Pablo: su vida y sus epístolas
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Pablo: su vida y sus epístolas

H. B. Bardwell

  1. 368 pages
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Pablo: su vida y sus epístolas

H. B. Bardwell

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52 lecciones, una para cada semana del año, que forman un estudio completo sobre la vida y los escritos del apóstol Pablo. Cada una de las 52 lecciones se completa con preguntas e indicaciones especiales para los maestros sobre cómo desarrollar el tema en la clase.Un libro utilísimo para maestros de escuela dominical y profesores de clase de estudio bíblico.

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Information

Year
1988
ISBN
9788482677910
LECCIÓN XXV.
CARTAS DE UN MISIONERO: 1 Y 2 TESALONICENSES.
I. Los Primeros Escritos del Nuevo Testamento.
TODOS sabemos que Mateo, Marcos, Lucas y Juan son los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento, y naturalmente supondríamos que fueran los primeros escritos; sin embargo, la parte más antigua del Nuevo Testamento no es el Evangelio según San Mateo, sino la epístola general de Santiago y según otros, las cartas del apóstol Pablo.
II. Los Materiales de Escritura Antiguos.
Las cartas cortas muchas veces se escribían en tabletas de cera, y usaban para escribirlas un afilado lápiz de metal o estilo con el cual las letras se grababan en la cera; pero las cartas largas se escribían en pliegos de papiro. El papiro es una planta cuyo tallo es de tres lados; estos lados están cubiertos de una corteza fina y verde; no tiene nudos el tallo, y la planta crece de cinco a quince pies de altura, y cuando alcanza su mayor desarrollo tiene en la parte superior una borla invertida de fibras.
Antiguamente en Egipto se cosechaban estas plantas en abundancia. El tallo lo cortaban en pedazos de ocho a diez pulgadas y después estos pedazos lo cortaban a lo largo, en tiras finas como cintilla. Estas tiras se colocaban, unidas, hasta tener el tamaño del pliego que se deseaba, se cubría con goma y, encima, se colocaban otras tiras comprimiéndolas hasta quedar pegadas y formar el pliego, dejándose entonces secar. Si al secarse quedaba áspero, lo martillaban o lo frotaban con una piedra hasta pulirlo. Un rollo se hacía pegando las márgenes de varios pliegos juntos.
Las plumas en aquella época se hacían de cañas cortadas y afiladas como nuestras plumas hoy. La tinta se hacía de bugalla y era probablemente carmelita y menos clara que la nuestra; se guardaba en botellas de metal.
III. Porqué Pablo Escribió Cartas.
Pablo era un gran escritor; sin embargo, dejó sólo unas cuantas cartas como su contribución a la literatura del mundo. Estaba demasiado ocupado en ganar su sustento por su oficio, predicando y enseñando, cada vez que podía, y no tenía tiempo para escribir libros. Pero se vió obligado a escribir cartas por las necesidades en la obra. El plan de Pablo de llevar el evangelio al mundo civilizado era una obra colosal. Nadie lo había pensado antes, y una obra como ésta hubiera sido imposible antes del Imperio de Roma, por falta de barcos y caminos. Sus campañas personales tenían que abarcar meses y años. El tenía que hacer algo para ayudar a sus iglesias que acababan de nacer; de lo contrarío, morirían por la persecución o las tentaciones. Así, pues, Pablo tenía dos métodos para cuidar de sus jóvenes conversos. Uno era el adiestrar un grupo de obreros como Priscila y Aquila, Timoteo y Lucas, que podían quedarse o ir donde fuese necesario para ayudar con la obra; y el otro era por medio de cartas. Estas eran enviadas por cualquier mensajero que podía encontrar, a veces por medio de sus asistentes. De este modo, además de sus predicaciones misioneras, podía conservarse en contacto con sus conversos, ayudándoles en sus perplejidades y luchas, reprendiendo su mal hacer, y dándoles ánimo en tiempo de desaliento.
Cuando recordamos que, aunque los judíos tenían sus escritos—la Ley de Moisés, los Salmos, los Profetas—la gran mayoría de los conversos eran paganos y no tenían la Biblia, ni ningún escrito religioso que valía la pena; su fe, pues, se basaba únicamente en la predicación de Pablo, y al formar sus nuevas bases morales sólo tenían la memoria de las palabras de Pablo. ¿Podéis imaginaros con qué gozo recibirían las cartas de Pablo y con que frecuencia se leerían y discutirían en las reuniones de la Iglesia primitiva? Así estas cartas vinieron a ser la base de la fe y la moral de los gentiles cristianos. Si queremos comprender estas cartas, tenemos que tratar de saber la ocasión y las circunstancias en que se encontraba el autor cuando las escribió.
IV. 1 Tesalonicenses. Circunstancias y Tiempo de su Composición.
Quizás debíamos refrescar nuestras memorias acerca de esta iglesia o grupo de cristianos en Tesalónica leyendo Hechos 17.1–10. Según el profesor Ramsay, Pablo estuvo en Tesalónica desde diciembre en el año 50 hasta mayo del 51, unos cinco o seis meses: otras autoridades creen que no estuvo más de cuatro semanas (Godet); otros dicen que estuvo tres meses. Esta carta fué escrita después que Silas y Timoteo volvieron donde estaba Pablo en Corinto, unos seis meses después que los misioneros fueron arrojardos de Tesalónica por el tumulto de los judíos. Pablo hace referencia a su estado mental en 1 Tesalonicenses 8.1–10. (Léase también Hechos 18.6.)
Recordaréis que el pequeño grupo en Tesalónica había recibido el evangelio con entusiasmo; tanto es así que la noticia del éxito de Pablo en su predicación allí se había extendido por toda esa parte de Grecia (1 Tesalonicenses 1.8, 9). Pero Pablo se vió obligado a salir al empezar su obra. No tuvo tiempo de instruirlos en la manera de pensar, ni sobre el proceder cristiano. Además, estaban rodeados de una comunidad pagana, que sólo tenían para su creencia religiosa el desdén y la burla y el abuso para Pablo que les había traído su nueva fe. No es extraño que estos cristianos de Tesalónica tan recientemente convertidos, con tan poca instrucción en su nueva fe y tan prontamente privados de su único maestro religioso, el cual se vió obligado a salir de noche para evitar el molote, no nos extraña, decimos, que volvieran atrás a su antigua manera de pensar y vivir, olvidando la extraordinaria y maravillosa influencia que había afectado sus vidas. Pero supongamos que aun en estas condiciones tan desfavorables el pequeño grupito de creyentes en Tesalónica permanecieran fieles; entonces se podía esperar que el evangelio se esparciera en el mundo griego en una generación, y la perspectiva de la misión de Pablo a los griegos era muy halagüeña. Todo esto lo veía el fiel obrero en Corinto que tenia en su gran corazón la esperanza de llevar el evangelio al mundo griego. No nos extraña la gran ansiedad con que esperaba noticias de Tesalónica. Recordaréis que cuando no pudo ir, “no pudiendo soportar más,” mandó a Timoteo desde Atenas a Tesalónica para ver cómo se encontraba la situación allí. Parece que a Timoteo no lo perseguían en Tesalónica; por lo tanto podía tranquilamente entrar en la ciudad y conferenciar con la iglesia allí. Podemos imaginarnos la ansiedad e impaciencia de Pablo esperando a Timoteo.
Un día, probablemente en el año 52, mientras Pablo trabajaba en su oficio, levantando la cabeza de vez en cuando para ver los transeuntes, dos hombres, cubiertos de polvo del camino, se llegaron a la puerta de la tienda del hacedor de tiendas de campaña. Se veían en ellos señales de cansancio; sin embargo, sus ojos brillaban. Cuando Pablo los vió una nueva luz brilló en sus ojos que antes se veían tan desanimados. Podemos verlo levantarse apresuradamente, llamando a Silas y Timoteo y haciéndolos sentar, pidiéndoles le contaran de sus iglesias en Macedonia, especialmente de Tesalónica. ¡Qué hora! ¡Qué escena! Podemos casi oir la voz llena de alegría con que Timoteo le informa de la fe y el amor de los cristianos en Tesalónica y de su devoción y lealtad a Pablo y cómo deseaban verlo. Por supuesto, habían—los de su iglesia —sufrido persecución como Pablo les había dicho que sufrirían. Algunos luchaban contra los pecados de antes; algunos habían muerto, y los amigos que quedaban y que hacía tan poco tiempo habían dejado el paganismo encontraban difícil tener la esperanza inmortal del cristiano. Es muy probable que Timoteo trajera alguna carta de éstos de Tesalónica para Pablo, pidiéndole consejos y explicaciones. ¿No podéis casi oir las exclamaciones de gratitud de Pablo? ¡Cómo desearía él poder hablar con ellos sobre sus problemas y ayudarlos a resolver sus perplejidades! Pero no podía volver, y Pablo se sienta con Silas y Timoteo y les escribe una carta llena de sentimientos que procedían directamente de su corazón. Y así fué escrita esta primera carta a los tesalonicenses.
No podemos justamente apreciar el efecto que la llegada de Silas y Timoteo produjo en Pablo. Recordaréis su condición desanimada al ver la terrible situación en Corinto; añadido a esto la ansiedad por sus conversos en Macedonia producía en su ánimo un estado de ansiedad y duda. “Mas ahora que Timoteo ha llegado a nosotros, trayéndonos buenas noticias de vuestra fe y de vuestro amor, por esto, hermanos, ahora hemos recibido consuelo en cuanto a vosotros, mediante vuestra fe, en medio de toda nuestra necesidad y tribulación. Porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor.” La larga espera había sido casi un cesar de vivir, pero al oir las palabras “todo está bien, y los tesalonicenses son firmes en su fe” él podía vivir otra vez en ellos. ¿Quién puede decir cuánto de su éxito en Corinto fué debido a la inspiración del éxito del evangelio en Tesalónica? Cuando Pablo recordaba que Tesalónica quedaba al pie del Monte de Olimpo, el evangelio no podía fracasar en Corinto, por grande y pecadora que fuera.
Bajo estas circunstancias, ¿qué podía contener la carta de Pablo? Seguramente contestando las noticias de Timoteo y una contestación a la carta que tal vez le escribieran. En momentos de gratitud y gozo infinito escribió Pablo esta carta.
Más de veinte años habían pasado desde que colgaron a Jesús en la cruz, y con la posible excepción de la Epístola de Santiago ni un capítulo del Nuevo Testamento había sido escrito. Y ahora unos diez y seis años habían transcurrido después del encuentro de Pablo con Jesús en el camino a Damasco, y escribiendo esta carta a los tesalonicenses, porque los amaba y quería ayudarlos, nunca pudo soñar Pablo que estaba escribiendo parte del documento más precioso de todas las edades—el Nuevo Testamento de Crista nuestro Señor. Si verdaderamente queréis saber lo que Pablo sentía aquel día en Corinto, leed toda la carta de Pablo, tratad de imaginaros la escena cuando en una casa cristiana en Tesalónica esta carta fué leída por vez primera a la pequeña iglesia y lo que debe haber significado para ellos, personal y religiosamente. ¿Cuánto tiempo emplearíamos en leerla en alta voz? Probadlo. Es razonable creer que Pablo escribió lo que habría hablado si hubiese podido estar presente en persona entre sus amigos y conversos de Tesalónica. Escribid vuestra opinión acerca del propósito de esta carta o sobre cualquier pensamiento que os ha impresionado.
V. La Segunda Carta de Pablo a los Tesalonicenses.
Poco después que la primera carta había sido enviada a los tesalonicenses llegó al conocimiento de Pablo que una carta falsa había sido escrita pretendiendo ser de él (capítulo 2.2), llevando la esperanza a los cristianos de que Cristo volvía pronto. Al parecer un grupo considerable había abandonado su trabajo y se dedicaban a gozar de las bendiciones espirituales de la época de gracia y amor de Dios. Esto no sólo era una carga a los hermanos más juiciosos, sino que su comportamiento estaba causando escándalo en el pueblo, y los no cristianos empezaban a tener dudas de si las enseñanzas cristianas eran verdaderas o no. El remedio de Pablo para esta nueva situación es otra carta, la Segunda Epístola a los Tesalonicenses.
VI. Con relación a la enseñanza general de estos escritos no podemos entrar en detalles. Sin embargo, hay algunas cosas prominentes: (1) Nos dan una idea del método de predicación de Pablo al mundo pagano; (2) muestran claramente la pasión que vibraba en el corazón del pastor: (3) nos obligan a darnos cuenta del poder del evangelio para salvar a los hombres, no importa lo lejos que estuvieran de Dios y el poder de perpetuar sus ideales aun en el ambiente más desfavorable; (4) quedan como un monumento imperecedero del celo misionero de la Iglesia primitiva y de Pablo, el primer gran misionero.
Preguntas.
1. ¿Qué idea nos dan estas cartas del carácter de Pablo y de su actitud hacia sus conversos?
2. ¿Leerían los tesalonicenses otra vez estas cartas después de haberlas leído a la iglesia? ¿Cuándo?
3. ¿Nos da una idea de lo que los tesalonicenses apreciaban estas cartas el hecho de que se han conservado desde ese día hasta hoy?
4. ¿Por qué el porvenir de la misión de Pablo a los griegos descansaba sobre las noticias de Tesalónica y Filipos?
5. ¿Qué era lo que generalmente hacía que Pablo escribiera sus cartas?
6. Después de leer la primera carta de Pablo a los tesalonicenses contestad las siguientes preguntas:
(1) ¿La Iglesia se componía mayormente de judíos o gentiles?
(2) ¿Cuál era la influencia de la Iglesia?
(3) ¿Qué sufrimientos le sobrevinieron?
(4) ¿Qué decía Pablo acerca de la segunda venida de Cristo?
Para Vuestro Pensamiento Personal.
1. Léase 2 Tesalonicenses 2.10, 11. El efecto en vuestra vida moral al rehusar la verdad es que cesamos de verla, perdiendo así el poder de discernir entre la verdad y el error. El rehusar persistentemente cumplir nuestros deberes lleva la ruina a nuestra vida moral.
2. Léase 1 Tesalonicenses 5.12–24. Pablo nos da aquí algunos principios cristianos. ¿Cuántos de éstos se ven en vuestras vidas?
LECCIÓN XXVI.
REPASO: PRIMER Y SEGUNDO VIAJES MISIONEROS DE PABLO.
I. EPOCA: Según el profesor M. B. Riddle, estos viajes abarcan un período de siete años, desde el año 51 al 58. El profesor Burton cree que fué desde 46 hasta el 54. Conybeare y Howson, desde 48 hasta el verano del 54. Profesor Ramsay dice, “No después de la fiesta de la Pascua el 29 de Marzo del 47 hasta mayo del 53.’”
Con esta ayuda podéis calcular la época del primer viaje misionero (véase Hechos 13 y 14). Procurad calcular también el tiempo que duró el segundo viaje. (Véanse Hechos 15.40; 18.22.)
II. Un joven dijo una vez: “Cuando puedo obtener una idea exacta del tiempo y el lugar, puedo comprender mejor el acontecimiento.” ¿Tenéis vos una idea clara y ordenada de los lugares que Pablo visitó en estos primeros dos viajes misioneros? ¿Tenéis en vuestras mentes el mapa del mundo romano en la época de Pablo?
III. ¿Cuántos nombres de personas relacionadas con estos viajes recordáis? ¿No creéis sería un repaso interesante dejar que los alumnos, por turno, mencionaran el nombre de un lugar o una persona, y los que no pudieran recordar un nombre nuevo quedaran fuera hasta disminuir el grupo y quedar uno solo que sería el vencedor?
IV. ¿Cuáles milagros recordáis de estas lecciones, desde la doce hasta la veinticinco? Quizás sería mejor escribir una lista de los milagros. Si tenéis una pizarra a mano, usadla; si no, un papel. Esto ayudaría y evitaría confusión de lugares y personas mencionados en los párrafos 2 y 3.
V. Una pregunta más difícil—las persecuciones en estas catorce lecciones. ¿Cuántos distintos casos de persecución recordáis?
VI. Después de obtener de la clase los lugares, las personas, los milagros y las persecuciones, entonces debemos tratar de que los alumnos digan el orden en que estos nombres y hechos ocurrieron en el curso de la ...

Table of contents

  1. Cubierta
  2. Página del título
  3. Derechos de autor
  4. Índice
  5. I. El Mundo en la Epoca de Pablo
  6. II. Donde Podemos Hallar lo que Be Sabe acerca de Pablo
  7. III. La Niñez de Pablo
  8. IV. Preparándose para la Vida
  9. V. Saulo Empezando Su Carrera
  10. VI. Saulo Encuentra un Mejor Camino
  11. VII. Saulo Preparándose para Servir
  12. VIII. Saulo Guiado hacia Su Vocación
  13. IX. Preparación de la Iglesia para la Admisión de los Gentiles
  14. X. Pastor y Maestro de la Primera Iglesia Cristiana
  15. XI. Repaso
  16. XII. Del Nuevo Centro el Testimonio Es Llevado hacia el Oeste. Bernabé y Saulo Esecgidos como Misioneros para Este Trabajo
  17. XIII. Días de Actividad en Antioquía de Pisidia
  18. XIV. Dirigiéndose a Nuevos Campas: Iconioy Listra
  19. XV. Derbe y la Vuelta a Antioquía en Siria.
  20. XVI. El Problema Gentil. ¿Tendrían los Cristianos Gentiles que Guardar la Ley Mosaica?
  21. XVII. El Concilio en Jerusalén
  22. XVIII. Problemas que Surgen por la Asociación de Judíos y Gentiles Cristianos. Discusión en Antioquía
  23. XIX. Visitando a las Iglesias Organizadas en el Primer Viaje Misionero
  24. XX. El Evangelio Llevado a Europa
  25. XXI. La Predicación en la Cárcel de Filipou
  26. XXII. Predicando y Trabajando en Tesalonica y en Berea
  27. XXIII. Pablo Predicando en la Capital Intelectual del Mundo
  28. XXIV. Enseñando y Trabajando en Corinto
  29. XXV. Cartas de un Misionero: 1 y 2 Tesalonicenses
  30. XXVI. Repaso: Primer y Segundo Viajes Misioneros de Pablo
  31. XXVII. Los Principios del Nuevo Testamento: Pablo Escribe una Carta a los Gálatas.
  32. XXVIII. Tercer Viaje Misionero: Pablo Llega a Efeso
  33. XXIX. La Palabra de Dios Prevalece en Efeso, el Gran Centro Oriental de Superstición
  34. XXX. Carta de un Pastor a Su Atribulada Iglesia
  35. XXXI. “Lo Más Grande en el Mundo”
  36. XXXII. El Tumulto en Efeso
  37. XXXIII. Pablo Vuelve a Macedonia y Escribe la Segunda Epístola a los Corintios. “De Fuera Luchas; de Dentro Temores.” (Pablo, 2 Corintios 7.5.)
  38. XXXIV. Pablo Vuelve a Corinto y Escribe a los Cristianos en Roma
  39. XXXV. Un Estudio Especial de la Carta a los Romanos
  40. XXXVI. La Vida Cristiana
  41. XXXVII. Viajando hacia Jerusalén
  42. XXXVIII. El Ultimo Viaje de Pablo a Jerusalén
  43. XXXIX. Repaso
  44. XL. Pablo Prisionero. El Arresto
  45. XLI. Pablo Prisionero: Un Complot que Fracasó
  46. XLII. Pablo Prisionero: Ante Felix
  47. XLIII. Pablo Prisionero: Ante Festo y Agripa
  48. XLIV. Pablo Prisionero: El Naufragio en el Viaje hacia Roma
  49. XLV. Pablo Prisionero: Desde Melita a Roma.
  50. XLVI. Pablo Prisionero: En Roma
  51. XLVII. Pablo Prisionero: Su Correspondencia Colosenses y Filemon
  52. XLVIII. Pablo Prisionero: Efesios y Filipenses.Nuevas Cartas Escritas en la Prisión
  53. XLIX. El Juicio de Pablo, Su Absolución y Sus Viajes Posteriores
  54. L. En una Prisión Romana por Ultima Vez. Las Ultimas Palabras de Pablo y Su Muerte
  55. LI. Pablo el Adalid Cristiano
  56. LII. Repaso
  57. Bibliografía
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Bardwell, H. (1988). Pablo: su vida y sus epístolas ([edition unavailable]). Editorial CLIE. Retrieved from https://www.perlego.com/book/1909689/pablo-su-vida-y-sus-epstolas-pdf (Original work published 1988)

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Bardwell, H. (1988) 1988. Pablo: Su Vida y Sus Epístolas. [Edition unavailable]. Editorial CLIE. https://www.perlego.com/book/1909689/pablo-su-vida-y-sus-epstolas-pdf.

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Bardwell, H. (1988) Pablo: su vida y sus epístolas. [edition unavailable]. Editorial CLIE. Available at: https://www.perlego.com/book/1909689/pablo-su-vida-y-sus-epstolas-pdf (Accessed: 15 October 2022).

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Bardwell, H. Pablo: Su Vida y Sus Epístolas. [edition unavailable]. Editorial CLIE, 1988. Web. 15 Oct. 2022.