Alternativa al uso del estrógeno
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Alternativa al uso del estrógeno

Terapia hormonal con progesterona natural

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Alternativa al uso del estrógeno

Terapia hormonal con progesterona natural

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Información del libro

Cada vez más mujeres desean encontrar una alternativa natural para la terapia de hormonas sintéticas y sus peligrosos efectos secundarios. Alternativa al uso del estrógeno presenta una de las sustancias naturales más útiles: la progesterona natural. Esta forma de progesterona natural, que se deriva de un ñame silvestre, se puede conseguir en tabletas o en crema. Es idéntica a la progesterona producida por el organismo y por lo tanto, de fácil absorción. Muchos de los malestares que sufre la mujer, como los calambres menstruales, los abortos espontáneos, y los síntomas, casi siempre negativos, de la menopausia, pueden ser resultado de una deficiencia de progesterona natural, unido al predominio del estrógeno. A este problema contribuyen el estrés, una dieta deficiente y la cada vez peor calidad de los productos frescos. La medicina moderna suele tratar el desequilibrio hormonal prescribiendo hormonas sintéticas con la intención de volver a conseguir la proporción correcta entre el estrógeno y la progesterona. Pero el organismo de la mujer no asimila eficazmente estas hormonas artificiales, con lo que se provocan una serie de efectos secundarios que pueden ser peores que los malestares que se pretenden evitar. El suplemento de progesterona natural es útil para tratar y prevenir muchas enfermedades: SPM, irregularidad menstrual, infertilidad, depresión, endometriosis, fibromas uterinos y osteoporosis. También es muy eficaz para aliviar bochornos, insomnio, sudor nocturno, sequedad vaginal y otros síntomas de la menopausia. La autora, Raquel Martin, analiza una serie de estudios, muchas veces confusos, sobre la terapia de reemplazo hormonal y guía a las lectoras hacia alternativa naturales. Raquel Martin da consejos acerca de cómo las lectoras pueden colaborar con un médico compresivo a fin de lograr el enfoque adecuado para ellas en particular.

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Información

Año
2000
ISBN
9781620552148
PARTE II
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Se abre un nuevo mundo de alivio y esperanza
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CAPÍTULO 3
LAS ESTACIONES DE LA VIDA DE UNA MUJER
Sorprenderse y maravillarse es empezar a comprender
José Ortega y Gasset
No existe ninguna razón para que una mujer activa soporte los síntomas del desequilibrio hormonal cuando tiene a su disposición un alivio natural y seguro. Todas tenemos suficiente con tratar de resolver los retos de la vida como para agregar más. Si no nos damos tiempo para satisfacer nuestras necesidades, incluso los pequeños problemas y tareas pueden sacarnos de quicio. Actividades sencillas como responder a la pregunta de un niño o dar instrucciones a alguien se nos hacen cuesta arriba. La incomodidad, la modorra y el cansancio que producen la menstruación y la menopausia minan nuestras energías y nuestro entusiasmo. Es fácil perder los bríos, la seguridad y la capacidad de ayudarse, ayudar a la familia y ayudar a los demás. Pero algunas sencillas medidas preventivas permiten a la mujer de hoy estar a la altura de cualquier ocasión y cumplir con las diarias exigencias de los negocios y de la familia.
Las mujeres de esta generación necesitan prestar atención a lo que la naturaleza no le proporcionó a las generaciones pasadas que no estaban enteradas de las terapias hormonales, y que tampoco tenían la posibilidad de hacer las elecciones que podemos hacer hoy. Si acaso alguna fue bendecida con una “supermamá” llena de vitalidad y fuerza genética, otras muchas mujeres sufrían de cardiopatías, osteoporosis o cáncer, porque su cuerpo iba produciendo poco a poco menos estrógeno y progesterona, creando un desequilibrio entre estas dos hormonas, y como consecuencia una enfermedad.
Ahora, con el increíble número de hormonas artificiales que se han producido (ver el Apéndice B), las mujeres deben soportar efectos secundarios inesperados y desagradables como inflamación, aumento de peso, tensión emocional e insomnio. Con el paso de los años, puede que deban enfrentarse a la endometriosis, a las afecciones de la tiroides, los fibroquistes, las cardiopatías, la osteoporosis y el cáncer. Algunas, consideradas achacosas crónicas, se vuelven dependientes de los cuidados psiquiátricos para enfrentar sus males y los problemas emocionales que les causan estos padecimientos. Veamos algunos de los primeros signos de deficiencia hormonal y los síntomas de este cruel ataque.
USTED NO ESTÁ LOCA; SON SUS HORMONAS
Hace mucho, en otra generación, con frecuencia se acusaba de locura a las mujeres que tenían síntomas de SPM o de menopausia, e incluso las internaban en instituciones para dementes. (De ahí proviene la palabra histerectomía.) Ya en 1931, varios años después de que se clasificó al SPM y a la menopausia como alteraciones emocionales y psicológicas, los textos sobre este asunto reconocían que con el “cambio de vida” se presentaban algunos problemas físicos.
Hoy ya no se interna a las mujeres por mostrar síntomas de tensión hormonal, aunque siguen a merced de sus estados de ánimo impulsivos, de la hipertensión, la irritabilidad, la depresión y los accesos de llanto, y con frecuencia se les diagnostica que padecen una “crisis nerviosa”. Les recetan muchos tipos de medicamentos, desde sedantes hasta relajantes musculares. Sterling Morgan afirma que en Gran Bretaña “el tratamiento [del SPM] con progesterona [natural] es tan aceptado, que en tres juicios por asesinato se condenó a las mujeres a tomar progesterona. Su defensa fue que cuando habían cometido crímenes violentos se encontraban en estado premenstrual”.
La doctora Katharina Dalton, en su libro Once a Month, narra su experiencia con pacientes que mostraban síntomas psicológicos y físicos que iban de lo que ella llama actos delictuosos “cíclicos” (incluyendo abuso a niños y asesinatos) e inclinaciones suicidas, a ataques de asma y aumento excesivo de peso, todos relacionados con el síndrome premenstrual.
Cuando la doctora siguió el rastro estas tendencias, descubrió que todos los casos habían empezado en la pubertad, con el primer periodo menstrual de estas mujeres. Muchas habían estado tomando medicamentos considerados apropiados en el momento de la manifestación de sus síntomas, pero el alivio sólo llegó cuando tomaron un suplemento de progesterona. Incluso algunas que habían estado en la cárcel ya no tuvieron que seguir internadas.
En cuanto a la menopausia, demasiado poco se ha hecho a lo largo de la historia para ayudar a las mujeres en lo que para algunas es una grave enfermedad, especialmente si se piensa en la debilitante osteoporosis, resultado del desequilibrio hormonal no tratado. La ciencia médica todavía hace a un lado el SPM como algo misterioso, en lugar de considerarlo una realidad que debe enfrentar. Como afirma el doctor Stuart Berger en su libro What Your Doctor Didn’t Learn in Medical School (Lo que su médico no aprendió en la facultad de medicina), el SPM “sigue siendo una especie de enigma médico”.
Sin embargo, en las publicaciones médicas siguen analizándose los misterios del SPM y de la menopausia. Se cree que el SPM aflige al 40 y 60% de las mujeres menores de 50 años. Es menos común en las mujeres en edad fértil, y quizá lo padecen el 20 o 40% de ellas. Pero una cuarta parte de éstas (entre el 5 y el 10%) padece SPM tan fuertes, que verdaderamente les alteran la vida.
Es interesante observar el comentario de la doctora Katharina Dalton, de que “las células que contienen receptores de progesterona se encuentran por todo el cuerpo, aunque la mayoría se localiza en el cerebro, sobre todo en el área límbica [cerca del tallo cerebral], que es la región de la emoción, la ira y la violencia”. Otros receptores de progesterona son los ojos, la nariz, la garganta, los pulmones, los pechos, el hígado, las suprarrenales, el útero y la vagina. La doctora Dalton explica que “en todas estas áreas pueden presentarse síntomas del SPM, como jaquecas, asma, laringitis, faringitis, rinitis, sinusitis, mastitis, intolerancia al alcohol y dismenorrea congestiva”. De hecho, se han relacionado con el SPM 150 síntomas que se padecen en diferentes partes del cuerpo.
Carol Petersen, de Women’s International Pharmacy, dice que alrededor de la menopausia o cuando los síntomas se agudizan, el predominio del estrógeno, que es la raíz de todo esto, suele intensificarse al administrar progestinas sintéticas como Provera, pues bloquean los receptores del cerebro, impidiendo que reciban progesterona natural. El doctor John Lee describe cómo este desequilibrio provoca estragos incluso sin la intervención de medicamentos, sencillamente como resultado de la deficiencia de la equilibrante progesterona:
La falta de progesterona durante la premenopausia, como consecuencia de los ciclos anovulatorios, puede inducir niveles más altos de estrógeno y provocar un predominio sintomáticamente importante de esta hormona. Es más común que se presente el cáncer de mamas o el cáncer uterino cinco años antes de la menopausia. Y esto no es todo. El mecanismo activador del hipotálamo, que es puesto en marcha por la carencia de progesterona a medida que las mujeres se acercan a la menopausia, provoca que se eleve la HLGN [hormona liberadora de gonadotropina] y que la pituitaria libere la hormona que estimula los folículos y la hormona luteinizante. Las posibles consecuencias de esto son el aumento de producción de estrógeno, la pérdida de producción de corticosteroides, y el edema intracelular. La mayor actividad del hipotálamo, que forma parte del cerebro límbico, puede inducir la hiperactividad de los núcleos límbicos adyacentes, produciendo cambios de humor, cansancio, friolencia, y reacciones inadecuadas ante otros factores de tensión. Hay sospechas de hipotiroidismo, a pesar de los niveles normales de hormona tiroides.
¿QUÉ CAUSA LOS CÓLICOS PREMENSTRUALES AGUDOS?
Mi propia vida hubiera sido más dulce si hubiera podido echarle una mirada al futuro. Pero, como dije antes, no hubiera sido tan iluminadora ni hubiera estado tan bien definida. La lucha por alcanzar nuestros objetivos suele ser tan gratificante como alcanzarlos. Es satisfactorio descubrir pequeños datos que con el tiempo permiten formar todo el cuadro.
Uno de estos datos me llegó por correo, en un informe médico, por el cual supe que los cólicos se presentan cuando las glándulas suprarrenales pierden sus reservas de cortisona. Otro me llegó en un artículo del Cancer Forum, publicado por la Fundación para el Adelanto de la Terapia del Cáncer, que presentaba los descubrimientos del doctor Lee, y que me ayudó a comprender que la progesterona es precursora de la cortisona, la cual es elaborada por las suprarrenales.
Al leer a este respecto, recordé que padecí fuertes cólicos cuando era adolescente. El dolor era tan intenso, que me desmayaba donde estuviera, ya fuera en el trabajo o en la escuela. Pasaba el resto del día en la clínica, con una botella de agua caliente, tomando té y aspirinas cada dos horas. Es asombroso que las mujeres en edad de menstruar sigan teniendo estos problemas, y que la mayoría de nuestros médicos no conozcan sus soluciones naturales. Por ello seguimos sufriendo sin necesidad, y los médicos siguen prescribiendo los medicamentos sintéticos de siempre.
Sin embargo, muchas mujeres han descubierto que la progesterona es una hormona que alivia el dolor. Los cólicos al principio de la regla pueden ser desgarradores, pero la progesterona los alivia al ayudar a las suprarrenales a crear cortisona. Según la doctora Betty Kamen, ahora algunos médicos aconsejan “aplicarse media cucharadita de crema en el abdomen, cada 30 minutos, hasta que los cólicos desaparezcan”.
La doctora Linda Force me informa que antes de usar la crema de progesterona tenía problemas de coágulos durante sus periodos, pero desde que se aplica la crema su flujo es normal y parejo, y sus periodos son regulares. Ahora se aplica la crema por las mañanas y por las tardes hasta que empieza su periodo. Cuando éste termina, vuelve a aplicársela.
Sin embargo, hay que recordar que muchos médicos no relacionan nuestros síntomas con el SPM o con la menopausia. No siempre reconocen y aceptan que nuestras dificultades tienen que ver con la deficiencia de progesterona, y sólo tratan nuestros síntomas. Un ejemplo puede verse en muchas postmenopáusicas que no están conscientes de la desventaja de tener niveles bajos de progesterona. Descubren que, aunque comen alimentos con poca grasa, sus niveles de colesterol suben. Ya que con frecuencia les administran estrógeno sintético conjugado sin nada que contrarreste sus efectos no deseados, su colesterol con lipoproteínas de baja densidad, que es el menos deseable, se eleva constantemente. Este es el resultado del predominio del estrógeno. En lugar de neutralizar esta peligrosa hormona con progesterona natural, el médico suele recetar uno de los muchos medicamentos que bajan el colesterol. Entre tanto, el estrógeno permanece en el cuerpo, sin nada que lo equilibre, y sigue siendo una amenaza.
Es vital que pensemos siempre en las alternativas naturales de estos medicamentos. En los apéndices F y G de este libro se indica cómo lograr que el médico nos recete progesterona natural, o cómo obtener progesterona natural en diferentes presentaciones que no requieren receta.
Es tranquilizador darse cuenta de que los expertos han descubierto una combinación de ingredientes naturales que equilibran el estrógeno y la progesterona de las mujeres. Al reemplazar la progesterona natural del cuerpo se remedia cualquier deficiencia, y el resultado es el alivio de muchos síntomas preocupantes.
LA EPILEPSIA Y LA DEPRESIÓN PREMENSTRUALES
El doctor Ray Peat tiene estudios detallados que muestran que cuando se presenta la epilepsia antes de la menstruación, normalmente se alivia con progesterona. Esta terapia también ha dado buenos resultados en el tratamiento de la depresión suicida, el fenómeno de Reynaud, el síndrome de Meniére (oído interno), las enfermedades renales y el metabolismo anormal del hígado.
Esto ha sido confirmado por la doctora Dalton, quien dice: “Una de las experiencias más satisfactorias es la de diagnosticar y dar tratamiento a una mujer que padece epilepsia premenstrual. Se le puede administrar progesterona y suprimir las tabletas anticonvulsivas, que producen muchos efectos no deseados”. La doctora Betty Kamen, en su libro Hormone replacement therapy: Yes or no?, coincide en que la progesterona disminuye los ataques epilépticos debido a su acción barbitúrica en los metabolitos del cerebro.
Esta información, que apareció en Internet, parece corroborar aquellas declaraciones. Proviene de una mujer que sufrió de epilepsia y que escribió: “Hace muchos años, en el peor periodo de mi vida, sufría entre 30 y 50 ataques diarios de epilepsia. Desde que empecé a tomar diariamente 200 mg de progesterona natural en cápsulas, casi no tengo ataques. Sé que también me ayudan las vitaminas y los nutrientes que estoy tomando”.
La experiencia y el estudio de la doctora Dalton dejan en claro que muchos de los incómodos síntomas que normalmente se reíadonan con el ciclo mensual de la mujer se presentan antes de los primeros días de la menstruación y durante ella, y ocasionalmente también durante la ovulación. Es frecuente sentir dolor, depresión, y jaquecas durante los primeros dos días de la regla. Sin embargo, pueden obviarse todos estos efectos adversos que con frecuencia son agravados por la tensión y la falta de progesterona. Una vez que reemplazamos naturalmente la progesterona de nuestro cuerpo, muchos problemas se desvanecen. Podemos evitar los sufrimientos de la deficiencia de la hormona y, ya sea que estemos en la adolescencia o en el periodo postmenopáusico, podemos agradecer los esfuerzos de la doctora Katharina Dalton.
LA PROGESTERONA, LA TENSIÓN, Y LAS SUPRARRENALES
La progesterona que circula por nuestro cuerpo se produce en los ovarios. Sin embargo, el doctor Lee afirma que también se produce en las suprarrenales (nuestras “glándulas de la tensión”), donde se convierte en hormonas corticosteroides. Esta progesterona se emplea de manera inmediata y continua para una multitud de funciones suprarrenales.
El doctor Niels H. Lauersen afirma que “cuando la progesterona natural baja, las suprarrenales no pueden efectuar la conversión natural, la sal puede acumularse, pueden retenerse líquidos, y puede producirse hipoglicemia. Generalmente las progestinas sintéticas empeoran los síntomas del SPM, de manera que si una mujer está a punto de recibir tratamiento con progesterona, debe asegurarse de que sea natural”. Según el doctor Lee, esto acaba con el predominio del estrógeno, al que se deben los síntomas mencionados.
El doctor Robert Lindsay, experto en osteoporosis, confirma que las hormonas sintéticas aumentan la tensión: “Muchas mujeres, cuando se les administran diez miligramos de Provera junto con Premarín, tienen síntomas premenstruales y se vuelven malhumoradas e irritables. Nos llaman y nos preguntan ¿Por qué me recetó eso?” Sin embargo, la progesterona natural no sólo protege de la hipertensión, como informó en 1990 el Journal of Epidemiology, sino que además tiene un efecto relajante en la pituitaria. Parece que esto no es cierto en el caso de las hormonas sintéticas, que aumentan el sodio de las células y pueden provocar hipertensión.
Sterling Morgan escribe que las progestinas “pueden producir hipoglicemia temporal al bloquear la producción de glucocorticoides de las suprarrenales, que regulan el azúcar en la sangre”. Es comprensible que muchas mujeres decidan discontinuar las hormonas sintéticas. Continúa el autor: “Estos problemas son prácticamente desconocidos con la progesterona natural, que es totalmente compatible con nuestro cuerpo”. Y el doctor Peat explica que la progesterona es útil para muchas enfermedades alérgicas, entre ellas la inmunodeficiencia y la enfermedad del colágeno, ya que ayuda a mantener los niveles de azúcar en la sangre y estabiliza los lisosomas, elementos celulares que participan en el proceso inflamatorio.
El doctor Lee afirma que a veces las mujeres en la treintena (algunas incluso antes, y mucho antes de la menopausia) no ovulan durante sus ciclos menstruales. Según entiendo, esto puede ocurrir después de un periodo de fuerte entrenamiento atlético, de un trauma o de una lesión, de una dieta difícil, de tomar anticonceptivos hormonales, o de sufrir una fuerte tensión emocional:
Sin ovulación, no se producen luteína ni progesterona. Esto puede provocar serios problemas. Uno es la presencia de estrógeno a lo largo del mes, solo, sin otro elemento que contrarreste sus efectos secundarios concomitantes, que provocan el síndrome conocido como SPM. Otro es el problema, que generalmente no se reconoce, del papel de la progesterona en la osteoporosis. La medicina contemporánea sigue sin percatarse de que la progesterona estimula la formación de huesos nuevos mediante el osteoblasto. El tercero es la relación entre la pérdida de progesterona y la tensión. La tensión influye en el funcionamiento del cerebro límbico, incluyendo el funcionamiento del hipotálamo.
El doctor Lee deja claro que la tensión puede hacer que no haya ovulación. La pérdida de progesterona influye en la menor producción de corticosteroides suprarrenales, con lo cual aumenta la tensión, haciendo que la mujer pueda tener ciclos anovulatorios.
Frecuentemente escuchamos que el exceso de ejercicio produce tensión física. Los estudios muestran que las maratonistas pierden el 4.2% de su masa ósea en un año debido a factores de tensión que asimismo inhiben la ovulación, y con ello la producción de progesterona. El doctor Peat explica que entonces se acumulan las toxinas que contribuyen a la deficiencia de progesterona. Sobra decir que este desequilibrio hormonal puede afectar a todo el cuerpo.
AUMENTO DE LOS NIVELES DE DHEA CON FITOHORMONAS
La tensión también puede agotar otra de nuestras hormonas vitales producidas por las suprarrenales: la dehidroepiandrosterona (DHEA). A pesar de que esta es la hormona más abundante del cuerpo humano, la ciencia médica no le prestaba atención, hasta hace poco. El doctor Norman C. Shealey, que es neurocirujano, efectúa investigaciones e imparte seminarios sobre la importancia de la DHEA para los hombres y las mujeres, y explica que lo normal en los hombres es de 180 a 1,250 ng/dl (nanogramos por decilitro) y en las mujeres de 130 a 980 ng/dl. El doctor Shealey descubrió que los pacientes que tienen la cantidad normal baja, o menos todavía, suelen padecer agotamiento de las suprarrenales, no saben enfrentar el estrés, y muchos tienen incapacidades (con frecuencia enfermedades serias). Según el doctor Alan Gaby y otros médicos, los niveles bajos de DHEA tien...

Índice

  1. Cubierta
  2. Título de la página
  3. Agradecimientos
  4. Contenido
  5. Prólogo a la segunda edición
  6. Prólogo a la primera edición
  7. Introducción
  8. Parte I: La hormona natural del Jardín de Dios
  9. Parte II: Se abre un nuevo mundo de alivio y esperanza
  10. Parte III: Cómo cambiar decididamente nuestra manera de vivir
  11. Apéndice A. Cómo aplicarse la hormona
  12. Apéndice B. Nombres botánicos y comerciales de compuestos sintéticos
  13. Apéndice C. Fórmulas naturales para bebés
  14. Apéndice D. Recursos para pacientes cancerosas
  15. Apéndice E. Recursos para la medicina preventiva
  16. Apéndice F. Información para el médico
  17. Apéndice G. Fuentes de progesterona natural
  18. Notas
  19. Acerca del Autor
  20. Acerca de Inner Traditions
  21. Derecho de Autor