Las carencias de agua potable en Colombia.
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Que un elemento de la naturaleza como el agua dulce escasee debería ser motivo de preocupación para todos los habitantes del planeta, pero no lo es. Que el agua ahora se cotice en las bolsas de valores anuncia que en el futuro cercano nuestros páramos serán propiedad privada de unos cuantos accionistas, algo que debería preocupar especialmente a los colombianos. Y que el agua confiable para el consumo humano también se torne escasa debe-ría preocupar a los gobiernos auténticamente democráticos, pero no les preocupa como debiera. Este libro reúne a economistas, juristas e ingenieros que estudiaron el derecho humano al agua, las políticas que promueven su garantía, así como algunas inquietantes expresiones de su ineficacia y que motivan el título de la obra, Las carencias de agua potable en Colombia. Con la pandemia, estas carencias pusieron en evidencia las contradicciones discernibles desde la doctrina del acto propio, cuando las autoridades sanitarias exigieron el autocuidado higiénico mediante el lavado de manos al menos tres veces al día a todos los colombianos, entre ellos a los 7, 6 millones que aún no gozan del acceso a agua confiable: ¿cómo puede un Estado que omite garantizar el derecho humano al agua exigir a sus ciudadanos la higiene personal?

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Sí, puedes acceder a Las carencias de agua potable en Colombia. de Delia Montero Contreras, Pedro Ignacio Bernal F, Richard S. Ramírez Grisales, Angie G Upegui Pachón, Natalia Arroyave Henao, Óscar Alfonso R, Sara L Castro Agualimpia en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Commerce y Commerce Général. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2022
ISBN
9789587908039
Categoría
Commerce
SECCIÓN SEGUNDA
REGULACIÓN, VIGILANCIA Y CONTROL
CAPÍTULO 3
LA TEORÍA ECONÓMICA DE LA REGULACIÓN: UNA LECTURA BASADA EN LOS PROBLEMAS DE INFORMACIÓN
PEDRO IGNACIO BERNAL F.
Este capítulo realiza una revisión de la teoría microeconómica de la regulación y se enfoca en los problemas de información, que son una de las principales restricciones que enfrentan los organismos reguladores. Como se verá, algunos de los elementos abordados aportan un marco de referencia para identificar y caracterizar los periodos de la regulación del sector de agua potable y saneamiento básico en Colombia (véase el cap. IV).
El soporte principal de la teoría económica de la regulación es la observación de la existencia de fallas de mercado, siendo el monopolio la más generalizada. En tanto expresión de la intervención pública, las aproximaciones teóricas de la regulación se han preocupado por resolver las fallas que impiden el funcionamiento competitivo de los mercados, buscando soluciones que lleven a resultados óptimos o cercanos al óptimo. Esta perspectiva normativa de la regulación es conocida como del interés público, y asume un regulador benevolente que aplica los instrumentos a su alcance para intentar maximizar el bienestar social. Bajo esta perspectiva, una de las restricciones que enfrenta el regulador para lograr su objetivo es la existencia de fallas de información.
El tratamiento de estas imperfecciones de información, entendidas en un sentido amplio como falta, insuficiencia, asimetrías o manipulación de información relevante, ha venido siendo cada vez más determinante a medida que se observa la evolución de la teoría. El propósito principal de este escrito es precisamente destacar lo anterior a través de una revisión de la literatura sobre regulación1.
En la segunda parte iniciamos con una síntesis de la economía de la información, que aporta algunos elementos conceptuales a la teoría de la regulación. En la tercera parte estudiamos los principales enfoques de la regulación. Primero, el enfoque del interés público, que, en sus primeras versiones, desconoce la existencia de problemas de información; luego, las aproximaciones más recientes, que reconocen explícitamente la existencia de este tipo de restricciones, pero sin asumir políticas deliberadas para intentar resolverlas; finalmente, abordamos los enfoques más novedosos de la teoría del interés público, que al asumir de manera explícita este problema pasa a una fase activa de construcción de modelos que incorporan mecanismos competitivos y esquemas de incentivos con una clara fundamentación en los problemas de información. Sin embargo, tales mecanismos se caracterizan por ser sustitutos imperfectos de la información en la medida que no contribuyen a alcanzar la maximización del bienestar.
El texto termina con una mirada somera de la teoría del interés privado. De conformidad con lo observado, aunque los desarrollos en este campo son de gran interés y no dejan de lado del todo la consideración de las imperfecciones de información, estos problemas parecen opacados por el tratamiento de los aspectos más relevantes de la captura de la regulación por grupos de interés2.
3.1. LA ECONOMÍA DE LA INFORMACIÓN
Esta vertiente del análisis económico surge de la revisión crítica de los supuestos en que se fundamenta el paradigma neoclásico, en particular el de la perfecta información. Aunque no es tan reciente este trabajo de reelaboración conceptual, la economía de la información no constituye aún un cuerpo teórico que reemplace el paradigma dominante. Sin embargo, los desarrollos alcanzados son amplios y ricos y, sin duda, están en trance de renovar el aparato conceptual neoclásico. Lo anterior significa que lo que se está presentando es una renovación al interior mismo del paradigma neoclásico, no una revolución de este, pues se mantiene la mayor parte del andamiaje metodológico utilizado (Cahuc, 2001).
Es importante aclarar que el término economía de la información puede verse desde al menos dos perspectivas. Una de ellas es el análisis económico del atributo información; la otra, el papel de la información en el análisis económico, y particularmente, la transformación del análisis económico mismo al introducir distintas dimensiones de la información. Una de estas dimensiones se relaciona con las imperfecciones de información como la información incompleta o las asimetrías de información.
La aplicación de la perspectiva económica tradicional a la información plantea que el valor de la información depende en gran medida de su escasez relativa. Cuando es poseída por un solo individuo se habla de información privada y, en el caso opuesto, cuando es (o puede ser) conocida por todos tenemos la información pública. La difusión o publicación de algún conocimiento es la conversión de información privada en pública. Toda forma de diseminación, incluso de información confidencial de una persona a otra, involucra alguna pérdida de privacidad y por lo tanto del valor que se le atribuya.
La información ya producida es un bien público, en la medida que puede ser puesta a disposición de cualquiera de los miembros de la comunidad. Pero el uso de barreras de acceso a la información para determinado uso, por ejemplo, mediante patentes o derechos de propiedad, es considerado ineficiente. Por un lado, supone una forma de privatización que permite a quien detenta el derecho de exclusividad (monopolio) su explotación extrayendo el excedente del consumidor con miras a la maximización de beneficios. Pero, por otro lado, los propietarios de derechos y patentes no pueden imponer estructuras de cargas perfectamente discriminatorias, por lo cual se presentan algunas pérdidas de eficiencia. En consecuencia, la protección legal de patentes y derechos de autor es inevitablemente incompleta y la de los secretos comerciales no cubiertos por patentes o derechos de autor es aún más deficiente. En la práctica se presenta un tradeoff entre una mayor protección legal para los inventores, lo cual incrementa el problema de la sobreproducción, y el problema de subutilización que se agrava como resultado del anterior.
Se habla del “efecto bien público” en referencia a si la diseminación (fuga) de la información es inevitable. A esta se aplican también los efectos de los “bienes comunales” y “especulativo” si la extensión de los derechos de propiedad sobre descubrimientos es de obligatorio cumplimiento a fin de controlar la diseminación incontrolada. Uno de los factores que contribuye al efecto bien público, según el cual gran parte del beneficio del nuevo conocimiento es cosechado por oportunistas, es la falta de habilidad de los vendedores para cargar la totalidad del valor de la información a los comparadores (Hirshleifer y Riley, 1992).
Stiglitz (2000) asegura que la principal ruptura de la economía de la información fue el reconocimiento de que la información era una mercancía fundamentalmente distinta de las demás. Posee muchas de las propiedades de un bien público: su consumo es no rival y, en consecuencia, aun si fuera posible excluir a otros del disfrute de los beneficios de una porción de conocimiento, es socialmente ineficiente hacerlo; y, en general, es difícil o costoso excluir a alguien de la posibilidad de aprovechar sus beneficios. Además, cada porción de información es diferente de las otras. Por ejemplo, si el vendedor de información menciona a un comprador potencial la información que este desea comprar antes de la transacción misma, no habrá razón para que el comprador pague por ella. Mientras que un individuo puede comprar repetidamente un mismo producto en algún almacén, cada porción de información es, por definición, distinta de las otras porciones; de lo contrario, no sería información nueva. En este sentido, los mercados de información se caracterizan por imperfecciones inherentes relacionadas con lo que se adquiere, y atributos como la reputación –que son secundarios en la teoría competitiva tradicional– son aquí cruciales.
Según Stiglitz (1984, p. 22), la “perspectiva informacional” ha alterado la visión de cómo funciona la economía y los enfoques para el análisis de los problemas económicos. En particular, sostiene que los avances realizados por la economía de la información han cuestionado seriamente los postulados en que se basa la economía tradicional: 1) la naturaleza aborrece las discontinuidades; 2) la naturaleza aborrece las no convexidades, y 3) el papel central del equilibrio entre la oferta y la demanda. De hecho, el mundo no es convexo; el comportamiento de la economía no puede ser descrito como si fuera un simple problema de maximización, y la ley de la oferta y la demanda ha sido abolida.
Por ejemplo, el análisis de equilibrio general enfatiza la interacción de los mercados y el papel de los precios en la transmisión de información. En este contexto, la transmisión de información implica una solución descentralizada mediante una especie de “algoritmo informático” que no es explicado por el modelo. Sin embargo, como lo señala Stiglitz, este modelo no enfrenta el problema del procesamiento repetido de la información ni mucho menos responde a la pregunta de cómo la información es procesada y transmitida continuamente, condición básica para explicar el mecanismo descentralizado de toma de decisiones en el mercado (ver, también, Stiglitz, 2000).
Las características del modelo de equilibrio competitivo, específicamente su demostración matemática considerando condiciones y supuestos muy restrictivos, lo hacen muy precario (no robusto): basta que se introduzcan pequeñas perturbaciones para que se rompa el equilibrio. Por ejemplo, la existencia de costos, incluso pequeños, de búsqueda (que son típicos costos de adquisición de información) en el mercado de productos, o la existencia de riesgo individual más o menos alto. De hecho, la introducción de información imperfecta elimina las convexidades del modelo. Además, existen capacidades muy disímiles entre los individuos en materia de procesamiento (asimilación y aprovechamiento) de información. Por ejemplo, un individuo puede obtener amplios montos de información a partir de una simple observación, lo cual puede llevarlo a revisar drásticamente sus creencias.
Con información imperfecta se rompe el teorema fundamental de la descentralización como forma de coordinación del mercado. La asignación de los recursos no puede, entonces, ser eficientemente descentralizada sin un amplio conjunto de subsidios e impuestos; es decir, el gobierno tiene acceso a instrumentos que no están disponibles a las firmas o a los individuos. En otras palabras, la búsqueda de la eficiencia pasa por la necesidad de aplicar mecanismos centralizados de decisión, aunque imperfectos e incompletos. De hecho, el gobierno tiene conocimiento imperfecto o insuficiente de las características de los individuos. Estos pueden transmitir información acerca de sus características que puede ser incompleta o distorsionada. El gobierno puede obtener alguna información, pero el proceso mediante el cual lo logra afecta la asignación de los recursos. Así, el gobierno no puede preguntar quién es más capaz o menos capaz, a individuos que no tienen incentivos para decir la verdad. Las expectativas, los incentivos y el nivel de riesgo percibidos por los individuos –distintos entre sí, por definición– inciden en la forma como se procesa y se transmite la información, impidiendo alcanzar el famoso equilibrio competitivo o incluso generando múltiples equilibrios posibles.
En presencia de información imperfecta la economía se aleja de las condiciones de equilibrio predichas por la teoría estándar. Existen dos situaciones muy conocidas en economía de la información, asociadas con estas imperfecciones. La primera es la selección adversa, que consiste en la falta de información de la cual adolece una de las partes de una transacción (el comprador), sobre las características de un bien. Este problema de información fue identificado inicialmente por Akerlof (1970) a propósito del mercado de automóviles usados de peor calidad (“limones”). Las características ocultas –la verdadera calidad de los limones– para el comprador potencial, lleva a generalizar la desconfianza, inclusive hacia los carros mejor conservados, induciendo una subvaloración de estos últimos y una sobrevaloración de los peores, si se toma como referencia el precio promedio establecido por el mercado. Esta imperfección conlleva importantes costos de búsq...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Portada
  4. Créditos
  5. CONTENIDO
  6. PRÓLOGO
  7. PRESENTACIÓN
  8. SECCIÓN PRIMERA: EL DERECHO FUNDAMENTAL AL AGUA POTABLE
  9. SECCIÓN SEGUNDA: REGULACIÓN, VIGILANCIA Y CONTROL
  10. SECCIÓN TERCERA: EFICACIA DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS EN LA PROVISIÓN DEL SERVICIO
  11. Notas al Pie
  12. LOS AUTORES
  13. Contracubierta