Pedagogía y literatura: enseñar a pensar
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Pedagogía y literatura: enseñar a pensar

  1. 280 páginas
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Pedagogía y literatura: enseñar a pensar

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Los estudios que conforman este libro describen dos culturas y dos pensamientos pedagógicos, a partirde nacimientos distintos. En Europa en el siglo XVII y en Colombia en el siglo XIX. Estos dos nacimientosproblematizan lo que significa la construcción de la pedagogía y la literatura en Colombia, a partir de lapregunta, cómo crear un pensamiento y una cultura original, nativa o criolla. Responderla implica poderpensar el campo de saber y el campo narrativo. En la construcción de este nacimiento se analizan losobjetos que han servido de soporte para pensar esta relación, entre ellos: la enseñanza, la didáctica, elaprendizaje, el sujeto enseñante y las instituciones de formación de maestros. Los maestros y profesoresencontrarán en este libro las condiciones de conocimiento, cultura y pedagogía para construir laexperiencia de enseñar a pensar. Esta experiencia se da en uno mismo, en los sujetos y en las prácticasde subjetividad, acontecimiento que ocurre por la presencia de aquel que enseña y que nos enseña apensar, que no es solo saber apreciar esta enseñanza, es también construirla para que pueda sertransmitida a los demás.

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Información

Editorial
Magisterio
Año
2022
ISBN
9789582014230
Categoría
Education
Categoría
Adult Education
El campo de la pedagogía católica en Colombia

En Colombia, la educación colonial y la del siglo XIX no fue pública, fue una educación para un sector católico de la población, de raza y color, blanco, hijos de españoles o de criollos, su objeto fue crear comunidades, grupos cerrados de católicos en un espacio cerrado y constituido por la lección, la clase y la disciplina moral. La educación pública como política y como pensamiento no se configuró hasta la creación de una pedagogía que tuviera como objeto el hombre completo, en ese sentido, hay que comprender que lo público es la educación del individuo como ser colectivo, en una escuela para todos, con saber para todos y con una idea de saberes universales como el de las ciencias y las artes y la moral del cultivo de sí. Público es la escuela que forme el individuo, con disciplina espiritual, moral y ética, y que lo forme para que aspire a las distintas profesiones y a los diversos saberes.
La educación particular de la Iglesia fue creada por las comunidades religiosas, los Franciscanos, Jesuitas, Dominicos y por los dos grandes Colegios, el San Bartolomé y el Rosario. Se puede decir que la educación y la enseñanza tenían la forma y el contenido de lo que hemos definido como la enseñanza y la escuela de las comunidades religiosas. En 1821 se produce una novedad, que fue la creación de la Escuela Mutua de Lancaster. Una escuela sin la forma del colegio-seminario, sin la forma de las facultades, de los estudios que eran para educar y formar los miembros de las comunidades en estudios superiores, teología, derecho y medicina. Las escuelas comunes eran el primer escalón para llegar al seminario mayor, eran una parte de los estudios y una parte de la casa-colegio-seminario. La Escuela Mutua fue una escuela sin este modelo físico, de instrucción y de formación, era una escuela común, que no tenía el sentido de llegar al seminario y a estudios superiores, fue creada para enseñar a leer y a escribir y aprender lecciones de moral y de trabajo. Con este modelo se creó también la Escuela Normal, que era una escuela para formar maestros de las escuelas mutuas y maestros de las escuelas de las parroquias, que eran lugares de evangelización de niños de las localidades. En estas dos escuelas la Mutua y la Normal, no se formaba los niños para ser parte de la iglesia y lo que ello significaba en cuidados morales y teológicos, sino para que pudieran aprender a enseñar, ser maestros, sin ninguna distinción de raza, de nombre y de clase social.
En la Escuela Mutua y en la Escuela Normal, que también aplicó el método mutuo, se empezó a crear la enseñanza por fuera de la experiencia educativa de las comunidades religiosas, por fuera de la iglesia católica, por fuera de su doctrina moral y teológica. Este fue el proyecto de pedagogía pública, que empezó como un ensayo y experimentación con una población de niños pobres que no iban a ser curas, niños que no eran puros de raza y de clase social. Se experimentaba con un nuevo método, el mutuo inventado por un cuáquero, Bell, y extendido por otro cuáquero, Lancaster, a finales del siglo XIX, entre 1895 y 1896, y que ya funcionaba en Londres en 1906. El experimento incluía otra forma de estudiar, de trabajar, de estar con otros niños, de educar la carne y la cabeza, que no fuera por medio de la enseñanza de las comunidades clásicas de la Edad Media.
El experimento era crear la escuela pública en la Nueva Granada, distinta a la escuela privada, particular y única de las comunidades religiosas. Esta escuela era la de un misionero, que la había probado en el extremo oriente y empezaba a tener resultados en Europa. En esta escuela se crea una enseñanza que es distinta y semejante a la enseñanza de las comunidades religiosas. La diferencia está en no tener un método racional para enseñar. Recordemos que el método fue creación de Comenio al llevar el método racional a la escuela, un método que condujera los niños a pensar, a ser buenos y productivos. Las comunidades anteriores a Comenio, y aún las posteriores, no se apoyaron en el método racional para enseñar y no lo hicieron porque sus estudios y su instrucción no tiene base racional, su apoyo para enseñar son las reglas de conducta, comportamientos y acciones individuales y grupales basadas en la carne, eran reglas orales, visuales, móviles y colectivas. La Escuela Mutua y la Escuela Normal no tuvieron método racional de enseñanza y de estudios. La Escuela Mutua existe entre 1821 y 1848, se apoya en el manual y en la clase enseñanza, que no son medios de educación espiritual y racional, sino reglas de lectura y escritura de la conducta. Triana publica sus manuales de Enseñanza Mutua en esa fecha, lo que demuestra que la Escuela Normal se mantiene con reglas de conducta y sin método racional, situación que creemos va hasta 1886 en que Martín Restrepo y su hermano Luis escriben el libro Elementos de pedagogía para las Escuelas Normales. Un libro que se mantiene como manual, y peor aún es un catecismo de enseñanza, pues no propone método racional alguno y mantiene las reglas de conducta como la forma de enseñanza, no es un tratado de pedagogía, sino un catecismo de educación.
Para entender las reformas liberales en la educación en Colombia, hay que diferenciar la moral de la ética, la comunidad, del individuo y la carne del cuerpo, pero sobre todo la regla y el cuidado, diferenciar entre cuidado del individuo y la regla de conducta. El cuidado o cultivo se dirige al individuo, en cualquier lugar y para hacer cualquier actividad. El cuidado son reglas racionales, disciplinas espirituales y morales personales, que buscan crear en el individuo la fuerza necesaria para educarse así mismo, desde niño hasta que sea mayor y para que el individuo acepte como racional, perfecto y adecuado la enseñanza, la instrucción y los estudios en la escuela, el colegio y la universidad a cargo de un maestro, un preceptor o un profesor. La regla de conducta no pasa por la racionalidad y la espiritualidad, su interés es hacer entrar al individuo a un espacio con base en reglamentos y en normas de acceso, luego crea otras normas para la entrada a la clase y para aceptar la existencia del maestro y el plan de estudios. El paso a otros lugares se da por nuevas reglas de conducta sobre la movilidad, los sentidos y los comportamientos morales. Son dos maneras de dirigir, gobernar y conducir al individuo, los cuidados establecen contactos con las cosas, los espacios, las variaciones el tiempo y las fuerzas vitales, para que el individuo adquiera la fuerza de guiarse a sí mismo. Las reglas dirigen y gobiernan al individuo sin la presencia del sí mismo, sin el conocimiento de las cosas, objetos y fuerzas, su sistema de poder se basa en la organización y distribución del acceso a los espacios, a las acciones y actividades.
En el período de 1863 a 1885 se producen radicales reformas a la educación por efecto del gobierno liberal radical. El decreto de instrucción pública ubica el problema a resolver que era la creación de la pedagogía pública. La extensión de la instrucción a los sectores medios y bajos de la población es una política de pedagogía pública, lo mismo que el control del Estado sobre la educación en las provincias, la inspección y la creación de 20 Escuelas Normales para sectores medios de la población. Con ello se cumplía la consigna de Comenio de educación para todos. La otra consigna de enseñar el todo, la totalidad, el universo, el infinito, la ciencia y el arte es algo pendiente, lo mismo que la instrucción del método racional en las escuelas. La creación de la Revista de la Escuela Normal no es evidencia que exista el método racional y la educación racional para educar niños. Si el catecismo de los hermanos fue el que se aplicó en la Normal desde 1886 hasta bien entrado el siglo XX, y si los hermanos cristianos dirigieron la Normal hasta 1930, esto quiere decir que la enseñanza no fue penetrada por la racionalidad. Tres proyectos importantes, el Gimnasio Moderno, la Facultad de Educación y la Escuela Normal Superior no afectaron la educación pública y no crearon una pedagogía pública. El Gimnasio mantuvo la educación de la élite en Bogotá, lo mismo que la Facultad y la Escuela Normal Superior. Se puede decir que la población media fue educada, no así la creación de la pedagogía racional y el abandono de la regla de conducta como enseñanza. La pregunta es si el individuo fue educado por fuera de la regla, si la enseñanza introdujo el mundo exterior, el mundo interior y el de las ciencias y las artes para crear otra forma del conocer que no fuera por la repetición, memoria y copia.
La didáctica es un método racional que se basa en la construcción del conocimiento desde las reglas espirituales, racionales y corporales que se producen por la activación de las facultades humanas, desde los cuidados morales, éticos y espirituales que provienen de las ciencias y las artes y los estudios de las humanidades y de la vida humana. Las comunidades religiosas no tuvieron didáctica, o sea método racional para crear el conocimiento, ellas crearon y extendieron por el mundo las reglas de conducta y comportamiento, para crear el hombre cristiano, el hombre moral católico y el hombre trabajador católico. Estas reglas no producen conocimiento, lo que hacen es instruir la conciencia moral por acciones y actividades grupales, colectivas, de tal forma que la conducta se repita, se ejercite y adquiera fuerzas para controlar las pasiones y los instintos y pueda servir de comunicación con los estudios y con los oficios.
Entre Comenio, autor del tratado didáctico, y Lasalle y Lancaster hay gran diferencia. Comenio piensa la enseñanza y la misma didáctica desde la filosofía de la Pansofia, que es una filosofía que mantiene las prácticas espirituales como pedagogía de formación. Su didáctica piensa el método y la escuela como formación del hombre y formación de su espiritualidad, aspectos que no vemos en Lasalle y tampoco en Lancaster, su pensamiento sobre la enseñanza es escolar, imponen una disciplina del individuo, la escuela es una institución privada, aislada de lo público y de la naturaleza, que no vemos en Comenio, en donde la naturaleza y el universo son parte de la escuela y de la enseñanza.
Hay que diferenciar entre enseñanza y didáctica, como también entre educación y formación, y entre tratado y ciencia. La enseñanza tiene sus comienzos en la Alta edad media, en la época escolástica, en la enseñanza de Santo Tomas, en Colombia, la enseñanza existió desde la creación del Colegio-seminario Mayor del Rosario, el colegio de San Bartolomé, la vemos en la Escuela Mutua, en la Escuela Normal y en la Universidad del siglo XIX. Lo que no se puede ver es la didáctica, porque la didáctica es un tratado, es un libro, es un saber escrito que tiene por objeto representarse la enseñanza y la diferencia de la enseñanza con otros saberes. Este libro solo existe en 1888 cuando lo escriben los hermanos Restrepo Mejía, Luis y Martín, por encargo de la presidencia de la Nación, para que sea el libro de las Normales del país, este libro es Elementos de pedagogía. Este libro habla de la didáctica, de los métodos, de la enseñanza, de los maestros y de los niños, pero no es un tratado, que es lo que define la didáctica, desde Comenio. Tratado quiere decir, un pensamiento propio de un autor sobre un objeto, que ha de ser definido de modo universal, total y en cada una de sus partes, de tal modo que se relacionen entre sí, el todo y las unidades. La escritura debe ser separada y relacionada entre sí por sus conceptos, nociones y categorías, de la mayor a lo elemental. Eso es un tratado, el libro de los hermanos no es un tratado porque es una copia de libros o manuales de pedagogía, que se pegaron para formar capítulos. Esto quiere decir que al final del siglo en Colombia no hay didáctica y las Normales se quedaron sin su libro magno de didáctica.
Si no hay libro de didáctica tampoco de pedagogía, porque el libro que se titula Elementos de pedagogía no habla de elementos, sino de definiciones que se ubican en capítulos, elementos es una noción física y filosófica, que se refiere a la unidad mínima de la materia o la unidad mínima del pensamiento, que son los conceptos o el átomo. Un libro que nos da la idea de elementos es el de Kant y su libro de Pedagogía, allí h...

Índice

  1. Pedagogía y literatura: enseñar a pensar
  2. Prefacio
  3. Introducción
  4. Capítulo I
  5. El tratado didáctico, la guía y el manual
  6. Capítulo II
  7. Campo conceptual de la pedagogía
  8. Capítulo III
  9. La pedagogía como formación del espíritu
  10. Capítulo IV
  11. Campo narrativo de la pedagogía
  12. Capítulo V
  13. El campo de la pedagogía católica en Colombia
  14. Capítulo VI
  15. Hacia la construcción del campo conceptual de la pedagogía en Colombia
  16. Capítulo VII
  17. Literatura y pedagogía en Colombia
  18. Referencias