versiones de R&B en las fiestas locales, Echols fue su primer fichaje. Y cuando The LAGs pasaron a ser The American Four y grabaron «Luci Baines» para Del-Fi, el sello de Bob Keane, Johnny Echols —que, al igual que Lee, era un chaval negro de piel clara y con el pelo desrizado— seguía a su lado. (Arthur me comentó que para él y Echols fue una gran influencia el estilo de Bobby Womack and The Valentinos, que «llevaban el pelo largo y cosas que no había visto en mi vida». Afirmaba que incluso había ido a ver a J.W. Alexander, que estaba al mando de SAR, la discográfica de Sam Cooke, a la que pertenecían The Valentinos, pero J.W. no había mostrado ningún interés.) «Luci Baines» era básicamente una versión modernizada de «Twist and Shout», en la que Arthur hacía una imitación decente de Paul Jones de Manfred Mann; la heroína homónima de la canción era una copia de la hija del presidente Lyndon Baines Johnson, que era una apasionada del baile.
Lee no solo grabó para Bob Keane en calidad de líder de The American Four, también produjo singles de soul y de pop chicano para Li’l Ray —una versión spectoresca de «I (Who Have Nothing)» de Ben E. King— y Ronnie and The Pomona Casuals (los prescindibles temas de baile de moda «Slow Jerk» y «Everybody Jerk»). «Nunca gané un duro con Bob Keane», aseguraba, pese a que un contrato de «Luci Baines» de la Federación Norteamericana de Músicos muestra que puede que hubiera ganado la cantidad nada desdeñable de sesenta y un dólares. (El tema puede encontrarse en Sun, Surf, Cars and Guitars, el recopilatorio de Del-Fi de 1994.)
Para el ultraoscuro sello Revis, Lee compuso y produjo el ya mencionado «My Diary» y contrató a James Marshall Hendrix, el músico de Little Richard a quien recientemente habían despedido, para que tocara en él tras haberlo visto acompañando a The O’Jays en el California Club, en la intersección de Western y Santa Barbara, un local donde The American Four ejercieron de banda residente durante una breve temporada4. Para Lee, el sonido de Hendrix era «como si, vamos a ver, coges a Curtis Mayfield y sus riffs, pones los amplis a tope de volumen y ya verás lo que pasa».
El giro hacia el pop blanco vino dado en parte como consecuencia de haber visto a los Beatles en The Ed Sullivan Show —«Estaba sentado allí, en la Calle 27, y me dejaron boquiabierto… Supe que yo también tenía que hacer eso»— y en parte porque Lee se enteró de que había una nueva escena de moda en Hollywood a principios de la primavera de 1965. Los Byrds tocaban en Ciro’s, y Lee y Echols fueron a ver qué tal sonaban. A Lee le dejó anonadado la nueva libertad que rezumaba el folk rock tipo Beatles y el sonido tintineante de la guitarra de doce cuerdas de Jim McGuinn.
«Tío, toda aquella escena musical era una pasada», recordaría más adelante. «Me aproveché de una movida que vi que estaba sucediendo. [Los Byrds] en cierto modo me abrieron la mente, me encarrilaron en la dirección que seguí en mi primer álbum. Porque… por aquel entonces no es que hubiera muchos músicos con el pelo largo, los Byrds eran los primeros que veía; al menos en Hollywood. Los Beatles y los Stones estaban fuera. Pero en Hollywood o en mi ciudad no veía muchos grupos de melenudos, así que vi algo y me quedé de piedra cuando los vi en directo, porque, tío, hacían una movida que yo sabía que era capaz de hacer.»
Igual de revelador resultó ver a Mick Jagger cantar «Time Is on My Side» en The Red Skeleton Show y poder disfrutar en directo de The Rising Sons —el efímero grupo de influencias blues que formaron Taj Mahal y Ry Cooder— en el Ash Grove en Melrose Avenue. «Fue en ese momento cuando supe de verdad que algo se estaba cociendo», dijo (aunque se apresuró a añadir que «nosotros fuimos el primer grupo de rock multiétnico, porque The Rising Sons no eran un grupo de rock»).
Lee tuvo incluso un encuentro cercano con un Rolling Stone en Ciro’s. «Habían echado a la calle a Brian Jones porque no llevaba encima ningún tipo de identificación, que era imprescindible para poder pedir bebidas alcohólicas», le explicó a John Tobler. «Brian venía hacia aquí y yo iba hacia allá. Yo le miré igual de extrañado que él a mí, ¿sabes? No conozco a ningún miembro de los Rolling Stones, no tengo ningún interés en hacerlo. Pero sí que me miro al espejo de vez en cuando y veo a un Rolling Stone.»
«Arthur tocaba R&B», dijo Bryan MacLean, «y en algún momento dado decidió pasarse por el Strip, pero no creo que lo hiciera de manera oportunista; no creo que pensara: “Venga, voy a subirme al carro”. Creo que sinceramente le gustaban esa música y esa escena.» El cambio de nombre de The American Four a The Grass Roots, que sonaba más en la onda, casi bastó por sí solo para que el grupo —Lee, Echols, el batería Don Conka y el bajista John Fleckenstein— consiguiera un bolo en el Brave New World en Melrose. «Le puse al grupo el nombre de The Grass Roots5 por un viaje o un disco que había oído que había hecho Malcolm X en el que decía: “Las bases del pueblo están en la calle haciendo algo para solucionar sus problemas y no sentados debatiendo sobre ellos”.»
Apenas un mes después de haber visto a los Byrds, Lee cambió radicalmente la imagen del grupo y prescindió de las antaño obligadas versiones de «Shotgun» y «Louie Louie» para entregarse al sonido más punk e influenciado por la Invasión Británica que se escucharía en el álbum de debut de Love. Era como si de algún modo McGuinn y sus colegas hubieran formado una alianza sónica con Jagger y Richards.
Bryan MacLean, entretanto, había crecido en un entorno muy distinto al que engendró a Arthur Lee. Era un niño rubio privilegiado, un chaval cuyos padres se codeaban con los famosos de Hollywood. «Recuerdo estar en casa de mi padre, en lo alto de Benedict Canyon», le contó a David Fricke. «Tenía un salón con una pared que era toda de cristal, con vistas a la ciudad. Yo solía poner sus discos de música clásica y podía ver mi reflejo en las puertas correderas de cristal, en las paredes de cristal, y por la noche me ponía a bailar sobre las luces de la ciudad.»
El primer amor de MacLean fue una Liza Minnelli adolescente. «Interpretábamos canciones de El mago de Oz», me comentó. «Ella se sentaba al piano. Toda mi formación musical se reducía a Rodgers y Hammerstein6; de niño me colocaba de pie ante el espejo a dirigir una orquesta. Me disfrazaba y me maquillaba y me plantaba delante de un espejo de cuerpo entero. Creaba mi propio mundo.» El compositor Frederick Loewe, el conocido autor de My Fair Lady, era vecino de MacLean y con tres años declaró al niño como prodigio.
MacLean afirma que la idea de actuar «no era más que una fantasía» en aquel momento y que su verdadero objetivo era ser pintor. Pero un día pasó por la Sandal Shop que había en Westwood —uno de los puntos de venta de sus pinturas— y escuchó a un grupo de gente cantar baladas de los Apalaches. La conversión a la música folk y su cultura fue inmediata. En breve él también estaría cantando y tocando la guitarra en cafés y clubs como el Balladeer y el Troubadour. Otras veces escuchaba a un joven Ry(land) Cooder en la tienda de instrumentos musicales McCabe’s Guitar Shop. Cuando conocí a Bryan en 1996, todavía recordaba la noche que escuchó por primera vez a David Crosby interpretar «Hey Joe».
Al hacerse amigo de Crosby, MacLean acabó siendo contratado de roadie por los Byrds a principios del verano de 1965. «Para un chaval de diecisiete años aquello era el paraíso», decía entre risotadas mientras bajaba como un bólido en su camioneta por la Pacific Coast Highway. «Crosby y yo nos llevábamos de maravilla. No entendía de qué se quejaba todo el mundo, ¡porque él era igual que yo!» (A saber: un mocoso agresivo.)
Pero los Byrds dejaron a Bryan agotado. «Hicimos treinta bolos seguidos en sitios distintos», recordaba. «Estaba tan exhausto que empecé a alucinar. Cuando comencé a meter la pata, los Byrds viajaron a Inglaterra y no me llevaron con ellos. Volví a L.A. y los Byrds ya no estaban, y como consecuencia de ello todos los grupitos se disputaban el puesto de reyes de L.A.»
MacLean se separó de los Byrds poco antes de que empezaran su gira por Inglaterra en agosto de 1965, «y cuando regresé a Los Ángeles había toda una escena musical que habían creado los Byrds, pero sin ellos». MacLean afirma que no tuvo conocimiento alguno de Arthur Lee hasta el día en que lo conoció en Ben Frank’s. Sostiene incluso que Lee «tenía una pinta tan rara y fuera de lo común que a primera vista no podía saber a qué género pertenecía». Cuando ambos entablaron conversación, Lee le habló a MacLean de The Grass Roots y MacLean puso a Lee al tanto de su relación con los Byrds. «Me invitó a que fuera a verlo tocar al Brave New World», comentaba Bryan, «y por algún motivo acabó metido en mi coche. Tenía que ir a no sé dónde y le dije que yo le llevaba, y ahí fue cuando empezó todo.»
MacLean afirmó que el grupo que vio era «una versión negra del folk rock». Le dijo a Lee que daría un brazo por unirse a ellos. Lee accedió a los deseos de MacLean, pero solo lo hizo después de unos cuantos bolos con otro serio competidor: el futuro asesino de la Familia Manson Bobby Beausoleil, que acabaría montando su propio grupo, The Chamber Orkustra, en San Francisco (y que posteriormente compondría la música del cortometraje Lucifer Rising de Kenneth Anger). «Era conocido como “Bummer Bob”»7, recordaba Arthur. «Nunca tuve nada que ver con él más allá de las pruebas que le hice para el grupo. Ha habido gente que me ha dicho que Manson solía venir a mis conciertos. Yo no tenía ni idea.»
Beausoleil recordaba haber visto a The Grass Roots de teloneros de los Byrds y estaba desesperado por unirse a un grupo. «Un día fui y le dije a Arthur Lee que pensaba que necesitaba un guitarra rítmica en el grupo. Se estaban preparando para dar un bolo en un sitio llamado Brave New World. Era un bar gay, aunque en aquel momento ellos no lo sabían; o al menos yo no lo sabía. Pero era un bolo que Arthur no esperara que estuviera muy concurrido, así que decidió que podía subirme con ellos al escenario. Arthur vio el filón de tener a un tío blanco y guapo en el grupo, más allá de su potencial a nivel musical.»
«Las dos primeras noches que tocamos allí, solo había gais. Al cabo de unos días, después de llevar tocados ya unos cuantos sets, me fui al Strip una noche en la pausa del concierto. Estaba cansado de aquella situación; todos lo estábamos. Queríamos tener nuestro propio público, así que salí a Sunset Strip y me dediqué a decirle a todo el mundo: “Este es el sitio que mola”, y a darles las indicaciones para llegar al Brave New World. Para cuando regresé a la sala, la gente ya estaba empezando a llegar, y entre ese set y el siguiente, el garito se puso a tope.»
Bobby Beausoleil formaba parte de The Grass Roots cuando se produjeron los disturbios raciales de Watts en la zona centro-sur de Los Ángeles en agosto de 1965; unos disturbios que debieron parecerle particularmente pertinentes a un grupo «bicolor» como los Roots. «El caso es que fuimos a Watts porque Arthur quería asegurarse de que su madre estaba bien», recordaba Beausoleil. «Nos fuimos todos en coche hacia allí y la situación era muy rara. Había vehículos militares y policía por todas partes.»
«Bummer Bob» sostenía que cuando se fue de viaje relámpago a San Francisco, Lee metió a MacLean en el grupo. «Al volver a L.A. me enteré de que había sido reemplazado en el grupo y de que e...

Índice

  1. Cubierta
  2. Créditos
  3. Dedicatoria
  4. Introducción de Elvira Asensi
  5. Prólogo: Hollywood Confidential
  6. 1. Summer’s Children
  7. 2. The Castle
  8. 3. Bummer in the Summer
  9. 4. False Start
  10. 5. Forever Changes
  11. Epílogo: Andmoreagain
  12. And Yet More Again (Un epílogo de 2022)
  13. Cronología
  14. Agradecimientos
  15. Notas
  16. Sobre el autor
  17. Contracubierta