INTRODUCCIÓN
1. Presentación
El presente volumen continúa la labor iniciada en 2012, que trata de ofrecer una traducción al castellano de obras escritas en latín por Tomás Moro carentes de versión española. Esta tarea ha conducido a trabajar a lo largo de años precedentes con textos pertenecientes a diversos géneros literarios, debidos a diferentes motivaciones, inmersos en distintos contextos extra-textuales, etc. En esta ocasión el texto que presento posee unas características muy especiales: por un lado, forma parte de los primerísimos escritos moreanos conservados; por otro —y esto es quizá lo más señalado—, se trata en su mayor parte de la traducción de una traducción: el autor inglés vierte a la lengua latina unos diálogos y una pieza retórica concreta, todo ello escrito en griego durante el s. II d. C. por Luciano de Samósata; además, el propio Moro añade una composición original que constituye su respuesta a esa pieza retórica de Luciano.
Un rasgo fundamental de la literatura de la época en la que vive Luciano es el predominio claro de la prosa frente a la poesía; junto a ello, el peso de la retórica dentro del movimiento de la Segunda Sofística es enormemente importante en el caso de Luciano entre otros. Estos dos parámetros encuadran la obra lucianea que se traduce en la mayor parte de este volumen.
Las especiales características aludidas más arriba van a permitir fijarse, entre otros, en dos rasgos de la producción moreana no tratados en las obras traducidas hasta ahora, a las que se aludía en el párrafo inicial: (i) las habilidades de Moro como traductor —con todo lo que lleva consigo la traducción de unos escritos de cultura, conceptos, estructuras sintácticas y léxico griegos—, y (ii) los inicios de Moro como autor, algo que va a revelar parte de su pensamiento inicial sobre algunos temas que aparecerán en obras posteriores de enorme relevancia. El primero de estos aspectos se aborda básicamente en el apartado de esta introducción dedicado a “Moro como traductor” (§ 5), mientras que al segundo se le ha otorgado un tratamiento más transversal, aunque será especialmente estudiado en tres epígrafes concretos: “Luciano y Moro” (§ 3), “Respuesta moreana al Tyrannicida de Luciano” (§ 4.3.2) y “Necesidad y utilidad de la traducción del texto moreano” (§ 7).
Por las características particulares señaladas, esta introducción incluye unos contenidos concretos que considero necesario tratar, y que se estructuran del siguiente modo: tras realizar una somera presentación de la figura del autor que Moro ha escogido como fuente de sus traducciones (§ 2), se pasa a explicar cuáles han podido ser los motivos que llevaron al autor inglés a interesarse por Luciano y el tipo de relación que se puede establecer entre ambos (§ 3). A continuación, se presenta cada una de las obras traducidas (§ 4) y se dedica un apartado a la labor de Moro como traductor (§ 5). Siguen unas notas sobre la publicación que se hizo de las obras moreanas en los primeros años tras ser escritas (§ 6) y una justificación más pormenorizada de la necesidad y utilidad de la traducción de los escritos que constituyen este volumen (§ 7). La introducción se cierra con algunas observaciones sobre el tipo de traducción que se lleva a cabo aquí, así como con ciertas advertencias de carácter formal en torno a la anotación de variantes latinas sobre el texto original griego, o sobre las fuentes textuales y bibliográficas utilizadas.
2. Luciano de Samósata como autor-fuente
El autor —original de Samósata y con fecha de nacimiento en torno al 120-125 d. C. y de muerte alrededor del 180 d. C.— emplea dos nombres, sin que pueda saberse con certeza si alguno de ellos o ambos son pseudónimos: Luciano (Loukianós) y Licino (Likĩnos). Después de su formación en retórica, Luciano se dedicó a dar conferencias como sofista ambulante; trabajó también como asistente del gobernador de Roma en Egipto para asuntos judiciales.
Fue Luciano un escritor de obra original y extensa —así como difícil de clasificar— que, entre otros, recoge elementos de la literatura forense, del diálogo platónico (banquete, conversación simple o entre discípulo y maestro), o del género filosófico.
Dentro de la parte de su obra que interesa reseñar aquí especialmente, y entre los escritos de tendencia retórica y sofística, se situaría el Tyrannicida, mientras que en los escritos dialogados en los que el autor fustiga la superstición podría situarse el Philopseudés. Si se atiende a la forma, hay que dejar constancia de que Luciano es un autor que combina el diálogo al estilo platónico con la comedia; quizá el Menippus —diálogo de naturaleza filosófico-moral y satírica— fue escrito a raíz de su viaje a Antioquía. En cuanto al Cynicus, aunque podría englobarse también en el grupo mencionado, tal vez sea más acertado entenderlo como un diálogo de crítica de la actualidad (Alsina, 1962: liii-liv) y/o de sátira social (García Valdés, 2004: ix).
Como se ha anunciado, puede pensarse que, dentro de las tendencias literarias principales de la época de Luciano, este se encuadra dentro de la creación retórica, que sin duda es deudora de varios géneros precedentes, estudiados y combinados de manera inteligente; en particular, la unión del género del diálogo y de elementos tomados de la comedia griega —más de la Nueva que de la Antigua— puede ser una de las aleaciones más originales. No es descartable su deuda con la sátira menipea y con elementos propios de esta, como son la combinación de lo serio y lo satírico, la presencia de ciertos tipos de personajes (como filósofos, supersticiosos, nuevos ricos, aduladores, avaros, misántropos, incrédulos, etc.), la aparición de parodias y cierto fondo edificante, etc.
Con respecto a la lengua de Luciano, cabe decir que, al igual que sus contemporáneos de la Segunda Sofística, no utiliza la lengua hablada de su época, sino que trata de imitar los grandes modelos de la época clásica de los ss. V-IV a. C. en su aticismo, que conoció bien. También en su estilo hay cierta imitación, pero siempre con sello propio: introducción de citas con finalidades concretas; uso de proverbios más o menos populares, de símiles y metáforas, de anécdotas y fábulas; construcción de periodos bien equilibrados y elegantes; empleo de un vocabulario rico, etc.
En lo que concierne al mundo de las ideas en Luciano, y de modo somero, existe cierto debate entre quienes lo consideran un pensador auténtico y los que op...