Quinta Parte: Violencia en los bordes
…Negociando y procurando el remedio de las gentes y naturales de las que llamamos Indias, y que cesen los estragos y matanzas que en ellos se hacen contra toda razón y justicia; y puesto que la voluntad de los reyes que en estos reinos por estos tiempos han reinado y sus consejos ha sido proveerlos de justicia y conservarlos en ella, y no consentir que les fuesen hechos daños y agravios, y así lo han mostrado por sus muchas leyes y provisiones, pero llegadas allá no se han cumplido, por la grande y desmedida codicia y ambición de los que allá han pasado, mayormente de los que aquellas gentes han ido a gobernar…
Bartolomé de Las Casas
Una brasa afuera de la hoguera
Testimonio de Gustavo Mojica recogido y transcripto por Michael Westbrook y Sofía Wolhein
No salí de la pandilla cuando llegué a Homeboy Industries; una vez que eres un ganguero, siempre un ganguero. Como te ves, como caminas, como hablas. Pero ya no me junto con ellos; ya no estoy en la esquina con pistolas, vendiendo drogas. Ya no, eso no.
Gustavo Mojica
Esquema biográfico
Gustavo “Gus” Mojica es un hombre de treinta y cinco años y ex-miembro activo de una pandilla del Este de Los Ángeles, a la que había pertenecido desde su juventud. Actualmente, trabaja en la oficina de Homeboy Industries y es padre de dos hijos. Gus, que nació en Los
Puerta de entrada al área de tratamiento de tatuajes en Homeboy Industries (cortesía de Homeboy Industries).
Horario de actividades de Homeboy Industries (cortesía de Homeboy Industries).
Introducción
El condado de Los Ángeles, con una población de más de nueve millones de personas y una gran diversidad de culturas, tiene problemas inherentes como las pandillas y con ellas, el crimen. Las pandillas son, sin duda, un desafío para cualquier metrópolis, pero ellas tienen una incidencia colosal en Los Ángeles. Por otro lado, esta ciudad también cuenta con muchos servicios, organizaciones y otros recursos para ayudar a personas en situaciones críticas. Una organización en particular, Homeboy Industries, fundada por el padre Greg Boyle en 1988, brinda oportunidades a los miembros de pandillas para transformar sus vidas.
Homeboy Industries, en su nuevo sitio ubicado cerca de Union Station, en el área central de Los Ángeles, mantiene varios programas para miembros de pandillas, ex miembros y jóvenes en situación de riesgo, educándolos para prevenir que se enlisten en los grupos callejeros. Este centro capacita y desarrolla destrezas para empezar carreras laborales en restaurantes, panaderías, tiendas de ropa y una empresa de publicaciones dentro de sus instalaciones, dándoles la posibilidad de un trabajo a las personas que necesitan oportunidades para realizar cambios positivos en sus vidas. También proporciona servicios de recuperación psicológica, educación sobre la salud e incluso, la posibilidad de eliminar tatuajes. Además, presta servicios de cobertura legal al igual que servicios para encontrar trabajo permanente.
- El comienzo
¿Qué les puedo decir?
Fui una víctima de la violencia de las gangas.
Me dispararon.
Perdí la pierna derecha.
Estuve en coma por dos semanas…
Crecí en Boyle Heights en unas viviendas planificadas en el corazón de mi barrio. Mi mamá es de México, Zacatecas y mi papá es de Guanajuato. Soy el mayor de siete hermanos y hermanas. Tengo un gemelo, Víctor, soy mayor por tres minutos, solamente tres, pero aún así soy mayor (riéndose). Yo no tuve un papá; no tuve un papá de verdad. Él volvió a Guanajuato y dejó a mi mamá embarazada de mí y mi gemelo. Él nunca estuvo ahí para nosotros. Lo amo… no… lo respeto porque es mi papá, pero no lo amo. Pues, nunca estuvo ahí para nosotros. Después, cuando me casé, él vino a mi boda. Ahora, está tratando de estar, pero ¿qué con todos estos años?
Luego, mi ‘amá era muy estricta. Cuando jugábamos abajo con mi gemelo, y estábamos solamente jugando y quería que nos subiéramos, ella gritaba “¡Gustavo, Víctor, métanse!” Nos subíamos muy rápido (haciendo un gesto). So, le pegaba a mi hermano y yo me reía. Ella decía “¿De qué te estás riendo?” y después me pegaba a mí. She was very strict with us.
De niño, asistía a la escuela, era un niño de escuela: la primaria, middle school. Después, en middle school entré a una pandilla y todo fue cuesta abajo desde ahí. Tenía trece años. Con todos los que crecí íbamos a la misma escuela juntos. Todos nos metimos en la misma pandilla. No tuve ninguna presión para nada; era algo que quería hacer.
- La vida en la pandilla
Estábamos reclamando nuestro barrio, pero era la pandilla para los jovencitos. Yo era de “East LA 13”. Escribíamos en las paredes “VELA13R” y arriba de eso la palabra “little”. Mi gemelo también se metió y aunque éramos pequeños, we got jumped in with the adults. Después de que nos metimos en la grande, no teníamos que escribir “little” no more. La pandilla de los jovencitos era como un training para pasar a la grande que era la mera mera. Para pasar a la grande, te golpean como por trece segundos. Yo podía defenderme; les pegaba a todos ellos. Mi nariz empezó a sangrar y uno de ellos me golpeó en el cuello… no podía aguantar la cara por como una semana. Pero en ese momento pensé que valía la pena; no pensaba en mi futuro, sólo quería ser un miembro de la pandilla. Pues yo era uno de los más pequeños cuando me metí, éramos yo y unos dos jovencitos más…
Mi gemelo y yo les dijimos a nuestros hermanos que no se metieran a las gangas; si lo hacían, íbamos a ser sus peores enemigos. Thank God, una vez uno de mis hermanos estaba tomando con mi gemelo y le dijo “I love you and Gus; I love you and Gus, because of you guys I didn’t get into a gang. No shit, I didn’t want to get my ass kicked.”
Tenía dieciocho o diecinueve años cuando agarré el tatuaje arriba de la ceja derecha. Mi mamá vivía en el único cuarto de la casa. Mi gemelo, mis tíos y yo nos quedábamos en el garage y siempre salíamos de fiesta. Recuerdo que después que agarré el tatuaje, me fui derecho al baño y pasé por el medio de la cocina. Ella estaba en la cocina con mis hermanos y hermanas. Entonces, uno de mis hermanos dijo:
—Eso es raro, cada vez que viene de otro lado se queda en la cocina, but this time he went straight to the bathroom.
Cuando salí del baño, salí derecho pa’ el garage y mi ‘mano dijo,
—What the fuck?
My mom was like, what the hell? Y mi hermano goes,
—Mira his forehead.
Entonces me fui y me acosté. Mi mamá me preguntaba:
—¿A ver qué traes?
—Nada, nada.
—¿A ver qué traes?
¡Pá - pá! (su madre lo golpeó)
—¡Nada, nada!
—¡Pos’ si no tiene cara de trabajo ahora, así menos va a tener trabajo!
Entonces, me puse un tatuaje de un número uno y un tres y una lágrima. En Homeboy Industries, tenemos un servicio de tattoo removal en White Memorial Hospital. Fui una vez y me los quité todos (mostrando sus antebrazos), pero me puse otra lágrima.
En los ochentas, “The Cripps” and “The Bloods” habían hecho una tregua, pero fue entre ellos; no nos afectó. Hay sólo una pandilla con la que nos llevamos bien: “Barrio mojado” en South Central LA. Pero sólo íbamos allí para las fiestas, pero no nos preocupábamos por ellos. Nuestra pandilla no tenía relación con las gangas de México ni otras de Latinoamérica.
- Vocaciones
Lo que me atraía de las pandillas era hacer dinero, party with the girls y disparar a mis enemigos.
Bueno, los homeboys estamos siempre juntos. Nos cuidamos entre nosotros y a la familia de cada uno. Por ejemplo, si alguno tiene necesidad de dinero lo tratamos de ayudar. Tenemos protección.
No tenía un trabajo específico en la pandilla. No había un liderazgo, ningún líder, nadie que nos diga lo que tenemos que hacer, como un shot caller, pongámoslo de esta manera. Había una agente de libertad condicional, ella recién falleció, que Dios bendiga su alma. Ella era la encargada de controlar a jóvenes como yo. Fui a juvenile camp porque ella me mandó. Siempre me preguntaba si yo era un shot caller. Le contestaba que no, que yo era un homie, que yo no hacía shot calling a mis little homeboys. Pues, si mis homeboys estaban messing up, les decíamos que no hagan esto o aquello. Por ejemplo, si veía a mis homeboys usando muchas drogas, les decía que tenían que parar de usar tanto o que tenían que parar completamente. As fellow homies, we had to check on them or put them at check, like beat their asses. Entonces, no teníamos a nadie diciéndonos qué hacer. Por ejemplo yo salía a disparar sin que mis homeboys supieran; no tenía que ir, pero quería ir.
- Cambios
En julio de 2000, me dispararon. Estaba con mis homeboys. Me pegaron aquí en el muslo izquierdo y me pegaron en el tobillo. Perdí mi pierna derecha y estuve en coma por dos semanas. Fue cuando dije “That’s it.” Algo malo tenía que pasar para que me diera cuenta que no valía la pena. Desde que eso pasó, estuve sentado en una silla de ruedas después de que me amputaron la pierna. Pero después de que me cortaron la pierna, todavía me juntaba con mis homeboys a tomar y party. Como una vez, tres de ellos tenían pistolas en los bolsillos y a uno se le cayó la pistola… boom… “Oh shit!” Estábamos a cinco pies de donde me habían disparado primero y yo les dije “Hell no man, get me inside.” Y luego pensé que si las personas que se preocupan por mí y me quieren saben que todavía me junto con mis homeboys, ¡me van a poner una regañada!
Uno de mis homeboys me llamó y me dijo:
—Hey psycho, come kick it with the homies.
—No fool, that’s it.
—What, you don’t gangbang no more?
—I don’t know my friends, so I don’t gangbang no more. Fuck that.
No salí de la pandilla cuando llegué a Homeboy Industries; una vez que eres un ganguero, siempre un ganguero. Como te ves, como caminas, como hablas. Pero ya no me junto con ellos; ya no estoy en la esquina con pistolas, vendiendo drogas. Ya no, eso no. Pero todavía soy de la pandilla. Como si me dijeran “Where are you from?” Les contestaría “I don’t play that no more, I don’t fuck around.” Si me respetas bien, si no… pero no estuve en esa situación. Me arrepiento porque a veces ponía a mi barrio por arriba de mi mamá y mi familia.
- Cómo se revierten los itinerarios
Conozco al padre Greg desde que era un niño. Lo conozco desde hace veinte años por ah...