Tailandia: historias que un tailandés nunca te contará

Eli Zubiria

• Editorial: Editorial Libros.com
• Año: 2022
• ISBN:
  9788419174062
• Categoría: Crescita personale
• Categoría: Viaggi

Tailandia: historias que un tailandés nunca te contaráno es una guía de viaje al uso, sino un relato sobre las costumbres del país a través de las vivencias de su autora. Además delthainesso «arte de vivir tailandés», caracterizado por la calma y la ausencia de estrés, en estas páginas conviven la tradición —fantasmas, amuletos o tatuajes— con el movimiento feminista.

1. Una nación a base de golpes

«Quiero a la gente. Todos los días desde mi coche miro a través de la ventanilla. No sé cómo mejorar la calidad de vida de la gente que veo. No quiero ningún beneficio. Así es como gestiono [el país]».

General Prayut-Chan-Ocha, primer ministro tailandés.

Mayo de 2014. Amanece en un pueblo perdido de la montaña tailandesa en algún punto de la provincia de Chiang Rai. Apenas he pegado ojo; unos perros salvajes han decidido pelearse debajo de la choza donde hemos pasado la noche. Aclaro que las casas en esta zona se construyen con cierta altura respecto al suelo para evitar inundaciones durante el monzón. Esta es la explicación científica, pero en algunos casos se relaciona con los espíritus, que así tienen espacio para transitar por debajo sin molestar a los que ahí duermen. Espíritus o lluvia al margen, el caso es que los canes han tenido espacio para colarse debajo de nuestros lechos y marcar territorio en la oscuridad.

Hacia las ocho de la mañana, después de desayunar un jok, comenzamos a descender. La pareja de belgas que me acompaña en esta aventura disfruta del verde de los arrozales, los plataneros y los paisajes desde las alturas. No es mi caso: mi vista está pegada al suelo. Intento evitar tropezarme con las cañas de bambú, ya que camino con dificultad a pesar de mis Salomon.

Game, el guía tailandés que nos acompaña, lleva unas chanclas y, sin embargo, es el más rápido del grupo. Machete en mano corta con agilidad las ramas que se interponen en su camino. «Te has equivocado de excursión —me indica—. Tenías que haberte apuntado a un centro de meditación». No le falta razón al vacilón de Game.

Nos queda más o menos una hora para finalizar el descenso cuando nuestros teléfonos recuperan la cobertura. Game consulta el suyo y comienza a despotricar: «Maldita sea. Malditos políticos». No entiendo qué ocurre y tampoco a qué viene este enfado repentino. «Ha habido un golpe de Estado», nos anuncia. Efectivamente Prayut Chan-o-cha se ha hecho con el poder mientras nosotros dormíamos rodeados de perros furiosos. Sin duda, la última semana de mi primer gran viaje en solitario se presenta divertida.

«No te va a pasar nada», me dice Game al despedirse en Chiang Mai. Mi cara de desconcierto es a estas alturas bastante evidente. Intento asimilar qué significa y qué consecuencias tendrá para mí vivir una toma de poder militar. Hay algo en las últimas palabras del guía que trasmiten una seguridad que suena a rutina. No en vano, los golpes de Estado son el arroz de cada día en el reino de
Siam.

El del general Prayut es el duodécimo desde 1932, año en el que finalizó la monarquía absoluta. Por supuesto, también acabaron con ella por la fuerza. A estos doce hay que añadirle otros siete que no llegaron a culminar. Estos números le otorgan a Tailandia la fama de ser uno de los países con mayor número de golpes de Estado. El derecho de los militares a intervenir en política está incluso legislado.

A la mañana siguiente vuelo a Bangkok y continúo con mi itinerario turístico. Llego al Gran Palacio, icono de la monarquía. Los militares uniformados protegen todos los accesos al recinto metralleta en mano. Una vez en el interior me relajo al ver que los soldados se hacen selfis con los turistas. La foto con el recluta se ha convertido en un souvenir más del país de la eterna sonrisa.

Eso entre los turistas que se encuentran ya en el país, porque los que tenían previsto visitarlo comienzan a cancelar sus viajes. Los precios de los vuelos al reino de Siam descienden notablemente. Aumentan las cancelaciones de los tours. Ahora comprendo los aspavientos de Game.

Sigo explorando las calles de Bangkok. Camino por los alrededores del Central World, uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad. De pronto suena un altavoz en tailandés. Los transeúntes se detienen, todos al unísono, abandonando sus tareas. Por un segundo tengo la impresión de que se van a poner a bailar como en un videoclip de Michael Jackson. Pero no es así; a las seis en punto suena el himno nacional; con la mano en el pecho lo tararean y, cuando acaba, vuelven a su rutina como si nada hubiera ocurrido.

Esta costumbre se mantiene hoy en día. Suele escucharse en mercados y transportes públicos a las ocho de la mañana y a las seis de la tarde. También se canta en las escuelas todas las mañanas coincidiendo con el alzamiento de la bandera. Es recomendable que el extranjero también se detenga por un minuto y haga honor a la nación tailandesa.

El tailandés se muestra por lo general orgulloso de su nación, no en vano el término Tailandia se puede traducir como la tierra de los hombres libres. Los tais fueron el primer grupo étnico en llegar a la región desde China y su traducción corresponde a ‘hombre libre’. De hecho, alardea de ser el único país de la región que no fue conquistado durante la época de Indochina. Aunque habría que matizar esta afirmación, dado que tuvieron que ceder parte de su territorio a las actuales Laos, Camboya y Malasia. Además contaron con la presencia de varias bases norteamericanas.

En 2016 cuando ya me asenté en Chiang Mai, al norte del país, dediqué los fines de semana a explorar los pueblos de la provincia. Un domingo cuando regresaba de Chiang Dao en el autobús rural la policía detuvo el vehículo y subió. Todos los viajeros comenzaron a entregar la documentación. Se acercaron a una mujer que buscaba en su bolso con nerviosismo la hicieron descender, a ella y a sus dos niños pequeños. Yo llevaba mi pasaporte en la mano en todo momento, pero ninguno de los dos oficiales me lo solicitó.

A lo largo de los años, esta escena se ha repetido en varias ocasiones, siempre en el autobús de la ruta Chiang Mai-Thaton. Con el tiempo logré contextualizarla: la provincia de Chiang Mai es fronteriza con Birmania y lo que buscan esos policías son birmanos sin papeles.

Como pasa en todo el mundo, aquí también hay migrantes buscándose la vida. En el caso de los birmanos, hay además un hecho histórico que hace que sean percibidos como enemigos de la nación: los dos países se han enfrentado en más de veinte guerras, de ahí que desde las instituciones se les presente como culpables de todos sus males.

Cuando visites el país es importante que comprendas que la nación es uno de sus tres pilares junto con el rey y la religión, y se espera que la respetes. Del mismo modo, resulta inapropiado preguntar a un tailandés por política o por el rey: por un lado, le incomodarás, y por otro, no es habitual escuchar críticas al Gobierno, al menos en público. Estos tres símbolos aparecen reflejados en su bandera, presente en todos los edificios gubernamentales y en los colegios. Así, el rojo representa la nación, el blanco el budismo y el azul la realeza.

El thainess y el nacionalismo tailandés

Uno de los conceptos claves para entender la nación y el nacionalismo tailandés es la taificación, que consiste en unificar las diferentes etnias bajo la cultura dominante del centro del país. Así, por ejemplo, en los libros del colegio nunca se menciona el reino de Lanna, que predominó en el norte entre los siglos xiii y xviii y al que los habitantes de Chiang Mai se sienten todavía hoy vinculados —mantienen incluso el idioma de aquella época, que se trasmite por vía oral y de manera oficiosa—. Según me contó una guía turística especializada en este reino, tampoco los antropólogos de la universidad pueden llevar a cabo investigaciones; hacerlo supondría perder su trabajo.

A nivel político, cuando surgen partidos que defienden la igualdad de todos los ciudadanos con independencia de sus orígenes raciales o culturales se tachan de antipatrióticos.

Vinculado a esta idea surge el thainess, que ha tomado relevancia internacional en los últimos años, sobre todo desde que la Oficina de Turismo lanzara una campaña en torno a él en 2015. Esta institución lo define como «el arte de vivir tailandés».

En una sociedad globalizada y llena de corrientes migratorias a lo largo de la historia resulta di...

Índice

• Portada
• Créditos
• Título y autor
• Dedicatoria
• Índice
• Introducción
• Parte I: Nación, rey y religión
• 1. Una nación a base de golpes
• 2. La muerte de un rey
• 3. La rueda del karma
• Parte II: Un viaje al mundo de lo sobrenatural
• 1. Todo comienza en un taxi
• 2. Continúa en un autobús
• 3. Y termina en casa
• Parte III: Una mujer en un mundo de hombres
• 1. Viajar sola por Tailandia
• 2. Situación de la mujer en Tailandia
• 3. Feminismo tailandés
• Diccionario de tailandés
• Anexo fotográfico
• Mecenas
• Contraportada