Descubra los misterios del Código Da Vinci
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Descubra los misterios del Código Da Vinci

Respuestas a las preguntas que todos se están formulando

  1. 192 páginas
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Descubra los misterios del Código Da Vinci

Respuestas a las preguntas que todos se están formulando

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Muchos de los que han leído el éxito de librería del New York Times El Código Da Vinci tienen preguntas que surgen al leer sobre los siete códigos, expresos o implícitos en el libro de Dan Brown. En el libro Descubra los misterios del Código Da Vinci, el doctor Darrell Bock, responde a las declaraciones del novelista usando textos antiguos verdaderos que revelan las respuestas a las siguientes preguntas:


· ¿Quién era Maria Magdalena?
· ¿Se casó Jesús?
· ¿Si Jesús era soltero, se le consideraba anti judío?
· ¿Será cierto que los supuestos "evangelios gnósticos secretos" nos ayudan a comprender mejor a Jesús?
· ¿Cómo se formaron los evangelios del Nuevo Testamento?
· ¿El honrado papel de María como apóstol calza con las afirmaciones de la nueva escuela de pensamiento?
· ¿ Cuál es la relevancia que sobresale del Código Da Vinci?


La investigación de Darrell Bock devela los orígenes de estos códigos enfocándose en los 325 años después del nacimiento de Cristo ya que las declaraciones del código Da Vinci se sostienen o se derrumban en base a las cosas que surgieron de este período. Descubra los misterios del Código Da Vinci hace una distinción entre lo que es un entretenimiento ficticio y los elementos históricos de la fe cristiana. Cuando el lector comprende la diferencia, entonces puede así descifrar realmente el código Da Vinci. No obstante, hay otro código que está escondido dentro de las páginas de esta novela. La mayoría de los lectores no saben que este otro código se encuentra allí. De hecho, Bock no lo notó la primera vez tampoco. Descubra los misterios del Código Da Vinci guiará a los lectores a descubrir porque esta novela se ha convertido en un fenómeno público y porque los asuntos que se hilvanan en ella son dignos de estudio y reflexión cuidadosa.

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Información

Editorial
Grupo Nelson
Año
2004
ISBN
9781418583194
Categoría
Religión
Código 1

¿QUIÉN FUE
MARÍA MAGDALENA?
Empezamos con la mujer clave en nuestro estudio: María de Magdala. En El Código Da Vinci, ella es la esposa de Jesús y la madre de sus hijos, lo que es un secreto que la iglesia quiso tapar para proteger la divinidad de Jesús. En la novela, ella también es asociada directamente con el Santo Grial. La asociación con el Grial se deriva de la noción de Sangre Santa y su linaje correspondiente (p. 307), el Sangreal. Este juego de palabras con la expresión sangre real nos lleva a una conexión con el Santo Grial. La hipótesis es que la historia del Santo Grial en realidad señala al linaje santo de Jesús y María Magdalena que entró a Francia. Esta idea se plantea de manera explícita en Holy Blood, Holy Grail como una hipótesis (pp. 313-15). De hecho, la conexión directa de María al Santo Grial es una adición tardía, del siglo veinte, a la leyenda del Santo Grial. Además, el juego de palabras en que se basa viene del período medieval y no es parte del significado original del término.
En El Código Da Vinci se dice que María aparece en la famosa pintura de Leonardo da Vinci: La última cena. La evidencia es la forma V que se ve en el lado izquierdo de Jesús cuando uno mira el cuadro (p. 303). Es el símbolo del género femenino, y una figura de aspecto femenino del lado izquierdo de la V es María de Magdala (en la p. 296 de la novela se discute esta V; véase la portada de nuestro libro). Leonardo estaba al tanto del secreto genealógico y puso una pista en su pintura. Es de este detalle que la novela recibe su título, El Código Da Vinci. Todas estas ideas salen a la superficie a la mitad del libro (pp. 301-307). Por eso María es una persona lógica para comenzar nuestro estudio. ¿Quién fue? ¿Cuál fue su relación con Jesús?
María Magdalena siempre ha poseído cierta mística. En la década de los sesenta apareció varias veces como un personaje importante en las obras musicales acerca de Jesús. El interés en ella no ha disminuido y refleja la clase de curiosidad que despertó casi desde el principio. Parte de la razón de tal interés es que realmente hay muy poca información sobre ella. Un elemento característico de una historia como la de María es que cuando hay muy poca información sobre algo, se despierta el deseo de completar el cuadro. Es difícil demostrar la veracidad o falsedad de las especulaciones acerca de ella. Vamos a proceder paso a paso. Ahora solo vamos a considerar la relación familiar de María Magdalena con Jesús, que es el elemento clave de las afirmaciones que hace la novela. En un capítulo posterior volveremos a María para explorar el símbolo en que se ha convertido para nuestra cultura.
María en el Nuevo Testamento
María es una de las siete personas que llevan ese nombre en el Nuevo Testamento y la mayoría de ellas se distinguen por descripciones adicionales: (1) María, la madre de Jesús (Lucas 1.30-31); (2) María de Betania (Juan 11.1); (3) María la madre de Jacobo, el Jacobo que no era hermano del Señor (Mateo 27.56); (4) María la esposa de Cleofas (Juan 19.25); (5) María la madre de Juan Marcos (Hechos 12.12); (6) otra mujer no identificada llamada María (Romanos 16.6); y (7) María Magdalena, quien se distingue por la referencia a su lugar de origen o residencia, Magdala (Lucas 8.2). Estas descripciones nos ayudan a distinguir a las personas de la lista, y la vinculación filial se utiliza de forma prominente para tal fin. Con frecuencia la conexión con un hombre es la característica distintiva, como en el caso de la madre de Jesús, la madre de Jacobo, la madre de Juan Marcos, y en especial la esposa de Cleofas. Esa conexión reflejaba la cultura patriarcal del primer siglo que se centraba en el hombre. Esta mención frecuente de las mujeres con su conexión a un hombre será un punto significativo al considerar si Jesús estuvo o no casado.
El nombre María es en realidad una variación moderna del nombre judío Miriam. Era un nombre femenino extremadamente popular y común en la antigüedad, lo cual puede agregar a la confusión entre diferentes personas. María Magdalena no se presenta en conexión con ningún hombre, aunque pudo haberlo sido en caso de que tal relación hubiera sido notable. Más bien fue Magdala, el lugar donde vivía, lo que la identificó. Así que María Magdalena era María de Magdala. Es probable que Magdala sea la Migdal en tiempos modernos, una ciudad ubicada cerca al Mar de Galilea en Israel. El ministerio principal de Jesús tuvo lugar en la zona del Mar de Galilea.
María Magdalena en el Nuevo Testamento
Los pasajes bíblicos que hablan sobre María Magdalena se distribuyen en cuatro grupos.
En primer lugar, fue una discípula que se benefició de un exorcismo realizado por Jesús y fue parte de un grupo de mujeres que apoyaron a Jesús y viajaron con Él y sus discípulos (Lucas 8.1-3). Tener varias mujeres viajeras no fue tan inusual como lo habría sido que María Magdalena viajara sola con el grupo de discípulos.
En segundo lugar, estuvo presente en la crucifixión, una testigo, sin duda alguna triste, de la muerte de Jesús (cp. Mateo 27.55-56, con la madre de Jacobo y José, y la madre de los hijos de Zebedeo; Marcos 15.40-41; Juan 19.25). En cada mención de su presencia junto a la cruz ella no estaba sola sino que formaba parte de un grupo de varias mujeres. Mateo describió a las mujeres como aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea, ministrándole. Marcos dentificó a las mujeres como personas que siguieron a Jesús en Galilea y le ministraron. La descripción de Juan fue similar. María no recibió mención especial sino que se trató como parte de un grupo de mujeres, y muchas de las mujeres en la cruz estaban vinculadas con varones reconocidos. Si hubiera existido tal conexión entre María y Jesús, hubo mucha oportunidad de haber sido mencionada en alguno de estos textos antiguos.
En tercer lugar, algunos textos la ubican junto a la cruz, bien fuera durante la crucifixión o después que Jesús fue bajado de la cruz (Mateo 27.61 con la «otra» María; Marcos 15.40 con María, la madre de Jacobo el menor y de José, y con Salomé, así como muchas otras mujeres). En otras palabras, las mujeres mencionadas eran prominentes en el grupo de discípulos. Una vez más, María Magdalena no fue nombrada sola.
En cuarto lugar, todos los demás textos bíblicos que mencionan a María Magdalena la presentan como alguien que fue testigo de la resurrección de Jesús. Según Mateo 28.1, ella regresó con «la otra María» para ungir el cuerpo, el cual todavía esperaban ver en el sepulcro el tercer día después de la crucifixión.Marcos 16.1 es similar a la lista involucrando a María, la madre de Jacobo, y Salomé. En algunas traducciones que se refieren a Marcos 16.9, María Magdalena es mencionada como alguien a quien Jesús resucitado se apareció y como beneficiaria de un exorcismo, combinando lo que nos confirman los relatos de la resurrección y Lucas 8. (Entre los eruditos existe un debate sobre si Marcos 16.9-20 fue una parte original del evangelio de Marcos, pero ese asunto no debe detenernos; aquí nada se añade a lo que ese texto nos dice.) En Lucas 24.10 se menciona a María como parte del grupo de mujeres —Juana (nombrada en Lucas 8.2-3) y la madre de Jacobo y «otras muchas», un número no especificado de mujeres—, que anunciaron la resurrección de Jesús a los apóstoles y otros. Nadie creyó su informe en aquel momento. Los relatos bíblicos demuestran una franqueza admirable al admitir que los discípulos no anticipaban la resurrección de Jesús.
El relato más dramático es la aparición de Jesús a María en Juan 20.11-18. Es el único lugar en el Nuevo Testamento donde Jesús y María Magdalena estuvieron juntos a solas. Ella se aferró con tal fuerza a Él que Jesús tuvo que decirle que lo soltara. Tal acto era inusual en la cultura judía y habría sido mal visto en circunstancias normales porque las muestras públicas de afecto entre personas sin lazos familiares carecían de aprobación cultural, excepto en el caso de un saludo fraternal como el ósculo santo (Romanos 16.16). La emoción del momento hizo que María tomara a Jesús, motivada por la sorpresa y la alegría. La escena no fue sexual en absoluto, como algunos han sugerido. Ella simplemente reaccionó de manera espontánea para celebrar la nueva y sorprendente existencia de Jesús con un abrazo. La reacción es comprensible si uno considera que ella pensaba que Jesús estaba muerto y se había ido, y que ya había dado su último adiós al maestro que había transformado su vida por completo.
Ella se fue del lugar como testigo de la resurrección de Jesús (Juan 20.18). Llevó el anuncio de la resurrección que el mismo Jesús resucitado le mandó a proclamar. En este sentido ella fue apóstol, no en el sentido técnico de los doce a quienes Jesús nombró como guías de los demás discípulos, sino en el uso más común del término que es «mensajero enviado y comisionado». Volveremos a esta función apostólica en otro capítulo. Es la información más importante acerca de María que nos cuentan los evangelios.
Esto completa el inventario de todas las referencias a María Magdalena en el Nuevo Testamento, once pasajes en total (doce si se incluye Marcos 16.9). Ella fue una discípula de Jesús que le apoyó y acompañó en su ministerio itinerante, entre el grupo de otras mujeres. Nunca estuvo relacionada con Él de ninguna otra manera. Aunque había otras mujeres en el grupo que estaban vinculadas con hombres que eran sus parientes, María no lo estuvo. Ella fue testigo presencial de la crucifixión, la sepultura y la resurrección. Eso fue todo.
María Magdalena en textos clave fuera de la Biblia
Los padres de la iglesia
Las referencias a María Magdalena en la iglesia primitiva, a excepción de los materiales gnósticos y otros materiales relacionados que consideraremos más adelante por separado, caen dentro de este mismo patrón. Ella fue una discípula fiel y una seguidora de Jesús que presenció su muerte, sepultura y resurrección.
Existe un texto interesante de Hipólito, un padre de la iglesia del tercer siglo. («Padre de la iglesia» se refiere a un dirigente de la iglesia durante los primeros siglos de la iglesia.) Este caso empieza notando que hay una referencia a María entre los primeros cristianos como «apóstol de los apóstoles» (Ann Graham Brock, Mary Magdalene, The First Apostle [María Magdalena, la primer apóstol], p. 1). Algunos afirman que el término se refiere a la aceptación del alto rango de María dentro de la iglesia (Brock, p. 161, n. 2), pero una mirada cuidadosa del texto muestra que el énfasis no se hace en el rango, ni el título en singular aparece aquí. De hecho, la expresión singular parece surgir mucho después y de manera confusa en la Edad Media, alrededor del siglo décimo. La insistencia en el rango es una deducción del hecho que María fue una de las primeras personas en ver a Jesús. El comentario correspondiente de Hipólito aparece en su comentario del libro Cantar de los Cantares del Antiguo Testamento 24-26 (conocido también como el Cántico de Salomón). Dice así: «Para que las mujeres apóstoles no dudaran de lo dicho por los ángeles, Cristo mismo acudió a ellas para que las mujeres fueran apóstoles de Cristo y por su obediencia rectificasen el pecado de la antigua Eva... Cristo se manifestó a los apóstoles [varones] y les dijo: «Soy yo quien apareció a estas mujeres y yo quise enviarlas a ustedes como apóstoles«».
Esto alude a la comisión de dar testimonio del Cristo resucitado que fue dada a todas las mujeres que experimentaron el sepulcro vacío, aunque el pasaje de Hipólito considera de forma específica a María y Marta. Este texto que aparece en un pasaje interpretativo del Cantar de los Cantares nos suministra otro detalle significativo. Las mujeres que fueron testigos oculares de Jesús resucitado se asocian con la idea de que la iglesia como un todo es la esposa de Cristo (Efesios 5.22-33). (De hecho, el Cantar de los Cantares se leía con frecuencia en la iglesia primitiva como una referencia a la boda espiritual entre Cristo y su iglesia.) Estas mujeres representan a la iglesia como un todo, pero no en sentido individual sino como un grupo en los comentarios de Hipólito. Lo único que nos quiso comunicar Hipólito es que mujeres como María Magdalena funcionaron como testigos aprobados y oficiales de la resurrección de Jesús. Volveremos a este texto en el Código 6.
En los demás materiales de los padres de la iglesia no aparecen menciones sobresalientes de María. Esos textos la describen en términos paralelos a lo que nos dicen los evangelios.
Un texto gnóstico clave sobre un beso entre Jesús y María
Otra clase de textos proviene de fuentes cristianas gnósticas en las que se daba mucha importancia a la enseñanza directa de misterios. Hablaremos en mayor detalle sobre los gnósticos en los Códigos 4 y 5, pero un pasaje famoso involucra un texto en el que Jesús besa a María (Evangelio de Felipe 63.32—64.10). Este texto fue compuesto en la segunda mitad del siglo tercero, doscientos años después del tiempo de Jesús. En este pasaje se describe a María como «acompañante» de Jesús. De todos los pasajes que podrían sugerir que Jesús estaba casado, este es el mejor caso potencial.
Sin embargo, la parte clave del texto se interrumpe varias veces en 63.33- 36 donde dice: «Y la compañía del [¿...?] María Magdalena. [¿... la amó?] más que [¿todos?] los discípulos [¿y solía?] besarla [¿con frecuencia?] en [¿...?]». Los corchetes indican los lugares en el manuscrito donde no se puede leer el texto porque el manuscrito está estropeado. ¡Esto sí que es un misterio!
El trabajo con textos antiguos entrecortados requiere una habilidad especial. A veces puede darse un debate válido acerca de lo que decía el texto original completo. En algunos casos en que las palabras se suministran en los corchetes, puede sugerirse una lectura lógica con base en el contexto y el tamaño de la interrupción. Los especialistas deducen qué palabra específica va en el espacio en blanco a partir del número de letras que faltan y luego traducen el resultado. Por ejemplo en la frase «Mi esposa me mandó a la tien[. . .] huevos», sería razonable sugerir que la frase completa es «Mi esposa me mandó a la tienda a comprar huevos». En casos donde existen opciones múltiples, uno no puede estar seguro de lo que decía el texto original.
En el texto que menciona a María, algunos arguyen que podría ser una descripción de besos en la mejilla o en la frente, puesto que cualquiera de estos dos términos cabe en el espacio en blanco. Otros prefieren interpretarlo como un beso en la boca debido a un paralelo en el Evangelio de Felipe 58.34-59.4, que dice: «Pues es por un beso que los perfectos conciben y dan a luz. Por esta razón todos nos besamos los unos a los otros. Recibimos la concepción de la gracia que está en el otro». Esta lectura de Felipe 63.33-36 se discute en el libro de una profesora de Harvard llamada Karen King que se titula El evangelio de María de Magdala, donde ella prefiere la opción de un beso en la boca debido al paralelo con Felipe 58-59 (p. 204, n. 50). Su argumento también infiere que aunque existe una referencia explícita a un beso en la boca en Felipe 63, la referencia de Felipe 58-59 es al beso de compañerismo fraternal entre creyentes, donde no hay nada sexual. Se refiere al «recibimiento íntimo de la instrucción espiritual» (p. 146). Debe notarse que la ubicación del beso al que se hace referencia en Felipe 58-59 no es clara.
King no pone una junto a la otra las dos observaciones acerca de estos dos pasajes, pero yo lo haré. Si el beso de Felipe 63 es similar al beso de 58-59, entonces la referencia más probable es a un beso de compañerismo. Entonces el beso puede ser en la mejilla y no en la boca. King sí sugiere (correctamente en mi opinión) que la imagen literaria describe una asociación de María con la sabiduría y que esta conexión espiritual es la que está detrás de la referencia (p. 145). Es probable que lo haga porque estas clases de textos a menudo tienen un sentido simbólico o espiritual más bien que uno literal, como los eruditos señalan con frecuencia. Aun si la referencia es a un beso en la boca, no existe una base para afirmar que el texto señala una relación de carácter sexual. La referencia es una simple ilustración de una relación tierna en el plano espiritual.
El otro término clave en Felipe 63.34 es una palabra prestada del griego en este texto escrito en lenguaje copto, así que el término clave aquí está en griego. Su transliteración es koinonos y se traduce «acompañante » o «compañero». El término puede aludir a «esposa» o simplemente a «hermana» en un sentido espiritual, pero este término no es la palabra típica o común para «esposa», que en griego sería alguna forma de gyne.
Ki...

Índice

  1. Cover Page
  2. Title Page
  3. Copyright Page
  4. Contenido
  5. Prólogo
  6. Introducción
  7. Código 1: ¿Quién fue María Magdalena?
  8. Código 2: ¿Estuvo Jesús casado?
  9. Código 3: ¿Haría la soltería que Jesús no cumpliera con el judaísmo?
  10. Código 4: ¿Nos ayudan los evangelios gnósticos o secretos a entender a Jesús?
  11. Código 5: ¿Cómo fueron seleccionados los evangelios del Nuevo Testamento?
  12. Código 6: ¿Concuerda la función honorable de María como apóstol con las afirmaciones de la nueva escuela?
  13. Código 7: ¿Qué queda para nosotros en El Código Da Vinci que sea pertinente?
  14. Código 8: El verdadero código de Jesús
  15. Apéndice: La última cena de Leonardo
  16. Acerca del autor
  17. Reconocimientos
  18. Bibliografía seleccionada
  19. Glosario