Transa poética
eBook - ePub

Transa poética

  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Transa poética

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

La obra de Efraín Huerta es una y variada: de la sombría pasión amorosa al explosivo –y mexicano– sentido del humor, esta extraordinaria escritura poética muestra una conmovedora capacidad para habitar el mundo de todos los días con una fuerza y una pureza únicas. Esta {Transa poética} es festiva, ceremonial, callejera, contemplativa, uno de esos libros cuya brillantez no intimida: nos lo acerca, en cambio, hasta que terminamos por leerlo y releerlo con una amistad apasionada.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Transa poética de Huerta, Efraín en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Literatur y Poesie. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Ediciones Era
Año
2015
ISBN
9786074453010
Categoría
Literatur
Categoría
Poesie

Transa poética

LA POESÍA ENEMIGA

Nubes y nubes no se sabe qué demonios terrestres aman o detestan
con su comportamiento de árboles desgajados,
ni cuándo pensarán ausentarse de nuestros ojos
y de los flancos de las montañas.
Árboles y amores vivirán abrazados por los bosques y los corazones,
aunque señales turbias
crecidas en gargantas amargas de madrugadas
comiencen su labor descalza de perezosa rebelión.
Fantasmas y fantasmas por las nubes
sin grietas de pudor
o por lo menos alguna lágrima en los ojos helados.
Voces que nadie oye
y que las buenas lenguas convierten en angustia,
sabiendo que no son sino espectros de estertores
lanzados allá en el dorso de otros tiempos
por espinas ahogadas en los ríos,
por espejos y rosas transformadas en prisa.
Pero tú en los balcones del mundo,
endureciendo los instantes,
viendo caer silencios,
silencios amarillos de virtud o de vicio,
creando sobre la sombra la hierba agonizante.
Ahora sé cómo llegaste,
magnífica y serena,
del sitio de los cisnes y las gladiolas,
con el tacto de las cucharas en la nieve,
soberana de las alamedas en que nos causa gusto
escuchar el eco de una virginidad perdida
en el tiempo preciso.
Agua lenta como tumulto de caricias, te guiaba:
sonaban crudos lloros de manzanas acuchilladas.
La invitación fue clara:
acércate a la niebla en que florecen los duraznos de bronce,
la que ignora las auroras lechosas,
los días en que se palpa el tedio
y el deseo es como vaho de agonizante.
Puedes cantar, aunque tu voz es lo de menos
en esta selva donde viven ancianas cuerdas de guitarras
junto a sonatas vírgenes.
Aquí desconocemos las flautas y las máscaras,
y se encuentra perdida entre limones muertos
la burbuja plateada y sin sentido
de lo que allá entre las prostitutas y los andróginos
se llama adolescencia.
Verás tiernos esqueletos de poetas
conservados por milagros continuos
o por eso de hielo que a veces se desprende de la niebla.
Desnúdate si quieres
de todo lo que arrastras de ciudad y jardín,
porque aquí no hacen falta los pájaros
ni las avenidas del brillo
y de los senos sostenidos.
Habían crecido en torno de tu ausencia
las fiebres y los cabellos que salen de las raíces descubiertas
y eternamente soportando nieves y sudores.
Tú no sabías el peso de una carrera entre plumas de canarios,
ni por qué las frentes húmedas
huelen lo mismo que las estatuas despertadas
por piquetes de mariposas,
que amor es lo que silba en los relojes
y esa red de silencios ahogando dedos
y pétalos de violetas,
que amor es la distancia entre los labios y los párpados
y no saber cuáles hombros
son tan perfectos
como determinados senos temblorosos.
Es inútil que suenen en los huecos del tacto
mustios intentos de crueldad pura y absoluta,
puesto que ignoras lunas y ruidos tímidos de estrellas
sobre la grupa tierna y suntuosa de la madrugada,
hacer florear escrúpulos
o martillear furiosamente sobre azucenas tibias,
tan ingenuamente canallas
como purísimas hasta el suicidio.
Ya sabes a pesar de todo
que una penumbra es el vestido invernal de los deseos,
que buscar en el alboroto de los destinos el que te pertenece
sería deshacer nudos de corbatas plateadas
o comparar un mediodía
con la punta de un puñal virgen de asesinatos.
Entre piedras y azares moriste
de vivir atravesando jardines
con tus piernas tan pálidas y duras,
compactos ramos de alhelíes con tus senos temblorosos,
lunas despiadadamente estúpidas
con tus miradas entre tibias y secas
como un golpe de remo en el vacío.
Hoy,
cuando mi cargamento de cinismo
y lo que a mis amigos distraigo de aburrimiento
divinizan la ausencia
y la sitúan con acierto en el misterio de la duda,
en el claro artificio del olvido fatal
o en el cauce tan seco de la ternura en frío,
te recuerdo brillante y solitaria
bebiendo agua de mar como los fantasmas marineros
vegetando en las escolleras,
auténtica de nieve rezumando violencia,
mi muerta sin sentido y sin burla.

VERDADERAMENTE

I

Verdaderamente soy todo oídos para ti
cuando tu pecho en blanco torna lluvia mis manos,
te duelen los hombros hasta el grito
y te corren gladiolas enfermizas por las piernas.
Verdaderamente.
Con la certeza de lo que sentirían en el invierno
una nube con festones de azúcar,
en el otoño dos mujeres sin párpados
o en el alba las rodillas desesperadas de una virgen.
Ennoblecida verdad la del olvido,
purísima verdad aquella de la ternura muerta.
Verdaderamente muerto, encerrados en mármol,
cristalizados en miserables corolas sin angustia
y con asomos de fastidio,
crucificados míos,
petrificados en el filo de las espadas,
en esa hora agradable de los barqueros blasfemando en los ríos
y el duelo espejeante de los remos.
En esta hora y en otras,
tan bien soy todo oídos para ti,
que tu sombra amanece en pleno día del mundo
y mi amor impaciente se atreve sin error por tu vida.

II

Aquella daga en que nacieron amarillos y desenfrenados
destellos de violetas ahogadas,
ese mismo jardín que nos espera tarde a tarde,
esa espléndida voz de los árboles difuntos,
aquellas chispas de tontería caídas en el musgo caliente de las banquetas,
aquellas plumas líquidas que siempre nos golpearon en los hombros
como crudas imágenes de un destierro,
cuando escalábamos angustias invernales.
Las mismas tibias bocas que mansamente arrullaron nuestro fastidio de los veinte años
y esos lentos oídos desde niños sometidos a la esclavitud de suficiencias y vaciedades.
Y nuestras propias manos,
delgadas,
amarillas del fuego triste del insomnio.
Y nuestros ojos,
nuestros ojos
en donde nadan los escombros del alba.
Y nuestra carne,
esta maciza y blanda carne de nosotros
en la que finos y desenfrenados destellos de violetas se ahogan,
ahogándonos el tiempo que nos urge,
hiriendo con astillas de roble aquella soberana soledad que ignoramos ahora.

III

Toda la falsedad de alba redimida,
todo ese ruido inmóvil de las estrellas,
ese gemido caliente y apagado de las manos,
toda esa robusta cantidad de índices que señalan al viento,
que se desangran en el vacío cobarde de una plaza pública.
En verdad,
en verdad no nos alcanza el sentimiento
para gritar debidamente en contra del recuerdo.
Todo ese verde sucio que amanece en las manos de las estatuas,
esa molestia de conocer el crecimiento de las orquídeas,
esa tristeza de camelias de las adolescentes al ver caer la lluvia,
esa terrible languidez de algunas horas
y aquella recia y abominable castidad con que sueñan todavía algunos de los hombres que conocemos.
En serio,
en verdad no nos alcanza el sentido de la piedad,
de la lástima prohibida tantas veces,
para ese tierno gotear de cosas,
de objetos blandos y cómodos,
de infancias exprimidas con torpeza.
Ese murmullo casi de pupilas de buey,
de lámpara caída en un estanque suave,
de cuando alguna rosa blanca se muere de cansancio.
Toda esa variedad de crepúsculos que motivan toda suerte de insomnios,
aquellas manos como lirios en bruto de indefinibles novias.
Verdaderamente:
en esa atrocidad impune de los pantanos,
en esa pátina de las medallas y los poemas cívicos,
de los esclarecidos cuadros de los museos,
de las espadañas,
de las campanas,
debían permanecer para siempre,
hasta morir de sublime aburrimiento,
tantas y tantas causas de suicidios,
de irredentas perezas,
de absurdas santidades.

EL AMOR

El amor viene lento como la tierra negra,
como luz de doncella, como el aire del trigo.
Se parece a la lluvia lavando viejos árboles,
resucitando pájaros. Es blanquísimo y limpio,
larguísimo y sereno: veinte sonrisas claras,
un chorro de granizo o fría seda educada.
Es como el sol, el alba: una espiga muy grande.
Yo camino en silencio por donde lloran piedras
que quieren ser palomas, o estrellas,
o canarios: voy por entre campanas.
Escucho los sollozos de los cuervos que mueren,
de negros perros semejantes a tristes golondrinas,
Yo camino buscando tu son...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Créditos
  4. Índice
  5. Donde la locura…
  6. Transa poética