La Ficcion Fidel
eBook - ePub

La Ficcion Fidel

  1. 368 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

La Ficcion Fidel

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a La Ficcion Fidel de Zoe Valdes en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de History y World History. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2012
ISBN
9780062238245
Categoría
History
Categoría
World History
e9780062238245_i0009.webp

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

dp n="128" folio="106" ? dp n="129" folio="107" ?

1

Corderos, Digo, Cubanos

Corderos, que corren
tras de corderos.
Corderos, que corren
siendo sinceros.
Corderos que corren
por lo verdadero.
Corderos que corren,
al matadero.
Pobres corderos, que sus edictos
nunca leyeron.
Pobres corderos, sin veredictos,
todos murieron.

—Ricardo Vega, Fábula del viejo cordero

“¿DE QUÉ NATURALEZA estamos hechos los cubanos que aguantamos tanto?”, me pregunta un amigo de la isla en una carta. No es verdad que todos los cubanos hayan soportado las horrendas ideas que se le ocurrieron a Fidel Castro y que fueron ejecutadas por sus secuaces y por él mismo. Durante cincuenta años muchos compatriotas se han rebelado contra el régimen; después, el dictador mandaba a prisión a unos, a otros les fusilaba, a unos cuantos los mandaba a matar en sospechosos accidentes de automóviles o infartos cantaditos, envenamientos, sin contar los desterrados obligatoria y definitivamente. Y a muchos los sobornaba.
En más de una ocasión Castro reanudó el numerito de que “el pueblo en masa clama enfrentarse corajudo al decadente capitalismo”, y decidió modificar una vez más la Constitución, o sea, cambiar la que ya él mismo había impuesto de a Pepe Calzones, de a por que sí, y decretó que el único destino de Cuba es el socialismo de por vida; más tarde exigió el consenso. A mí no me inquietó lo de la modificación de la Constitución, otra barbaridad más del Salvaje Máximo, y cuando se muera, si no se ha muerto ya, nada de lo que hizo valdrá para nada.
Pero debemos estar claro que logró una vez más la paralización, el país estuvo parado tres días en ese trapicheo, tres días el pueblo sin ir a trabajar, lo cual le venía muy bien al dictador; pues que el pueblo trabajara era un gasto enorme que a él no le interesaba asumir. Total, sí a él no le hacía falta que nadie trabajara en Cuba, con el dinero que mandaban y mandan los exiliados mantenía y mantienen, él y su hermano, intacto el vicio de comunismo, que ya ni siquiera Marx, ni Engels, ni Lenin, ni la madre de los tomates, si hubiesen resucitado, podrían creer lo que está pasando allá. Y más con los barcos cargados de cocaína, como el Winner que interceptaron proveniente de Cuba y con destino a España —según la agencia AFP— el Coma Andante se sentía muy seguro de eternizarse en el poder.
El Winner se suponía que llevaba hasta dos toneladas de cocaína, llegó un miércoles al Puerto de Brest, después de haber sido apresado en aguas cercanas a las Islas Canarias el 13 de junio, eso es el azar ocurrente más que el lezamiano concurrente. El 13 de junio de 1989 fueron detenidos los hermanos Antonio y Patricio de la Guardia, acusados por Fidel Castro de tráfico de droga, ¿quién no conoce el pésimo montaje de falso juicio que llevó a cabo el dictador en aquella ocasión? Fusiló a Antonio de la Guardia y metió en cana a su gemelo, quienes a propósito cumplieron año ese mismo día: el 13 de junio. Castro adoraba los golpes teatrales. En el instante en que reescribo este libro aún no sabemos si está vivo o muerto.
Nos consta que no todos los cubanos son corderos, pero hay unos cuantos que deben adoptar la sumisión como supervivencia, callar, fingir, asistir y firmar con cara de carneritos sacrificados, y acto seguido aplaudir. Y después están los traidores, los que ya sabemos, los que no matan a la vaca pero le aguantan la pata. Y es triste y a la vez insultante conocer que varios artistas y escritores se prestan a ello. En fin, “la historia dictará su fallo”, como escribió Carlos Manuel de Céspedes en las páginas finales de su diario pocos días antes de caer en la emboscada de San Lorenzo que le costó la vida. Y lo más desolador es comprobar que escritores del exilio aceptan ser sobornados por el Ministerio de Cultura castrista, porque según Abel Prieto, el ministro de Cultura; ellos corrieron con los gastos de estos escritores en aquella carnavalera feria del libro de Guadalajara. Allá ellos.
Mis amigos europeos, convencidos del horror de la dictadura de Castro, se sintieron muy esperanzados con la última visita del ex presidente Jimmy Carter a Cuba. Yo no. No cabe duda de que el hecho de Carter mencionara a la disidencia interna y al Proyecto Varela, firmado por primera vez por miles de cubanos dentro de la isla, fue todo un acontecimiento y permitió que la gente al menos se enterara de un suceso distinto. Pero entre algunos demócratas americanos y Fidel Castro siempre ha habido arreglos extraños, o sea, gato encerrado. Yo desconfío de las buenas intenciones de cuyo camino está sembrado el infierno. Parecido a cuando la visita del Papa Juan Pablo II, mucho ruido y pocas nueces. Fue Carter, y más valía que no hubiera ido, porque enseguida el Coma Andante no perdió prenda para hacer de las suyas, obligar al pueblo cubano a firmar por su propia muerte de por vida, con el objetivo de hundir, de enterrar para siempre el Proyecto Varela, y cualquier otro proyecto que haga pensar.
El Domador en Jefe no pierde ni a las escupidas, y cualquier oportunidad es buena para afincarse y apretar la tuerca.
Eso me recuerda el chiste popular que cuenta que el Papagayo en Jefe se pavoneaba como siempre discurseando en la tribuna de la plaza de la Revolución, y se puso a lo que más le da pucheros de gusto, a soltar sandeces: “Y ahora, ordeno que cada mujer de este país tenga diez hijos, cuyos hijos enviaremos in situ para una guerra cualquiera, aún recién nacidos.” No se oyó ni una mosca. “En segundo lugar, los maridos partirán de inmediato a una labor internacionalista adonde a mí me dé la real gana.” Ni se escuchó el revoloteo de una guazasa. “Y las mujeres será obligadas a acostarse con cada uno de los dirigentes y militares, que son los únicos que quedarán para controlar la disciplina.” Ni las garrapatas osaron respirar. “Y todo aquel que se atreva a disentir será ahorcado”. Entonces una mano temerosa se elevó en medio de la multitudinaria manifestación, Castro preguntó si se le ofrecía algo, el otro respondió con la voz en un hilo: “Sólo un detalle, ¿la soga la pondrán ustedes o tendremos que ocuparnos de conseguirla?”
Hace unos años, en el metro de New York, un amigo me definió la diferencia entre el capitalismo y el comunismo: en el capitalismo, dijo, si te excedes en una protesta callejera, aparecerá un policía y te machacará a patadas, en el comunismo, si protestas, mandarán a cualquiera, que de seguro será policía tapado, y te reventará a patadas, mientras te pega, tú te verás obligado a aplaudir gozoso de recibir semejante pateadura, sonriente y con la moral muy alta.

2

Parte De Guerra Y Un Beso Para El Mundo

ME CONTÓ UN AMIGO SUYO que, momentos antes de que la policía irrumpiera en su casa, el poeta acababa de leerle unos versos dedicados a un niño herido en la guerra de Irak. Días más tarde, por fin, conseguí hablar por teléfono con Blanca Reyes, la esposa de Raúl Rivero, quien, junto a las otras mujeres de los periodistas independientes presos, sostuvieron una posición muy valiente en defensa de sus maridos. La voz de Blanca siempre me ha parecido serena, incluso en el peor de los momentos. El día de la ratificación de la pena de veinte años, me dijo que en el juicio su esposo también permaneció tranquilo, respondió con toda sinceridad y rechazó la manipulación de las acusaciones por parte del régimen.
En una ocasion hablé con Blanca gracias a una radio española, ella regresaba de la prisión de Ciego de Ávila, a quinientos kilómetros de La Habana, su lugar de residencia. Contó que a Raúl lo pelaron al rape, y mencionó con añoranza su melena canosa, y añadió que su marido se había emocionado mucho de la reacción internacional a favor de su liberación, que pudo entregarle papel y lápiz, aunque la visita duró apenas quince minutos. Entonces perdí la tabla, la voz se me quebró, empecé a temblar, y apenas pude responderle... Raúl Rivero, antes de desaparecer escoltado por su verdugo, se volteó y dijo: “Un beso para el mundo.”
A Oscar Elías Biscet, médico negro, lo encerraron semidesnudo en una celda de castigo, en la cárcel de Kilómetro Cinco, todavía más distante de la anterior en la que se encontraba, y la que ya resultaba inaccesible. En aquel momento no obtuve noticias de Marta Beatriz Roque Cabello, economista, y una de los fundadores del proyecto de Asamblea para la Construcción de la Sociedad Civil, aunque ya liberada. A Oscar Espinosa Chepe, periodista independiente, se le empeoró su mal hepático, no recibió asistencia médica, no le permitieron sus medicamentos, y la familia temió por su vida, lo liberaron con licencia extrapenal, pero no lo dejan salir de Cuba.
Poco he podido averiguar del resto de los setenta y ocho presos, salvo noticias entrecortadas. Entre ellos hay miembros del Proyecto Varela, pero podemos suponer el alto nivel de maltrato al que estarán sometidos si analizamos la ubicación de los recintos carcelarios. Salvo que otros cuatro presos fueron deportados recién hacia España, muy enfermos, con licencias extrapenales: esto ocurre en plenas elecciones españolas, lo que contará a favor de Zapatero, para eso hizo la gestión.
A quienes me preguntan por qué Fidel Castro vuelve a castigar y a fusilar inocentes, intento explicar lo inexplicable. La respuesta, sin duda, es porque le da la real gana, como mismo ha venido haciendo desde el año 1959. Es cierto que Castro estaba cada vez más chocho, pero aún enfermo continuaba siendo el asesino de siempre, y en medio de la rebambaramba final, con la matraca incesante en ristre del “Patria o muerte” insiste en revolver con caca el podrido potaje. Necesita publicidad.
dp n="136" folio="114" ?
Por otra parte, habrá que reconocer que tenía miedo, mucho miedo del cada vez más creciente coraje de los cubanos, sintió pavor del cambio del mundo en relación a la Cuba castrista. Porque la Cuba castrista no ha variado el horror, pero el mundo, en su apreciación del castrismo, claro que sí ha madurado, aunque no lo suficiente.
Por supuesto, no puedo obviar la eterna intriga del mal llamado embargo económico, que apenas existe ya. Después de las ventas de varios barcos de alimentos y medicinas por parte de Estados Unidos, se rumoreaba que los americanos pretendían levantar la sanción, novedad siempre incómoda para el dictador y su hermano, ya que la consecuencia del levantamiento del embargo sería su derrota inmediata. Entonces se empeñó en impedirlo utilizando las triquiñuelas consabidas: cuando no es un niño náufrago y su madre devorada por los tiburones, es una crisis de balseros, la represión o ejecuciones masivas, el derribo de dos avionetas donde murieron auxiliadores de Hermanos al Rescate.
Después del derrumbe del tirano, tanto los sucesores como los talibanes (los Pérez Roque y los Hassan Pérez) aspirarán salvajemente al poder. Y se disputarán tumbar, además, a Raúl Castro, el sucesor nombrado por el hermano en una dinastía castrista. Entonces, a repartirse el pastel, aunque el fetecún no llegará a tal, y lo más seguro es que se extinguirá de modo deprimente.
Después, resistiremos inmersos en el desasosiego, y claro que nos levantaremos, como se han erguido otros pueblos del mundo tras haber vencido a horrendas dictaduras, por ejemplo, España y Chile. El precio será duro, y los resultados no los apreciaremos de inmediato, por la sencilla razón de que Castro se hizo de un país durante medio siglo y luego se dedicó a deshacerlo minuciosamente en el mismo tiempo, convirtiéndolo en su finca privada con once millones de esclavos.
La herencia del castrismo será un lastre muy pesado. La estamos sufriendo ya en el exilio, con las víctimas y los victimarios que llegan, a quienes cuesta desprogramarse el cerebro, y que incluso a veces no intentan ni siquiera desprogramárselo y pretenden vencer en el desparpajo y el engaño. Nadie más sagaz que un ma(rx)chista-leninista para aprovechar los privilegios y las ventajas del capitalismo socialista.
Y la tercera reflexión: también un día llegarán los cubanos del exilio a la isla, los de Miami, en fin, los 2.800.000 cubanos que hoy mantienen con una gran cantidad de remesas en dólares a ese país. Pésele a quien le pese, llegaremos los cubanos desperdigados en este doloroso exilio, porque somos cubanos, y la patria será de todos, y no sólo de los turistas ideológicos. Y arribarán quienes quieran aterrizar, siempre que respeten nuestra soberanía debatida en elecciones libres, discutida en una democracia, la que Cuba conocía antes del golpe de Estado del año 1952.
Y desembarcarán también, qué remedio, los traidores, los cambia casacas, y se excusarán argumentando que ellos no sabían, que nadie les informó, que les habían chantajeado... y se venderán como víctimas; existirán, por supuesto, quienes les compren sus hipócritas pucheros, sus patrañas. En cualquier caso ninguno de ellos podrá argumentar, tampoco Harry Belafonte no creo que podrá balbucear entre tos y tos, entrecortando su voz ronca, que nunca supo que tres jóvenes negros habían sido asesinados por querer escapar del infierno, y solamente cuento a los fusilados más recientes.
dp n="138" folio="116" ?
A los franceses que me vienen con el paternalismo de que hay que crear una plataforma francesa para que en un futuro Cuba no caiga en manos de los Estados Unidos, como lo es —según ellos— el Estado libre asociado de Puerto Rico, pues tendré que recordarles Córcega, Guadalupe, Martinica; en fin, con las colonias del Caribe, y su presencia en el continente africano. Francia perdió prenda muchas veces. En su momento pidió consideración a Estados Unidos para los talibanes presos en la base naval de Guantánamo. ¡Cuánto agradeceríamos los cubanos que exigiera lo mismo para los presos cubanos! ¡Por favor, Presidente Nicolás Sarkozy, reclame libertad para los presos de conciencia cubanos! La plataforma debió haberse creado desde hace tiempo, no se hizo. Cuba no caerá en manos de Estados Unidos, no sucedió en medio siglo de República.
Hablemos, pues de injerencias. Castro se preocupaba por la invasión de Estados Unidos a Cuba, y ¿qué fue lo que hicieron las tropas cubanas en Angola y en Granada? Una guerra espantosa, química y bacteriológica, las víctimas del lado cubano sumaron cientos de miles.
Estados Unidos ha repetido en innumerables ocasiones que no atacará Cuba, y por supuesto, que nadie quiere la guerra, ninguno de nosotros clama por la guerra, y sin embargo algunos intelectuales, y otros inventados, ajustándose la careta del intelectual de gauche caviar, firman una carta histérica liderada por Gabriel García Márquez y Rigoberta Menchú (¡qué premio Nobel de la Paz más interesante, que le conmueve en exclusiva la violación y el patíbulo!), donde aprueban los fusilamientos, los encarcelamientos de poetas y periodistas, de médicos y economistas, y condenan una guerra que nadie, como no sea el dictador y sus secuaces, ha anunciado.
dp n="139" folio="117" ?
Es curioso: dos o tres de esos intelectuales por fin se han desenmascarado, y espero que el contribuyente español se de cuenta de la mala fe del sabandija que con el dinero del pueblo organiza semanas supuestamente literarias en el corazón de España, facilitando así que los castristas se cuelen e implanten su terrorismo ideológico entre ingenuos y menos ingenuos intelectuales europeos y latinoamericanos.
A los que contaron que las manifestaciones pacifistas también fueron reprimidas, y que en América Latina la cosa estuvo terrible, o peor. ¿Por que siempre habrá que oponer al dolor cubano uno más tremendo, mientras más exagerado mejor? Les refresco la memoria. Pinochet fusiló a tres mil personas; Castro, entre dieciocho y veintiuna mil. Les contesto que las manifestaciones pacifistas no siempre lo han sido, si recordamos las vidrieras rotas de El Corte Inglés o de los Campos Elíseos; los incrédulos comerciantes contemplaron defraudados sus comercios destruidos, las cabezas rotas de transeúntes indiferentes, y las camisetas con la imagen de uno de los más célebres instructores de fusilamientos de La Cabaña, o sea, del Ché, o con Ben Laden, como las que observé horrorizada en las calles parisinas.
Insisto en que el discurso antimundialización me parece uno de los discursos más violentos y globalizados del planeta, y resulta aún más interesante recalcar que ninguno de sus voceros puede centrarse en una causa sentida y propia: Veamos: en el desayuno son devotos del subcomandante Marcos, y ni siquiera pueden entenderse con los indios de Chiapas —tampoco el subcomandante Marcos, dicho sea de paso—; en el almuerzo se declaran chavistas, y a último momento es que manosean Internet para familiarizarse con un barrio popular de Caracas y con Bolívar, en la cena y el postre, qué duda cabe, son castristas ciento por ciento. Que es la única manera que pueden asegurar concierto y público, o sea mediatización garantizada, a costa del lomo de un pueblo hambriento, publicaciones maratónicas aunque pasadas por el tamiz de la censura, almuercitos en la mesa sueca del hotel Nacional, y de paso, negritas casi niñas por la mitad de un bocadillo y un buche de Coca-Cola.
A los que afirman en transido y desajustado arrebato fascista, comunista y castrista que, pidiendo la libertad para Cuba, los cubanos estamos provocando y alentando al imperio norteamericano, sólo debo remitirles un poema de Raúl Rivero, titulado “Parte de guerra”:
Nadie avisó esta guerra
y estalló sin banda sonora

No ululan las sirenas en la ciudad
ni se ha puesto negro de humo el cielo de repente
pero los evacuados y los heridos
pasan lentos en camiones
en bicicletas y carros de caballo
hacia sus casas y sus trabajos
en calma
en un tenaz ayuno
que los está matando.
(La Habana, año quinto del Período Especial.)

3

Cuba En Francia: ¿Diplomáticos O Terroristas?

EN MENOS DE DOS SEMANAS, a inicios del mes de abril del 2003, el régimen cubano encarceló a 75 opositores, entre ellos 26 periodistas independientes, y ejecutó a tres jóvenes negros opositores a la dictadura castrista. A raíz de estos sucesos, un grupo de cubanos del exilio y Reporteros Sin Fronteras iniciamos una serie de protestas pacíficas, condenamos los fusilamientos y reclamamos la liberación inmediata de los presos de conciencia por parte de los cubanos. Reporteros Sin Fronteras se ocuparía de dem...

Índice

  1. Cover Page
  2. Title Page
  3. Copyright Page
  4. Dedication
  5. Tabla De Contenidos
  6. Por Qué No Me Interesa La Historia
  7. La Ficción Fidel
  8. Yo Acuso
  9. Introducción A Frankenstein
  10. Encuentros Cercanos De Tercer Tipo
  11. Todo Lo Que Usted Ha Ignorado Sobre Fidel Castro Y Cuba Y Aún No Querrá Saber
  12. Lindas Cubanas Para Fidel
  13. El Tiempo De Las Cerezas
  14. El Silencio De Los Corderos
  15. Epílogo Antes Del Epílogo
  16. Crónica De Una Jubilación Anunciada
  17. Acerca De La Autora
  18. Acerca De La Editorial