La batalla de las drogas
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La batalla de las drogas

  1. 112 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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La batalla de las drogas

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Índice
Citas

Información del libro

Este libro, el Dr. Lucas Leys, trata uno de los temas más calientes con los que en algún momento te vas a tener que confrontar. Está escrito para jóvenes que luchan con este desafío o que tienen amigos que los están enfrentando. En estas páginas te vas a encontrar con muchos datos investigativos y variadas preguntas que te van a hacer pensar. El autor cree que la ignorancia no es buena consejera y que esta generación no se conforma con que alguien les diga que algo es malo sin recibir una explicación coherente y honesta. Un libro apuntado al blanco, escrito por uno de los más renombrados líderes y especialista de la nueva generación.

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Información

Editorial
Vida
Año
2013
ISBN
9780829765342

TEMA CANDENTE:

LAS DROGAS

1

EL PORQUÉ DE LAS DROGAS

¿Por qué tantos jóvenes se drogan? No existe una única súper respuesta, pero sí hay determinadas circunstancias que se repiten siempre que alguien se involucra con las drogas. El propósito de este libro es analizar estas cuestiones para que tú puedas conocerlas y comprenderlas, ya sea que debas tomar una decisión personal con respecto a esas famosas sustancias, o que tengas algún ser querido luchando con este desafío.
Los autores de este libro llevamos años trabajando con jóvenes. Los hemos visto consumir drogas, y conversamos con varios de ellos mientras eran adictos… También tuvimos el privilegio de ver salir a varios de este problema. Al preguntarles a los jóvenes ¿por qué?, estas fueron sus respuestas: por presión de los amigos, por probar algo nuevo, por curiosidad, por temor, para estar en onda, por rebeldía hacia los padres y por diversión. Si te fijas, todas ellas son razones lógicas para cualquier adolescente… ¿Qué joven no quiere ser aceptado por los amigos, independizarse de los padres, o divertirse?
Sin embargo, un adolescente de dieciocho años llamado Enrique nos dio una pista de que podía haber respuestas más profundas que las primeras que le venían a la mente al resto de los chicos. Este jovencito, bien educado y de grandes ojos verdes, nos dijo que se había metido en las drogas por autocastigo.
Enrique fue muy sincero… «En casa me hacían sentir mal, en la escuela me hacían sentir mal, y fuera a donde fuera yo tenía la sensación de que era un desperdicio para todos. Empecé a convencerme de que yo tenía la culpa y de que no tenía arreglo. Mis compañeros se reían de mí, y cuando me fijaba en alguna chica, para ella era como si yo no existiera. Cierto día, un compañero que estaba como yo me ofreció marihuana, y empecé a fumar con él. Cuando teníamos marihuana, nos escapábamos de la escuela. Luego, si no teníamos marihuana inhalábamos pegamento, y hasta llegamos a inyectarnos.
»En el momento era lo mejor, porque nos olvidábamos de quiénes éramos y de cuánto sufríamos; pero por la noche, o cuando estaba fresco en casa, me sentía todavía peor. Ahora me doy cuenta de que lo que en realidad estaba haciendo era castigarme por sentirme tan mal conmigo mismo».
Es sabido que separar consistentemente a una persona de experiencias de integración (a nivel interpersonal) promueve que esa persona llegue a considerar el hacerse daño. A esta acción social, a nivel colectivo, los sociólogos la llaman marginación. La marginación se da entre pares cada vez que delimitamos las oportunidades de que determinada persona pueda participar de ciertas actividades, y de este modo terminamos abriéndole otras puertas, inclusive las que no quisiéramos… Una de estas puertas es la autodestrucción. Esto incluye desde el daño físico, hasta la posibilidad de usar algo (como las drogas) para alejarse, al menos temporalmente, de esa dolorosa realidad. Una persona en esta situación puede emplear las drogas, ya sea para sobrellevar el dolor del rechazo (o el miedo al rechazo), para «llamar la atención», para crear una «nueva realidad», e incluso como una forma de rodearse de nuevas personas y ser validado. Es como «soltar» el rechazo de algunos amigos para buscar un nuevo grupo que comprenda lo que siente… Un grupo de personas con una necesidad compartida.
Ya sea por la misma razón que Enrique, o simplemente para ser aceptados por los amigos, es obvio que detrás de todas las razones dadas o posibles, quienes recurren a las drogas lo hacen para cubrir alguna necesidad que va más allá de la sustancia en sí. El punto importante es si realmente consiguen, o no, cubrir esa verdadera necesidad que están tratando de tapar.
Sugiero a todo líder de jóvenes que, con respecto a cada joven que llegue a su entidad, ministerio, iglesia o comunidad de fe, se haga la siguiente pregunta: «¿Qué me va a enseñar Dios mediante esta vida?». ¡Es importantísimo pensar en la integración y participación de los jóvenes antes que en su marginación!
Un gran educador y sociólogo puertorriqueño, Eugenio María de Hostos, escribió una frase que puede marcar tu vida y ayudarte a tomar las decisiones acertadas al tiempo que, como a todo joven, te lleguen ofertas de droga… Hostos dijo: «Soy enemigo de los vicios porque los vicios esclavizan y soy enemigo de la esclavitud». Y el mismo Hostos también escribió: «Querer ser libre es empezar a serlo». ¡Joven, libérate! ¡Y luego lucha y sé solidario con todo aquel que también desee salir de la esclavitud!
Tú eres parte de una generación con oportunidades antes inimaginables. Tienes al alcance de tu mano más cosas de las que tus padres jamás soñaron y, sobre todo, tienes la posibilidad de recurrir a información más real para pensar bien qué hacer. Pero también hay más trampas para tu generación que las que hubo para cualquier otra. ¡Es tan fácil distraerse, quedarse en la mediocridad y dejar de soñar, que muchos de los jóvenes que conozcas en estos años se van a quedar estancados sin llegar a ser todo lo que podrían ser! Le pedimos a Dios que ese no sea tu caso… Y por eso te invitamos en este librito a revisar algunas de las realidades respecto a la droga, que es una de las trampas más comunes de la actualidad.
Las siguientes preguntas tienen que hacérselas mirándose al espejo todos los que se sienten tentados: ¿Qué se logra con las drogas? ¿Qué es lo que verdaderamente se consigue? ¿Y qué se pierde?
Por otra parte, tal vez tú eres un líder sin problemas con las drogas y estás leyendo este libro con la intención de ayudar a otros. ¿Por dónde comenzar?
Bueno, primero te presentamos un desafío inmenso: es la acción de modelar. Al reunirnos con líderes de organizaciones que ofrecen servicios a jóvenes drogadictos, vemos lo difícil que les resulta a ellos conseguir personas que estén dispuestas a cumplir el grado mínimo exigido de integridad. No se busca la perfección, y todos reconocemos la fragilidad humana, pero resulta complejo siquiera encontrar personas dispuestas a autodesafiarse a tener integridad y compromiso hacia su rol.
Además de esto, al momento de trabajar con jóvenes expuestos a riesgos o enfermedades como la adicción a drogas debemos:
• Ser amorosos, pero firmes.
• Recordar que cada joven es autor y gestor de su proceso. No debe ni puede ser un imitador del proceso de otros, ni del nuestro.
• Reforzar el criterio propio y la capacidad de transformación personal de cada individuo.
• Saber que equivocarnos es a veces parte del proceso.
• Tener presente que todos somos seres vulnerables y que nuestra conducta es humana. No somos seres perfectos.

2

LOS LOGROS, O MEJOR DICHO, LAS PÉRDIDAS

En toda experiencia con las drogas la persona pierde algo. Cualquiera que sea la sustancia que se emplee, drogarse produce una alteración de los sentidos, y esto a su vez resulta en alguna (o varias) de las siguientes pérdidas (si no en todas):

1. Se pierde la habilidad de entender racionalmente

Incluso durante el efecto inicial de emoción y euforia, la persona está demasiado estimulada como para hacer pleno uso de su razonamiento. Pasada esa fase, la persona, que tendrá sueño profundo, depresión, irritabilidad, pánico o alguno de los síntomas secundarios, tampoco estará en pleno uso de sus facultades mentales. El Dr. Alan I. Lesher, Director del National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos, aseguró en un comunicado de prensa del NIDA, el 11 de septiembre de 2000, que «las investigaciones más recientes muestran que incluso el uso ocasional de drogas como la cocaína afecta al cerebro de tal manera que este manda señales al cuerpo solicitando dosis aun mayores de la droga ingerida, a la vez que pierde facilidad para accionar sus funciones».

2. Se pierde la habilidad para comunicarse inteligentemente

Bajo el efecto de las drogas se hace más difícil articular inteligentemente las palabras. Pero mucho más alarmante es el efecto a largo plazo, ya que las drogas pueden llegar a lastimar la zona del cerebro que tiene que ver con el habla.

3. Se pierde el sentido de personalidad y de identidad

En especial las drogas con efectos alucinógenos hacen que la persona adicta pierda el estado de conciencia y prácticamente olvide quién es y cómo se suele comportar. Los que recurren a las drogas para olvidar o escapar suelen buscar de manera consciente este efecto totalmente despersonalizador. Después del olvido, la alteración produce confusión y culpa a...

Índice

  1. Cover
  2. Title Page
  3. Contenido
  4. Prólogo
  5. Una nota personal de los autores
  6. Tema candente: Las drogas
  7. Bibliografía
  8. About the Authors
  9. Copyright
  10. About the Publisher