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Los talleres para promover y apoyar la marentalidad bien tratante. Manual de técnicas para apoyar las tareas marentales
Las competencias parentales: capacidades y habilidades
Para encontrar el sentido de las intervenciones destinadas a apoyar a las mujeres y a los hombres en sus tareas como madres y/o padres, es importante tener en cuenta los diferentes componentes de las competencias parentales.
El primero hace referencia a las capacidades parentales bĂĄsicas y el segundo a las habilidades parentales. Las capacidades bĂĄsicas son el apego y la empatĂa. Las habilidades parentales son los recursos emocionales, cognitivos y conductuales de las madres y padres que permiten la crianza de sus hijos e hijas. Son un cĂșmulo de modelos que les permiten ofrecer respuestas adecuadas y pertinentes a las necesidades de sus hijos e hijas a lo largo de su crecimiento y desarrollo. El concepto genĂ©rico de competencias parentales engloba la nociĂłn de capacidades parentales y de habilidades parentales.
Todo lo anterior estarĂĄ ampliamente influenciado por la cultura. El desafĂo de ser madre o padre es doble: por un lado, hay que responder a las mĂșltiples necesidades de los hijos (alimento, cuidados corporales, necesidades afectivas y cognitivas, etcĂ©tera); por otro lado, hay que tener la plasticidad suficiente para modificar las respuestas a medida que los hijos crecen, pues sus necesidades tambiĂ©n cambian con la edad. AsĂ, por ejemplo, no es lo mismo cuidar y educar a un bebĂ©, que educar a un o a una adolescente.
Cuando el entorno social se torna peligroso y/o carencial, como en las situaciones de violencia, persecuciĂłn, guerra o migraciĂłn forzada, los esfuerzos por cumplir las tareas maternas o paternas serĂĄ mucho mayor. En el caso de las madres vĂctimas de violencia organizada por ser mujeres o afectadas por la violencia de sus parejas, Ă©stas deben disponer de enormes capacidades y recursos para sobrevivir y ademĂĄs proteger a sus hijos y responder a sus necesidades. En estas situaciones extremas las fuentes de apoyo que puedan encontrar en su entorno social son fundamentales.
Las capacidades parentales bĂĄsicas: el apego parental y la empatĂa
El apego parental o la capacidad de vincularse, es la capacidad de las madres y de los padres para establecer un vĂnculo afectivo con sus hijos e hijas en respuesta a sus necesidades de apego (Bowlby, 1972, 1998). Esta vinculaciĂłn es fundamental para responder a las necesidades de los hijos e hijas, garantizĂĄndoles la vida. Las diferentes investigaciones sobre el apego nos han permitido saber que las crĂas humanas tienen una capacidad innata para vincularse. Su supervivencia depende de esta capacidad. La capacidad de las madres para vincularse a sus hijos depende de su potencial biolĂłgico, asĂ como de sus propias experiencias de apego infantil. Lo mismo vale para los hombres, pero con las diferencias anotadas en el capĂtulo anterior. Los factores ambientales pueden facilitar o dificultar los vĂnculos afectivos con el niño. Los apegos de buena calidad, continuos y seguros en el tiempo, son los que permiten el desarrollo de una seguridad y confianza de base en los hijos, elemento fundamental para crecer psicolĂłgicamente sanos y enfrentar desafĂos y dificultades manteniendo un desarrollo saludable. Esta capacidad se conoce como resiliencia.
Los contextos de violencia pueden desorganizar o dañar los vĂnculos de apego, lo que explica que en nuestro programa propongamos a las madres que han sido afectadas por malos tratos en sus infancias y/o en el presente por diferentes formas de violencia machista de su pareja, actividades dirigidas a facilitar, o restablecer, un apego sano con sus hijos e hijas.
La empatĂa es parte de la inteligencia emocional (Goleman, 1996, 2006) que permite a los progenitores reconocer sus emociones y modularlas para atender a las necesidades de sus hijos e hijas. La empatĂa es el resultado de esta capacidad y corresponde a la capacidad de comprender las emociones que acompañan los mensajes conductuales y/o verbales a travĂ©s de los que los hijos y las hijas expresan sus necesidades para responderles de forma adecuada. La empatĂa parental, es la capacidad para estar en sintonĂa con los hijos e hijas, permitiendo a los padres percibir las necesidades que expresan mediante su lenguaje corporal y emocional. La empatĂa implica tambiĂ©n la capacidad para transmitir a los hijos, que su madre o su padre le comprenden porque se lo comunican, ya sea por un gesto o una actitud, o ya sea satisfaciĂ©ndoles las necesidades expresadas, ya sea por el llanto, los gestos o mĂĄs tarde por la palabra. Por ejemplo, una madre empĂĄtica, serĂĄ sensible al llanto de su bebĂ©, e intentarĂĄ decodificar la causa mediante ensayo y error, a la vez que le transmite por gestos o palabras que estĂĄ buscando una soluciĂłn a su malestar. Las respuestas empĂĄticas son parte de lo que se conoce hoy dĂa como «la inteligencia emocional», que tiene que ver con el funcionamiento del sistema lĂmbico o cerebro emocional, cuyas neuronas son responsables de: que se produzcan las emociones, se reconozcan y se expresen por conductas y/o palabras. Pero ademĂĄs gracias a las interconexiones con las neuronas-espejos existentes en la regiĂłn vecina de los lĂłbulos frontales, es posible modular las emociones en funciĂłn de las finalidades de las relaciones interpersonales, lo que es el nĂșcleo de la empatĂa. Como ya hemos señalado anteriormente, las madres o los padres que han sido criados en climas familiares con los estĂmulos de los buenos tratos, tienen un cerebro donde los tres niveles de su funcionamiento âel tronco cerebral, el sistema lĂmbico y la corteza cerebralâ se complementan, lo que permite que el todo funcione de una forma integrada y organizada. Lo mismo vale con los hemisferios izquierdo y derecho. Por esto tienen inteligencia emocional, es decir, reconocen sus emociones, las modulan, reconocen y res...