Salud mental y cáncer: ¿Causa o consecuencia?
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Salud mental y cáncer: ¿Causa o consecuencia?

  1. 100 páginas
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Salud mental y cáncer: ¿Causa o consecuencia?

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Información del libro

El diagnóstico y tratamiento del cáncer podrían desencadenar sintomatología ansiosa y depresiva como reacciones adaptativas. Si bien existe alta correlación entre el diagnóstico del cáncer y depresión o ansiedad, no necesariamente todas las personas diagnosticadas con cáncer sufren estos trastornos de adaptación incapacitantes.La intervención psicofarmacológica, así como el abordaje psicoterapéutico, son particularmente importantes en la terapéutica. El éxito del abordaje dependerá, de modo sustancial, de un adecuado y temprano diagnóstico. El equipo interdisciplinario adquiere una gran significación en este momento de la vida del paciente y su familia. Entonces podemos afirmar la importancia del rol del psiquiatra en la atención integral del paciente y la familia.

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Información

Año
2022
ISBN
9789878724911
Edición
1
Categoría
Medicina

MARCO TEÓRICO

ESTRÉS

En 1932 Walter Cannon desarrolló el concepto de “homeostasis” como la capacidad de un organismo para mantener constante el equilibrio interno, y empleó el término de estrés, extrapolado de la física, como “niveles críticos del estrés” para definir una situación que podría provocar un debilitamiento de los mecanismos homeostáticos.
Hans Selye fue quien creó este concepto y lo definió como un síndrome causado por distintos agentes nocivos que son capaces de producir una respuesta inespecífica del organismo, lo que denominó síndrome general de adaptación (Bonet, 2013).12
Selye hacía hincapié en la respuesta frente a un evento, y no en el estímulo propiamente dicho. Consideraba al estrés como el resultado no específico de cualquier demanda sobre el cuerpo que generaba un cambio físico o mental.
Endler y Eduards postularon que el estrés puede ser considerado como estímulo, como respuesta y como un estado del individuo que intermedia a los anteriores (concepto interaccional), ya que la respuesta incluye el estímulo.13
Kaplan define como estresante aquellas situaciones en las cuales existe una marcada discrepancia entre las demandas que actúan sobre el organismo y la capacidad de respuesta de este.14
Hamilton, Lazarus y Folkman definen a la circunstancia o acontecimiento capaz de producir estrés (estresor) como el o los acontecimientos o condiciones externas al sujeto (estímulo), que actúan como sus agresores o son evaluados por él como tales, y son la respuesta del estrés las reacciones de los individuos a los estresores.15
Proponen llamar trauma a la situación estresante cuando tuvo lugar en el pasado y amenaza a la situación estresante anticipada.
Este concepto ha ido cambiando a lo largo del tiempo y hoy en día se cree que el estrés es el responsable de diferentes patologías, tanto fisiológicas como psicológicas. Se le atribuye al estrés la responsabilidad en episodios depresivos, deterioro del rendimiento laboral, disfunción en las relaciones sexuales, problemas del sueño, hipertensión, entre otras.
A lo largo de los años ha aumentado la cantidad de estudios donde plantean que el estrés también es responsable de alteraciones producidas como consecuencia de una afectación del sistema inmune, como son las enfermedades infecciosas, enfermedades autoinmunes y cáncer.
El término estrés es sumamente ambiguo. Este presenta distintas connotaciones y tiene poca utilidad para entender cómo el organismo se adapta a las diferentes demandas de la vida diaria y a situaciones catastróficas que ocurren esporádicamente.
Según Vales, el estrés es una reacción del ser humano ante determinadas situaciones amenazantes. Dentro de este concepto podemos encontrar el euestrés y el distrés. El primero alude a respuestas eficaces y controladas del sujeto, que le permiten una mejor adaptación. El segundo se refiere a respuestas del sujeto frente a determinados estilos y circunstancias de la vida en las cuales hay una inadecuada adaptación. Estas reacciones se pueden mantener en el tiempo, creando una sobrecarga en el organismo que puede desencadenar problemas de salud.
La respuesta emocional del individuo frente al estrés tiene síntomas de ansiedad, ira, cólera, irritabilidad, tristeza, pánico y sensación de desesperanza. Estos síntomas son de naturaleza transitoria.
El estrés activa diferentes reacciones que generan respuestas conductuales y fisiológicas. Estas respuestas neuronales, metabólicas y neuroendocrinas le permiten al organismo actuar frente al estresor de manera adaptada.
Se plantea que el análisis del estresor se divide en tres etapas. La primera etapa es la recepción del estresor y el filtro de las informaciones sensoriales. Luego encontramos la reacción al estrés. Aquí entran en juego el córtex prefrontal y el sistema límbico, y la respuesta se hará en función de la experiencia de la persona. La tercera y última etapa es la activación de la respuesta del organismo frente al estresor. Esta respuesta pone en juego el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA).
Se considera al eje hipotálamo-hipófisis-adrenal como el de mayor relevancia en la respuesta al estrés. En el hipotálamo se encuentran neuronas que están involucradas en la respuesta al estrés. Éstas son responsables de la regulación neuroendocrina, autonómica y conductual.
Las neuronas mencionadas proyectan a los sitios de control de la respuesta autonómica y al sistema límbico, generando así la respuesta de ansiedad. Asimismo, estas neuronas liberan neurohormonas, específicamente corticotropinas (CRF), al sistema que conecta el hipotálamo con la adenohipófisis, los cual genera la liberación de hormonas ACTH al torrente sanguíneo. Esto genera la formación de glucocorticoides en la corteza suprarrenal, y queda establecido así el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal.
Las proyecciones del hipotálamo sobre el sistema nervioso autónomo simpático generan un aumento en la frecuencia cardíaca y en la respiración, dilatación de las pupilas y aumento en la sudoración.
También inhibe la motilidad digestiva, como también la liberación hacia el torrente sanguíneo de catecolaminas, adrenalina y noradrenalina. Estas hormonas refuerzan la acción del SNA simpático y los glucocorticoides mantienen la glucosa en sangre, la cual será utilizada en respuesta ante una situación de emergencia.16
Vales plantea tres instancias en respuesta al estrés, la ultrarrápida, la cual se produce en segundos y conlleva la liberación de catecolaminas y corticotropinas. Luego encontramos la rápida, que implica la liberación de ACTH, endorfinas y hay un aumento del flujo cerebral sanguíneo, como también la utilización de glucosa, la pérdida del apetito y disminución de los sistemas gonadotrópicos. La tercera y última instancia es la mediata, la cual es necesaria para mantener los niveles de actividad y el funcionamiento de las etapas anteriormente nombradas. Esta etapa implica principalmente la liberación de glucocorticoides.
Podemos diferenciar lo que es el estrés agudo de lo que es el estrés crónico. Dentro del estrés agudo se encuentra una diferencia entre el hombre y la mujer. En la respuesta al estresor, en el hombre se activa el córtex prefrontal, a diferencia de la mujer que activa preferentemente el sistema límbico.
Por otra parte, el estrés crónico se desencadena cuando la respuesta al estrés es repetitiva, entra en lo que se denomina fase de agotamiento o hipercortisolemia crónica.
A lo largo de los años y a través de diferentes enfoques de la ciencia, la medicina y la psicología, se ha estudiado la posible influencia que tienen los factores psicológicos en el funcionamiento corporal. Se ha establecido que el estrés genera fallas inmunológicas y por lo tanto puede incidir en el inicio y curso del cáncer, ya que este último pertenece a las denominadas enfermedades inmunosupresoras.
Según Ray, los factores mediadores entre la mente y el cuerpo, entre ellos la interacción social del individuo, favorecen en la preservación o el deterioro de la salud. Plantea que una situación estresante que es capaz de alterar el funcionamiento de uno de los sistemas del organismo afectará el funcionamiento de los demás sistemas, debido a que se encuentran interconectados.
Kiecolt-Glaser, McGuire & Robles nos plantean que tanto nuestra forma de pensar, nuestras creencias y nuestros sentimientos son una actividad bioquímica que se desarrolla en nuestro cerebro. Esto a su vez se expresa en nuestros sistemas endocrino e inmune y es lo que determina nuestra salud. Actualmente se puede establecer que nuestros pensamientos modifican nuestra biología. Por ende, no es solamente la influencia de los actores psicológicos, sino que los pensamientos, los recuerdos, las emociones y las conductas son partícipes en los estados globales de adaptación.16
Distintas situaciones estresantes que son procesadas por el sistema de creencias de cada individuo son capaces de generar emociones negativas, enojo, ira, miedo, depresión, desesperanza. Activan mecanismos bioquímicos a nivel del hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales que tienden a disminuir o suprimir la respuesta inmune. Esto hace posible el desarrollo de distintas patologías, entre ellas el cáncer.
En 2005 Glaser y Kiecolt realizaron una investigación donde establecieron que los factores psicológicos están asociados a disfunciones inmunes y el desarrollo de células cancerígenas. Fue en este mismo estudio en que se logró establecer evidencias de que el estrés psicológico puede influir en el aumento del riesgo de contraer cáncer.16
Por otra parte, Lutgendorf y Sood plantean que el comportamiento de las personas tiene un rol importante como factor de riesgo para la progresión del cáncer. Dentro de los factores que promueven esta enfermedad, encontramos la adversidad social, la depresión y el estrés.17
Bryla en 1996, realizó una investigación donde relacionó el estrés con el cáncer de mama y los efectos mediadores del sistema inmune. Los estudios demostraron una relación positiva entre ambos, aunque el mecanismo exacto no está del todo claro. Los investigadores caracterizaron a las mujeres que su...

Índice

  1. INTRODUCCIÓN
  2. MARCO TEÓRICO
  3. BIBLIOGRAFÍA