Todo lo que querías saber pero no te atrevías preguntar
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Todo lo que querías saber pero no te atrevías preguntar

  1. 224 páginas
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Todo lo que querías saber pero no te atrevías preguntar

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¡Todo lo que necesitas saber sobre las religiones y filosofías del mundo en un práctico libro!

Conforme se acortan las distancias en nuestro mundo globalizado, encontramos más religiones y creencias populares que antes. Este libro, escrito por dos profesoras de religión –una de secundaria, la otra universitaria– expone los orígenes, historia, prácticas y creencias de cuarenta grupos. Cada capítulo pone al grupo en contexto y explica en qué se asemeja o diferencia determinada religión con respecto al cristianismo. Ningún otro libro abarca tan amplia variedad de temas, desde el islamismo, chamanismo y mormonismo hasta el ateísmo, vampirismo y la astrología.

Algunas características:

  • Tablas y gráficos que facilitan la comparación de las diferentes prácticas y creencias religiosas
  • Abarca religiones mundiales, nuevas religiones y religiones de la cultura popular
  • Generalidades sobre los orígenes, historia y tipo de seguidores en cada religión
  • Práctico para el estudio individual o en el aula.

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Información

Editorial
Grupo Nelson
Año
2013
ISBN
9781602557598
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JUDAÍSMO
INTRODUCCIÓN
La fe judía pone un gran énfasis en la historia humana como una línea de tiempo única e inquebrantable; es decir, los judíos creen que el mundo comenzó en cierto momento en el pasado, existe ahora y un día terminará. En tanto que esta explicación puede sonar familiar, especialmente a los cristianos o a los musulmanes que comparten esta visión del tiempo, es muy diferente para las creencias hindúes o budistas en que el tiempo es un ciclo de creación y destrucción. Aquella cosmovisión da a entender que todos los seres humanos pueden sacar alguna inspiración y orientación de eventos del pasado. De hecho, una característica central de la fe judía es una profunda conexión entre las prácticas del presente y las historias y promesas del pasado antiguo. Entonces, para comprender realmente la fe judía, debemos comenzar con su pasado.
HISTORIA
Orígenes e historia antigua
El primer lugar en donde dirigirnos para entender los orígenes y la historia antigua del judaísmo es la Biblia hebrea o Tanaj (ver «Textos»).
Biblia hebrea
La Biblia hebrea presenta al judaísmo como siempre existente, comenzando con la creación del mundo (Génesis 1–3), y desarrollándose a través del tiempo para incluir todos los elementos asociados con la práctica judía moderna.
En particular, la Torah o los primeros cinco libros de la Biblia hebrea, proporcionan el retrato más extenso y detallado de la antigua religión israelita que se desarrolló hasta convertirse en el judaísmo. En general, los estudiosos del judaísmo dependen de la Torah para la historia y desarrollo de la religión. No obstante, la imagen bíblica está incompleta; nos da una idea de la gente y de los conceptos que llegaron a ser importantes en el judaísmo posterior, pero lo más probable es que la Torah se desarrolló mayormente desde una tradición oral a la larga de mucho tiempo. La mayoría de los eruditos creen que estas tradiciones no se pusieron por escrito hasta entre los siglos VII y V, A.E.C. Más significativo aun, la Biblia hebrea se interesa más con los eventos que relacionan a Dios con el pueblo escogido de Israel, así que a menudo no es muy clara o totalmente callada acerca de los lugares, fechas y eventos que se relacionan con la historia de las naciones vecinas de Israel.
Para entender el judaísmo, uno debe primero comprender la historia de Israel en la Biblia. La Torah comienza con Génesis, el cual traza la historia comenzando con la creación del mundo y los defectos de los humanos (p. ej. el primer homicidio [Génesis 4], la torre de Babel [Génesis 11]), los matrimonios mixtos con ángeles [Génesis 6] y luego, siguiendo el desarrollo y movimiento de las familias de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob.
Dios llama a Abraham para que desde su propia patria vaya a la tierra de Canaán, la cual Dios promete a todos los descendientes varones de Abraham que están circuncidados (Génesis 12). Abraham llega a ser el padre de dos hijos: con Agar engendra a Ismael, y con Sara engendra a Isaac. Las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islam) trazan su herencia espiritual con estos patriarcas y matriarcas. La promesa de Dios pasa al hijo de Isaac, Jacob (cuyo nombre cambia después a Israel). Los hijos de Jacob/Israel (doce hijos y una hija) se establecen en la tierra de Canaán, pero luego deben mudarse a Egipto debido a una hambruna (ver Génesis 47).
La historia de Israel continúa en el libro del Éxodo. Éxodo relata la historia de cómo los descendientes de Jacob florecen brevemente en Egipto antes que el faraón los esclavice. Dios usa a un descendiente de Jacob llamado Moisés para
El éxodo de Egipto
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liberar de la esclavitud a los israelitas (aquí llamados «hebreos») y guiarlos de regreso a la Tierra Prometida a sus ancestros. En su viaje, el pueblo recibe un nuevo conjunto de mandatos de alianza, incluyendo los Diez Mandamientos (Éxodo 20). Sin embargo, el pueblo es infiel a Yavé (YHWE, el nombre personal que Dios ha dado a Moisés en Éxodo 3.14) y vaga por una generación en el desierto entre Egipto y Canaán. Las historias de estos viajes forman el resto de la Torah.
Después de la muerte de Moisés, Dios permite a los hebreos que vuelvan a entrar en la tierra bajo el liderazgo de Josué, que es segundo en autoridad después de Moisés. Una confederación no organizada de doce tribus se establece en Canaán y que tiene como guías y protectores guerreros carismáticos hombres y mujeres llamados jueces. Cuando este sistema de liderazgo colapsa, el pueblo pide un rey (ver 1 Samuel 8). Primero, Saúl es designado como rey. Luego David, quien adopta la ciudad jebusita de Jerusalén como su capital. El hijo de David, Salomón
Establecimiento de las tribus
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sucede a su padre, y durante su reinado, se construye el primer templo en Jerusalén. Para más información sobre el significado religioso del templo, ver «Creencias principales». Este período se conoce como la Monarquía Unida (ver mapa).
Sin embargo, esta nación no permanece unida por mucho tiempo. A la muerte de Salomón, el pequeño país se divide en norte y sur: la alianza del
El reino dividido
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norte se convierte en Israel y la alianza del sur se conoce como Judá de la que se deriva el término judaísmo.
Estos reinos siguen funcionando separadamente con sus propios santuarios, monarquías y profetas hasta que una invasión de los asirios destruye a Israel en el 722 A.E.C. En menos de doscientos años más tarde, los neobabilonios capturan a Judá y destruyen el templo de Salomón en Jerusalén, poniendo término al período monárquico en el sur y enviando a los judíos al exilio en Babilonia. El pueblo vive en el exilio cerca de cincuenta años antes que el rey persa Ciro les permite volver a Jerusalén. Después de su regreso, los judíos reedifican un segundo templo en Jerusalén y aquí, la historia del pueblo judío llega a su fin según lo relata la Biblia.
Los babilonios invaden Palestina
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Arqueología
Es interesante notar que, en contraste con esta larga historia bíblica, la evidencia arqueológica acerca de los orígenes y desarrollo del judaísmo es más bien escasa. La primera aparición del nombre Israel fuera de la Biblia aparece en el siglo XIII A.E.C., cuando un faraón egipcio llamado Merneptah registra su conquista de un pueblo llamado Israel. La fecha en la estela sobre la victoria de Merneptah (una columna de piedra con marcas o escritura) puede que corresponda al período de Josué mencionado en la Biblia. Sin embargo, la estela misma no proporciona información útil sobre la identidad del pueblo conquistado ni dónde se originó. En forma similar, el establecimiento y la extensión de Jerusalén como la ciudad de David se hace difícil de verificar arqueológicamente y no queda evidencia de un templo salomónico, aunque se venden falsificaciones modernas de restos ocasionalmente.
Sin embargo, aun teniendo evidencia limitada física, es aparente que el pueblo judío tiene un pasado largo en y alrededor de la tierra de Israel. Además, cuando se juntan estas pistas arqueológicas junto con el texto bíblico, conseguimos una imagen más clara de las creencias que llegaron a ser centrales al judaísmo.
CREENCIAS
Un Dios
El judaísmo es una religión monoteísta. La creencia judía en un Dios personal que establece un pacto con la humanidad aparece a través de la Biblia hebrea. En Deuteronomio 6.4, por ejemplo, el pueblo judío encuentra una afirmación de su fe monoteísta: «Escucha [Shemá] oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es».
El Shemá es más que una simple afirmación de la unicidad de Dios. Revela también el nombre personal de Dios. El Tetragrámaton (cuatro letras) YHWH, que traducimos en español como «SEÑOR» y que los eruditos pronuncian «Yavé», es el nombre propio de Dios, revelado a Moisés en la zarza ardiendo (ver «Orígenes e historia antigua»). Muchos judíos creen que YHWH es demasiado santo como para pronunciarlo. En su lugar ellos han sustituido el título Adonai («SEÑOR») cuando YHWH aparece en el texto hebreo. Algunos judíos no escriben el nombre Dios y en lugar de ello escriben Ds como signo de reverencia.
Pacto
El Shemá encierra la creencia en el pacto, que consiste en un acuerdo único entre Dios y la humanidad y que es una creencia fundacional en el judaísmo. Los pactos en la Biblia incluyen el pacto abrahámico (Génesis 11) y el pacto mosaico (Éxodo 20) entre otros. Estos dos pactos proveen una base significativa para las prácticas y creencias judías respecto al espacio sagrado. Estos dos pactos son condicionales; es decir, ellos son pactos «si hacéis tal, entonces tal ocurrirá» en los que se espera que ambas partes cumplan con algo para recibir algo específico a cambio. El pacto abrahámico, por ejemplo, le promete al patriarca un territorio (Canaán) y numerosos descendientes si todos los miembros masculinos de la comunidad son circuncidados. De la misma manera, el pacto mosaico es una extensa colección de reglamentos interpersonales de sacrificios y comunidad que permiten al pueblo judío vivir en una relación única con Dios.
Obediencia a la Torah de Dios
La adhesión a los mandamientos mosaicos revelados en la Torah es otra característica distintiva de la creencia judía. La palabra Torah se refiere a los mandamientos mismos, los cinco primeros libros de la Biblia hebrea colectivamente (ver «Textos»,) y la interpretación de estos mandamientos en el judaísmo posterior (llamado a menudo la Torah Oral). Los mandamientos de la Torah son una serie de reglas que se relacionan con la dieta y la propiedad conocidas como kosher, ley o kashrut. Por ejemplo, la ley levítica ordena a los creyentes abstenerse de comer cerdo, mariscos y otras comidas «impuras» (Levítico 11). La ley prohíbe también mezclar las fibras (Levítico 19,) tener contactos con cadáveres (Levítico 15) o tocar cosas que hayan estado en contacto con mujeres durante su menstruación (Levítico 21).
Para los de afuera, estos pueden parecer ser reglas arbitrarias, pero en el contexto del judaísmo, aquellas proveen una estructura, estabilidad y un sentido de propósito incluso para las tareas más cotidianas. Adicionalmente, mucho como es con la circuncisión, las leyes denominadas «kosher» son un recordatorio visible de la distinción entre los que pertenecen a la comunidad del pacto de Dios y los que se encuentran afuera (llamados gentiles). Los mandamientos que se relacionan con la kashrut permanecen como algo importante para muchos de la comunidad judía de hoy, especialmente para los ortodoxos, ultraortodoxos, hasidianos y algunos grupos conservadores (ver «Grupos»).
La tierra
Aunque no es necesariamente una creencia, muchos del pueblo judío comparten una profunda reverencia por la Tierra Prometida a Abraham y sus descendientes. Esta tierra, conocida como Canaán y llamada posteriormente Israel o Palestina, cambió de dueños muchas veces a través de los milenios debido a su posición geográfica estratégica entre las potencias de la época que deseaban tener el control al acceso al Asia, Europa y África (ver mapa). Sin embargo, para el pueblo judío, la tierra tenía un significado teológico importante; no solo la tierra tenía una conexión con el pacto de Abraham, sino con Israel que también incluía la ciudad de Jerusalén, la ciudad de David. Jerusalén tiene significado religioso para los cristianos y musulmanes, pero para los judíos, la ciudad es importante como la sede del primer y del segundo templo.
Imperio asirio (650 A.E.C.)
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El templo
El primer templo, construido por el Rey Salomón, se mantuvo por cuatrocientos años (ver «Orígenes e historia antigua»). El primer templo fue un símbolo de Sión, la creencia del pacto de que YHWH moraba de una manera singular en el templo y protegía la tierra que era gobernada por una dinastía davídica duradera. La creencia en Sión persistió incluso después que el primer templo fue destruido y el pueblo judío sufrió el exilio de los neobabilonios. Sin embargo, el significado de Sión cambió para referirse a una realidad futura en la que el pueblo celebraría la restauración de la monarquía davídica. El segundo templo comenzó bajo el reinado del rey Ciro de Persia aproximadamente en el 536 A.E.C., y se expandió durante las ocupaciones griega y romana, siendo destruido finalmente por el ejército romano en el 70 E.C. Lo que queda de la muralla occidental es un sitio de peregrinaje para el pueblo judío, así como para cristianos que recuerdan el templo que existió en el tiempo de Jesús.
Textos
A través de su larga historia, los judíos desarrollaron historias, leyes, poesía, anuncios proféticos y otras tradiciones orales. Recogidas en el canon judío,
El templo de Salomón
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Nelson’s Complete Book of Bible Maps and Charts © 1993 por Thomas Nelson, Inc.
estas tradiciones se preservaron mayormente en hebreo. Un canon es un grupo autoritativo de escritos con un significado sagrado para cierta comunidad. El canon judío se llama El Tanaj lo cual es un acrónimo para las tres secciones del canon: La Torah (la Ley), los Nevi’im (los Profetas) y los Ketuvim (las Escrituras).
La Torah como Escritura
La Torah es la primera sección de la Biblia hebrea, y contiene los libros de Génesis, Éxodo, Levítico y Deuteronomio. En tanto que La Torah se traduce como «ley», y aunque los tres últimos libros en la Torah contienen grandes secciones de la ley del pacto dadas a Moisés, no todo en la Torah es código legal. Esta sección de la Biblia hebrea contiene también historias de los orígenes humanos, de los patriarcas y matriarcas, la liberación de los esclavos hebreos de Egipto y mucho más. Para los judíos, la Torah es central a su fe; es tan importante para la identidad judía que en el transcurso de un año, todo el texto de la Torah será leído en la sinagoga.
La segunda sección de la Biblia hebrea, llamada los Nevi’im, contiene libros que los cristianos categorizan como narrativa histórica (Josué, Jueces, Samuel y Reyes) y los libros proféticos (Isaías, Jeremías, Miqueas, etc). Los eventos de los Nevi’im se corresponden en general con el período en el cual los judíos estaban «en la tierra» de Canaán, primero como una confederación de doce tribus, luego como un reino unido, y finalmente como un reino dividido por potencias extranjeras. Sin embargo, los estudiosos creen que los libros proféticos se coleccionaron y preservaron en forma escrita mucho después de los eventos descritos, con toda probabilidad en el tiempo del exilio babilónico (ver «Orígenes e historia antigua»).
Los Ketuvim, la colección final del Tanaj, es también literariamente diversa. Los libros de los K...

Índice

  1. Cover page
  2. Title page
  3. Copyright page
  4. CONTENIDO
  5. Introducción
  6. TRADICIONES GLOBALES
  7. RELIGIONES DE SITIO
  8. RELIGIONES SINGULARMENTE ESTADOUNIDENSES
  9. CREENCIAS Y RELIGIONES BASADAS EN LA CULTURA POP
  10. CREENCIAS NO RELIGIOSAS
  11. EXTREMISMO
  12. Conclusión