¡Vive tu sueño!
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¡Vive tu sueño!

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¡Vive tu sueño!

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Autor de éxitos de librería de New York Times y Business Week, John C. Maxwell, ayuda a la gente a contestar diez preguntas poderosas que revelan un futuro en el que se cumplen sus sueños.


La mayoría de la gente con la que se encuentra John Maxwell tiene un sueño. De hecho, él ha preguntado a miles acerca de las aspiraciones más grandes que tienen. Algunos describen su sueño con gran entusiasmo y detalle. Otros se muestran reacios, casi avergonzados de hablar de ello. Independientemente de su celo o temor, la misma pregunta impulsa a cada persona que tiene un sueño: ¿Lo podré alcanzar?

Tristemente, la mayoría de la gente no tiene idea de lo viable que su sueño es. Espera alcanzarlo, pero la esperanza no es una estrategia. Lo que la gente necesita es una manera de poner a prueba su sueño.

En ¡Vive tu sueño!, Maxwell trae a la realidad el tema del sueño personal. Brinda a los lectores dirección poderosa y práctica para sus vidas guiándoles a través de diez preguntas que les ayudarán a crear un camino claro y convincente hacia su sueño.

10 Preguntas que te ayudarán a verlo y obtenerlo:

  • La pregunta de la posesión: ¿Es este sueño realmente mi sueño?
  • La pregunta de la claridad: ¿Puedo ver mi sueño claramente?
  • La pregunta de la realidad: ¿Estoy dependiendo de factores bajo mi control para lograr mi sueño?
  • La pregunta de la pasión: ¿Me impulsa mi sueño a seguirlo?
  • La pregunta del camino: ¿Tengo una estrategia para alcanzar mi sueño?
  • La pregunta del personal: ¿He incluido a las personas que necesito para convertir mi sueño en realidad?
  • La pregunta del costo: ¿Estoy dispuesto a pagar el precio de mi sueño?
  • La pregunta de la tenacidad: ¿Me estoy acercando a mi sueño?
  • La pregunta de la satisfacción: ¿Me trae satisfacción trabajar para cumplir mi sueño?
  • La pregunta de la trascendencia: ¿Se benefician otros con mi sueño?

Preguntas frecuentes

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Información

Editorial
HarperEnfoque
Año
2009
ISBN
9781418575519
Categoría
Liderazgo

CAPÍTULO 1

La pregunta de la posesión:
¿Es este sueño realmente mi sueño?

No importa lo que pienses, asegúrate que sea lo que tú piensas;
no importa lo que desees, asegúrate que sea lo que tú deseas;
no importa lo que sientas, asegúrate que sea lo que tú sientes.
—T. S. ELIOT

Su padre quería que fuera policía. Después de todo, era el jefe de la policía en el pequeño pueblo donde se crió. Su madre tenía ideas diferentes. Creía que él debía ser carpintero; podía ver que no tenía mucho interés ni aptitud en las materias académicas en la escuela y quería que aprendiera un oficio práctico. Luego de que ella se lo pidiera, Arnold obedientemente se matriculó en un programa de aprendizaje de carpintería durante el bachillerato, pero su corazón nunca estuvo en ello.
¿DE QUIÉN ES EL SUEŃO?
Muchos jóvenes se encuentran en este tipo de situaciones cuando crecen. No saben en qué son buenos. De modo que escuchan a sus padres o amigos y empiezan en una dirección para sus vidas que refleja los deseos y sueños de otra persona, no los suyos propios. Eso no debiera sorprendernos. Los niños se ven a sí mismos primeramente a través de los ojos de sus padres y de otros individuos ejemplares. No tienen otro punto de referencia. El experto en consejería, Cecil G. Osborne, en The Art of Understanding Yourself [El arte de comprenderte a ti mismo], observa: «El niño pequeño no tiene un cuadro claro de sí mismo. Se ve únicamente a través de los ojos del espejo de la evaluación que le dan sus padres... Un niño al que repetidamente se le dice que es un niño malo, perezoso, bueno para nada, tonto, tímido o torpe, tenderá a actuar según esta imagen que el padre u otra figura de autoridad le ha dado».1 Muchos jóvenes pierden contacto con su identidad emergente, quiénes son y lo que realmente les gustaría hacer, y adoptan los sueños y deseos del corazón de otra persona porque desean ganarse la aprobación de otros o porque no saben qué más hacer.
¿Cuántas personas asisten a la escuela de derecho porque eso es lo que sus padres quieren? ¿Cuántas se casan para complacer a sus madres? ¿Cuántos buscan un «buen trabajo» en lugar de buscar una carrera en el cine o el teatro? Cuando vemos a personas que en la edad media de su vida buscan un cambio de carrera, podemos estar casi seguros de que habían estado viviendo un sueño ajeno y habían perdido su camino. Por muy trastornadora que sea una transición semejante, estos individuos son más afortunados que los que nunca descubren sus propios sueños y los siguen.
Cuando vemos a personas que en la edad media de su vida buscan un cambio de carrera, podemos estar casi seguros de que habían estado viviendo un sueño ajeno y habían perdido su camino.
Aun los padres alentadores, positivos y bien intencionados pueden dirigir a sus hijos en el sentido equivocado. Lo sé porque lo experimenté en medida pequeña cuando tenía siete años. Mis padres estaban convencidos de que yo poseía talento musical. Compraron un piano y me inscribieron para tomar lecciones. Por un par de años disfruté de aprender y practicar. No sentía pasión por ello, pero continué tocando porque esto alegraba a mi madre y a mi padre.
Mis padres decidieron ampliar mis horizontes musicales cuando llegué al quinto grado, y me compraron una trompeta. Mi maestro me informó que mi boca no tenía la forma correcta para ese instrumento, así que lo cambiaron por un clarinete. Un clarinetista famoso llamado Ted Lewis provenía de mi pueblo natal, Circleville, Ohio, así que mis amigos empezaron a decir: «¡Tal vez tú serás el próximo Ted Lewis!»
Ni por casualidad. Ni siquiera tenía talento suficiente para ocupar la primera silla en la banda de mi escuela primaria. ¡Era el último clarinete!
A esa edad realmente quería jugar baloncesto. Todavía recuerdo la presión y el dolor en mi corazón cuando finalmente me senté con mis padres a decirles que quería abandonar la música por los deportes. También recuerdo la alegría que sentí cuando ellos abandonaron su sueño de que yo llegara a ser un gran músico. Fue con sumo gozo que empaqué mi clarinete de una vez por todas y tomé una pelota de baloncesto.
EL SUEŃO DE ARNOLD
Arnold no estaba seguro de lo que quería hacer, pero sabía que no era en las fuerzas del orden público ni en la carpintería. No fue por falta de intento de hallar su sueño. Tenía ambición. De hecho, una cosa que sí sabía era que quería ser el mejor del mundo en lo que escogiera. Le encantaba el atletismo, pero a mitad de sus años de adolescencia, aún no había hallado el deporte correcto. Había probado muchos: piruetas en el hielo, boxeo, carreras, y eventos de campo tales como la jabalina y el lanzamiento de bala. Por cinco años jugó fútbol, pero no sentía pasión fuerte por ello. Un día su entrenador de fútbol pidió a miembros del equipo que empezaran a levantar pesas una vez por semana para mejorar su condición física. Fue entonces que su sueño empezó a tomar forma.
«Todavía recuerdo aquella primera visita al gimnasio de fisiculturismo —refiere—. Aquellos tipos... se veían poderosos, hercúleos. Y allí estaba, delante de mí, mi vida, la respuesta que había estado buscando. Encajó en mí. Fue algo que repentinamente parecí extenderme y alcanzar, como si hubiera estado cruzando un puente suspendido y finalmente llegué a tierra firme».2
A los catorce años, Arnold Schwarzenegger había descubierto su pasión en un gimnasio. Su sueño vino apenas unos meses después cuando vio una revista en el escaparate de una tienda. En la portada se veía un fisiculturista que estaba representando el papel de Hércules en una película. Arnold recuerda lo que sucedió a continuación:
Recogí los pfennigs [centavos austriacos] que me quedaban y compré la revista. Resulta que aquel Hércules era un inglés [llamado Reg Park] que había ganado el título de Mr. Universo en fisiculturismo y lo aprovechó para forjarse una carrera en el cine, y luego tomó el dinero y creó un imperio de gimnasios. ¡Lotería! ¡Tenía un ejemplo! ¡Si él pudo hacerlo, yo podría hacerlo! Ganaría el título Mr. Universo, me convertiría en estrella del cine, me haría rico. Uno, dos, tres; ¡pim, pam pum! Hallé mi pasión. Hallé mi meta.3
No todos comprendieron el sueño de Arnold, ciertamente no sus padres ni sus amigos de infancia. Su padre albergaba esperanzas de que esto fuera una fase pasajera.
—Bueno, Arnold, ¿qué es lo que quieres hacer? —preguntaba.
—Papá, voy a ser fisiculturista profesional. Esa será mi vida —explicaba Arnold.
—Veo que estás hablando en serio, pero, ¿cómo planeas aplicarlo?4
Nadie parecía comprender la decisión de Arnold, su dedicación y su visión.
—No podía haber escogido un deporte menos popular —explica Arnold—. Mis amigos de la escuela pensaban que yo me había vuelto loco. Pero no me importaba... había hallado aquello a lo que quería dedicar todas mis energías y no había quien me detuviera. Mi impulso era poco usual, yo hablaba diferente que mis amigos; tenía más ansias de éxito que todos mis conocidos.5
Ese es el poder de un sueño irresistible. Un sueño es una imagen inspiradora del futuro que activa la mente, la voluntad y las emociones, facultando a una persona a hacer todo lo que se necesite por lograrlo.
Una vez que Arnold encontró un sueño propio, lo siguió implacablemente. Empezó a pasar horas enteras haciendo ejercicios, seis días a la semana. Su sueño era convertirse en el hombre mejor formado del mundo. A los dieciocho años de edad, mientras servía el año obligatorio en el ejército austríaco, ganó el título de Mr. Europa Juvenil, su primera competencia principal. El año siguiente ganó el título de Mr. Europa. Se trasladó a Munich y siguió trabajando. Llegó a ser propietario parcial de un gimnasio allí. En 1967, ganó el concurso de Mr. Universo para aficionados en Londres. Apenas contaba con veinte años de edad y su victoria asombró a todos. Cuando llamó a sus padres para contarles de su éxito, ellos sonaron menos que entusiasmados.
—Si hubiera sido el periódico local de Graz diciendo que yo había obtenido mi título universitario, habría tenido más sentido para ellos —comenta Arnold—. En cierto sentido me importaba que ellos no pudieran comprenderlo. Sentí que ellos por lo menos debían reconocer lo que significaba para mí. Sabían lo duro que había trabajado por lograrlo... Creo que uno siempre hace cosas por ganarse la aprobación de sus padres.6
A pesar de la falta de apoyo por la carrera que había escogido, Arnold llegó a ganar todas las competencias principales de fisiculturismo del mundo, incluyendo el prestigioso concurso Mr. Olympia que ganó la increíble cantidad de siete veces, la última de ellas en 1980. No obstante, llegar a ser el mejor fisiculturista del mundo, un logro asombroso en sí mismo, no era el único sueño de Arnold. Muchos se llevaron una sacudida cuando le vieron convertir su poderío en fisiculturismo en una carrera exitosa en el cine. Años después, quedaron estupefactos cuando se lanzó para gobernador de California, y ganó. Lo que la mayoría de las personas desconoce es que Arnold soñaba con estas cosas desde sus años mozos en Austria. A los veinte años, le dijo a un amigo: «Quiero ganar el título Mr. Universo muchas veces como lo hizo Reg [Park, su ídolo]. Quiero hacer películas como Reg. Quiero tener mil millones de dólares. Y quiero entrar en política».7
Arnold ha vivido su sueño. Ganó los títulos de Mr. Universo y Mr. Olympia muchas veces. Ha filmado muchas películas, ¡y ellas han ganado más de $1600 millones de dólares!8 Ha sido un hombre de negocios sumamente exitoso. Desde sus primeros días en Estados Unidos, ha sido disciplinado en el ahorro y sabio inversionista en bienes raíces, la bolsa de valores y negocios. (Todavía no posee los mil millones de dólares; se estima que su fortuna neta asciende a apenas $800 millones.)9 Es un líder político. Arnold Schwarzenegger se ha adueñado de su sueño y como resultado de ello, ha sido sumamente exitoso.
—Desde un principio supe que el fisiculturismo era la decisión perfecta para mi carrera —dice Arnold—. Nadie más parecía estar de acuerdo, al menos nadie de entre mis familiares y maestros. Para ellos la única forma aceptable de vida era ser banquero, secretario, doctor o vendedor; establecerse de una forma ordinaria, tomar un tipo regular de trabajo ofrecido por una agencia de empleo. Algo legítimo. Mi deseo de hacer fisiculturismo y ser Mr. Universo escapaba totalmente de su comprensión.10
Pero no escapaba a la comprensión de Arnold, ni a su capacidad de lograrlo, porque pudo responder a la pregunta de la posesión afirmativamente.
UN SUEŃO ES POSIBLE SOLAMENTE SI TE ADUEŃAS DE ÉL
¿Cómo respondes a la pregunta de la posesión? ¿Es tu sueño realmente tuyo? ¿Estás dispuesto a ponerlo a prueba? En nombre de ser razonables, muchos ignoran sus deseos. Adoptan una carrera para agradar a sus padres, sus cónyuges u otros. Si haces eso, serás consciente de tus deberes, pero no serás exitoso. No puedes lograr un sueño que no posees.
No puedes lograr un sueño que no posees.
Piensa en tu historia personal. ¿Cómo han influido los demás en tus planes, metas y deseos? ¿Eres consciente de cómo la visión que tienes para ti mismo ha sido impactada? ¿Es posible que tus sueños sean el resultado de una de las cosas siguientes?

Quién piensan tus padres que eres
Quién piensan los demás que eres
Quién desearías ser

O son resultado de:
Quién realmente eres y estás destinado a ser.

Es responsabilidad de cada individuo determinar eso por sí mismo. De hecho, cumplirás tu sueño y vivirás la vida para la cual Dios te ha creado únicamente después de que lo hayas determ...

Índice

  1. Cover Page
  2. Title Page
  3. Copyright Page
  4. DEDICATORIA
  5. CONTENIDO
  6. RECONOCIMIENTOS
  7. Introducción: ¿Cuál es tu sueño?
  8. CAPÍTULO 1: La pregunta de la posesión: ¿Es este sueño realmente mi sueño?
  9. CAPÍTULO 2: La pregunta de la claridad: ¿Puedo ver mi sueño claramente?
  10. CAPÍTULO 3: La pregunta de la realidad: ¿Estoy dependiendo de factores bajo mi control para lograr mi sueño?
  11. CAPÍTULO 4: La pregunta de la pasión: ¿Me impulsa mi sueño a seguirlo?
  12. CAPÍTULO 5: La pregunta del camino: ¿Tengo una estrategia para alcanzar mi sueño?
  13. CAPÍTULO 6: La pregunta del personal: ¿He incluido a las personas que necesito para convertir mi sueño en realidad?
  14. CAPÍTULO 7: La pregunta del costo: ¿Estoy dispuesto a pagar el precio de mi sueño?
  15. CAPÍTULO 8: La pregunta de la tenacidad: ¿Me estoy acercando a mi sueño?
  16. CAPÍTULO 9: La pregunta de la satisfacción: ¿Me trae satisfacción trabajar para cumplir mi sueño?
  17. CAPÍTULO 10: La pregunta de la trascendencia: ¿Se benefician otros con mi sueño?
  18. Conclusión: Mirando hacia atrás... Mirando hacia delante
  19. Notas