El nuevo gobierno de los individuos

Controles, creencias y jerarquías

Danilo Martuccelli

• Editorial: LOM Ediciones
• Año: 2022
• ISBN:
  9789560014849
• Categoría: Social Sciences
• Categoría: Sociology

Diagnostica los tres grandes cambios en el gobierno de los individuos: una revolución de los controles a nivel del Estado; una metamorfosis en las creencias colectivas que trastocan la legitimidad y una convulsión generalizada de las jerarquías.

Cuarta parte: Jerarquías

Capítulo 12
La clase gobernante y la invisibilidad de la jerarquía

EN LOS PRÓXIMOS capítulos presentaremos diversos procesos de convulsión y transformación de las jerarquías. En cada uno de los ámbitos que abordaremos, nuestra preocupación principal será mostrar la diversidad de los factores en acción y, tras ello, las profundas diferencias que a nivel del gobierno de los individuos son observables en el ejercicio de poder por parte de la clase gobernante, dentro de la familia o en la escuela.

En muchas regiones del mundo, y no solamente en ámbitos rurales, siguen operando visiones de jerarquías inmutables. Sin embargo, como tantos trabajos críticos lo muestran, detrás de su aparente rigidez las jerarquías fueron y son objeto de contestaciones más o menos silenciosas pero eficientes. Pero lo anterior no debe llevar a desconocer dos cambios fundamentales en las sociedades contemporáneas. Por un lado, progresivamente, todas las jerarquías son hoy poco más, poco menos, objeto de sospecha. Por otro lado, las jerarquías han dejado de ser monolíticas y conocen expresiones de fuerza muy disímiles en la vida social.

En el mundo de hoy las jerarquías son así, en general, más firmes en el ámbito del trabajo, algo que fue menos cierto hace apenas unas décadas, pero tienden, por el contrario, a ser puestas en cuestión con más frecuencia en el ámbito de las relaciones entre grupos etarios o en las relaciones de género. En el trabajo, la convulsión de las jerarquías ha logrado ser en parte neutralizada por una fuerte expansión y renovación de los controles. Como lo hemos visto en varios capítulos, en ningún otro ámbito social el imperio de los controles fácticos ha tomado formas tan extremas y eficaces. Lo que es visible a nivel del trabajo lo es incluso infinitamente más a nivel de la clase gobernante, en donde a los mecanismos anteriores se le añade diversas estrategias propiamente económicas con el fin de apuntalar su jerarquía.

Por el contrario, en lo que concierne a la familia (y la conyugalidad) como a las relaciones entre los grupos etarios los cambios han sido muy distintos. En los dos casos, en el origen de las tensiones actuales se encuentra la crisis de antiguas formas hegemónicas y más o menos monolíticas: las jerarquías patriarcal y etaria. Una y otra dando paso a muy nuevas asimetrías de poder.

En cada uno de los casos que abordaremos en esta cuarta parte, veremos cómo el gobierno de los individuos toma carices distintos y plantea desafíos diferentes, pero, especialmente, cómo éste nunca es un asunto de todo o nada. En las sociedades contemporáneas, en todos los ámbitos existen procesos a la vez de fortalecimiento y de debilitamiento, de renovación o de crisis de la autoridad, de la dominación o del poder, que ningún diagnóstico simplista o unilateral permite comprender. Sobre todo, como lo veremos, el gobierno de los individuos nunca cesa de ejercerse. Se ejerce de una u otra manera, pero siempre se ejerce, pero esto se hace, como lo veremos en el último capítulo, a través de temores particulares.

I. A propósito de la clase gobernante

Empecemos por la clase gobernante, tanto más que algunos lectores se habrán tal vez hecho ya la pregunta: quid de la clase gobernante. Para ensayar dar algunos elementos de reflexión, este capítulo será distinto a muchos otros. La razón es simple: no solamente no se apoya sobre una experiencia personal y directa de investigación, sino que, en mucho, la literatura académica disponible, a diferencia de otros temas tratados en este libro, es, por decir lo menos, insuficiente –con seguridad, no por desinterés de los investigadores sino por la voluntad expresa de los miembros de las clases gobernantes de sustraerse a la mirada pública–. La clase gobernante ejerce el poder preservando la incertidumbre de sus actos e invisibilizando su jerarquía.

Intentaremos caracterizar más adelante con mayor precisión la noción de «clase gobernante», pero digamos por ahora que esta designación apunta a nombrar a aquellos que, por lo general, son los verdaderos beneficiarios económicos a mediano y largo plazo y que, sobre todo, conservan una innegable capacidad de decisión sobre los asuntos colectivos (esencialmente económicos y políticos). Sobre esta base, los problemas son recurrentes. ¿Como definir el perímetro de la clase gobernante? ¿Cómo dar cuenta de sus decisiones?

En muchos estudios sociológicos efectuados a través de un tratamiento secundario de bases estadísticas, se identifica por ejemplo a una clase superior que llega a definir hasta a un 20% de la población económicamente más acomodada. Así descrita, la clase superior no puede obviamente ser identificada con la clase gobernante. Por supuesto, muchos, pero no todos, los que componen este grupo cumplen funciones de dirección en empresas o agencias estatales (o bien organizan el trabajo de otros asalariados), pero si esta actividad los convierte en prestatarios de servicios ciertamente privilegiados de la clase gobernante (tienen, por ejemplo, la capacidad de gobernar con mayor libertad sus ritmos de trabajo), no los define como miembros de ella⁸⁶. Si la clase superior está compuesta por círculos concéntricos, la clase gobernante in fine remite a un muy reducido grupo de actores. No solo porque su fortuna económica suele ser muy importante, sino porque en muchos aspectos concentran el poder de decisión.

La clase gobernante es objeto de múltiples estudios. Existen así, por ejemplo, trabajos etnográficos sobre sus estrategias matrimoniales, sus lugares de residencia o su sociabilidad (en donde producen y reproducen su capital social); análisis de la composición cruzada de los consejos de administración de grandes grupos económicos privados; investigaciones empíricas sobre los centros de formación superior y las escuelas de élite que frecuentan; investigaciones sobre los lazos entre el dinero y el poder político (donaciones, corrupción) pero también sobre las puertas circulatorias entre empresas, alta administración pública y actores políticos; testimonios sobre los lugares de encuentro privilegiados entre los miembros de la élite (formales o informales –clubes, logias, cofradías, promociones de exalumnos o en Davos); publicaciones anuales sobre el ranking de los individuos más ricos o poderosos del mundo; testimonios diversos, sobre todo de analistas o actores que, más o menos marginalmente, frecuentaron o trabajaron en y para este grupo social (intermediarios, consejeros, etc.); estudios sobre los think tank ideológicos o los grandes bufetes de abogados, pero también de los lobbies, que están al servicio activo de la clase gobernante; esfuerzos por construir el perímetro de las clases gobernantes teniendo en cuenta la heterogeneidad de sus miembros (grandes patrones, militares, algunos gobernantes o líderes de opinión); sin olvidar lo que es una de las más viejas tradiciones de estudio tratándose de las clases gobernantes, mostrando sus diferencias y pugnas internas, una tradición que remonta, por lo menos, a Marx y sus trabajos históricos sobre las luchas sociales en Francia, en donde la oposición estructural entre dos grandes clases, los capitalistas y el proletariado, cede el paso a una diversificación de clases en los análisis de las situaciones históricas concretas.

Toda esta literatura, relativamente abundante, no logra empero resolver del todo la dificultad principal: reconocer, por un lado, las modalidades concretas del carácter estructural del gobierno de los individuos ejercido por la clase gobernante y, por el otro, identificar in fine a los grandes beneficiarios o decidores⁸⁷. Las fronteras entre estas dos realidades son difusas por la inevitable interpenetración de los procesos. Esta dificultad de análisis es, por ejemplo, bien visible a nivel de tantas publicaciones de prensa especializada que, anualmente, realizan encuestas de opinión apoyadas en un panel selecto y restringido de actores (periodistas, líderes, políticos, empresarios, etc.) para saber quiénes son los individuos con más poder en un país. Año tras año, las listas no solo varían de manera significativa, sino que sin sorpresa se tiende muchas veces a designar como los «más» poderosos a aquellos que ocupan momentáneamente posiciones jerárquicas en el sistema político.

A lo anterior se añade el hecho de que, si la opinión pública conoce el nombre de algunos de los miembros de la clase gobernante (por lo general, grandes linajes familiares o grandes empresarios mediáticos),
desconoce casi totalmente cómo gobiernan y cómo toman sus decisiones. Esta invisibilidad voluntaria y más o menos tradicional, se ha acentuado en las últimas décadas en torno a lo que se ha denominado la rebelión de las élites (Lasch, 2010). El término «élites» es muchas veces eq...

Índice

• Índice
• Primera parte: Problematizaciones
• Segunda parte: Controles
• Tercera parte: Creencias
• Cuarta parte: Jerarquías