Teología evangélica, tomo 1 y tomo 2
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Teología evangélica, tomo 1 y tomo 2

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Teología evangélica, tomo 1 y tomo 2

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Este no es un libro más de Teología. Hay muchas razones para afirmarlo. Con un lenguaje contemporáneo, el autor de Teología Evangélica nos lleva a través de la verdad eterna de Dios analizada según las necesidades de nuestra época.

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Información

Editorial
Vida
Año
2013
ISBN
9780829777178

CAPÍTULO 1

LA TEOLOGÍA

A. Introducción

«¿POR QUÉ ESTUDIAR teología? Lo que me interesa es la vida práctica del cristiano. Basta con leer mi Biblia». Esta es la actitud de muchos creyentes y aun de líderes cristianos. El problema con este modo de pensar es su propensión a aceptar distorsiones de doctrina e inconscientemente sustituir las enseñanzas bíblicas con tradiciones eclesiásticas. En el corto lapso de su vida, el escritor de este libro ha observado en la iglesia los excesos del legalismo, un énfasis desproporcionado sobre la prosperidad material y un concepto del amor de Dios tan tergiversado que no deja lugar para su santidad, ira y juicio.
Conviene que teólogos ortodoxos y piadosos forjen teología basada en las Sagradas Escrituras y los obreros cristianos la estudien y la enseñen por las siguientes razones:
1. El conocimiento de la doctrina bíblica y sistemática es fundamental para tener una fe auténtica y salvífica. Los vocablos griegos pistis (verbo) y pisteuo (sustantivo) traducidos «fe» en el Nuevo Testamento a menudo se refieren a «una persuasión firme, una convicción de verdad, una constancia en la profesión de una verdad o la fidelidad a un sistema de verdades». La teología forjada de las enseñanzas bíblicas proporciona la única base para esta fe neotestamentaria.
2. Es importante saber la teología para conocer bien a Dios, nuestra propia naturaleza, el propósito de existir y los aspectos de la salvación que el Señor nos ofrece. Tomás de Aquino observa acertadamente: «La teología está enseñada por Dios, enseña acerca de Dios, y nos lleva a Dios». Al conocerla bien estamos preparados para prestarle culto correctamente.
Para conocer a Dios, uno tiene que identificarlo, saber quién es y cómo es. El teólogo contemporáneo, P. T. Forsyth dice: «El objeto de nuestra fe es un Dios teológico, o de otra manera no es amor santo». La idea de que Dios es amor es insuficiente a menos que se defina este amor a la luz de Juan 3:16. No se refiere al amor de un padre indulgente que pasa por alto la maldad de sus hijos, sino un amor que proporciona el antídoto de su maldad y hace aceptable al pecador ante un Dios Santo. El conocer bien sus atributos y sus caminos nos puede llevar a la adoración auténtica.
3. El estudio de la teología sistemática edifica a los creyentes y es un factor indispensable para perfeccionar «a los santos para la obra del ministerio». El conocimiento de la doctrina cristiana tiene mucho que ver con el desarrollo moral y espiritual del creyente. Es obvio que nuestro carácter y manera de vivir se amoldan a lo que creemos. «No os conforméis a este siglo» (es decir, no permitan que el mundo les for-me en su molde con sus valores materialistas y errados), exhortó el apóstol Pablo (Ro. 12:2). Es necesario renovar nuestra mente estudiando en forma sistemática la verdad divina. «Creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor» (2 P. 3:18, énfasis del autor).
Es preciso también para conservar los resultados del evangelismo. El Espíritu Santo inspiró al profeta Oseas a lamentar: «Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento» (4:6). Si no enseñamos doctrina a los nuevos convertidos, el evangelismo será, según Juan Wesley, engendrar niños para el diablo.
Además, la enseñanza desempeña un papel importante en la capacitación de obreros cristianos. En fin, coincidimos con la observación: «El conocimiento de Dios es necesario para la correcta adoración de Dios, el auténtico servicio a Dios y la verdadera vida en el mundo ante Dios».
4. Toda predicación, enseñanza cristiana e interpretación de la Biblia debe basarse en la sana doctrina. Es imprescindible saber las enseñanzas bíblicas a fin de comunicar el evangelio eficazmente a otros. De otro modo, las contradicciones e incertidumbres del predicador o maestro sembrarían confusión en la mente de los oyentes.
5. La mejor defensa contra la falsa doctrina es el buen conocimiento de la sana doctrina. El escritor inspirado nos advierte en cuanto a los «hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas de error» (Ef. 4:14). Aquella persona que no conoce bien la teología bíblica es buen candidato para que otros espíritus le den «revelaciones» espurias. Proliferan los teólogos que forjan doctrinas basadas en especulaciones humanas. Se suscitan también sectas falsas que, al igual que los fariseos, recorren mar y tierra para hacer prosélitos y, una vez hechos, los hacen dos veces más hijos del infierno que sus maestros. El creyente debe estar preparado tanto para presentar defensa de la sana doctrina como para proclamarla en su pureza y con relevancia y poder.
Comenzamos el estudio de la teología considerando la naturaleza de la religión y la teología y las características de la doctrina evangélico-conservadora.

B. El concepto de la religión

Se dice que el hombre es incurablemente religioso. No importa dónde se encuentre, tiene alguna forma de culto. El Cohelet (predicador) de Eclesiastés observa que Dios «ha puesto eternidad en el corazón» (3:10,11). Quiere decir que las cosas que pertenecen al tiempo y espacio no pueden satisfacer plenamente al hombre. Fue creado para disfrutar de mucho más. Agustín ha dicho: «Oh Dios, tú nos has hecho para ti y nuestro corazón está desasosegado hasta que descanse en ti». Esta conciencia de que existe algo más allá de los sentidos, este anhelo por lo eterno es un don de Dios que capacita al hombre para recibir una revelación del cielo.
¿Qué es la religión? Parece que todo el mundo sabe lo que es, pero la halla difícil de definir, pues toma tantas formas diversas. Por regla general, es reconocer que existen poderes sobrenaturales invisibles pero activos en el mundo y adorarlos. Puede ser un dios personal, dioses, espíritus o simplemente una fuerza de la naturaleza. A veces, consiste en un conjunto de valores o prácticas de conducta, como en el caso de la religión de Confucio. Algunos pensadores incluyen en la definición de los que practican la religión, a personas que atribuyen supremo valor a un sistema secular como el marxismo y se consagran a desarrollarlo. Sin embargo, la religión se caracteriza generalmente por reverencia hacia un objeto sagrado, oración, consagración y adoración.
William P. Alston ha preparado una lista de las características de la religión:
1. Creencia en seres sobrenaturales (dioses).
2. Distinción entre objetos sagrados y profanos.
3. Actos rituales relacionados con objetos sagrados.
4. Un código moral que se cree que es promulgado por los dioses.
5. Sentimientos religiosos (reverencia, sentido de misterio, culpa, adoración) … los cuales tienen que ver con la idea de los dioses.
6. Oración y otras formas de comunicarse con los dioses.
7. Una cosmovisión que incluye el lugar del individuo en el mundo.
8. La organización más o menos total de la vida del creyente según su cosmovisión.
9. Un grupo social unido por la religión descrita en la lista. («Religión» en Encyclopedia of Philosophy, pp. 141,142).
Los que practican una religión forman grupos y casi siempre organizaciones sociales. Durante la edad medieval se consideraba al cristianismo como una institución con un conjunto de creencias, ceremonias y prácticas. Esta religión se distinguía principalmente de otras tales como el judaísmo y el islam, por sus doctrinas. De modo que se suele describir la religión como un conjunto de creencias, actitudes y prácticas expresadas institucionalmente.
Pero la religión evangélica abarca más que esto. Incluye una experiencia personal con Dios realizada por fe en Cristo: «Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Jn. 17:3). Es una vivencia de compañerismo con Dios y una vida de fe, adoración, amor, santidad y servicio espiritual.
¿Cómo difiere la religión de la teología? La teología se trata solamente de la parte intelectual, o sea la formulación de las doctrinas; la religión abarca al hombre entero. La teología es la teoría mientras que la religión es la práctica.

C. La naturaleza de la teología

¿Qué significa el vocablo «teología»? Aunque no se encuentra esta palabra en la Biblia, el concepto está. El término «teología» proviene de dos palabras griegas zeos (Dios) y logos (palabra, discurso). Significa un discurso sobre Dios, pero en el uso no se limita a la doctrina de Dios, sino abarca todas las doctrinas cristianas. B. B. Warfield la define así: «La teología es la ciencia de Dios y su relación con el hombre y con el mundo». Es la formulación unificada y coherente de la verdad referente a Dios, la relación entre él y la humanidad y el universo. Está de acuerdo como se presenta la doctrina en la revelación divina, y se aplica a toda la vida humana.

D. La relación de la teología con otras disciplinas

Se considera que hay cuatro disciplinas que tienen una relación estrecha con la teología, o son parte de esta ciencia. Son la religión, la filosofía, la ética y la apologética. Ya hemos descrito la religión, la cual abarca la teología, pero también mucho más.
1. La filosofía. Puesto que tanto la filosofía como la teología se ocupan de analizar críticamente el significado de términos y las dos emplean un estricto proceso de observación y razonamiento para llegar a conclusiones, y procuran formular una cosmovisión consecuente, se considera que están relacionadas. Difieren en que la teología comienza con la noción de que Dios existe y es el creador de todo excepto el mal, mientras que la filosofía se interesa más en otros temas. Se edifica la teología cristiana sobre el sólido cimiento de las Sagradas Escrituras, mientras que la filosofía se basa en la razón natural y las especulaciones del pensador. La filosofía carece de doctrinas satisfactorias de la providencia, pecado, redención y vida eterna.
Por otra parte, la filosofía puede servir bien al teólogo cristiano. La emplea para desarrollar sus doctrinas, añadir contenido a sus enseñanzas, escudriñar sus ideas y argumentos, y establecer o defender su teología. Los padres de la iglesia en los siglos tercero y cuarto d.C., empleaban la filosofía griega para forjar las doctrinas de la trinidad y definir la naturaleza de Jesucristo. En el quinto siglo, Agustín escribió La ciudad de Dios, el cual es una síntesis de la filosofía de Platón y la teología cristiana. Transcurridos ocho siglos, Tomás de Aquino, sintetizó la teología católica con la filosofía de Aristóteles (Summa Teológica). Un ejemplo moderno del uso casi exclusivo de la filosofía, es la «teología» de Paul Tillich. Su técnica es emplear la filosofía para formular preguntas, y la teología para dar las respuestas.
El pensador evangélico emplea la filosofía con cautela. Es un buen siervo de la revelación de Dios pero un amo malo sobre ella.1 Ramm observa acertadamente: «El teólogo debe aprender a tomar en serio todas las filosofías porque no sabe cuál es la que Dios pueda usar en el adelanto del estudio de la teología; y debe aprender a no tomar en serio ninguna, de otro modo ha entregado la autonomía de la revelación especial».2
2. La ética. Esta disciplina se refiere a la ciencia de conducta, un estudio de lo bueno y lo malo en comportamiento. Se clasifica la ética en dos categorías: descriptiva y práctica. La primera estudia la conducta según alguna norma del bien y del mal; y la última, principalmente, según los motivos. En la teología cristiana se encuentran elevados principios morales, especialmente en las enseñanzas de Jesús. Generalmente la ética no cristiana alcanza su motivo en el utilitarismo, conveniencia, perfeccionismo o humanismo, mientras que el motivo del cristiano es obedecer y agradar a su creador y amar a su prójimo.
3. La apologética. El término deviene del griego, apología. Se empleaba para referirse a la defensa de una persona como la que hizo Sócrates, cuando presentó ante los atenienses su punto de vista y justificó su conducta. El apóstol Pedro anima a los creyentes diciendo: «Estad preparados para presentar defensa» (apología, 1 P. 3:15). Entonces, la apologética se refiere a la actividad en que el cristiano se esfuerza para demostrar que su mensaje es verídico y creíble, y lo defiende contra críticas y distorsiones. La teología emplea la apologética desarrollando una defensa racional de sus doctrinas contra los ataques del materialismo, escepticismo y otros adversarios de la fe. Incluye tanto argumentos positivos para establecer su verdad cristiana, como refutaciones de las críticas en su contra.

E. La clasificación de la teología

El término «teología» abarca muchas materias incluso estudios bíblicos, la historia de la iglesia, homilética y orientación pastoral. Sin embargo, se refiere principalmente a las materias doctrinales. Se divide en varios ramos.
1. Teología exegética. El vocablo griego traducido «exégesis» quiere decir «extraer». En la teología se refiere a extraer el sentido del texto bíblico, en vez de meter un significado en un pasaje (eiségesis). La teología exegética es importante pues establece la verdad divina extrayéndola de la revelación escrita de Dios.
2. Teología bíblica. Se refiere generalmente a la enseñanza que se encuentra en la Biblia. Pero, ha tomado la forma de estudios específicos tales como la doctrina del Antiguo Testamento, la del Nuevo Testamento o la de ciertos escritores inspirados tales como San Juan, San Pedro o San Pablo. Por ejemplo, puede presentar la cristología paulina o la escatología juanina. Suele ser un intento de extraer la enseñanza de cada uno y organizarla sistemáticamente sin evaluarla o interpretarla.
3. Teología histórica. Se presenta cronológicamente el desarrollo de la teología de la iglesia a través de los siglos. Cuenta de las controversias doctrinales y los credos formulados por los concilios. Por ejemplo, el Concilio de Nicea estableció la deidad de Jesucristo, el de Constantinopla afirmó la personalidad del Espíritu Santo y la humanidad de Cristo, y el de Calcedonia definió la relación entre las dos naturalezas de Cristo.
El protestantismo ortodoxo considera cada uno de los credos resultantes de estos concilios como norma normata, es decir, como una pauta determinada por la autoridad final de la palabra de Dios. Son de gran valor porque proporcionan un sumario de las creencias universales del cristianismo, refutan enseñanzas ajenas a la palabra divina y sirven en la instrucción y adoración cristianas.
Otro método de forjar la teología histórica es estudiar la doctrina de una época, un teólogo o escuela de teología referente a ciertas doctrinas claves. Así se examina en secuencia la teología d...

Índice

  1. Cover
  2. Title Page
  3. Contenido
  4. Prefacio
  5. Agradecimientos
  6. 1 La teología
  7. 2 Revelación general y teología natural
  8. 3 Revelación especial
  9. 4 Inspiración
  10. 5 El canon
  11. 6 La crítica moderna de la Biblia
  12. 7 Inerrancia e infalibilidad
  13. 8 Autoridad divina
  14. 9 Conceptos teológicos de Dios
  15. 10 El único Dios verdadero: sus nombres
  16. 11 El único Dios verdadero: sus atributos
  17. 12 El único Dios verdadero: su naturaleza trina
  18. 13 La creación
  19. 14 La providencia divina
  20. 15 El problema del mal y el sufrimiento
  21. 16 Los ángeles, ministros invisibles de Dios
  22. 17 Los espíritus malignos: Satanás y los ángeles caídos
  23. Apéndice
  24. Bibliografía
  25. About the Author
  26. Copyright
  27. About the Publisher