Sobre los deberes
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Sobre los deberes

  1. 80 páginas
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Sobre los deberes

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Información del libro

Este tratado, dedicado por el autor a su amigo Pomponio Ático en el 44. a. C., está escrito como fuente de conocimiento del comportamiento humano, y destinado a su propio hijo. Trata sobre la conducta honrada y la conducta útil, compara ambas y subraya el valor de la amistad y de las virtudes platónicas (prudencia, justicia, grandeza de ánimo y templanza).

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Información

Año
2022
ISBN
9788432161599
Edición
1
Categoría
Filosofía
LIBRO I
1 – NATURALEZA DEL GÉNERO HUMANO
(I. 4. 11-12)
11. Desde un principio, la naturaleza ha concedido a todo el género viviente el defenderse a sí mismo, la vida y el cuerpo, apartarse de lo que parece serle dañino, y que busque y consiga todo lo necesario para vivir, como el alimento, los refugios y cosas de ese género. Por otra parte, va unido a todos los vivientes el instinto de procrear y una cierta atención a lo que ha sido procreado. Pero entre el hombre y la bestia hay principalmente una diferencia: que esta solo se mueve en la medida de lo que percibe por los sentidos y se adapta a lo que es presente y está ahí delante, y apenas percibe lo pasado y lo futuro. En cambio, el hombre, porque es partícipe de la razón por medio de la que ve venir las consecuencias, ve las causas de las cosas y su progreso y no ignora sus antecedentes, compara las semejanzas, conecta las cosas presentes y enlaza con las futuras; fácilmente ve el curso de toda la vida y prepara lo necesario para irla pasando.
12. Y esta misma fuerza natural de la razón une entre sí a los hombres para compartir la palabra y la vida; y genera en primer lugar un cierto amor innato principalmente hacia quienes ha procreado, y les incita a que haya reuniones de hombres y celebraciones, y a promoverlas.
2 – LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD
(I. 4. 13-14)
13. Entre lo principal del hombre está la búsqueda y la investigación de la verdad. Así es que, en cuanto nos vemos libres de las ocupaciones y cuidados obligatorios, estamos ansiosos de ver, oír o aprender algo y nos parece necesario para vivir felices alcanzar el conocimiento de cosas ocultas o admirables. De ahí se entiende que lo que es verdadero, sencillo y sincero es lo más adecuado a la naturaleza del hombre. A esta avidez de ver lo verdadero se une un cierto deseo de ser el primero, de forma que un espíritu bien dotado por la naturaleza no quiere someterse a nadie a no ser a quien aconseja o enseña, o bien da órdenes con justicia y legítimamente por razón de conveniencia: de ahí derivan la grandeza de ánimo y el menosprecio de las cosas humanas.
14. Y no es pequeña, por otra parte, la fuerza de la naturaleza y de la razón: el hecho de que este es el único animal que cae en la cuenta de qué es el orden, qué es lo conveniente, y cuál la medida en los dichos y en los hechos. Así que de aquellas cosas que se perciben por su apariencia, ningún otro animal capta como él la belleza, la gracia y la adecuación de las partes. La naturaleza y la razón, transfiriendo esta semejanza de los ojos al ánimo, hace ver mucho mejor que la belleza, la constancia, y el orden en los propósitos y en los hechos deben ser conservados y previene de que se haga algo indecoroso o inconsistente. De todo ello brota y se logra lo que andamos buscando: la honradez; cosa que, aunque no sea nobleza, es al menos digna de respeto. Y lo que decimos con verdad, aunque nadie lo alabe, es laudable por naturaleza.
3 – SOBRE LA JUSTICIA: PARTES Y FUNDAMENTO
(I. 7, 20-23)
20. De las restantes tres partes ocupa un amplio espacio la norma por la que se rige la sociedad de los hombres en su trato, que supone como una comunidad de vida; Tiene dos partes: la justicia, en la que resplandece especialmente la virtud: de ella forman parte los hombres de bien; y la beneficencia, que va unida a ella y a la que también puede llamarse benignidad o liberalidad. Pero el primer deber de justicia es que nadie haga daño a nadie, a no ser que haya sido herido por una ofensa: en segundo lugar, que se use de lo común como común, y de lo privado como propio.
21. Lo privado no tiene naturaleza propia, sino que procede de una ocupación antigua, como quienes llegaron tiempo atrás a un lugar vacío; o bien por victoria, como quienes se han apoderado de algo en una guerra, o bien por una ley, un pacto, una condición, o por suerte. De donde el terreno de Arpinas se llama de los Arpinates y el Tusculano de los Tusculanos; semejante a esta es la descripción de la posesión de las cosas privadas. De donde, como cada cual hace suyo lo que en un principio era común, lo que cada cual consiguió, que lo mantenga; por eso si alguien quiere para sí algo más, violará el derecho de la sociedad humana.
22. Pero (como brillantemente escribió Platón), no hemos nacido para nosotros solos; parte de nuestro nacimiento lo reclama la patria; parte, los padres; parte, los amigos y, como dicen los estoicos, lo que produce la tierra nace todo para uso de los hombres; en cambio los hombres han sido engendrados los unos para los otros, de forma que puedan ayudarse unos a otros; en esto debemos seguir la naturaleza como guía, ser útiles unos a otros con el intercambio de oficios: dando, recibiendo, intercambiando en sociedad con los otros hombres las artes, las obras, las capacidades de cada uno.
23. Por otra parte, el fundamento de la justicia es la lealtad, es decir: la sinceridad y la verdad en lo que se dice y en las asambleas. De donde, aunque quizá a alguien parezca excesivamente duro, lancémonos a imitar a los estoicos, que investigan cuidadosamente el origen de las palabras y creamos que lo que se dice es así, apelando a la fiabilidad.
Pero hay dos clases de injusticia: una, la de quienes la hacen; otra la de quienes pudiendo evitar que otros la hagan, no la rechazan: pues quienes injustamente atacan a alguien, lo hacen incitados por la ira o por algún otro trastorno: parece como aliado del que ataca el que no se enfrenta ni impide una injusticia, pudiendo hacerlo, es tan culpable como quien abandona a sus padres, a sus amigos o a la patria.
4 – INJUSTICIA Y EGOÍSMO
(I. 9, 28-30)
28. Muchas suelen ser las causas de pasar por alto la defensa y abandonar el deber. Porque o bien rechazan tomar sobre sí las enemistades, el trabajo, o los gastos; o bien, incluso la negligencia, la pereza, la dejadez o los propios afanes y ocupaciones entorpecen hasta el punto de que quienes deberían ser protegidos quedan abandonados. Así es que hay que procurar que no sea suficiente lo dicho por Platón[1] refiriéndose a otros filósofos: los que se dedican a la investigación de la verdad y desprecian las cosas que en su mayor parte busca la mayoría, por las que suelen enfrentarse, lo desprecian y tienen en poco, y por esta razón son justos. Consiguen un género de justicia: no hacer daño a nadie; pero caen en otro (defecto): pues al estar abrumados por el afán de aprender, abandonan a quienes deben proteger. Así es que consideran que no deben alcanzar un puesto de gobierno más que si se les obliga a ello. Más ventajoso sería si lo hicieran por voluntad propia: pues todo lo que se hace rectamente es justo si es voluntario.
29. Hay quienes, ya sea por el afán de proteger su patrimonio, o por un cierto desapego a la humanidad, dicen que se dedican a sus propios negocios de forma que no den la impresión de fastidiar a nadie: estos carecen de un género de injusticia, pero caen en otro; ya que abandonan la vida de la sociedad, a la que no aportan nada: ni intereses, ni trabajo, ni posibilidades.
30. Así es que, una vez que he propuesto dos tipos de injusticia, voy a añadir las causas de uno y otro tipo y a establecer estas cuestiones antes de entrar en la cuestión de en qué consiste la justicia: fácilmente podremos juzgar lo que es el deber de cada momento si no nos amamos con exceso a nosotros mismos.
5 – CUALIDADES PARA DESEMPEÑAR CARGOS PÚBLICOS
(I. 21, 72-73)
72. Quienes tienen por naturaleza capacidad de gestión deben, sin duda alguna, alcanzar cargos públicos y llevar la gestión del gobierno pues no puede de otro modo gobernarse la ciudad ni manifestarse la grandeza de ánimo. Si ocupan los cargos públicos únicamente los filósofos no sé si puede procurarse mayor magnificencia y desprecio a lo humano y esa seguridad y serenidad de ánimo de las que suelo hablar, ya que no van a estar angustiados y vivirán con serenidad y seguridad.
73. Esto resulta más fácil a los filósofos en la medida en que en su vida hay muchas menos cosas que dependen de la fortuna y dependen mucho menos de una multitud de cosas; y porque si ocurre algo adverso, no se derrumban. Por tanto, no sin motivo suscitan mayor admiración y cuidan mejor la tranquilidad; ya que hay que atribuirles mayor grandeza de ánimo y ausencia de agobios. Quien accede al gobierno, cuide no solo si debe pararse a considerar si un asunto es honrado sino también si tiene posibilidad de llevarlo a cabo: asimismo no debe echarse atrás por cobardía ni confiarse demasiado por ansia. Pues en todos los asuntos debe ponerse una diligente preparación antes de emprenderlos.
6 – FORTALEZA Y CLEMENCIA
(I. 25, 88-89)
88. No hay ...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADA INTERIOR
  3. CRÉDITOS
  4. CITA
  5. SUMARIO
  6. INTRODUCCIÓN
  7. LIBRO I
  8. LIBRO II
  9. LIBRO III
  10. BIBLIOGRAFÍA
  11. AUTOR