Cazadores de icebergs
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Cazadores de icebergs

  1. 128 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Cazadores de icebergs

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Índice
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Información del libro

Nuestros actos siempre están conducidos por la fatalidad del ser humano: él es el infinito proyecto de sí mismo, por encima de sí se sobrevuela. La deforestación, la agricultura, la explosión demográfica, la industrialización, la subyugación del universo que el hombre escribió en la Biblia para justificarse, la experimentación con animales, que constituye el mayor exterminio de especies, y la crueldad llevada a niveles más allá de psicóticos para los que no se encuentran adjetivos. Todo eso define nuestro paso por el planeta. Hay poco en el haber, todo en el deber.

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Información

Año
2021
ISBN
9788418546495
Edición
1
Categoría
Literatura
Categoría
Poesía

ACTO SEGUNDO

El caballo de Turín

En el futuro, miraremos al pasado. No con una finalidad escapista, para huir de la realidad presente, sino como un auténtico modo de vida. Volveremos a reproducir comportamientos propios de unos siglos atrás y nuestra vida tal vez no se diferencie mucho de la infancia de nuestros padres, abuelos o bisabuelos. Una vez desvanecido el sueño de la comodidad tecnológica, el ser humano habrá de subsistir en un estado primitivo en el que la supervivencia estará por encima de cualquier otra consideración como la evolución, la creación artística, la curiosidad científica o la filosofía. Sin lugar a dudas, habrá un grupo de privilegiados que disfrutarán de una vida cómoda, con todo tipo de lujos y sin sufrir ninguna de las penalidades. Pero nadie los verá, ni sabrá quiénes son y nunca tendrán el miedo a perder lo que tienen, porque nadie se lo reclamará, a pesar de que durante toda su vida hayan vivido del robo y del aprovechamiento del trabajo de los demás. Y no estamos hablando de un futuro metafórico sino de un cruel presente. Por esa razón, El caballo de Turín no es una película solo sobre el pasado sino también sobre el futuro.
SAMUEL SEBASTIÁN16
16 Samuel Sebastián, «El caballo de Turín», revista digital Cinedivergente, (4 enero 2013) https://cinedivergente.com/el–caballo–de–turin/

(Cuadro 1º)

[Los personajes del principio entran de nuevo en la escena. El más viejo tira de una cuerda a la que va atado algo o alguien que podría parecernos un caballo.
ESTRAGÓN: –¡La carga!
(Señala hacia Lucky)
¿Por qué la lleva siempre?
POZZO: –Para impresionarme, para que no le despida. En realidad, carga como un cerdo. No es su oficio.
VLADIMIR: –¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO: –Se imagina que, al verlo infatigable, me arrepentiré. Ese es su miserable cálculo. ¡Como si me faltaran a mí peones!
(Los tres miran a Lucky)
VLADIMIR. –¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO: –Piensen que yo hubiera podido estar en su lugar y él en el mío. Si el azar no se hubiera opuesto. A cada cual lo que se merece.
VLADIMIR: –¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO: –Efectivamente. Pero en lugar de echarle, como hubiera podido hacer, quiero decir, en lugar de ponerle simplemente en la puerta a patadas en el culo, es tal mi bondad, que lo llevo al mercado de San Salvador, donde espero sacar algo de él. Aunque, a decir verdad, a seres como este no se les puede echar. Para hacerlo bien habría que matarlos. (Lucky llora)]17
Una yegua da a luz a lomos de un centauro.
Sueña que fue feliz mientras el feto
cae sobre las tumbas de sus antepasados
y el cordón umbilical se enreda en las preguntas
que formulan las patas de su madre.
Lucky ya no puede soportar la carga.
Apoya las rodillas en el suelo.
Cae sobre su costado
y se abren los sacos que llevaba a su espalda
desde aquel primer acto repetido
una vez y otra vez.
Todo se desparrama
y rueda por la escena
un número infinito de antiguas calaveras.
El espacio se llena con un eco vacío
que parece venir de todas partes.
–Maldito animal! ¡Levántate!
–¿Animal? ¿Por qué dice animal?
–No hay modo de saberlo. Jamás ha pronunciado una palabra. Se lo compré a un cochero de Turín. Muy mala compra como ven ustedes.
El amo ordena a Lucky que recoja su carga.
Cada vez grita más.
Saca su látigo.
Lucky mira hacia arriba
y en sus ojos comienza una nevada.
Un silencio albugíneo invade el escenario.
Moléculas de frío buscan nombres
para poder llamarse.
Esta vez no hay abrazo.
No hay piedad y no hay lágrima en lo humano
y cada vez que el látigo se alza para dar otro golpe
esparce sobre el público la sangre
del primer animal sacrificado.
No hay inocentes tampoco en la platea.
Solo el látigo
una vez y otra vez es quien decide.
Lucky apoya su cabeza en el proscenio.
Mira la oscuridad donde se ocultan
aquellos que le observan.
Pero Godot no viene.
Esta vez no hay abrazo.
No hay piedad y no hay lágrima en lo humano.
Lucky abre su hocico de caballo.
En su último aliento parece que se escucha:
–Mutter, ich bin dumm18.
[Artaud vivió en sus propias carnes las representaciones de la Crueldad. Pasó buena parte de su vida en hospitales psiquiátricos. Cuenta en una carta diri...

Índice

  1. Cubierta
  2. Tí­tulo
  3. La Lírica de «Las Catástrofes Elementales»
  4. I. El teatro del absurdo
  5. Acto Primero Esperando a Godot
  6. II. El teatro de la crueldad
  7. Acto Segundo El caballo de Turín
  8. Notas Biobibliográficas
  9. Créditos