II
El fenómeno del bullying
Como se ha mencionado, el fenómeno del bullying, o de la intimidación escolar, es tal vez uno de los problemas de convivencia y una de las características de la violencia que más afecta a las comunidades educativas. En este contexto se hará una aproximación a dicho fenómeno, buscando precisar sus características, causas y consecuencias.
1. Definición, caracterización y papeles en el bullying
La violencia y las agresiones entre los estudiantes en la escuela
La violencia afecta el ambiente escolar, ya que deteriora la calidad de las clases y el desempeño académico de los estudiantes, pero, sobre todo, las metas formativas que la institución educativa se propone. Adicional a ello, el ambiente violento en una institución educativa afecta el ejercicio profesional de los docentes. Un ambiente violento influye en la percepción que los estudiantes tienen del espacio físico de la escuela, modifica las ideas sobre la administración escolar y perjudica las relaciones entre las personas que componen la estructura académica (Abramovay, 2005).
Las instituciones educativas han entendido y afrontado la violencia como un factor que perjudica la convivencia escolar y como el reflejo de un determinado funcionamiento social que comparten los niños y jóvenes. Se ha determinado que los jóvenes que han sido víctimas de violencia son más proclives a mostrar comportamientos violentos ante los compañeros y los docentes, a tener problemas de identidad, a desertar de las instituciones educativas, a mantener bajo rendimiento académico, a exhibir baja tolerancia a la frustración y asumir actitudes agresivas ante situaciones injustificadas (Hernández, 2008).
La innegable importancia académica y social que ha adquirido la violencia escolar, ha aumentado el número de foros y conferencias sobre el tema (Utrech, 1997; citado en Hernández, 2008), y esto no es de extrañar, ya que los índices de violencia escolar son preocupantes y parecen estar fuera de control. Un ejemplo de ello es el Informe de Manchester, en el Reino Unido, en el cual se afirma que 30% de los docentes de primaria han sido agredidos por sus alumnos, y en España la mitad de los docentes afirma haber tenido una situación de violencia escolar en su clase que incluso ha llegado a los límites de la agresión física.
Uno de los mayores inconvenientes que tiene la violencia escolar es que se entiende como algo cotidiano y habitual, al punto de acercarse bastante a lo que es considerado “normal” y conceptualizarse como algo inherente a la práctica educativa, sin mencionar el hecho de considerar que en ella “no existen los culpables” (Ross, 1999; Letarmendía Pérez, 2002; Martínez-Otero, 2005; citados en Hernández, 2008).
Moreno y Torrego (1999) y Martínez-Otero (2005), citados en Hernández (2008), proponen una categorización de los conflictos escolares a partir de su intensidad, en la cual muestran que no todos los conflictos pueden ser llamados o considerados como violencia escolar. La jerarquía es la siguiente:
Disrupción en las aulas: acciones de “baja intensidad” que interrumpen el ritmo de las clases. Los protagonistas principales son estudiantes molestos que con sus comentarios, risas, juegos, etc., impiden o dificultan la actividad docente (Hernández, 2008).
Indisciplina: desórdenes en la vida de las aulas; incumplimiento de tareas, irrespeto a la autoridad del profesor; en ocasiones se llega al desafío, la amenaza y otras formas de comportamiento inadecuado (Hernández, 2008).
Daños materiales: destrucción de materiales (mesas, cristales, paredes y armarios), la escritura de palabras obscenas, amenazantes o insultantes (Hernández, 2008).
Maltrato entre pares (bullying): consistente en la intimidación y el maltrato físico o psicológico entre iguales: burlas, insultos, amenazas, hostigamiento, golpes y abusos contra los más débiles, haciéndolos víctimas de la depresión, del temor extremo y la inadaptación escolar (Olweus, 1978).
Violencia física (conducta delictiva): es la más grave; puede llegar a afectar físicamente a las personas. El porte de armas de todo tipo por estudiantes es, en las escuelas de muchos países, un fenómeno habitual y alarmante que agiganta los temores y el pánico, obligando incluso a que en dichos centros se instalen detectores de metales, vigilantes de seguridad, circuitos cerrados de televisión, presencia policial en las proximidades, etc. (Hernández, 2008).
Teniendo como referente esta categorización, se puede afirmar que la violencia se encuentra en los dos últimos tipos que se señalan, siendo posiblemente el bullying el mayor representante de la violencia escolar, a tal grado que en la literatura sobre el tema suelen usarse como sinónimos (Tresgallo, 2007).
Contexto del fenómeno del bullying o intimidación
La violencia e intimidación escolar es un fenómeno que va más allá de la institución educativa. Los estudios muestran que existe una relación de ella con problemas de salud, bienestar emocional, perturbaciones psicológicas (Kumpulainen, Räsäen y Henttonen 1999), depresión e ideas suicidas (Kaltiala-Henio et al., 1999). Pero el problema no se limita a aquellos estudiantes que sufren las agresiones, ya que los agresores aumentan la probabilidad de presentar conductas delictivas (Rigby y Cox, 1996) y de llegar a la criminalidad (Eron et al., 1987).
Sucesos como los del Columbine High School, de Colorado, en 1999, donde dos jóvenes se suicidaron luego de matar a quince compañeros; lo sucedido en Finlandia, donde un estudiante mató a diez de sus compañeros con un arma de fuego, son ejemplos de las consecuencias del bullying y de los niveles de violencia que se hacen presentes en las instituciones educativas, ante los cuales, como afirman Paredes, Álvarez y Lega (2008) se guarda silencio, contribuyendo con esto a la validación de esas prácticas, incen...